El momento había llegado. Después de meses de espera, nervios y emoción, finalmente estabas en la sala de partos, lista para dar la bienvenida a tu hijo al mundo. Ukai Keishin estaba a tu lado, sosteniendo tu mano con fuerza, su expresión una mezcla de preocupación y una alegría contenida.

El hospital estaba tranquilo, aunque el sonido de los monitores y las voces de los médicos creaban una atmósfera de expectación. Ukai estaba vestido con ropa de hospital, intentando mantener la calma a pesar de los nervios. Él nunca había experimentado algo así, y se sentía abrumado por la mezcla de emociones, pero no quería que tú lo notaras. Quería ser fuerte para ti.

"Estás haciendo un trabajo increíble, T/N," te dijo con voz suave, acercándose para besarte en la frente. "Estoy aquí contigo, y estamos a punto de conocer a nuestro pequeño."

Respirabas profundamente, siguiendo las instrucciones de las enfermeras, mientras te aferrabas a la mano de Ukai como un ancla. Su presencia era reconfortante, y sus palabras te daban fuerza para continuar. Aunque el dolor y la fatiga eran intensos, sentías una determinación y una emoción que te empujaban a seguir adelante.

Los minutos parecían eternos, pero finalmente llegó el momento. Con un último esfuerzo, sentiste un alivio abrumador cuando el sonido del primer llanto de tu bebé llenó la habitación. Las lágrimas llenaron tus ojos al escuchar ese sonido tan esperado. Ukai también se emocionó, su rostro se iluminó con una sonrisa radiante mientras miraba al pequeño ser que acababa de nacer.

"Es... es nuestro bebé," murmuró Ukai, la voz quebrada por la emoción. "T/N, lo hiciste. Nuestro pequeño está aquí."

El personal médico colocó al bebé en tu pecho, y sentiste la calidez de su piel contra la tuya. Era un momento mágico e indescriptible. Miraste a tu bebé, con lágrimas de alegría y amor corriendo por tus mejillas. Ukai se inclinó para ver al bebé de cerca, su mano temblando ligeramente mientras acariciaba la cabeza del recién nacido.

"Hola, pequeño," dijo Ukai, con la voz llena de ternura. "Soy tu papá. Y esta es tu increíble mamá."

El bebé dejó de llorar, como si reconociera las voces familiares, y abrió los ojos, mirando a su alrededor con curiosidad. Ukai y tú os mirasteis, y en ese momento, supisteis que vuestra vida había cambiado para siempre. Habíais creado algo hermoso juntos, y ahora teníais una nueva y preciosa vida que cuidar y amar.

Ukai se inclinó y te besó suavemente en los labios. "Te amo tanto, T/N. Gracias por este regalo increíble."

"Yo también te amo, Keishin," respondiste, con una sonrisa brillante a pesar del cansancio. "Nuestro bebé es perfecto. No podría haber pedido un compañero mejor para esta aventura."

Ukai sonrió, y una vez más miró a vuestro bebé con adoración. "Vamos a ser una familia increíble. Lo prometo."

Mientras los médicos y enfermeras se ocupaban de los detalles finales, tú y Ukai os quedasteis allí, completamente absortos en la maravilla de vuestro bebé. Era el comienzo de una nueva etapa en vuestra vida, llena de desafíos, pero también de un amor más profundo de lo que jamás habíais imaginado.

En esa pequeña sala de hospital, rodeados de luz y amor, supisteis que todo el esfuerzo y el viaje habían valido la pena. Y ahora, con vuestro hijo en brazos, el futuro brillaba con la promesa de incontables momentos felices juntos.

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