Con el regreso de sus recuerdos, la vida de la familia Hinata comenzó a recuperar su ritmo natural. Shoyo, ahora consciente de todo lo que había vivido, sentía una profunda gratitud y una renovada energía para aprovechar cada momento con su familia y amigos. Sin embargo, aunque sus recuerdos habían vuelto, el impacto emocional de su amnesia temporal y la experiencia de haber perdido gran parte de su vida seguía presente.

Para ayudar a Shoyo a reintegrarse por completo y fortalecer sus vínculos, [TN] y Haruto decidieron planear un viaje familiar. Querían celebrar la vuelta de Shoyo y crear nuevos recuerdos juntos. Optaron por visitar una tranquila ciudad costera, un lugar que Shoyo siempre había querido conocer pero que nunca habían tenido la oportunidad de visitar.

El viaje fue una mezcla de relax y aventura. Pasearon por la playa, construyeron castillos de arena con Haruto, y disfrutaron de la brisa marina mientras veían el atardecer. [TN] y Shoyo también tuvieron tiempo para reconectar como pareja, tomando largas caminatas a lo largo de la costa y compartiendo conversaciones profundas sobre el pasado y el futuro.

Una tarde, mientras estaban sentados en una terraza con vista al océano, Shoyo tomó la mano de [TN] y la miró a los ojos con una expresión seria pero cálida. "Quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí, por nosotros," dijo con sinceridad. "Sé que no ha sido fácil, y estoy más agradecido de lo que las palabras pueden expresar."

[TN] sonrió, apretando suavemente su mano. "No hay nada que agradecer. Somos una familia, y siempre estaremos juntos, sin importar lo que pase. Pero me alegra que estés aquí, con todos nosotros."

Shoyo asintió, sintiendo una gran paz interior. "Quiero asegurarme de que aprovechemos cada momento. Quiero ser un mejor esposo, un mejor padre, y nunca dar por sentado lo que tenemos."

Haruto, quien había estado escuchando con atención, se unió a la conversación. "Papá, ¿vas a volver a jugar voleibol?" preguntó, con una chispa de esperanza en sus ojos.

Shoyo se rió suavemente. "Sabes, he estado pensando mucho en eso," respondió. "Amo el voleibol, siempre lo haré. Pero también quiero estar aquí para ustedes. Quizás no vuelva a jugar profesionalmente, pero me encantaría seguir involucrado de alguna manera. Tal vez entrenando o ayudando a los jóvenes a encontrar su pasión por el deporte."

Haruto sonrió ampliamente. "Eso suena genial. Tal vez podrías ayudar a entrenar a mi equipo. Todos estarían tan emocionados de tenerte como entrenador."

[TN] asintió, apoyando la idea. "Sería una manera perfecta de seguir conectado con el voleibol sin tener que estar lejos de casa todo el tiempo."

Al regresar a casa, Shoyo comenzó a explorar oportunidades para entrenar a jóvenes jugadores. Se involucró en un club local, donde compartió su experiencia y pasión por el deporte con una nueva generación de atletas. Haruto, orgulloso de su padre, a menudo se unía a las prácticas y partidos, disfrutando de cada momento.

Con el tiempo, Shoyo se convirtió en una figura respetada en la comunidad de voleibol local, conocido no solo por sus habilidades técnicas, sino también por su enfoque positivo y motivador. Los jóvenes jugadores lo admiraban y valoraban su orientación, mientras que Shoyo encontraba una nueva satisfacción en ver crecer a los demás.

En casa, la familia Hinata continuó fortaleciéndose. Aprovecharon cada oportunidad para pasar tiempo juntos, ya sea cocinando en familia, viendo películas, o simplemente disfrutando de conversaciones en la sala de estar. Aunque la experiencia del accidente y la pérdida de memoria había sido traumática, también les había enseñado el valor de estar presentes y apreciar cada momento.

Un día, mientras estaban todos reunidos para una cena especial, Shoyo levantó su copa y miró a su familia con una sonrisa agradecida. "Por todos los momentos que hemos compartido y los muchos más que vendrán," dijo con emoción. "Por la fortaleza de esta familia y el amor que nos une. No importa lo que nos depare el futuro, sé que siempre podremos contar el uno con el otro."

[TN] y Haruto levantaron sus copas, sonriendo con orgullo y amor. "¡Por nosotros!" dijeron al unísono, brindando con alegría.

A medida que el tiempo avanzaba, la familia Hinata siguió creando recuerdos y enfrentando desafíos juntos, con el corazón lleno de gratitud y esperanza. El regreso de Shoyo había marcado el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas, uno lleno de promesas y posibilidades. Y mientras caminaban juntos por este camino, sabían que, sin importar lo que el futuro les trajera, siempre se tendrían el uno al otro para apoyarse y amarse incondicionalmente.

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