¿Qué Pasaría Si...?
~~¿Qué Pasaría Si...?~~
Ese niño, ese renacuajo con grandes lentes, el dueño del casillero que estaba al lado del mío, siempre metido en algún libro, teniendo buenas notas desde su entrada a este Instituto pero siendo blanco de los grupos brabucones de este sitio, hasta mío, sin embargo, no me gusta ver como su piel se marca con moretones, y aunque no le haga nada, alguien termina con su tímida persona, alguien más se gana su miedo de esa forma tan ordinaría. Sólo me limito a ver, no tengo razón para detener a los que lo lastiman, eso pasa cuando no se desarrollan las fuerzas suficientes para defenderse, cada quien lo aprende de una forma distinta, a la buena o a la mala.
(...)
-Ey- Le llamé como normalmente hacía para mandarle a hacer mis tareas. Casi se le caían los libros que llevaba y volteó rápidamente a ver mi pecho con intriga, ¿Cuándo alzara su vista?.
-Di-Dime- Tartamudeó con su mirada baja, por lo general no me miraba a los ojos. No podría especificar de qué color son, sus grandes lentes no ayudan.
-Tienes que hacer mi tarea hoy- Ordené tranquilamente, el renacuajo solo asintió y acomodó su morral.
-La voy a hacer aquí. No hay necesidad de que me lleves a casa- Murmuró suavemente, quizá apenado quien sabe porque.
Me quedé callado. La mayor parte de los días desde que le mando a hacer mis tareas al renacuajo, lo llevo a su casa ya que vive muy lejos del Instituto, rara vez se quedaba aquí. Aunque no quisiera, soy perceptivo con quienes me rodean; trabajé mucho para que la gente me tema, que se sienta intimidada, pero ser tan perceptivo me dificulta el trabajo, sobre todo con el nerd que tengo, su rutina no cambia normalmente y si lo hace, puedo saber cuando está mal, y no puedo ser siempre tan indiferente.
El timbre sonó, nos fuimos al salón y nos sentamos donde nos tocaba. El profesor de matemáticas entró a la sala, traía nuestros exámenes de la semana pasada, solo tuve que esperar a que la hoja se viera en mi puesto; los suspiros de decepción se empezaron a escuchar, casi la mitad del salón le pasaba los exámenes a ese señor, para muchos era difícil.
-Muy bien, joven Alexis- Nuevamente el alago del profesor. Nadie lo escuchaba, solo a quien iba dedicada la palabra, por ello se acostumbra a guardar silencio cuando entra al salón.
Asentí, el tipo me ha ayudado desde que entre a la Academia, es fácil entenderle si le prestas atención, es mejor padre que el que nunca conocí. Vi la hoja, había pasado con alta calificación y era un secreto entre el profesor y yo el que sea buen alumno si nos referimos a lo académico. Doblé el papel y lo guardé dentro de uno de mis cuadernos, luego la clase empezó y yo me dispuse a mirar la esquina en blanco al lado del escritorio del profesor.
(...)
En la cafetería; se podía distinguir al grupo de chicos y chicas a los que les gusta golpear a los que no pueden defenderse, también se distinguían a los chicos ricos que por lo general eran hijos únicos de sus padres y por otro lado, los estudiantes comúnes y corrientes que tuvieron la suerte de entrar a este lugar.
Me compré mi desayuno para llevar y lo guarde en mi bolso, nunca he comido en la cafetería y no lo haría el último año de clases. Volví por donde vine y tomé mi rumbo a la azotea, esperaba que estuviera sola pero un pequeño renacuajo estaba por ahí; apenas cerré la puerta, el nerd se estremeció y dejó caer sus lentes los cuales rodaron hasta mis pies.
-Dis-Disculpe- Murmuró en cuanto se agachó a buscar con sus manos los lentes.
Me agaché y agarré los lentes, no se habían roto de milagro. Me aproximé al nerd y me senté a su lado, le entregué los lentes y, aprovechando que estaba de rodillas, me recoste sobre ellas, no veía nada más cómodo. David, en cuanto me vio, desvió su mirada y noté el rubor de sus mejillas, aparte del pequeño mohín que hacía con sus labios.
Así nos mantuvimos un rato, ni él ni yo hablamos, sólo pasamos el rato: él viendo la ciudad y yo disfrutando del cielo. A cada segundo que pasaba, se le agregaba más al sueño que sentía, los parpados me pesaban, quería dormir.
---0---
Él se acostó en mis piernas, realmente se confiaba mucho en mí, o eso quería creer. Desde hace unos meses soy el que hace sus tareas, sin embargo, hay días como hoy que no entiendo a este chico, yo sé que no es tan malo, no veo que le llame la atención ver a alguien lastimado, pero se ha creado su fama de chico malo, y hoy viene y se acuesta en mis piernas. Suspiré confundido, bajé un poco mi vista y logré admirar al chico malo dormido, tan relajado y cansado a la vez, no me imagino todo lo que habrá hecho para dormirse, pero no era incómodo, no me molestaba en lo absoluto, este chico malo se veía tan tranquilo dormido que me daban ganas de dormir, quizá para siempre.
Una sonrisa surcó mis labios sin querer, ¿ser como Alexis sería tan fácil como aparenta? o ¿tendrá algo oculto? Lentamente pasé mis dedos por su frente, así peiné un par de mechones de su cabello, un color tan puro como el carbón pero tan suave como el algodón; perfilé cuidadosamente sus facciones, sus labios eran delgados y su nariz perfilada, no puedo creer que me entretengo con tanta fácilidad.
El sueño me ganaba a medida que pensaba, cada movimiento de mi mano hacía que la vista se me cansara por lo que me recosté un rato en la reja que había detrás mío, no me debía dormir, faltaba poco para volver a clases y tendría que hallar la forma de despertar a Alexis. Sin embargo, los parpados me pesaban, quería olvidar muchas cosas y, antes de caer en lo profundo del sueño, sentí como el chico que dormía en mis piernas se movía y se acurrucaba contra mi vientre, realmente estaba dormido...
---0---
Estaba soñando, era algo tan increíble que se merecía su significado, sueño. Era alguien que me dejaba sentir su calor, un tacto tan liso y pequeño, creía que era un niño, quizá un ángel, pero no identificaba de quién podía venir ese toque. Pero algo andaba mal, sentía que por más que recibiera aquel cuidadoso tacto, provenía de alguien que no andaba bien, sentía como si ese alguien estuviera llorando y aún así me brindara una parte de su cariño.
Abrí los ojos de golpe, no me cegué ya que no estaba mirando al cielo. Alcé un poco la vista y sentí los dedos de David deslizarse por mi barbilla, él estaba dormido y la brisa jugaba con su cabello. Lentamente me levanté y saqué mi celular, nos habíamos saltado una clase, faltaban 20 minutos para la siguiente hora; miré al renacuajo, se veía tranquilo, ¿Será él el que tiene problemas? Quizá por eso se quedará esta tarde aquí.
Era extraña la situación en la que estaba, ni yo entendía por qué me había confiado tanto en el nerd como para acostarme en sus piernas. Aun así, parece que no le molestó así que no importa, después de todo, también se quedó dormido.
Pasaron los minutos hasta que llegó la hora de entrar a la siguiente clase; desperté al renacuajo al halarle un poco la camisa, él bostezó y me miró, estaba adormilado, luego desvió su mirada nuevamente.
-Vamos al salón- Dije en cuanto me levanté. David se levantó y ambos fuimos al aula, recibiendo las intrigantes miradas de los demás.
(...)
Estaba guardando mis libros y sacando las llaves de mi deportivo, era hora de volver a mi hogar. De camino a la salida, vi como Handerson, uno de los brabuconea de aquí, estrellaba contra unos casilleros a mi renacuajo...
-Harás mi tarea, quieras o no, mosquito, ¿entiendes?- Ordenó aquel inútil al tener al nerd agarrado de la camisa.
-Y-Yo n-no... puedo- Tartamudeó, sus manos agarraban con miedo las del brabucón, quería que le soltara.
El más alto se burló de David y lo soltó, este cayó inmediatamente al suelo y recibió el pesó de la mochila de Henderson sobre su pecho.
-No tienes nada mejor que hacer- Se burló nuevamente el más alto, sintiéndose grande al gritarle a un chico como David.
-Creo haber escuchado que dijo que no- Comenté al acercarme un poco. Solo Henderson se fijó en mi y noté como su cuerpo se tensaba, ver a un rubio asustado es cómico.
Rápidamente levanté a David del suelo y le quité el bolso del idiota que tenía enfrente, tiré el bolso del rubio a un lado y le miré.
-Este que está aquí, es mi nerd- Dije-. Búscate el tuyo o usa tu cabeza para las tareas- Finalicé y halé del brazo a David para irnos.
No logré escuchar lo que me dijo el muchacho de ojos marrones y realmente no me importaba. Abrí la puerta del copiloto de mi deportivo e hice que el renacuajo entrara, luego me entré yo al puesto del conductor.
-Quiero que desde ahora, esto quede claro- Dije con seriedad y agarré sorpresivamente la quijada del nerd para voltearlo a que me mirara a los ojos-. Tú eres mi nerd y si algún otro imbécil quiere algo de ti, me llamas y aclaro que eres sólo mío. ¿Entendiste?- Ordené. Sus ojos por fin eran revelados a mi, eran de color gris con toques verdes, extrañamente cautivadores.
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Estaba petrificado. Nunca había visto sus ojos, siempre me sentí temeroso de mirarlos y ahora podía apreciar el color pardo oscuro de ellos. Me di cuenta de que estaba muy cerca de su rostro, aún esperaba mi respuesta por lo que asentí un par de veces; Alexis dejó mi quijada con un movimiento suave y encendió el auto, esperamos un rato y así, el condujo hasta la avenida.
-Irás a mi casa a hacer las tareas, no te llevaré a tu casa si no quieres ir- Me informó mientras conducía; su semblante era neutral y yo me seguía preguntando si el día de hoy había sido un sueño.
-Gracias- Murmuré. Alexis solo asintió y se detuvo cuando el semáforo estaba en rojo.
Era divertido, su casa quedaba a una cuadras del lado derecho de la calle y la mía al lado izquierdo pero en una zona muy apartada. Al llegar a su casa, una pequeña niña corrió entre risas a la sala principal, Alexis mantuvo su semblante y yo me sentía intrigado; caminamos hacia la sala y el peliazabache miró el lugar, logré notar una sonrisa muy pequeña en sus labios, luego buscó a la niña detrás del sofá, detrás de las cortinas y, al final, la niña le saltó para abrazarlo.
-¡Hermano!- La niña gritó alegre mientras abrazaba a Alexis.
-¿Están papá y mamá?- Preguntó tranquilo el chico malo luego de haber peinado el cabello de la pequeña.
La nena negó al bajar un poco su mirada, Alexis miró su reloj y bajó a la niña.
-Enana, este es David- Me presentó a su hermanita-. David, ella es la enana- Presentó el chico malo a la pequeña niña la cual hizo un puchero en cuanto Alexis le puso la mano en la cabeza.
-U-Un gusto- Evité reírme. La niña caminó alrededor de mi, parecía pensativa.
-Eres un nerd- Murmuró suavecito-, pero eres lindo y pareces buena persona- Alzó su vista para mirarme, era una mini Alexis.
Reí levemente, sentí como se me calentaban un poco las mejillas pero esa niña me parecía una ternura.
-Y mi nombre es Viviana, no enana- Le sacó la lengua a su hermano y este se burló de ella en silencio.
-Rima, ¿no es así?- Dijo sacástico para dejar a su hermanita con los brazos cruzados-. David, puedes hacer las tareas aquí o en mi habitación- Me dijo con tranquilidad.
-Las haré aquí. Gracias- Dije al bajar la mirada, no podía acostumbrarme a mirarlo a la cara.
Noté que asintió y en cuanto me senté en el suelo al lado de la mesa de centro, él entró a lo que parecía ser la cocina. Saqué mi mp3, me pusé un audífono y dejé que la música empezara, saqué mi lapiz e inicié con las tareas de inglés, tanto de Alexis como mías.
Mientras escribía, sentí como alguien me miraba y así era, alcé la vista y Viviana me miraba como si yo tuviera algo interesante. Cuando ella se percató de que la miré, corrió a la cocina lo cual me hizo reír, luego seguí con las tareas.
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En cuanto llegué a la cocina, empecé a sacar todo lo que usaría para hacer el almuerzo, no es raro que mis padres no le dejen nada de comer a Viviana, pero a veces me preocupa que tenga que esperar tanto para comer. Pensando, sentí entonces como la enana me picaba el estómago, se veía intrigada, por lo menos sé que le cayó bien el renacuajo: entre enanos se llevan bien.
-Hermano, el de grandes lentes ¿es tu novio?- Preguntó con calma. Dejé lo que estaba haciendo y la miré.
-¿Por qué preguntas?- Me agaché hasta su altura y la miré con seriedad. ¿Por qué preguntaba eso?
-Solo se me vino a la cabeza la pregunta- Dijo ella mientras jugaba con sus manos y de vez en cuando me miraba.
-Ve a jugar- Ordené en cuanto me puse de pie, evitando responder a esa pregunta.
La enana corrió de nuevo a la sala entre ligeras risa y yo seguí haciendo el almuerzo para tres personas, era seguro que mis padres no volverían quizá hasta mañana, ya era costumbre para mi, pero que Viviana se acostumbre, sería muy triste.
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Horas después...
Ya había terminado las tareas, me dolía la espalda pero no quise hacer las tareas en la habitación de Alexis, sería muy maleducado de mi parte. Sib embargo, la comida que había hecho estuvo muy buena y su hermanita es muy divertida, aparte de que Alexis hizo parte de sus tareas, muy rápido a decir verdad. Estaba tranquilo, pero miré el reloj que estaba en la pared, era muy tarde...
-Rayos- Rápidamente guardé mis cosas y me acomodé los lentes.
-¿Te vas?- La voz de Viviana me hizo voltear, se veía triste.
-Si. Ya es muy tarde, pequeña- Sonreí levemente, así quizá ella vuelva a sonreír.
-Justamente porque es tarde, es que no te puedes ir- La voz de Alexis me asustó por un momento, estaba detrás mío.
-Pe-Pero...- Traté de prostestar.
-Te puedes quedar en el cuarto de invitados- Finalizó tranquilo. Cerró las cortinas y, antes de ello, pude notar lo sola que estaba la calle.
-¡Vamos!- La alegre niña me agarró la mano y me guió al cuarto de invitados.
Como la casa, el cuarto eataba bien acomodado y tenía una ventana con una bonita vista de la naturaleza del patio trasero. Viviana me mostró todos los detalles de la habitación y terminó como si fuera una presentadora de televisión. Rendido por la insistencia de la pequeña y de Alexis que se negaba a que me fuera tan tarde, acepté a quedarme sólo esta noche.
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Pasó la noche, entre mi hermana y yo convencimos a David para que se quedara y de seguro ya estaba durmiendo mientras yo trataba de volver a dormir ya que un mensaje de mis padres había hecho que mi teléfono vibrara: no volverían hasta mañana, y me lo vienen a avisar a las 12:00am. Típico de ellos.
-Alexis- La voz de mi hermana me terminó de despertar. Sólo la miré para que siguiera hablando-. E-Es David- Le nombró con cierto temor y preocupación.
Rápidamente me levanté y caminé hacia la alcoba en donde dormía el renacuajo. Al entrar, vi como David daba vueltas en su cama y mantenía sus ojos cerrados con fuerza, estaba sudando y murmuraba cosas sin sentido para mi. Volteé a ver a la enana y abrazaba su peluche contra su pecho, realmente estaba preocupa.
-Ve a dormir. Yo lo resuelvo- Le pedí al acariciarle el cabello y sonreír ligeramente para calmar a la enana.
Vivi se fue a su habitación y yo cereé la puerta del cuarto luego de estar adentro; la última vez que vi a alguien con pesadillas fue cuando Viviana tenía 6 años. Me senté al lado del nerd, se notaba que quería escapar de lo que sea que le perseguía. Pasé mi mano por su mejilla y sentí un leve temblor de su parte, me senté en la cabecera y cuidadosamente acomodé la cabeza de David sovre mis piernas, así dejó de moverse y suspiró al acurrucarse más contra mi estómago. Esto se lo debía por lo de la mañana. Realmente se veía tierno y a medida que pasaban los minutos, lo que más me relajaba era jugar con su cabello, no se despertaría hasta el día siguiente.
Meses después...
Desde que me quedé en casa de Alexis, sigo sin mirarle directamente pero siento que confía más en mi. Los brabucones ya no se meten tanto conmigo, parece que Alexis sabe intimidar. Ya faltaban algunas semanas para terminar el año y cada vez se acercaban más los exámenes, por cierto, descubrí que Alexis es un buen estudiante, tiene buenas calificaciones, pero es holgazan para hacer sus tareas.
-Enano, hoy no vino la profesora de Castallano- Avisó el nombrado en mis pensamientos. Él guardaba sus cosas en su mochila mientras yo luchaba por que los libros no se me cayeran.
Asentí levemente, saldríamos más temprano y así iríamos por Viviana a su colegio.
(...)
-A-Alexis- Le llamé, siempre me ponía nervioso.
-Dime- Mientras él estaba tan relajado como todos los días; el chico malo hacía las últimas tareas de la semana y yo leía una historieta a su lado, no había más nada que hacer.
-Se... Se me quedaron unas cosas en los vestidores- Dije más tranquilo y corrí un mechón de cabello por detrás de mi oreja.
-Espero que sea rápido- Dijo Alexis un poco irritado y terminó por cerrar su cuaderno para guardarlo.
-No te preocupes- Dije al mirarle, una sonrisa ligera se me escapó y justamente él había volteado igual a verme, rápidamente desvié la mirada.
No entiendo por qué me pone tan nervioso, escondí mi rostro en la historieta que tenía y, por el rabillo del ojo, pude ver la sonrisa ladina que tenía mi brabucón mientras se comía una galleta.
(...)
---0---
Ya a la hora de salida, David salió al gimnasio casi corriendo mientras Alexis iba al estacionamiento. Lo único que faltaba era buscar a su pequeña hermana de camino a casa.
David entró silenciosamente al gran gimnasia, esperaba que estuviera vacío pero un grupo de chicos estaban ahí solo para pasar el rato. El joven de lentes tragó saliva y caminó con su mirada baja hacia los vestidores, pasar desapercibido era lo que quería, sin embargo, antes de entrar a los vestidores, sintió el agarré de alguien a su brazo, luego sintió como au espalda era pegada a la pared y el miedo recorrió su cuerpo en cuanto se vio rodeado por cinco chicos, cada uno con una mirada de superioridad y burla hacia el pequeño nerd.
-Pero miren al renacuajo de Alexis- Comentó con una sonrisa ciníca uno de los chicos.
-Miren como tiembla del miedo- Rió otro-. ¿Donde está él para salvarte esta vez?- Preguntó el joven de camisa gris al acercarse a David, era fácil intimidar a alguien más bajo.
Y así era, el nerd era mucho más bajo que todos esos chicos que lo readeaban, algunos fueron los que le llegaron a golpear y recordaba que otros habían enfretado a Alexis por su pequeña persona, el azabache siempre ganaba. David, tratando de disimular, sacó cuidadosamente el celular de su bolsillo trasero y, conociendo la pantalla del móvil, lo desbloqueó y mantuvo presionada la pantalla, así tenía programado para llamar a su brabucón.
-Esta vez no, princesa- Uno de los chicos le quitó el teléfono al de lentes y lo guardó en uno de sus bolsillos.
Ahora se podía decir que David estaba perdido, su respiración estaba irregular y sentía que su corazón se paralizaría en algún momento; con su mente llamaba y pedía la ayuda de Alexis, pero esa ilusión de que llegara se esfumó en cuanto su bolso se le fue arrancado y tirado al suelo.
Mientras, Alexis prendía el motor el carro en lo que esperaba a su nerd, ya se había tardado mucho. Buscó su celular, no estaba en sus bolsillos ni en su bolso, de seguro se le había quedado en el salón. Apagó el carro y se encaminó hacia el salón de clases rápidamente en busca de su celular; abrió la gaveta de su escritorio, encontrándose con el Samsung en dicho lugar, lo prendió y vio algo que lo hizo correr al gimnasio.
Llamada perdida de Mi Nerd.
Sus pies se movían rápidp uno delante del otro, ya sospechaba que David se había tardado mucho y se auto insultaba por no haberlo pensado antes.
Al llegar al gimnasio, el golpe de la puerta contra la pared asustó a los que estaban ahí; inmediatamente vio a David siendo asfixiado por uno de lo brabucones de siempre, y este, apenas divisó al temible Alexis, soltó del cuello de la camisa al pequeño nerd que quería hacer sufrir.
Sin embargo, Alexis se aproximó a los cinco chicos que molestaban a su renacuajo, los cinco se alejaron de David el cual tosía y recuperaba el aliento. El chico de ojos pardos rápidamente agarró al rubio que había agredido al castaño nerd, en dos golpes lo había dejado en el suelo.
-¿Acaso disfruras de los que no pueden defenderse?- La fría voz del azabache era inreconocible.
Los cuatro chicos sobrantes esperaban atacar también al muchacho de cabellos negros. Nadie imaginaba que el tranquilo chico malo fuera tan explosivo.
-No me meto con nadie- Comenzó la advertencia-, pero no me da miedo enfrentarme a unos descerebrados como ustedes.
Y así cuatro de cinco muchachos terminaron en el suelo, el sobrante no quiso terminar así por lo que solo miró.
Alexis, antes de voltarse a ver a su nerd, respiró profundo y trató de relajarse, ya imaginaba que David estuviera aterrado por ver como un chico en pocos golpes dejaba a otros casi inconscientes. Terminó por voltearse y acercarse al pequeño chico que aún le miraba con tranquilidad y timidez. El brabucón le acarició con cuidado la mejilla, estaba un poco roja pero no era nada grave, sin embargo, al azabache le molestaba el haber llegado tarde para evitar los golpes que posiblemente le habían dado a su nerd.
-¿Estás bien? ¿Dónde te duele?- Preguntó suavemente en lo que veía como el castaño apegaba su mejilla más a su mano.
-Gracias por haber llegado. Estoy bien- Sonrió levemente el castaño; se veía cansado pero feliz.
Alexis no pudo mostrar una sonrisa, se sentía culpable y molesto. Tranquilamente pasó su mano hacia la mano de su renacuajo y se levantó mientras levantaba igual al menor e inmediatamente notó como este mostraba una ligera mueca de dolor en cuanto se apoyó en su pie derecho. El azabache no preguntó nada, tranquilamente cargó a David entre sus brazos para seguir su camino hacia su automóvil.
Por su parte, David no podía evitar el sonrojo de sus mejillas ni el sentimiento que tanto quería reprimir en ese momento, solo podía recordar como hacia unos meses, Alexis le había robado su primer beso; se sentía tan seguro y cálido en esos brazos que solo se dejó hacer, sin prostestar, pegando suavemente su cabeza en el pecho del contrario. Cuando llegaron al carro, Alexis dejó al nerd en el puesto del copiloto y fue rápidamente al volante para encender otra vez el motor y comenzar con el camino al colegio de Viviana para volver a casa.
(...)
Apenas habían pasado un par de horas en casa del mayor, la pequeña Viviana se quedaría en casa de una amiga y no hubo problema para David en quedarse en casa del brabucón para almorzar y este se estaba dedicando, luego de haber comido, a curar los moretones que David tenía en su cuerpo, parecía que lo habían pateado.
-N-No te tienes que molestar en hacer...esto- La tímida voz del nerd trató de convencer al azabache de que le dejara, se sentía nervioso y el mayor apenas se centraba en los moratones que habían en su estómago.
-David, quédate quieto- Ordenó con seriedad el azabache de ojos pardos; David no había dejado de interrumpirle, ahora solo trataba de no ser tan brusco al querer sobar el tobillo del castaño.
Un ligero quejido se escuchó en cuanto Alexis rodeó el tobillo lastimado con sus manos; David no había podido aguantar el dolor en cuanto fue tocado. El pelinegro alzó un poco la mirada y vio como su nerd mordía su labio con fuerza y sus ojos apenas eran visibles entre las gafas.
-David- Nombró con suavidad Alexis; su mano había pasado a la mejilla del menor en busca de la tramquilidad para este.
-No debí ir a buscar esas cosas...- Murmuró bajito el castaño, manteniendo su mirada caída. Habían pasado meses desde que no lo habían golpeado, la costumbre se había ido y le dolía el cuerpo.
-No debí dejarte ir sólo- Murmuró igual el chico malo, esta vez acercándose un poco más al rostro del menor para tratar de quitar culpabilidad de los hombros de este.
Y en ese pequeño instante...
---Continuará---
Qué les pareció? Está lindo?
Wuajajajaja les vengo con otro doble-shot!! Soy tan malota!
Pero nadie me quiere TnT Ya nadie quiere mis shots! Voy a llorar!
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