Algo Más Dulce Que Un Pastel

  ~~Algo Más Dulce Que Un Pastel~~


   Su cuerpo se movía con cierto cansancio, su cabello brillaba con el sol y no podía acercarme más de lo debido así me muriese de ganas. No era el lugar indicado.

   Eleaser, el profesor de Biologia..., mentira, mi profesor de Biologia, venía con una hermosa sonrisa en el rostro y un traje formal, pero eso no quitaba el hecho de que se viese cansado. Sin embargo, no lograba apartar mi vista de sus ojos o de la forma en la que se movía, ¿cómo alguen tan joven y alegre podía ser profesor de unas bestias como nosotros? Sí, cada día me lo preguntaba; Eleaser era el que mejor soportaba a los de último año; era inevitable el no hacerle caso, para él éramos unos "Ángeles Caídos" y nos tenía paciencia.

   Y para mi, Dios, él era mi Ángel cinco días a la semana.

   El tiempo de pensar se había acabado gracias a el molesto sonar de la campana. La hora de Matemáticas comenzaría y mi martirio también.


-Marcus, andando- Rick me sacó de mi ensueño al cerrar su casillero. Era mi mejor amigo pero también el muchacho con la peor suerte de todas; era un buen chico al que todo le salía mal.


   (...)


   Por fin la clase de Biología daba inicio, pero nuevanente Eleaser se retrasaba. Hoy no era un buen día para él, eso se podía notar.

   Me encontraba fuera del salón junto a Rick, éste jugaba Candy Crush desde el celular tal cual niño pequeño; la música del juego daba ánimo al ambiente solitario del pasillo, sin embargo, era raro que mi profesor se tardara tanto en llegar y eso me preocupaba.


-¿Y si algo pasó?- Se me escapó la pregunta.

-No hay nada bueno que hacer por aquí. Puedes ir a ver qué le ocurrió- Rick no apartó la vista de su celular pero noté su sonrisa cómplice. Agradecí internamente a que me entendiera.


   Sin decir nada, le di una palmada en el hombro y fui de turista por los pasillos de la secundaria. Todo se veía tranquilo, alguna que otra voz proveniente de los salones, pero nada que perturbara la paz del establecimiento. Fue así que, gracias a mi distraida mente, choqué contra una puerta la cual no debía estar abierta.

-¡Marcus!- Eleaser salía del baño de profesores-. Perdón, no te vi- su preocupada mirada me hizo olvidar el dolor..., hasta que tocó mi nariz, provocando que un ligero gruñido saliera de mi garganta-. ¿Te llevo a la enfermería? No deberías estar fuera del salón.

-Vine a buscarlo- agarré su mano, estaba fría-, ¿ocurré algo malo?

-¿Por qué dices eso?- su voz tembló, quizá por los nervios de ser visto conmigo, pero su mirada no se apartó de la mía.

-Nunca llega tarde.- Fue mi respuesta para acabar con aquella incomoda charla de pasillo.


   Hubo un pequeño instante de silencio en el que pude detallar las ojeras que mi profesor tenía, eso era inusual. Lentamemte solté su mano y él bajo la mirada, quizá un tanto avergonzado. Bufé sin ganas y halé de su brazo para ir al salón, esta situación debía ser al revés, pero Eleaser se dejaba hacer de mi y de su boca no salía queja alguna.


-¿Por qué te preocupas tanto por mi?- Ahora era yo el que no sabía cómo responder.

-¿Es algo impensable?- contesté rápido-. Su clase es mi favorita.


   Y por fin pude ver su sonrisa, tímido si, pero ahí estaba sólo para mi. Seguimos el camino en silencio hasta que estuvimos frente al salón...


-Ya traje al profesor, bestias. Compórtense- llegué para callarlos a todos y éstos aplaudieron en cuanto el profesor entró a dar su clase.


   (...)


   Rick tenía que torcerse el tobillo. Estabamos jugando futbol y el muy tonto pisó mal, y ahora estamos en la enfermería con la doctora vendando el tobillo de mi amigo.


-Eso te pasa por no ver por donde caminas- recibió un zape en la cabeza de mi parte mientras la doctora hablaba.

-Gracias Jess- Rick sonrió hacia la muchacha, ésta igual le sonrió y salió de la habitación.

-¿Lo haces a propósito?- Pregunté cómico y me levanté de mi lugar.

-No me juzgues. Tu amas al profesor y yo no digo nada- soltó una carcajada y sólo provocó otro zape en la cabeza.

-Nos vemos mañana, Ricky- era lo mejor irme-. Jess, cuida de él. Es un poco tonto- le murmuré a la enfermera y ella rió, dando una afirmación con la cabeza.


   (...)


   Ya el cielo estaba anaranjado. No podía creer que el tiempo en la secundaria pasara tan rápido. Caminé más rápido al estacionamiento en busca de mi moto y vi que Eleaser esperaba al otro lado de la acera, mirando atento al final del camino. Sonreí inconscientemente y, luego de encender mi moto y arrancar, me acerqué a él.


-Profe, ¿lo puedo invitar a cenar?- Sonreí al verle ahí tan sólo, de seguro con frío.

-¿N-No habrá inconveniente, Marcus?- Se aferró a su maletín como un pequeño a una almohada. Tierno.


   Reí ligero y le di un casco. Escuché un leve suspiro y luego sentí como unas pequeñas manos se aferraban a mi chaqueta de cuero; volví la mirada y le vi sonriendo contra mi hombro. Arranqué la moto y disfrute del rato callejero junto a la mejor persona del mundo. Agradecía que mis padres estuviesen de viaje, tenía la casa para mi sólo.

   En cuanto llegué a la puerta del apartamento, abrí y dejé pasar a mi profesor, éste entró con timidez y con las orejas rojas. Al entrar, cerré la puerta y suspiré aliviado.


-No sabes disimular- mi pequeño Eleaser sonrió para su querido alumno mientras dejaba su maletín a un lado.

-¿Yo? ¿Disimular?- me burlé.


   Entonces, en rápidos movimientos apegué a Eleaser a mi torso y robé sus labios, sus deliciosos labios traviesos y sabor a canela, esos que tanto me drogaban. El rubio enrrolló sus brazos en mi cuello; me encataba que fuese más bajo que yo, que su formalidad cayese ante mi y que me besara como si fuese la primera vez que lo hace.


-Toda la mañana esperando por esto- susurré contra sus labios y una pequeña risa de ellos.

-Yo también te extrañé- me acarició la mejilla, peinando un par de mechones de mi flequillo hacia mi oreja izquierda.

-¿Que ha pasado, Eleaser?- Pregunté, refiriéndome a sus ojeras, mientras lo cargaba sobre el mesón de la cocina.

-Yo..., yo no pude dormir anoche...- murmuró con la mirada desviada.

-¿Por?- Atraje sus ojos nuevamente a que me mirara y me acerqué para que no se desconcentrara.

-Ryan...- era su novio, el muy imbécil era empresario y no le dejaba en paz-, él llegó y... estaba...

-Ebrio- adiviné. Él asintió.

-Quería acostarse conmigo. N-No le dejé y me encerré en el baño; estuvo un buen rato golpeándola- terminó por relatar su noche. Inhalé con fuerza y Eleaser bajó su mirada a sus piernas.

-¿Te hizo algo?- Negó tranquilo-. Ésta noche te quedas aquí.


   Mi profesor me miró y sonrió con nostalgia, acarició mi mejilla con cariño y besó mi frente.


-Eres muy tierno- eso me hizo desviar la mirada-. Pero no quiero que te llegue a hacer daño un hombre como él.

-Falta una semana para cumplir la mayoría de edad. Luego si podré romperle la cara- él rió-. Que tengas 23 no significa que no pueda defenderte.

-No sé si eso es bueno o malo- rascó con nervios su nuca.

-Pues depende... ¿Te gustan mis besos?- tenté a su cuerpo.

-Si. Mucho.- Se sonrojó y los ojos le brillaron como un par de estrellas.

-Entonces es algo muy bueno- y finalicé la conversación con un beso, jugoso y apasionado.


   Fácilmente lo cargué por los muslos y Eleaser enrrolló sus piernas en mis caderas. Las cortinas abiertas dejaban que el aire entrara al apartamento, pero empezaba a sentir como mi cuerpo se calentaba.


-¿N-No que ibamos a cenar?- jadeó mi amante. Una relación tan peligrosa era muy interesante.

-Yo te voy a cenar- murmuré seductoramente y me encaminé a mi habitación con cierta alegría.

-E-Ey...!

-Pasé tu último exámen. Merezco un premio- sonreí. Su propia regla estaba en su contra.


   Nuestra "relación" había comenzado hacía un par de meses. Me había preocupado la primera vez que le vi, pensé que era un alumno nuevo y se veía más pálido de lo que es; sin embargo, su sonrisa era la misma y yo no había podido evitar ofrecer mi ayuda.


   *FlashBack*


   El muchacho iba caminando distraído, estaba acomodando su corbata con cierto temblor en las manos y el rostro destellaba en cansancio. En medio de la caminata del rubio, un cuerpo le hizo caer de pleno al suelo y el pelirrojo con el que había chocado no se veía de buen humor.


-Dis-Discúlpame. No miraba por donde iba- el rubio se excusó con rapidez al alzar su mirada, sintiéndose intimidado por esos fríos ojos.

-Me di cuenta- el pelirrojo cerró el casillero y con tranquilidad ayudó al rubio a ponerse en pie.

-Gra-Gracias...- el muchacho de ojos verde sonrió ligero.

-Ten cuidado a la próxima- comentó el más alto, pero algo le llamó la atención en aquel raro chico uniformado-. ¿Te sientes bien?

-¿Eh? ¿Por qué?

-Tu rostro..., está pálido- Marcus, apesar de seguir con su fría expresión, haló al desconocido camino a la enfermería.

-¿Por qué te preocupas por mi?- Eleaser se notaba intrigado ante la atención del aparente "chico rebelde".

-¿Por qué no?- rió el misterioso pelirrojo-. Jess, ¿podrías ver si este chico está bien?


   Desde ese entonces, en cuanto supo que el joven rubio no tenía buena alimentación y, por raro que sonase en el momento, su cuerpo era débil, Marcus no podía dejar de lado la atención que el ojiverde despertaba en sí.


-Gracias por tu atención. Nuevamente me disculpo- la risilla nerviosa del desconocido era cautivadora.

-No me convences. Algo malo te pasa, ¿no es así?- Marcus no podía disimular su curiosidad-. Me llamo Marcus, espero que mejores.

-Eres muy amable, chico malo- esta carcajada fue sincera-. Tranquilo, fue un placer conocerte Marcus. Pronto sabrás de mi.


   (...)


-Buenos días alumnos. Hoy ha llegado su nuevo profesor de Biología- el director estaba de mal humo; los alumnos no prestaban atención a sus palabras y seguían hablando.

-Buenos días, chicos- una alegre voz interrumpió el gran desorden; todos callaron inmediatamente-. Me llamo Eleaser Rogers y seré su profesor.


   Y pasó lo que nunca había ocurrido; en ese mismo instante, todos los chicos se acomodaron en sus sitios e hicieron silencio, cada quien pendiente de las palabras del nuevo y amable profesor que, claramente, estaba dispuesto a soportar las locuras del salón de "demonios".


-Sólo son Ángeles Caídos- hizo tal comparación, siendo visto por todos con impresión, sobretodo el director-. No serían normales si fuesen tan... robóticos.


   Así fue como cada alumno pasaba la materia, como Marcus se sintió más atraído por su profesor y como éste se dejó seducir por la fría mirada de uno de sus alumnos. Estaba mal, muy mal, pero valía la pena pasar por el riesgo.

   Un par de meses después, las insinuaciones de Marcus habían funcionado sobre el rubio profesor; una simple muestra de afecto como regalar una flor había sido encantador para el joven docente y apesar de saber que este tenía pareja, nada había evitado que un romance naciera entre lo prohibido entre profesor y alumno.


-Entiendo si te asusta. Esto no será un juego para mi, pero me encargaré de darte el cariño que mereces.

-Eres un tonto- Eleaser no había alzado su mirada, estaba asustado y a la vez feliz de haber aceptado tener esa cita, y los moratones que poseía en sus brazos, esta vez, no le amargaban el momento.

-En cuanto cumpla los 18, prometo que le romperé la cara por hacerte esto.

-Ocúpate de pasar las materias, no pienses en eso- un beso fue depositado en la frente del pelirrojo.

-Sino... ¿Qué pasaría?- bufó el más alto.

-No tendrías recompensas durante mucho tiempo- rió el rubio por su buena amenaza.

-Eso es ser cruel.


   *Fin FlashBack*


-Es triste para los profesores que seas buen alumno y, a la vez, un chico rebelde- Eleser se encontraba debajo de mi cuerpo; su uniforme había quedado en algún lado de la habitación al igual que mi camisa.

-Es genial poder tenerte aquí conmigo, ¿sabes?- besé sus labios-. Poder saber que puedo protegerte en mis brazos.

-Es agradable sentirme seguro- Eleaser se abrazó a mí-. Sentirte y saber que tu no me harás daño.

-A veces no creo que seas mayor que yo- vacilé-. Pero me encantas.


   Sin dejar que hablara, aproveché para besar sus labios y, bajando sútilmente, empecé a besar su cuello, a dejar marcas, a escuchar sus jadeos. Sentí como las suaves manos de mi amante se aferraban a mi cabello y como trataba de acallar sus gemidos.


-La recompensa incluye sonidos, ¿recuerdas?- Disfrutaba de lo tímido que Eleaser se ponía conmigo.

-Y-Yo..., no t-te burles de mi- lloriqueó infantilmente, cosa que me incitó a seguir con mi premio.

-Hoy puede elegir la posición que quiera, profe- me apoyé sobre mis rodillas, desabrochando lentamente mi correa.

-Quiero dominarte- el infantil profesor tomó mi brazo y me acostó sobre la cama, posicionándose sobre mi torso.

-Esta vista es asombrosa- ver un chico tierno con las mejillas rojas y sin saber exactamente qué hacer, es genial-. Dominame.


   Mordió su labio y se recostó hacia mi rostro, sus caderas se movieron sobre mi pelvis, haciéndome gruñir, y sonrió travieso al lograr aquello. Con suavidad suspiró contra mi oído y dirigió su mano hacia mi pantalón para terminar de bajarlo junto a los boxers.

   En cuanto nos vimos por completo desnudos, supuse que Eleaser se pondría nervioso por ser la primera vez en "dominar", así que lo atraje a mi para besarlo y, con cuidado, empecé a dilatar su entrada con mis dedos, algo que lo hizo jadear entre el beso.


-O-Oye- su entrada estaba tan estrecha.

-No esperabas que te lastimara, ¿no?- sonreí y él se dejó hacer por mi, aferrando sus manos a la sábanas y moviendo su lengua dentro de mi boca.


   Los gemidos de mi amante siguieron resonando en el apartamento, aún no le penetraba, pero debía admitir que sabía cómo volverle loco; me gustaba que me pidiera más.


-De-Déjame vengarme- jadeó sobre mis labios y, sin saber de qué hablaba con exactitud, su fiero movimiento sobre mi miembro me hizo gruñir su nombre.


   Eso cambiaba la situación, me estaba tentando de la mejor forma. El rubio gemía eróticamente mientras se movía encima mío, su trasero se afincaba a mi sexo y se ajustaba a la perfección; me obligaba a dejar la tarea de dilatarlo sólo para subir mis manos a sus nalgas.

   Ya sentía que la mente se me nublaba, deseaba estar dentro de Eleaser y hacerle el amor hasta la madrugada, perder el control.


-No me deja elección, profe.- Sus ojos cristalinos me miraron con intriga y placer.


   Su interrogante se vio con respuesta en cuanto me sente y le di la vuelta, así su espalda quedó contra mi pecho y mi hombría entre sus nalgas. Su voz sonaba tan suave y a la vez tan excitante; agilmente empecé a masturbarle mientras marcaba su espalda, provocando que su piel se erizara ante mi toque.


-Que bueno que aún queda la noche- agradecí al aire en lo que mi mano izquierda acariciaba uno de los pezones de mi pequeño ojiverde.

-Ngh... Ah... Mar-Marcus...!- Eleaser se aferraba a mis piernas esta vez-. T-Te quiero dentro- suplicó al ladear su cabeza hacia mi.


   Asentí dichoso. Lentamente lo alcé y evite que se corriera; sin titubear, lo penetré de una sola estocada, ya lo había dilatado pero su interior se sentía aún pequeño.


-T-Tan grande- jadeó Eleaser con lágrimas al borde del derrame y recostó su cabeza sobre mi hombro, acostumbrándose a mi intromisión.


   En breves segundos, sus caderas subieron y bajaron sucesivamente, algo realmente exquisito para ambos; mi pequeño ángel gimoteaba mi nombre y yo aprovechaba para juntar nuestras manos, entrelazar nuestos dedos.


-¿Es-Está mal que te ame?- Su pregunta provocó que le diera una fuerte embestida sin querer, le hice gemir con mayor fuerza y sus lágrimas se derramaron.

-No- me agarró desprevenido.

-Porque..., yo te amo demasiado.- Jadeó silenciosamente y apretó mi mano, sabía que estaba cansado.


   Lo acosté en la cama, le miré fijamente y sonreí como estupido. Besé su frente con cariño...


-Yo te amo mucho, tal vez más de lo que debería- reí-. Te amo, te amo, te amo.


   Así repetí y sus mejillas se coloraron un poco más. Eleaser trató de mover sus caderas, así que le ayudé con aceleradas embestidas; un sin fin de veces le repetí que lo amaba, quizá por ello se puso nostálgico y me besó en numerosas ocasiones con los más tiernos gestos que había visto.

   Pronto sentí como una ola de electricidad me invadía la espalda y como el interior de mi amante apretaba mi miembro. Rápidamente agarré cada muslo de mi profesor y aceleré mis embestidas, robándole un beso lleno de pasión y amor en cuanto los dos llegamos al climax al mismo tiempo.

   Salí con cuidado del interior del rubio y bajé sus piernas; abandoné sus labios y pude sentir su cálido aliento chocar con el mío.


-¿Te dominé?- Preguntó con ese toque de inocencia que lo caracteriza.

-Totalmente- le sonreí. Iban siendo las 7:15pm, según mi reloj de mesa, y la primera ronda había sido intensa y agotadora.


   Mi pequeño rubio intentó acercarse, hacer fuerza con sus brazos para atraerme, pero noté el gran sueño que le embargaba. Me incliné con intenciones de tentarlo, pegué nuestras frentes y rozamos narices, fue divertido verle hacer un mohín con los labios. Terminé por besarlo mientras me acomodaba a su lado, mientras nos arropaba a ambos del frío que ahora invadía la habitación.


-Gracias, Marcus- Eleaser agradeció luego del beso, esa mirada suya de niño pequeño me enamoraba y me decía que algo no andaba bien.

-Sé que algo me escondes- sonrió-. Pero no te puedo obligar a decirme.


   Eleaser bajó su mirada, por lo que la alcé y le sonreí.


-¿Recuerdas que te dije que te protegería?- él asintió-. Pues, aunque sólo falten 7 días, no quiero que algo grave te pase. Te vez más lindo con las mejillas rosadas, sin ojeras, la mirada con sincera alegría; tu cuerpo ya no debería ser marcado por malas manos, sólo tendría que poseer muestras de afecto que no te causen dolor alguno.


   Él sonrió y miró un par de marcas rojizas que tenía en el hombro. Yo rodeé su cintura y lo atraje a mi torso con cuidado, rápidamente mi ángel escondió su rostro en mi hombro y sentí un pequeño beso en el cuello.


-Un chico como tu no debería preocuparse por alguien como yo.

-Un chico como yo no debió caer ante la tentación de amar, y aquí estamos.

-Buen punto- su risa sonó tranquila; se estaba quedando dormido.

-Te amo, Eleaser.- Besé su sien y me dispuse a caer en brazos de morfeo. Mañana había escuela.


   (...)


   05:59am

   Me desperté un minuto antes de que la alarma sonara y la desconecte en pocos movimientos, la apagué por completo. Me volví con cuidado y confirme que Eleaser seguía dormido, abrazando una gran almohada y usando mi brazo como tal; su cabello estaba despeinado y sus mejillas coloradas, eso quería decir que había dormido bien y me aliviaba.


-Hora de hacer el desayuno- murmuré para mi mismo. Me moví sutilmente para evitar despertar a mi profesor, pero no sirvió de nada.


   Me sentí nuevamente halado a la cama y Eleaser se abrazó a mi cuerpo, sus labios formaban una dulce sonrisa y, antes de que le dijera algo, besó mi mejilla antes de darme los buenos días.


-Primero tenemos que bañarnos, pequeño rebelde- me hizo saber. Lentamente se apoyó sobre sus brazos y frotó uno de sus ojos, la sábanas se deslizó hasta sus caderas y pude apreciar las marcas rojizas que poseía gracias a mis besos.

-Por mi no hay problema- sonreí pícaro y besé rápidamente sus labios, para después cargarlo sobre mi espalda.


   -Una semana después-


   Era el día de mi cumpleaños y tenía exámen de Biologia, eso quería decir que mi regalo era doble. Sin embargo, algo no andaba bien; Eleaser no había llegado, no le había visto por los pasillos y el día se estaba acabando, y mi humor era el peor de todos.


-Rick, no tengo ánimos- ni las donas me animaban.

-Son tus favoritas, amigo- Rick estaba obviamente preocupado; nunca me niego a un par de donas.

-Él no vino...

-Ya casi suena la campana. Puedes ie a ver si está bien, yo te acompaño por si acaso- se ofreció amablemente, cosa que me hizo reír vagamente.


   Me limité a asentir y, como fue, la campsna sonó dando fin al día. Sin esperar mucho, Rick y yo nos montamos en mi moto y, estando encendida y suficientemente caliente, me dirigí al edificio donde Eleaser vivía. Saqué las llaves que mi profesor me había dado, Rick se quedó abajo mientras yo me encaminaba al ascensor.

   Al estar frente a la puerta, abrí en silencio y me encontré con un apartamento aparentemente vacío. Entré a la cocina, olía a café recién hecho; seguí hacia la alcoba y vi las sábanas estaban deshechas, eso me causó mala espina.


-¿Eleaser?- Llamé con firmeza.


   No escuché respuesta alguna, pero algo me decía que fuese a revisar alguna de las otras habitaciones. El baño estaba vacío al igual que el cuarto de invitados, terminé por echar un vistazo en la zona de la lavandería y ahí, detrás de n par de cajas, escuché la acelerada respiración de alguien... Era Eleaser.


-No Ryan, aléjate por favor. No quiero- el frágil cuerpo del rubio se encogió en su sitio.

-Eleaser, ángel...


   La asustada mirada de mi amante se alzó con miedo, no podía creer lo que estaba viendo. Rápidamente lo levanté para abrazarlo, su cuerpo temblaba y su vorazón estaba tremendamente acelerado.


-N-No debiste venir. Es peligroso- intentó regañarme, pero la rabia me invadió por completo en cuanto detalle su rostro: su labio estaba roto y su mejilla estaba hinchada, tenía las manos con cortadas y evitó que las tocara.

-Dónde está- fue más una orden que una pregunta.

-N-No sé...- su voz sonó quebrada-. Hace un rato dejó de golpear la puerta.


   Entonces la puerta principal fue azotada...


-N-No vayas, Marcus. Por favor- lloriqueó, se aferró a mi chaqueta, pero esta vez no dejaría que algo más le sucediera.


   Me quedé callado. Rápidamente le di mi chaqueta y salí del pequeño cuarto, para encontrarme con un hombre de mal ceño vestido de uniforme de oficina.


-¿Y quién...- un puñtazo fue lo que recibió antes de que terminara su frase.


   El tipo escupió, pero inmediatamente lo agarré del cuello de la camisa para estamparle otro golpe en el rostro, esta vez salió sangre de su nariz. Sin embargo, el azabache recobró fuerza y me golpeó en el estómago, cosa que me dejó sin aire.


-Un placer conocerte, Marcus Scott- el hombre rió cínico.


   Entonces Eleaser salió de su escondite, fue lo peor que pudo haber hecho, Ryan tomó camino hacia él y éste sólo le pedía que me dejara ir; el desgraciado estampó a Eleaser contra la pared, el sonido fue fuerte y el empresario sonrió al saber que había lastimado a su pareja. Sin titubear me levanté lo más rápido que pude y le di otro golpe en el rostro, alejándolo de Eleaser.


-Malnacido- vociferé en cuanto el golpe fue directamente a su quijada, eso lo noqueó.


   Inhalé con fuerza, mi mente se enfriaba de a poco y Eleaser volvió a ella. Me acerqué a mi profesor, éste sobaba su cabeza  se veía mareado.


-Vámonos.- Intenté ayudarle a levantar, su mirada estaba perdida y me imaginaba lo mucho que le dolía la cabeza.


   Sin embargo, me vi obligado a sostenerme de la pared al sentir como mi franela se humedecía. Mi respiración se hizo más pesada y Eleaser me rodeó con sus brazos, lentamente sentí como llegaba al suelo y como el dolor se centraba en mi costado derecho.


-N-No, Marcus. No cierres los ojos- la voz de mi amante se oía lejana, dolida, y su imagen estaba borrosa.


   Le vi arrastrar su cabeza hacia atras en forma de desesperación, aparentemente Ryan había salido corriendo. Saqué mi celular y se lo di, Eleaser llamó al primer contacto que se le vino a la mente y por suerte para mi, fue Rick.


-Ya viene la ayuda, pequeño. No te duermas.- Escuché sus súplicas lejanas, sus ojos eran como una cataratas y lo único que yo quería era un beso, pero la boca se me empezaba a llevar de sangre.


   Sonreí calmado, no entendía por qué tanta calma me invadía, pero Eleaser estaba bien y yo había cumplido por protegrerle.


-Qui-Quiero... que vivas conmigo- pedí en medio de mi alucinación.

-Lo que tu quieras, pero no me puedes dejar sólo, ¿ok? Recuerda que de todo me protegerías; de la soledad también. Así que tienes que volver a estar bien.


   Sonreí leve, mi pequeño profesor estaba tan preocupado; con lentitid alcé mi mano y toqué su mejilla, estaba empapada y caliente, pero eso no evitó que intentara acercarlo a mi rostro para pegar nuestras frentes. Él hizo el ademán de acercarse un poco más, yo también quería besarle, pero fue como una ola que me invadió sólo para quitarme la fuerza.


   -Narradora-


   El hospital estaba vacío, olía a medicamentos y las enfermeras tenían caras largas, con sueño o mal humor. Rick había logrado llamar a la ambulancia y ésta había llegado tan rápido como fue posible; la sala de espera sin familiares de veía aterradora, Eleaser agradecía que Rick estuviese sentado a su lado, así fuese en silencio.


-Estará bien- Rick no sabía qué más decir. Era extraño tratar a un profesor como la pareja de su mejor amigo.


   Sin embargo, el rubio sólo asintió con la mirada perdida. Le dolía la cabeza pero el corazón acelerado no le dejaba estar tranquilo; odiaba los hospitales.


   -Un par de horas después-


   Rick había tenido que irse, Eleaser agradeció su compañía. Eran aproximadamente las 10pm y el frío se colaba por los huesos del profesor, una de las enfermeras le facilitó una sábana térmica y ahora lo que quería era estar entre los brazos de Marcus.


-Familiares y Amigos de Marcus- una enfermera mandó a llamar mientras revisaba su libreta.

-Y-Yo soy su amigo- el rubio se acercó con traspie y terminó por mirar a la muchacha.

-El joven Scott ya salió de cirugía- la joven se ganó la sonrisa del profesor-. Está estable. Puede verle en la habitación 1703.

-Oh que alegría- el rubio respiró con tranquilidad-. ¿Puede llevarme a la habitación?


   La enfermera asintió con alegría y caminó hacia el ascensor, siendo seguida por Eleaser. Al llegar a la habitación con dicho número, la muchacha abrió la puerta y el rubio inmediatamente sonrió con nostalgía; la enfermera salió antes de cerrar la puerta junto a una sonrisa tierna y Eleaser, a paso rápido, se acercó a la cama donde Marcus empezaba a despertarse.


-Dios, Marcus... Eres un verdadero idiota- sin poder evitarlo, Eleaser abrazó a su pareja durante su regaño. Sus orbes verdes estaban cristalizados y sus manos temblaban.

-Pequeño ángel- Marcus correspondió al abrazo con fuerza, el alivio invadía su cuerpo al ver a su profesor en buen estado.

-Realmente eres un idiota- Eleaser apenas se alejó del cuerpo del pelirrojo, únicamente para darle un pequeño golpe en la frente, mostrando su ceño fruncido.

-Un pequeño ángel necesita de un idiota, ¿no crees?- El pelirrojo atrajó al ojiverde y plantó un beso en sus labios, algo sorpresivo y que Marcus aprovechó para quitar el par de lágrimas que bajaban por la mejilla del rubio.


   Al finalizar el beso, Eleaser permaneció con su ceño fruncido y cruzó sus brazos tal cual niño. El ojiazul rió al ver dicha reacción y agarró las manos del contrario, las besó con cuidado y notó el sonrojo que aparecía en los pómulos de su profesor.


-Te dije que te protegería- Marcus sonrió-. Aquí me tienes.


   Eleaser se dejó abrazar entonces de su pelirrojo y le besó la mejilla, diciéndole en voz baja lo mucho que lo amaba.


   (...)


   Los meses pasaron y Eleaser no volvió a ver Ryan. Usualmente se veía almorzando en casa de Marcus y éste no se molestaba en dejarle dormir, así fuese para mimarle hasta que se quedase dormido.

   La tarde de hoy, Marcus volvía alegre junto a Eleaser de la ceremonia de graduación del menor. El profesor estaba rebosando en felicidad ya que su alumno se había graduado y lo que quería hacer era cocinar, mimarle un rato por haberse graduado con honores.


-Haré un pastel, puede ser de fresa o de chocolate... o de limón- Eleaser dejaba su chaqueta a un lado mientras pensaba en qué cocinar.

-Todo suena muy rico- Marcus se deshizó de su birrete y, ya que tenía una franela y un jean bajo la toga, se la quitó sin miramientos.


   El rubio siguió derecho a la cocina, dispuesto a hacer algún buen postre para su buen alumno, pero se vio interrumpido por el mismo pelirrojo al cual quería premiar.


-Quiero algo más dulce que un pastel- el ojiazul besó el cuello de su pareja, ocasionándole escalofríos.

-Pero qué...- Eleaser apenas había volteado su rostro y se vio embriagado por los labios del más alto sobre los suyos.


   El pelirrojo terminó de voltear a su novio y le cargó de la cintura, embobándolo con el profundo y húmedo beso que le estaba dando. Eleaser sintió sus piernas flaquear y se sostuvo de los brazos del futuro universitario, sabiendo que éste no le dejaría caer.


-Tú eres más dulce que cualquier cosa- Marcus, luego de haber terminado el beso, comentó aquello con seducción en su voz.


   Eleaser, recuperando el aliento, bajó su mirada avergonzado. Marcus rió de la actitud de su querido novio, porque ya no era su profesor, sino su novio, y le levantó la mirada para verle sonrojado, cosa que le enternecio por completo.


-Ahora no tienes excusas para no darme un premio.- El pelirrojo sonrió ligero.

-Ahora te daré muchos más- la suave risilla de Eleaser hizo que al más alto se le coloraran las mejillas.

-Te amo- Marcus se acercó nuevamente al rubio.

-No lo dudo- pausó por un momento-, pero yo te amo por 5 años más, eso quiere decir que te amo muchísimo más.


   El infantil comentario del ojiverde hizo reír a Marcus, éste asintió y reforzó el abrazo que le tenía a las caderas ajenas, sintiendo como el dueño de su corazón le rodeaba el cuello.

   Terminaron viendo una película en el sofá, Eleaser entre los brazos del pelirrojo y éste evitando el quedarse dormido, cosa que fue una misión fallida durante una película tan aburrida; el hombro del rubio era suave y era como estar abrazado a una gran almohada con varonil perfume. En cuanto el mayor se hubo dado cuenta de que Marcus estaba dormido, prefirió arroparle con la sábana que estaba a su lado y acomodarse entre sus brazos para igual dormir un rato.


-Que descanses, pequeño- Eleaser le dio un beso al contrario en la mejilla y, como un gato, se dispuso a dormir contra el hombro de su novio.


   El más alto sonrió en medio de su sueño y acobijó mejor al profesor. Así, ambos lograron dormir.


   ---Fin---

   Cuando yo vuelvo y nadie me extraña. Okno. Mis amores! He vuelto de las cenizas... Tengo tiempo sin subir un Shot /w\ Espero que les guste y voten y comenten QwQ

   Ya que yo soy especial, les traje otra historia sobre un neko boy x3 Y es Shizaya x3 Así que les invito a leer! Como cuando la yo se inspira.

Besitos! Los quierooo ♥!

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