Prisoner | JungKook
— Estoy agotada – Dije con mi voz casi inaudible mientras tiraba el vaso de cartón a la basura. El liquido caliente del café ya se encontraba más que digerido en mi estómago.
— Yo también – Contesta mi compañero. Park Jimin. – Esta siendo una noche demasiado tranquila, y cuando pasa eso, mi cuerpo parece relajarse. ¡Ni el café hace efecto!
— No te relajes... – Comento pensativa. Siempre que la noche era así, acababa pasando algo malo.
— Tienes razón, siempre tenemos que estar con cuatro ojos. – Dice Jimin mientras se señala los ojos y después señala detrás de su cabeza. Dando a entender que debemos tener vista por la espalda.
Nunca pensé que, al terminar mi grado de policía, iba a hacer las practicas en una prisión. Al principio detesté este trabajo, detestaba a las mujeres que me llamaban zorra, lame pollas o cualquier otro insulto. Me sentía demasiado ofendida y quería salir corriendo por patas.
Me acostumbré a ello poco a poco. Me armé de valor y agarré una postura seria y dura, al punto en que los prisioneros me temían. Con esfuerzo pude ganarme el trabajo, pude imponer reglas y pude lograr que me hicieran caso.
Y aunque mi cuerpo y estatura no fuera la gran cosa, la actitud era lo más importante.
— Jimin – Lo llamé después de salir de mi trance – ¿Has podido hablar con... ya sabes, Jina? – El me mira con una mueca.
— No, no me atiende las llamadas – Ahora la que hace la mueca soy yo. Mi amiga es tan terca.
— Tarde o temprano, desistirá – Dije obvia. La conocía hace tantos años, éramos como uña y carne – Es muy orgullosa. Es uno de sus defectos, pero eso lo debes saber – Suelto una risa y Jimin me copia.
— Tienes razón. Pero pasaré por su casa en la mañana, a ver si deja de ser tan terca y habla conmigo – Se encoge de hombros y entonces empieza a sacar un pequeño paquete.
— ¿Enserio? – Lo miro con ojos abiertos y con una sonrisa de oreja a oreja cuando veo lo que es. – ¡Dame!
Jimin se rie.
— Pareces una niña – Dice y yo lo miro igual pero ahora pestañeando sin parar – Para , me das miedo.
Rio y agarro un paquete que me pasa el. Eran las mejores galletas del universo.
— No se como haces para que todos te hagan caso, cuando no estas trabajando, pareces una niña indefensa y tierna – Lo miro con el ceño fruncido. – No me mal interpretes, es que me parece increíble.
— Bueno, solo hago mi trabajo. – Susurro y adentro una galleta en mi boca. — Pero, hay uno que no logro hacer que se comporte.
— Lo sabemos todos – Dice Jimin enseguida. – Jeon JungKook.
Asiento.
— La verdad – Empiezo a decir – No hace caso a nadie. Vive en su burbuja, no lo entiendo.
— Apenas tiene 23 años. Es un jovencito que aun tiene las hormonas de un chaval de 15 – Suelto una risa – Ya aprenderá cuando le den por el culo. Pobre.
— No digas eso. No me gusta lo que hacen a los nuevos reclusos. – El se encoge de hombros. Otra vez – No creo que le hagan nada. Jungkook impone.
— En eso, tienes razón.
Jimin iba a decir algo más, pero fue interrumpido por el sonido de la alarma. Maldita sea ¿Justo ahora?
Ambos nos levantamos enseguida para dirigirnos hacia la oficina de nuestro encargado. El jefe de turno nos había llamado, vete a saber que mierda necesitaba ahora.
— ¿Señor? – Pregunté después de dar dos toques en la puerta. Un " adelante " se escuchó y entonces abrimos para darnos paso al interior.
— ¿Pasó algo? – Pregunta el rubio, Jimin.
— Necesito que tu , Jimin, vayas a la sección tres. Parece ser que ha habido una pelea – Este asiente y sin rechistar se va. – Haeri, necesito que tu vayas a la sección uno. Jungkook ha vuelto a hacer de las suyas .
Suspiro, no me apetecía ahora mismo remediar con el. Siempre era lo mismo, cada noche era igual y estaba cansada de sus berrinches.
— Si, señor. Enseguida – Salgo de la oficina y camino hacia el otro lado de donde habíamos venido.
Camino por los pasillos, pasando por la sección tres y dos. En la tres divido de lejos a Jimin agarrando con fuerza a uno de los presos. Era una de las secciones en donde no eran peligrosos.
Al llegar a la sección uno, JungKook ya se encontraba al lado de la puerta escoltado por un guardia.
— ¿Que ha echo? — Pregunto con la voz dura.
— Lo de siempre. – Suspiro. JungKook me mira con una sonrisa de lado.
— Vamos – Agarro a Jungkook de los hombros y nos adentramos al cuarto de las charlas.
Nunca lo había traído, tenia las esperanzas de que dejara de hacer tonterías. Pero, después de un mes viendo que no había avanzado nada, he decidido hablar con el.
— ¿Enserio has vuelto a mear en medio del pasillo, JungKook? – Niego con la cabeza.
— Quería verte – Me quedo de piedra ante sus palabras.
¿Qué mosca le ha picado a este mocoso?
— ¿Perdón? – Me siento en el sofá de tela y el se queda de pie. Mirándome aun con esa sonrisa ladina.
— Me atraes, Haeri. – Jungkook se acerca poco a poco a mi. Lo que yo reacciono y me levanto poniendo una mano en frente de el.
— Detente – Comento duramente. El no me hace caso, algo que no me sorprende, y se posiciona a escasos centímetros de mi.
Decido mantener una postura seria, a pesar de que interiormente estaba temblando. No podía negar que era un chico apuesto y eso hacía que mi cuerpo se estremeciera cada vez que nuestros ojos conectaban.
— Veo como me miras, pequeña – Su rostro estaba tan cerca que hasta podía sentir su respiración en mi cara – Haces que te desee tanto.
— JungKook, no... – Susurre mientras mis ojos se cerraban.
Sin decir nada más, sentí como sus labios se posaron suavemente sobre mi mejilla. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo e inconscientemente, un leve suspiro salió de mis labios.
— Mírame a los ojos y dime que no me deseas, Haeri – Abrí los ojos encontrándome con los suyos – Dímelo y me detendré.
Esto estaba mal, pero mi cuerpo se rehusó a reaccionar y yo sabía el porque. Iba a jugarme el trabajo si nos pillaban, pero ahora mismo, no me importaba en absoluto.
— Sabía que me deseabas. Lo supe desde el principio noona – Solo escucharlo llamarle así, me excitó.
Y no hubo mas palabras. Sus labios se estamparon en los míos en un beso duro y apasionado. Nuestras bocas moviéndose a un ritmo tan exquisito que mi cuerpo reacciono de tal manera que me humedecí al instante.
Llevaba tanto tiempo sin sexo que mi cabeza no pudo pensar en las consecuencias de tal acto. Mis manos, sin dejar de besarnos, buscaron las llaves de las esposas y las desabroche de sus manos.
Al instante, estas se posaron sobre mi cintura haciendo un poco de presión.
— Este uniforme de mierda, me molesta – Dijo JungKook cuando se separó de mis labios. Sentí frio en el mismo momento.
Jungkook empezó desabrochando el pequeño cinturón, donde llevaba un par de llaveros y un pequeño bate de madera. Quiso quitarme la chaqueta , pero lo detuve abriendo mis ojos.
— Hagámoslo rápido antes de que nos pillen – Comente jadeando. Estaba bastante excitada, y eso que solo nos habíamos besado.
— Tienes razón.
Al momento, JungKook me tiro sobre el pequeño sofá de tela y se posiciono encima mio. Junto nuestros labios de nuevo , pero ahora con un beso mas intenso, un beso en donde nuestras lenguas jugaron el uno con el otro.
Después de unos minutos, sus labios pasaron a estar en mi cuello, dejando suaves besos y pequeños mordiscos que hicieron que mi cuerpo temblara.
— Dios, JungKook – Jadeé.
Mis manos subieron de estar en el sofá a su pelo. Enrede mis dedos en el y lo estiré un poco haciendo que de su boca , saliera un gemido.
No voy a negarlo, eso hizo que me humedeciera más de lo que estaba.
— Mierda, noona – Mordí mi labio inferior al escucharlo maldecir. – No aguanto más.
Dicho eso, se levantó de golpe y se coloca entre mis piernas. Sus manos desabrocharon el boton de mis pantalones, y los bajo junto con las braguitas de flores.
Maldigo mentalmente por ponerme justamente una bragas de flores hoy.
Aunque a Jungkook parece no importarle , pues directamente sus dedos tocaron mi intimidad.
— Estas muy mojada – No pude evitar sonrojarme, y lo sabía pues mis mejillas se pusieron calientes de golpe – Me encanta ser yo el que te pone así.
— Calla y tocám.. — No pude terminar mi palabra cuando un pequeño grito se escapa de mi boca.
Un dedo se había introducido repentinamente en mi interior, y gracias a lo mojada que estaba, se deslizó sin ningún problema. Mis ojos se cerraron al momento, Jungkook seguía metiendo el dedo lentamente haciéndome sufrir.
Podía deducir lo que quería, pero mi orgullo no quería. No iba a rogarle que lo hiciera mas rápido, por mucho que lo quisiera, no iba a darle el lujo.
— Noona – Susurra y yo abro los ojos para verlo mirándome con una sonrisa.
Jungkook al ver que lo estaba mirando, acercó su rostro a mi intimidad y poso suavemente su lengua sobre mi clitoris. Eso me hizo estremecer y gemir su nombre.
El lamía y succionaba levemente mi punto débil a la vez que su dedo seguía moviéndose de dentro a fuera, esta vez aumentando un poco la velocidad.
A medida que pasaba el tiempo, siento como las paredes de mi vagina empiezan a tensarse, señal de que estaba por correrme y llegar al orgasmo.
Pero no quería que fuera así, necesitaba a JungKook dentro mío.
— Para – Susurre mientras intentaba alejarlo de mi. El me miró confuso, pero cuando vio que empezaba a quitarle los pantalones, me entendió.
Sonrió pícaro.
— ¿Quieres que te folle? – Pregunta directo.
— Si – Contesto, esta vez casi suplicando.
Me tenía muy mal.
— A sus órdenes.
JungKook terminó de quitarse los pantalones junto con sus bóxers y se volvió a posicionar entre mis piernas. Con sus manos , agarró su miembro bien erecto y lo acercó a mi entrada.
Su glande acariciaba mi vagina con suavidad, otra vez jugando con fuego, y yo ya no podía mas.
Me rendía.
— JungKook, porfavor... — Supliqué.
El sonrió y de un movimiento se introdujo en mi. Ambos suspiramos de placer al sentirnos juntos, era demasiado exquisito.
Estuvimos unos segundos así, hasta que empezó a moverse de una manera rápida y dura, haciendo que sus huevos chocaran con la parte baja de mi coño. Un sonido que era musica para mis oídos. Mis gemidos no estaban de más, sonidos agudos salían de mi boca y yo los intentaba callar en el hueco del cuello de JungKook.
Aunque seguramente los presos deben estar escuchándonos.
Mis paredes vaginales volvieron a tensarse, ahora si que no iba a detenerlo e iba a dejar liberar mi orgasmo.
— Voy a correrme — Dije entre jadeos. El al escucharme, hizo que sus movimientos fueran mas rápidos y bruscos.
Después de unos minutos, mi cuerpo dejó que mi orgasmo saliera, junto con un fuerte gemido. JungKook no se quedo atrás, y sentí como su miembro se tensaba y se ponía duro.
— Oh.. Noona – Y sentí como poco a poco dejaba de moverse.
— Debo admitir, que ha sido grandioso — Susurro dejando que esconda su rostro en mi cuello.
— Estaré esperándote cada noche.
Solo espero que no nos acaben pillando, estaba arriesgándome demasiado. Pero... me gusta.
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