Los días siguientes fueron más tranquilos, pero la situación con la tarea de matemáticas seguía rondando en la mente de Shoyo. Aunque Haruto había sido comprensivo, Shoyo no podía evitar sentirse un poco inseguro sobre su capacidad para ayudar a su hijo con los estudios. Sin embargo, sabía que la mejor manera de enfrentarlo era seguir adelante.

Un sábado por la mañana, mientras [TN] estaba en la cocina preparando el desayuno, Shoyo se sentó en la sala con Haruto para revisar sus tareas nuevamente. Esta vez, era un proyecto de ciencias. Aunque Shoyo no era un experto en el tema, decidió acercarse a la tarea con una mentalidad diferente.

"¿De qué se trata este proyecto, campeón?" preguntó con una sonrisa, tratando de transmitir confianza.

Haruto le explicó que tenían que construir un modelo de un sistema solar en miniatura. "Es para mostrar cómo funcionan las órbitas de los planetas. Tenemos que hacer todo desde cero, pero no estoy seguro de cómo empezar."

Shoyo se rascó la cabeza, mirando las instrucciones. Aunque no era un experto en ciencias, sabía que este proyecto requería creatividad y paciencia, algo en lo que confiaba. "Bueno, podemos hacerlo juntos. Vamos a buscar materiales y planificarlo paso a paso."

Pasaron el resto de la mañana buscando bolas de poliestireno, pintura, alambres y cartulina. Mientras trabajaban en el proyecto, Shoyo se dio cuenta de que no tenía que saber todas las respuestas. Lo importante era estar presente y ser parte del proceso de aprendizaje de su hijo.

A lo largo del día, Haruto y Shoyo trabajaron juntos, pintando los planetas y creando las órbitas. Aunque hubo momentos de frustración cuando algunas partes no encajaban o la pintura no se secaba como esperaban, Shoyo mantuvo la calma, recordando que lo importante era disfrutar del tiempo que pasaban juntos.

Cuando finalmente terminaron el modelo, Haruto lo observó con orgullo. "¡Mira, papá! ¡Lo hicimos! Se ve genial."

Shoyo sonrió ampliamente, sintiéndose más satisfecho de lo que había estado en mucho tiempo. "Sí, campeón. Hicimos un gran trabajo."

Esa noche, mientras [TN] admiraba el sistema solar terminado, Haruto se acercó a su padre y le dijo en voz baja: "Gracias por ayudarme hoy, papá. Fue divertido trabajar juntos."

Shoyo lo abrazó con una sonrisa cálida. "Gracias a ti por enseñarme a ser paciente. Aprendí tanto como tú hoy."

En los días que siguieron, la relación entre Shoyo y Haruto se fortaleció aún más. Aunque Shoyo todavía enfrentaba desafíos cuando se trataba de ayudar con las tareas más difíciles, había aprendido que su apoyo y presencia eran lo más importante para su hijo. Y Haruto, por su parte, siempre apreciaba el esfuerzo de su padre, sabiendo que, aunque no siempre supiera las respuestas, siempre estaría ahí para él.

Con el tiempo, Shoyo también empezó a involucrarse más en las actividades escolares de Haruto, asistiendo a las reuniones de padres y participando en los eventos escolares. Aunque la tarea de matemáticas seguía siendo un reto, ambos aprendieron a enfrentarla juntos, con paciencia y perseverancia.

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