Era un día soleado en la Isla de las Mujeres, una isla llena de hermosas mujeres que seducían a cualquier hombre que se atreviera a poner un pie en su tierra. Pero yo no era una de esas mujeres, yo era una viajera que estaba de paso. Aunque eso cambió cuando conocí a Sanji, un apuesto chef que trabajaba en uno de los restaurantes de la isla.

Desde el momento en que lo vi, supe que era diferente a los demás hombres de la isla. No me miraba con lujuria, sino con admiración. Me trató con respeto y gentileza, y no pudo evitar ofrecerme su mejor plato. Con el tiempo, nos acercamos y comenzamos una relación. Pero no podía ignorar su reputación de mujeriego.

Sanji tenía un don para cocinar y una pasión por las mujeres que a menudo le metían en problemas. Pero yo sabía que había algo especial en él, algo que lo hacía diferente a los demás. Así que decidí darle una oportunidad y ver si podía cambiar por mí.

Cuando le dije que dejaría de ser mujeriego solo por mí, Sanji se sorprendió. Pero no tardó en aceptar mi petición. De hecho, estaba feliz de hacerlo. Me dijo que yo era su única Musa y que nunca había conocido a alguien como yo. Fue el comienzo de una relación única y apasionada.

Sanji comenzó a centrarse más en su trabajo en el restaurante, creando platos cada vez más deliciosos y creativos. Me sorprendía con cenas románticas bajo la luz de las estrellas, y siempre me hacía sentir especial. De vez en cuando, aún podía ver su lado coqueto y juguetón, pero ahora era solo para mí.

A medida que pasaba el tiempo, nuestra relación se volvía más fuerte. Sanji había demostrado que estaba dispuesto a cambiar por mí, y yo estaba enamorada de él por eso. Nos embarcamos juntos en el Thousand Sunny y comenzamos a vivir aventuras emocionantes en el mar.

Juntos, enfrentamos desafíos y enemigos peligrosos, pero siempre nos apoyamos mutuamente. A menudo me recordaba lo importante que era nuestra relación y lo agradecido que estaba de tenerme a mi lado.

Finalmente, nos dimos cuenta de que estábamos destinados a estar juntos. Sanji me propuso matrimonio en la cubierta del barco, bajo el sol del mediodía. Me sorprendió con un hermoso anillo de diamantes y me dijo que me amaba más que a nada en el mundo. Por supuesto, dije que sí.

Después de eso, Sanji continuó trabajando duro para convertirse en el mejor chef del mundo. Pero ahora, también trabajaba duro para mantener nuestra relación fuerte y apasionada. Nunca olvidó decirme cuánto me amaba cada día cuando nos despertábamos juntos.

Y así, Sanji y yo vivimos felices para siempre, viajando por el mar y disfrutando de todo lo que la vida tenía para ofrecer.