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Shoyo Hinata acababa de regresar a casa después de una larga gira de entrenamientos y partidos. Estaba agotado pero emocionado de ver a su familia, especialmente a su hijo Haruto. Había estado fuera por casi dos semanas, y cada día sin ver a su familia había sido un recordatorio de cuánto los extrañaba.


Al entrar en la casa, fue recibido por [TN] con un cálido abrazo. "¡Bienvenido a casa! Te extrañamos mucho," dijo con una sonrisa. Hinata la abrazó fuerte, sintiendo el alivio de estar de vuelta.


"Yo también los extrañé," respondió con sinceridad. Miró alrededor buscando a Haruto. "¿Dónde está el pequeño campeón?"


[TN] hizo una mueca ligera. "Está en su habitación. Ha estado un poco molesto porque has estado fuera tanto tiempo."


Hinata asintió, sintiendo una punzada de culpa. Sabía que su ausencia era difícil para Haruto. Subió las escaleras y se dirigió a la habitación de su hijo. Tocó suavemente la puerta antes de entrar.


"¡Haruto, ya estoy en casa!" anunció alegremente, esperando ver la sonrisa habitual de su hijo. Pero para su sorpresa, Haruto no se giró para mirarlo. Estaba sentado en su cama, jugando con un juguete, pero su expresión era seria.


"Hola," respondió Haruto, sin levantar la vista.


Hinata frunció el ceño, acercándose. "¿Todo bien, campeón? ¿Te sientes bien?"


Haruto finalmente lo miró, y en sus ojos, Hinata vio un destello de enojo. "¿Por qué te importa?" dijo el niño con un tono frío que Hinata no estaba acostumbrado a escuchar.


La respuesta sorprendió a Hinata. Se arrodilló frente a Haruto, tratando de captar su mirada. "Claro que me importa. Eres mi hijo y te amo."


Haruto apartó la vista, sus labios fruncidos. "Si realmente te importara, estarías más en casa. Pero siempre estás jugando voleibol o en algún lugar lejos. ¡Nunca estás aquí!"


Las palabras golpearon a Hinata como un puñetazo. Sabía que su carrera a veces lo mantenía lejos de casa, pero escuchar la frustración de su hijo de manera tan directa era difícil de aceptar. Antes de que pudiera responder, Haruto se levantó de la cama y salió de la habitación, dejando a Hinata solo con sus pensamientos y una sensación de impotencia.


Más tarde esa noche, después de la cena, Hinata decidió que tenía que hablar con Haruto. No podía dejar que el enojo y la tristeza de su hijo persistieran. Tocó suavemente la puerta de la habitación de Haruto y, al no recibir respuesta, entró. Encontró a Haruto en la cama, mirando el techo, con la expresión aún molesta.


Hinata se sentó al borde de la cama, mirándolo con ternura. "Haruto, sé que estás molesto conmigo," comenzó, su voz suave pero firme. "Y quiero hablar de ello."


Haruto suspiró, cruzando los brazos. "Siempre dices que quieres estar en casa, pero luego te vas otra vez. Es como si el voleibol fuera más importante que nosotros."


Hinata sintió el peso de las palabras de su hijo. "Haruto, entiendo por qué te sientes así. El voleibol es una gran parte de mi vida, y sí, a veces eso significa que tengo que estar lejos. Pero eso no significa que no te ame ni que no quiera estar aquí contigo."


Haruto lo miró, la resistencia en sus ojos comenzando a desmoronarse. "Pero te extraño, papá. Y duele cuando no estás aquí."


Hinata tomó una profunda respiración, buscando las palabras adecuadas. "Yo también te extraño mucho cuando estoy fuera. Y sé que no siempre es fácil. Pero estoy haciendo todo esto no solo porque amo el voleibol, sino también porque quiero que tengamos una buena vida. Quiero ser alguien de quien puedas estar orgulloso."


Haruto se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de su padre. "¿Y si no quiero que seas un jugador de voleibol famoso? ¿Y si solo quiero que seas mi papá?"


El corazón de Hinata se apretó. Se inclinó hacia adelante, sosteniendo la mano de Haruto. "Ser tu papá es lo más importante para mí. Siempre intentaré estar aquí cuando me necesites. Prometo que haremos más cosas juntos cuando esté en casa, como ir al parque o jugar al fútbol, lo que tú quieras."


Haruto lo miró a los ojos, buscando sinceridad. Finalmente, asintió, aunque aún había un rastro de tristeza. "Está bien... pero realmente quiero que estés más en casa."


Hinata asintió, apretando suavemente la mano de su hijo. "Lo intentaré, Haruto. Porque tú y tu mamá son lo más importante para mí. Y siempre estaré aquí para ti, de alguna manera."


Haruto se lanzó a los brazos de su padre, abrazándolo con fuerza. Hinata lo sostuvo con la misma fuerza, sintiendo que el muro de enojo y tristeza comenzaba a desmoronarse. Sabía que habría más conversaciones difíciles en el futuro, pero también sabía que siempre estaría dispuesto a tenerlas, porque su familia era su mayor prioridad.


Mientras se abrazaban, Hinata susurró: "Te amo, Haruto. Siempre."


"Yo también te amo, papá," murmuró Haruto, finalmente sintiéndose reconfortado.


Y así, en la quietud de la noche, padre e hijo encontraron un momento de paz y entendimiento, sabiendo que aunque no siempre fuera fácil, el amor y la comunicación los mantendrían unidos.

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su hijo👆🏼

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