1- Las ebrias no mienten

CAPITULO ÚNICO, DE UNO (1) PARA QUE LUEGO NO ME ESTÉN PREGUNTANDO SI TIENE CONTINUACIÓN.

NO, NO LO TIENE. >:V

Las ebrias no mienten

One-Shot / AU

El soltó un largo suspiro, completamente arrepentido de haberla traído. ¿En qué momento creyó que era una gran idea traerla? Bueno el solo quería que se despejara y dejara ese habito de estar encerrada en su habitación lamentándose durante todo el día por un amor no correspondido, mientras devoraba varios kilos de helado y chocolate.

Sería la última vez que la traería a un bar.

–Aome bájate de la mesa–escucho la voz de Sango unos paso a frente, mientras trataba de agarrarle las piernas para que dejara de bailar como una loca, y de ser posible también bajarla.

–Eja-me–gruño está lanzando una patada, dedicándole una mirada molesta a quienes osaban con interrumpir su danza–Quienes ese hombreeeee, que me mira y me desnudaaaa.

Inuyasha tapa su rostro con la mano, completamente avergonzado, sin embargo, los demás hombres presentes chillaban y aplaudían maravillados, lanzando alabanzas y piropos para nada finos.

No es que el no hay intentado sacarla de ahí, pero la morena había amenazado con purificar sus partes, si le ponía una mano encima.

Aome meneo su cuerpo lentamente y hacia abajo–Unaa fieraa inquietaaa... que... que –frunció el ceño cabeceando por el peso del alcohol, apenas podía mantener sus ojos abiertos–Haaa ya me olvide–comenzó a reír ruidosamente contra el micrófono mientras se tambaleaba de adelante hacia atrás–N-Nadieee me lo quitaaaa. Uaaaaaa

Inuyasha sintió el peso de otra persona recargarse contra el suyo, el olor del wiski lo llevo a fruncir la nariz.

–Aomeeee, espera yo te ashu- ashudo–se trataba de una joven pelirroja que al igual que su amiga, le estaba costando mantenerse en pie.

–Ayame espera–y justo cuando termino la frase la nombra se tropieza cayendo al suelo, soltando una risa.

–Maldita sea–mascullo recobrando de apoco la postura–Aomeeee, yo también quiero can-tar–la mencionada le dio una risa guasona.

–Oh perfecto–murmuro Inuyasha con sarcasmo, ¿Qué podría ser mejor que una mujer ebria?

Si, que fueran dos.

Sango coloco las manos sobre sus caderas con un gesto que podía describirse como preocupación y molestia combinada en partes iguales, miro inquisitivamente al joven Hanyou–No te quedes ahí, haz algo.

Por su parte él la miro soltando un bufido–Si me acerco es capaz de purificarme.

– ¡Esta borracha, no puedes temerle a una mujer ebria!

Inuyasha asintió rápidamente–Si, puedo y más cundo se trata de esa mujer–afirmo señalando hacia la azabache.

La exterminadora suspiro, llevando una de sus manos a la frente para seguidamente comenzar a masajearla, pensando en las pocas probabilidades que habría, para llevar a las ebrias a casa.

– ¡Ha, Joder!–gruño molesta–Todo esto es culpa del engreído de tu hermano–Señalo con exasperación.

Inuyasha mostro las palas de sus manos, en señal de rendición y abrió la boca con intenciones de defender a Sesshōmaru. Pero no se podía defender lo indefendible.

...Una semana antes...

Miro nuevamente a la nerviosa mujer sentada a su lado, con la mirada baja y fija sobre una pequeña caja roja cerrada con un listón blanco en su interior tendrían galletas caseras que ella misma había preparado y una carta escrita a mano, con la esperanza de entregársela a su hermano y que este aceptara todos los sentimientos que en ella le profesaba.

Inuyasha suspiro, mirándola casi con pena, ella era una más que intentaba despertar algún tipo de emoción en ese desalmado, el mismo había presenciado como Sesshōmaru rechazaba, sin consideración alguna, a cada una de las osadas admiradoras.

Aome no sería la excepción.

– ¿Estas segura que quieres hacerlo?–era la quinta vez que se lo preguntaba, realmente quería escuchar una negativa de su parte y que se levantara para regresar a casa.

Nada de eso paso y como las primeras cuatro veces ella firmo muy decidida, tomando una onda aspiración.

Miro su reloj percatándose que era ya más tarde de lo habitual, sintiéndose también muy extrañado, su hermanastro no era de los que llegaban tarde.

A decir verdad jamás lo vio llegar tarde a ningún lado.

–Puedes volver otro día–animo tratando de convencerla.

Ella alzo la vista y apretó los labios–No, si no lo hago ahora. Ya no lo are jamás.

–Aome no creo que sea– y justo en ese momento la puerta de la mansión de los Taisho se abrió.

Sesshōmaru ingreso con su temple de arrogancia y superioridad, como si nada en el mundo lograra perturbarlo. La morena se tomó un momento para admirar lo exótico de su belleza, atrayente y peligroso, frio y calculador, completamente opuesto a lo que ella representaba.

–Sesshōmaru–saludo la joven poniéndose de pie.

Él le dedica una mirada sin sorprenderse por su presencia, debido a que era la mejor amiga de su medio hermano, los veía prácticamente juntos todo el tiempo.

Aome pensó que tal vez una pared en blanco podía demostrar más que el apuesto rostro del demonio.

–Higurashi–Directo, frio y cortante, como una apuñalada al corazón.

Pero ya no podía dar marcha atrás, le dio una sonrisa tratando de disfrazar su nerviosismo– ¿Cómo has estado?–le pregunto con amabilidad.

–Bien–Segunda apuñalada, la tercera era la vencida.

Sesshōmaru la analizo en silencio, ella sintió el peso de su mirada recorriéndole todo el cuerpo ¿Porque esos ojos dorados y hermosos podían llegar a ser tan frio?

Pero no había nada que pudiera doblegar su espíritu de lucha–Yo- yo vine porque quiero decirte algo–murmuro apretando el regalo entre sus manos hasta que sus nudillos se tornaron de un pálido blanco y sus mejillas eran bañadas por un tono rosa–Yo-

–Ah, malo ¿Por qué no me esperaste?

Aome deslizo sus ojos hacia la recién llegada, quien de repente se aferraba al brazo del youkai y lo miraba haciendo un puchero con los labios, por la forma en la que este se lo permitía, dedujo que existía un relación muy íntima y de confianza entre ellos.

Entonces ellos definitivamente tenían una relación, casi pudo escuchar el sonido de su propio corazón quebrándose en cientos de pedazos, pudo premeditar el picor de las lágrimas rodeando el azul de sus ojos.

–Higurashi–la llamo sacándola de sus pensamientos– ¿Que tenías que decirme?

¿Y ahora que putas iba a decirle?

–Que yo-Yo.

–Aome quiere que le ayudes con Bankotsu–el ángel Inuyasha salió al rescate, pero no sabía que tan bueno será eso, no después de haber nombrado al mejor amigo de su hermano–Está interesada en el... desde hace tiempo y pensó que tal vez... podría verlo si venia contigo hoy.

Ahí es cuando ella deseo que la tierra y el universo se la tragaran. De todas las cosas que pudo haber dicho, se le ocurrió la peor de todas.

– ¡Que dulce!–la extraña mujer chillo entusiasmada–Hasta le ha traído un regalo.

–S-si–balbuceo como respuesta.

Entonces Sesshōmaru volvió a mirarla, Aome podía jurar que sus ojos se habían vuelto más pesados y fríos que nunca, pero no había nada en su rostro que le diera una idea de lo que estaba pensando.

Ahora estaba tratando de adivinar si estaba feliz, enojado o realmente le valía verga la situación.

Inuyasha carraspeo tratando de aliviar un poco el ambiente, al ver que su hermano no había dicho ninguna palabra, cogió la mano de Aome–Como Bankotsu no está, nos retiramos–dijo para caminar rápidamente hacia la salida. Que era exactamente el lugar donde el demonio estaba de pie.

–Higurashi–espeto cuando esta paso a su lado.

Ella se detiene y ladea el rostro– ¿S-Si?

–No pienso ayudarte–dijo antes de cerrar la puerta en sus narices.

Esa fue la tercera, y fue la vencida.

Después de esa noche, Inuyasha había descubierto que su hermano, si mantenía una relación con esa muchacha, él mismo se lo había dicho y por supuesto que Aome ya lo sabía o al menos lo intuía, sin embargo, la situación en sí y los sentimientos la sobrepasaron, llevándola a caer dentro de un pozo depresivo.

No volvió a poner un pie de nuevo en su casa y fue lo mejor, pero entonces se le ocurrió la gran idea de traerla a un bar para que dejara de martirizarse.

...

Así que solo suspiro y meneo la cabeza dándole su afirmación.

De acuerdo tal vez Sango estaba exagerando, pero él no tenía instintos suicidas, no iba a negar las palabras de una mujer enojada.

Quería vivir por muchos años.

– ¡Ah ese estúpido me va a escuchar!–la castaña bramo marcando el paso y sacando el móvil del bolsillo–Sus estúpidos sentidos subdesarrollados no le sirven para nada.

El mestizo le dio una mirada asustada– ¡No te atrevas Sango!–él se interpuso en el camino, para que esta no lograra salir del bar e hiciera esa llamada.

La vio fruncir el ceño y cruzarse de brazos mientras le dirigía una mirada desafiante–Apártate o juro por mis ancestros que voy a golpearte.

El aire frio recorrió la espina dorsal de Inuyasha, el más que nadie sabía lo fuerte que podían ser los golpes de la castaña, la había visto en más de una ocasión dejarle el ojo morado a Miroku, cuando ese libidinoso cruzaba la raya.

Sin embargo, se mantuvo firme, Sango decidida avanzó hacia él y quizás fue un milagro o su ángel de la gurda, ya que justo en ese momento un grupo de hombre completamente borrachos cruzaron por el medio de ambos haciendo el trencito, hipnotizados por el aullar de la joven miko y sus baladas deprimentes.

Suspiro con cierto alivio cuando ya no vio a la exterminadora enfrente, pero al mismo tiempo eso significaba que había logrado salir del bar.

...

Miro intrigado el número desconocido en su pantalla, él no era de los que respondían llamadas sin saber su origen, siempre se jacto de ser un demonio precavido, que por supuesto no tenía tiempo para bromas o ese tipo de índole, sin embargo, esta noche decidió saltarse su propia regla.

–Taisho–anuncio seco.

– ¡Tú, perro infeliz!

Debió alejar el móvil de su oreja o de lo contrario terminaría perdiendo un oído, a causa de los alaridos de esa mujer, la cual reconoció como amiga de su hermano–Taijiya

–Acertaste, felicidades–el sarcasmo en la voz de la mujer estaban poniendo a prueba su paciencia.

– ¿A qué viene esto?–refiriéndose a su repentina y hostil llamada.

–Necesito decirte un par de cosas ¿Porque eres tan frio y engreído? ¿Acaso no ves que lastimas a las personas?

–Si llamaste para decirme esas tonterías, te advierto que no estoy de humor–respondió ya enardecido por el atrevimiento de la humana.

Adivinando el hecho de que iba a colgarle Sango le grito: – ¡Me siento en la obligación de cuidar de ella!

Entonces Sesshōmaru detuvo toda acción y regreso el móvil a la altura de su oreja– ¿Quién es ella?

Sango bufo al otro lado, como si no fuera a creer lo que estaba escuchando–Realmente no pensé que fueras tan ciego–comenzó resignada– ¡Estoy hablando de Aome!

Él se quedó sin habla por escasos segundos– ¿Higurashi? ¿Qué tiene que ver ella?

Un nuevo suspiro broto desde el otro lado– ¡Ese día en que fue a tu casa, iba a confesarse!

–Lo hizo, admitió su interés por Bankotsu–espeto frío.

– ¡No por él, por ti idiota!–soltó exasperada– Aome está enamorada de ti–la noticia le cayó como un balde de agua helada, todo este tiempo sus pensamientos lo habían estado atormentando–Sino hubieras llegado en compañía de otra mujer ese día, ahora ella no estaría borracha en este mundano lugar.

Enderezo su postura, para dirigiéndose rápidamente hacia la puerta – ¿Dónde está?–demando con frialdad.

–E-en el Bar Shikon–respondió pasmada por su repentino cambio de actitud.

...

–Ah este idiota–chillo la castaña mirando con molestia el móvil–Me colgó–soltó un bufido antes de regresar al bar.

Encontró a Inuyasha de pie frente a la barra, mirando atentamente a cada sujeto a su alrededor, vigilando que ninguno intentara pasarse de listo con las muchachas, camino hasta quedarse a su lado.

De pronto una canción conocida comenzó a sonar, supo que ese sería el comienzo de tan solo el primero de sus problemas, conocía muy bien a su pequeña amiga y sabía que en cuanto oyera la sensual melodía comenzaría a danzar sin importarle quien estuviera viéndola, no por nada tomaba clases de baile y era considerada la mejor de su clase.

Vieron la forma en que Ayame miro hacia Aome, como anunciando lo inevitable.

Entonces paso, la melodía de Two Feet - Go Fuck Yourself retumbo en el interior, los demonios y humanos allí presentes silbaron y aplaudieron todos iguales como si trataran de una gran manada, las luces del lugar se dispararon en todas las direcciones, el tono rojo, azul y verde se movieron sobre el cuerpo de Aome, quien mecía sugestivamente las caderas, mientras recorría sus curvas con ayuda de sus manos, la vio morderse el labio y agitar su cabello moviendo la cabeza con sensualidad.

Inuyasha miro nuevamente hacia la barra y luego de regreso al grupo de hombres, se sintió asqueado por el aroma a excitación que estos desprendían, completamente alborotados a causa de los sugestivos movimientos.

– ¡Mueve ese culo preciosa!–vocifero un desconocido, mirando con descaro las largas piernas de las joven miko, que salían del interior de unos pequeños pantalones cortos y diminuta blusa de tirante dejaba al descubierto gran parte de su estómago.

Inuyasha apretó los dientes con molestia, podía sentir una gran vena palpitando en su frente, la cual exploto cuando un tipo de lo más patán se acercó a la morena y palmeo su trasero.

Aome por su puesto detuvo su baile y centro toda la atención que le fue posible reunir, para mantenerse de pie y enfrentar al joven de caballera muy corta y de un tono negro intenso.

– ¿Q-que crees que haces?–la morena lo increpo frunciendo las cejas, al mismo tiempo en que se ponía en cuclillas, para quedar a una altura adecuada.

El muchacho uso a su favor para cogerla del mentón y robarle un beso desprevenida.

–Adelante Hiten, es toda tuya.

–Vamos hermano demuéstrale que eres un verdadero hombre.

Alabaron un par de demonios, que demostraban ser amigos del pelinegro.

–Estos imbéciles que creen que están haciendo con Aome–mascullo con rabia el joven hanyou, caminando para enfrentarlo, pero estos le cerraron el paso.

Sango sujeto su brazo –Para Inuyasha pueden lastimarla–advirtió temerosa.

Ayame se escabullo por detrás de la barra quedando aun lado del camarero, ella estaba aún más borracha, por lo tanto le costaba horrores mantenerse en pie y mucho más poder defenderse, aunque fuera una demoneza no estaba en sus cinco sentidos.

Aome se defendió dándole una abofeteada, Hiten ni si quiera se inmuto, sino que el golpe pareció animarlo aún más, tomo a la morena de los hombros con rudeza.

–No la toques–susurro alguien a su lado.

De inmediato obedeció, alarmado por el escalofrío que le atravesó la espina dorsal. No supo en que momento ese demonio de cabellera plateada se había acercado tanto, de pronto se dio cuenta que el grupo de seres que lo acompañaban estaban tirados por el suelo, como los demás presentes se apartaron para admirar la escena, sin intenciones de intervenir.

Y como el hibrido, ese amigo de la joven, le sonreía con malicia y burla.

Aome por su parte estaba paralizada ¿Qué hacia Sesshōmaru ahí?

–No tiene marca–expuso Hiten enseñando los dientes.

–La tendrá.

–Yo la vi primero–lo desafío y confiado de su trofeo la cogió del brazo.

Aome finalmente volvió en sí, no tuvo tiempo ni de hacer un esfuerzo de zafarse porque Sesshōmaru se encargó de romper el brazo con el que la estaban sujetando, Hiten soltó un alarido cayendo de rodillas mientras sujetaba su extremidad herida, de la cual sobresalía el hueso hacia fuera.

–Te dije que no la tocaras–recordó hablando entre dientes, para luego cogerlo del cuello y alzarlo por el aire.

–Sesshōmaru no vayas a matarlo, no vale la pena–Recomendó Inuyasha.

El mencionado le dedico una mirado de reojo, presiono un poco el cuello de Hiten para quitarle el aire, antes de arrojarlo a la pared más cercana.

Finalmente después de eso, mira el rostro de la morena y le extiende la mano, ella duda sin saber qué hacer.

Finalmente acepta la ayuda y baja – ¿Por qué estás aquí?–inquirió.

–Vine a buscarte.

El corazón de la morena dio un vuelco– ¿Por qué?

Sesshōmaru tomo su mano–Hablaremos en otro lugar–y la saco del bar, guiándola directamente hacia su coche.

Una vez que ambos estaban en el interior y el auto fue arrancado, Aome volvió a hablar.

– ¿Y- Y los demás?–interrogo al notar que nadie de sus acompañantes los seguía.

–Inuyasha se encargara.

Oh–fue su nítida respuesta, bajo la mirada y jugo con los pliegues de su pantalón.

Sesshōmaru comenzó a conducir mirándola de soslayo, se sentía asqueado de tan solo imaginar que esos bastardos fueron capaces de tocarla de alguna manera.

Ella carraspeó con la mirada baja– ¿Por qué has venido a buscarme?

– ¿Qué hacías metida en ese lugar?–el ignoro su pregunta con otra.

Aome mordió su labio inferior–So-Solo estaba divirtiéndome–Detuvo el auto bruscamente, por suerte tenía puesto el cinturón– ¡¿Qué demonios pasa contigo?!–Grito asustada– ¿Acaso quieres matarme?–molesta lo encaro.

Y la mirada que le dio le basto para hacerla callar, sin embargo, no borro el enojo pintado en su rostro– ¿Eso es lo que intentabas hacer metiéndote en ese lugar y bebiendo como lo hiciste?–escupió con molestia, la dureza de sus palabras hicieron que ella se encogiera en el asiento espantada– Armaste todo un espectáculo delante de esos imbéciles–reclamo enardecido por los celos–Sabia que eras torpe y buena para anda, pero pasaste la línea.

Aome le dio una mirada dolida, sintiendo como poco a poco la línea de sus ojos se llenaban de agua– ¿Por qué me tratas así?

–Tus acciones me molestan.

Aome respiro agitada, apretando los puños– ¿Por qué estás haciendo esto?

–Sigues actuando de esa forma.

– ¡Deja de meterte en mis asuntos!–finalmente grito– ¡Que te importa lo que haga o deje de hacer, si resulto una molestia para ti no debiste buscarme!

Después de eso hubo un silencio, uno largo y tenso donde solo las miradas de ambos parecían mantener una batalla silenciosa.

Ella aparta sus lágrimas con brusquedad–Me voy–anuncia quitándose el cinturón.

–Aún no he terminado–reacciona sujetando su brazo.

Aome se voltea molesta–Pero yo sí, así que déjame ir.

–No.

Tira de su extremidad para tratar de zafarse, pero al no conseguirlo, se rinde mirando nuevamente al demonio de ojos dorados–Sólo ignórame como siempre lo has hecho.

Ella estaba herida, podía verlo en sus ojos.

–No has respondido ninguna de mis preguntas–susurro en voz baja– No tiene caso continuar con esta charla absurda.

– ¿Aquel día me buscabas a mí?

Por su puesto Aome contuvo el aliento y soporto todo el peso de su mirada.

–No tiene importancia.

No tenía idea de donde brotaron las fuerzas para responder sin titubear.

–Si la tiene–respondió liberándola, al notar que ya no intentaba huir.

Aome se cruzó los brazos por debajo de sus pechos mirando hacia el frente–En vez de estar perdiendo tu valioso tiempo conmigo, deberías estar con tu novia–al decir esto último le dedico una mirada de reojo.

– ¿De dónde has sacado eso?–él dijo y ella volteo el rostro.

–La chica con la que llegaste ese día... ¿No era tu novia?–inquirió insegura.

–No, jamás lo fue.

Su respuesta fue como escuchar cientos de maravillosos fuegos artificiales, alumbrando una oscura noche de invierno.

Feliz e inesperada.

–Pero Inuyasha...–balbuceo sonando confundida.

–Le mentí, porque estaba molesto.

Aome parpadeo sin comprender– ¿Por qué estabas molesto?

Sesshōmaru casi sonrió– Realmente eres tonta.

Aome frunció las cejas con molestia– ¡No soy ninguna tonta, tú gran bastardo!

–Estaba celoso.

Ella enmudeció.

Sesshōmaru se inclinó sobre ella y atrapo sus labios, fue un beso corto pero cargado de un nuevo sentimiento.

Abrió lenta y perezosamente los ojos– ¿Por qué?– gimió sin aliento.

–Celoso de Bankotsu–concluyo.

Aome negó lentamente–No me refiero a eso... Si no al beso–admitió avergonzada.

–Me gustas–Él dijo.

–Y tú también a mí.

Tiro de ella para volver a besarla se tomó todo el tiempo del mundo para desfrutar de la calidad que transmitían sus bocas, exploro con la guía de su lengua cada rincón e esta, hasta que la falta de oxigeno los llevo a separarse, por tan solo un momento, ya que no tardaron en volver a unirse.

De hecho jamás pensaba volver a soltarla.

Fin (?

**Esto me llevo mas de  10, no fue tan corto como esperaba**

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top