Era una cálida tarde de verano, y la casa estaba llena de la suave luz dorada del atardecer. Ukai Keishin y tú, T/N, estaban disfrutando de un tranquilo momento juntos, alejados del bullicio del trabajo y los entrenamientos. Habíais decidido tomarte un tiempo para descansar y disfrutar de la paz de vuestro hogar, especialmente ahora que estabas esperando a vuestro primer hijo.

Estabas sentada en el sofá, con una mano sobre tu creciente vientre, sintiendo las suaves pataditas del bebé. Ukai estaba en la cocina, preparándote una merienda especial. A pesar de su apretada agenda, siempre encontraba tiempo para cuidarte y asegurarse de que estuvieras cómoda y feliz.

Ukai entró en la sala con una bandeja que llevaba una selección de frutas frescas y un vaso de tu bebida favorita. "Aquí tienes, algo ligero y refrescante para la futura mamá," dijo con una sonrisa tierna mientras dejaba la bandeja frente a ti.

Le devolviste la sonrisa, agradecida. "Gracias, Keishin. Siempre sabes exactamente lo que necesito."

Se sentó a tu lado, colocando una mano sobre la tuya en tu vientre. "¿Cómo se siente nuestra pequeña patinadora hoy?" preguntó, refiriéndose a las constantes pataditas que el bebé daba.

Sonreíste y asentiste. "Muy activa, como siempre. Parece que va a ser tan enérgica como su papá."

Ukai rió suavemente y se inclinó para besar tu vientre. "Eso es bueno. Necesitamos a alguien que mantenga las cosas interesantes."

Mientras comías la merienda que Ukai había preparado, ambos hablasteis sobre el futuro y las esperanzas que teníais para vuestro hijo. La emoción y el amor en la voz de Ukai eran palpables mientras hablaba de cómo esperaba enseñar al bebé sobre el voleibol y la importancia del trabajo en equipo. Pero también estaba claro cuánto le importaba que el niño creciera feliz y amado, sin importar qué camino eligiera en la vida.

Después de la merienda, Ukai te ayudó a levantarte y ambos se dirigieron al pequeño cuarto que habíais estado preparando como la futura habitación del bebé. La habitación estaba pintada en tonos suaves y decorada con pequeños detalles que habíais elegido juntos: un móvil de estrellas, una cuna acogedora y una pequeña estantería llena de libros infantiles.

Ukai te abrazó desde atrás, colocando suavemente sus manos sobre tu vientre. "No puedo esperar para conocerte, pequeño," susurró, mirando amorosamente la habitación. "Vamos a hacer todo lo posible para que tengas una vida maravillosa."

Te acurrucaste más cerca de él, sintiendo la calidez de su abrazo. "Sé que serás un padre increíble, Keishin. Nuestro bebé tendrá tanta suerte de tenerte."

Ukai te besó la mejilla, y luego se inclinó para besar suavemente tu vientre una vez más. "Y tú serás una madre maravillosa. Ya te amo tanto, y cada día estoy más emocionado por esta nueva aventura juntos."

Miraste alrededor de la habitación, sintiendo una profunda sensación de paz y felicidad. Todo estaba listo para la llegada del bebé, y sabías que con Ukai a tu lado, estabas preparada para cualquier cosa que el futuro pudiera traer.

Mientras el sol se ponía y la habitación se llenaba de una cálida luz anaranjada, ambos se quedaron allí, abrazados y soñando con el futuro. En ese momento, todo parecía perfecto, y estabas segura de que, con el amor y el apoyo de Ukai, podrías enfrentar cualquier desafío que viniera con la llegada de vuestro hijo.

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