🎄especial🎄
La invitación había llegado semanas antes: el equipo de voleibol organizaba una reunión especial para celebrar la Navidad juntos, esta vez incluyendo a las familias. Shoyo y [T/N] aceptaron sin dudarlo. Era una oportunidad perfecta para que Hinata se reencontrara con sus amigos y para que Haruto conociera un poco más del mundo de su padre.
El día de la celebración, la familia Hinata llegó cargada con un par de bolsas. Una con regalos cuidadosamente envueltos, y la otra con juegos y actividades para asegurarse de que Haruto no se aburriera durante la reunión. Al entrar al lugar, los recibieron los gritos entusiastas de Nishinoya y Tanaka, que se abalanzaron sobre Shoyo con abrazos y risas.
"¡Hinata! Pensé que ibas a llegar tarde como siempre," bromeó Tanaka, dándole un golpe amistoso en la espalda.
"No cuando [T/N] es la que organiza," respondió Shoyo, mirando a su esposa con una sonrisa orgullosa.
Haruto, mientras tanto, observaba con curiosidad a todos los adultos. Era un espacio lleno de energía y risas, pero también un poco intimidante para alguien de su edad. Sin embargo, [T/N] pronto sacó una pequeña bolsa con juegos que habían planeado juntos: tarjetas para dibujar, una pelota pequeña para jugar en interiores y algunos rompecabezas.
Yamaguchi y Yachi no tardaron en unirse a Haruto, ayudándolo a armar uno de los rompecabezas mientras el resto del equipo se reunía alrededor de una mesa repleta de comida. "Este chico es todo un Hinata," comentó Yamaguchi mientras observaba la concentración de Haruto.
Cuando cayó la noche, todos se reunieron junto al árbol de Navidad para el intercambio de regalos. Nishinoya, emocionado como un niño, fue el primero en entregar un paquete envuelto de forma desordenada. "Esto es para Haruto. ¡Espero que te guste, campeón!"
Haruto abrió el regalo, encontrando un pequeño balón de voleibol con los autógrafos de todos los miembros del equipo. Sus ojos brillaron con emoción, abrazando el balón con fuerza. "¡Gracias!" exclamó, feliz.
Los regalos continuaron, y cada uno parecía más significativo que el anterior. Shoyo recibió un par de zapatillas especiales de parte de Kageyama, quien insistió en que las usara para practicar. "[T/N], esto es para ti," dijo Sugawara, entregándole un pequeño paquete. Dentro había un álbum de fotos lleno de imágenes del equipo, con una página reservada para incluir fotos de esa noche.
Finalmente, llegó el turno de Haruto de entregar su regalo. Había dibujado un retrato del equipo jugando voleibol, con su padre en el centro. "¡Es perfecto, Haruto!" dijo Asahi, sosteniendo el dibujo para que todos lo vieran.
Con los regalos abiertos y el ambiente relajado, Daichi propuso contar historias del año que estaba por terminar. "¡Empecemos con algo gracioso! Shoyo, estoy seguro de que tienes algo," dijo, dándole una palmada en el hombro.
Shoyo se rió, llevándose una mano a la nuca. "Bueno... hubo un día en el que estaba practicando con el equipo nuevo, y me distraje tanto viendo cómo Haruto jugaba cerca que me golpeé con el poste de la red. Todos se rieron de mí durante una semana."
Haruto rió con ganas, agregando, "¡Y yo fui quien le puso una curita!"
"Yo tengo otra," interrumpió Nishinoya. "¿Recuerdan cuando Hinata intentó imitar uno de mis saltos para bloquear un balón? ¡Terminó en el suelo!"
El grupo estalló en carcajadas mientras Shoyo protestaba entre risas. "¡Eso no fue mi culpa! El suelo estaba resbaloso."
[T/N] también compartió una anécdota: "Un día, Shoyo quiso sorprendernos cocinando desayuno... pero se le olvidó que había puesto las tostadas en el horno. Cuando entré a la cocina, estaba lleno de humo."
La risa llenó el lugar una vez más, creando una sensación cálida de camaradería. Haruto escuchaba atento, a veces riendo y a veces mirando a su padre con admiración.
Al despedirse, Haruto no dejó de abrazar a sus nuevos amigos del equipo. "¿Volveremos a verlos pronto, papá?" preguntó mientras se dirigían a casa.
"Claro que sí, campeón," respondió Shoyo, levantándolo en brazos.
En el camino de regreso, [T/N] observó a Shoyo y Haruto, pensando en lo especial que había sido esa noche. Las risas, los recuerdos compartidos y el amor familiar eran el regalo más valioso de todos.
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