🤕12🤕final alternativo parte 2
Los días continuaron con su ritmo, y la familia Hinata se adaptaba a su nueva vida. Shoyo, aunque había perdido la memoria más allá de la preparatoria, se esforzaba por encontrar un lugar en su presente. Sin embargo, los recuerdos de su familia y su vida posterior a Karasuno seguían siendo esquivos, como una sombra que no podía alcanzar.
Una tarde, mientras la familia Hinata disfrutaba de una tranquila cena en casa, una ráfaga de viento hizo volar algunas páginas de un viejo álbum de fotos que había quedado sobre la mesa. Haruto se levantó rápidamente para recogerlas y, en el proceso, se encontró con una foto que no había visto antes. Era una imagen de Shoyo, [TN], y Haruto en un parque, riendo juntos. Se la llevó a su padre con una sonrisa.
"Papá, mira esta foto," dijo Haruto, entregándole la imagen. "Es de cuando fuimos al parque hace un par de años. Fue uno de los mejores días que tuvimos juntos."
Shoyo tomó la foto con curiosidad. La observó detenidamente, tratando de evocar algún fragmento de ese día. De repente, sintió una especie de chispa en su mente. Cerró los ojos y, por un breve instante, pudo ver la escena en su mente: el sol brillando, las risas de Haruto y [TN], el sonido de un partido de voleibol improvisado. Su corazón se aceleró.
Abrió los ojos con sorpresa. "Recuerdo... algo," murmuró, mirando a [TN] con incredulidad. "Recuerdo el parque, el juego... Recuerdo la alegría de ese día."
[TN] y Haruto lo miraron con asombro y esperanza. "¿De verdad?" preguntó [TN], con una mezcla de emoción y cautela. "¿Recuerdas más detalles?"
Shoyo asintió lentamente, cerrando los ojos de nuevo, tratando de aferrarse a los fragmentos de memoria que emergían. "Recuerdo... cómo Haruto se rió cuando me caí en la arena," dijo con una sonrisa. "Y cómo tú, [TN], trajiste nuestro almuerzo favorito. Fue un día perfecto."
La emoción en la habitación era palpable. Era la primera vez que Shoyo recordaba un momento específico de su vida posterior a la preparatoria. El momento fue un pequeño pero significativo avance, y la familia se aferró a la esperanza de que más recuerdos pudieran regresar.
En las semanas siguientes, con el apoyo constante de su familia y amigos, los recuerdos de Shoyo comenzaron a regresar gradualmente. A veces, era un olor familiar, una canción o una simple conversación lo que desencadenaba la vuelta de un recuerdo. [TN] y Haruto se mantuvieron a su lado, ayudándolo a reconstruir su vida pieza por pieza.
Un día, mientras caminaban por un parque, Shoyo se detuvo repentinamente. "Recuerdo este lugar," dijo, mirando alrededor con una expresión de asombro. "Aquí es donde te propuse matrimonio, [TN]. Estábamos bajo ese gran roble."
[TN] sonrió con lágrimas en los ojos. "Sí, lo hiciste. Fue un día maravilloso. Estabas tan nervioso."
Shoyo rió suavemente, asintiendo. "No podía creer que fueras a decir que sí. Pero cuando lo hiciste, fue el día más feliz de mi vida."
Cada pequeño avance como este fortalecía a la familia. Aunque algunos recuerdos volvían de manera incompleta o confusa, cada uno era una señal de que Shoyo estaba recuperando su vida. Fue un proceso lento y a veces frustrante, pero el apoyo y la paciencia de [TN] y Haruto nunca flaquearon.
Finalmente, una mañana, mientras Shoyo estaba sentado en la sala de estar mirando un álbum de fotos, sintió una oleada de recuerdos abrumarlo. Era como si un dique se hubiera roto, liberando una avalancha de imágenes, sonidos y emociones. Recordó su boda, el nacimiento de Haruto, los partidos de voleibol en los que jugó como profesional, las risas y las lágrimas que compartió con su familia.
Los recuerdos regresaron con tal intensidad que Shoyo comenzó a llorar. [TN], que estaba en la cocina, corrió hacia él al escuchar sus sollozos. "¿Shoyo? ¿Estás bien?" preguntó preocupada.
Shoyo la miró, con lágrimas en los ojos pero con una sonrisa en su rostro. "Recuerdo todo," susurró, abrumado por la emoción. "Recuerdo nuestra vida, nuestro amor, todo lo que hemos pasado juntos. Todo ha vuelto."
[TN] lo abrazó con fuerza, sintiendo sus propias lágrimas caer. "¡Oh, Shoyo! Estoy tan feliz," dijo, riendo y llorando a la vez. "Te extrañé tanto. ¡Te extrañamos tanto!"
Haruto, que había escuchado la conmoción, se unió al abrazo familiar, riendo con alegría. "Papá, ¡has vuelto de verdad!"
Shoyo los abrazó a ambos, sintiendo una paz profunda y gratitud por su paciencia y amor incondicional. "Gracias por nunca rendirse conmigo," dijo, mirando a su familia con ojos llenos de amor. "Prometo que nunca olvidaré lo que tenemos."
Con el regreso de sus recuerdos, Shoyo sintió una renovación de su identidad y propósito. Aunque el camino había sido largo y doloroso, la experiencia los había fortalecido como familia. Aprovecharon cada día para crear nuevos recuerdos y celebrar la vida que compartían.
La familia Hinata salió de esa difícil etapa más unida que nunca, apreciando más que nunca la fuerza del amor y la resiliencia. Juntos, continuaron adelante, enfrentando el futuro con esperanza y gratitud, sabiendo que, sin importar los desafíos, siempre tendrían el uno al otro.
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