Nocturne (JimSu).+18
Para aquel chico frente a mis ojos no era fácil comprender lo que estaba ocurriendo, podía ver como temblaba de solo darme una simple mirada, todos en esté maldito lugar me tenían miedo, y eso era más que agradable, me gustaba verlos temblar ante mi presencia, pero de solo pensar de que aquel joven de belleza pura me tuviera miedo, me hacía pensar en lo dominante que es mi presencia y en que debía bajar un poco mi guardia con respecto a él.
—¡Por favor, se lo suplico! Mi hijo no —de nueva cuenta esa mujer interponiéndose en mis ordenes, odio que hagan eso, estos simples mortales se creen capaces de tener todo el poder para brindarme su compasión y que pueda de alguna forma perdonarlos, pero no—. Apenas es un niño.
¿Un niño? No se veía para nada que fuera un niño, pero claro a los ojos de una madre, siempre será un pequeño.
—No tengo intensiones de obedecer a una sucia mortal como usted, solo entréguelo —pude notar el terror en sus ojos al escucharme hablar—. ¿O quiere qué los demás sufran las consecuencias?
Las cosas se hacen a mi manera, y eso todos lo sabían, nada ni nadie podía ser capaz de impedirme hacer algo, además, siempre es así, cada cien años escojo a alguien nuevo para que sea prácticamente mi acompañante, y otras veces ni siquiera duraban más de dos años conmigo, me hartan los mortales, y es inevitable el no querer hacerles daño, son tan débiles, llenos del líquido vital que me alimenta, y había formado un tratado para mantener la paz, debían darme a uno de los suyos, quien yo escogiese, se quedaría conmigo por un rato y los dejaría de molestar, habían aceptado sin problema alguno, pero ahora, ¿por qué no me entregaban a quién pedía?
—¡Déjalos! —otra voz se había unido a la conversación, mire detrás, allí estaba alguien más, su piel era tan blanca como la de cualquier rosa de pétalos tan finos y blancos, sus cabellos cubrían parte de su frente, su leve ceño fruncido, demostraba que estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de que dejase en paz a ese niño, además de ese porte tan seguro, sonreí ladino, alguien que me enfrente de aquella forma, merecía morir.
—No debes enfrentarme, mortal.
—Lo haré si es necesario, déjalos en paz, si quieres escoger a alguien para matarlo, que sea a mí —la mujer se mostró sorprendida al escuchar aquello.
—Yoongi, no, no lo hagas, ¡t-tú familia!
—Mi familia me desprecia —menciono aquel chico de nombre Yoongi, y por supuesto su nombre le da una enorme ovación a su persona, es brillante, me gusta—, no me queda prácticamente nada aquí, señora Jeon.
—No, ¡no Yoongi hyung! —ese pequeño corrió hacia el joven y lo abrazo de inmediato.
Siempre escojo sangre joven, es mucho más pura, pero analice detalladamente a aquel, su complexión es delgada, y a pesar de aquellas ropas inmundas, se veía perfecto, su belleza estaba cubierta, y con sus acciones podía considerarlo mucho más puro de lo que cualquiera en ese miserable pueblo podía ser, seguramente ha sido de esos chicos que han tenido una vida difícil, había muchos de ellos en estas tierras, y terminaban muriendo o en cosas peores, pero él, al parecer se había esforzado lo suficiente como para hacerme mirarlo más de lo que hubiese mirado a alguien como él, me atrae, es increíble.
—Es patético que te sacrifiques por estos bastardos —mencione divertido—, pero veo que insistes demasiado, vendrás conmigo, no esperes salir vivo de esto.
No me respondió, soltó un bufido y camino hacia mí, no podía apartar mi mirada de ese espécimen de humano, es simplemente fantástico, cuando por fin estuvo frente a mí, note que su estatura era solo escasos centímetros menor a la mía, mucho mejor para sentirme más superior a él.
—Camina —ordene, y él de inmediato obedeció.
Por fin tendría mi almuerzo, hace años que no pruebo un poco de sangre, relamí mis colmillos mirando su blanquecino cuello, simplemente perfecto.
—Tienes miedo —mencione, él apretó sus manos, evitando que dejasen de temblar, por más que lograba mostrarse tan calmado, podía sentir su miedo tan palpable, la valentía que había tenido desde un principio, había desaparecido por completo de su ser, y eso hacía que me sintiera con la necesidad de probarlo—. No finjas que no lo tienes, ¿por qué no escapas?
—Sé que podrías atraparme —menciono, apenas en un susurro, solté a reír al escuchar aquello, es muy listo, más de lo que creí.
—En efecto, precioso —mencioné y vi como él me miro de soslayo.
—Si vas a matarme, será mejor que lo hagas ahora.
En un movimiento rápido me pare frente a él, haciendo que se detuviera, mire sus ojos abrirse en demasía y pronto lo tome del cuello de su camisa, levantándolo como si no pesará absolutamente nada, sonreí al ver su miedo en sus ojos, pidiendo que lo soltase, pero no lo haría, acerque su cuerpo hacia él mío, y olí ese delicioso aroma, la sangre es dulce, como un buen vino fresco y añejo, se me hizo agua la boca de solo pensar en probarlo, en ser solo yo quien profane su exquisita piel con mis colmillos, y no resistí más, estampe su cuerpo contra el tronco de un árbol, escuche su quejido y sonreí.
—Hueles delicioso, ¿sabes? —pasé mi lengua por su cuello, lo sentí estremecerse, su respiración era errática, su cabeza se hizo hacia un lado, dándome más acceso a su cuello—. ¿Sabrás igual de placentero como tu aroma?
Pude ver su manzana de adán subir, había tragado grueso, relamí mis colmillos y ladee mi rostro, quedando más cerca de su cuello, mostré mis colmillos, quería que los mirase, quería que supiera lo que estaba a punto de hacer, quería que se imaginará la sensación de mis colmillos incrustarse bajo su preciosa piel.
Y entonces lo mordí, escuche su pequeño grito siendo ahogado en su garganta y demonios, el sabor metálico de su sangre, tan dulce paso por mi boca mientras succionaba despacio, era simplemente fascinante, perfecto, indescriptible, me separe de él relamiendo mis labios, era más que dulce, era como una fruta tan fresca, su cálida sangre recorriéndome, me sentía tan vivo.
—Eres simplemente delicioso —lamí la zona de la mordida al percatarme de la poca sangre que estaba saliendo, sentí como se estremeció al sentir mi lengua en su piel—, el espécimen perfecto de humano, ¡me encanta!
Mis colmillos volvieron a encajarse en su piel, sus manos estaban tomando mi ropa con fuerza, soportando el dolor de sentir su sangre ser succionada por mí, sonreí separándome para seguir sintiendo el dulce sabor de su líquido vital, tan exquisito, era como probar por primera vez un vino dulce al paladar.
—S-suéltame —menciono, sonreí ladino, tome su mentón e hice que me mirase a los ojos.
—¿Cómo podría matar a alguien como tú, cuando puede durarme esté gusto por más años? Aunque —mire como sus pupilas llenas de súplica me pedían que lo soltase, pero por supuesto que no lo haría, no lo dejaría escapa—-, si en verdad quieres que te deje ir, será cuando mueras, puedo matarte si gustas.
Vi cómo se estremeció ante mis palabras, no pude sentirme más que satisfecho ante todas las reacciones de su hermoso cuerpo, lo tome por la cintura acercándolo hacia mí, pegando por completo nuestros cuerpos, sin apartar mi vista de esos ojos marrones que brillaban bajo la luz nocturna que proporcionaba la luna, y pase mi pulgar de mi mano libre por esos finos labios entreabiertos, tenía miedo, y eso no me interesaba, sentía su cuerpo temblar contra el mío, y lo único que quería era probarlo aún más, y no desperdiciaría está hermosa noche.
—Tenemos que regresar, las criaturas nocturnas salen a media noche.
—Tú eres una de esas criaturas —solté una suave risa haciendo que él apartase su vista de la mía.
—Lo sé, precioso, ¿crees qué no me he percatado de ello? Aunque, tú eres ahora una de esas criaturas inocentes y perdidas, que creen en los bosques de cuentos de hadas, y que ha caído en las garras de alguien, el pobre e inocente pequeño, ese eres tú, precioso.
Mis dedos se deslizaron con delicadeza por la suave piel de su mejilla, mire sus mejillas enrojecer ante aquel tacto, no negaba que aquel acorralado por mí, se trataba de un humano hermoso, había pocos así de hermosos y que llamasen por completo la atención de alguien como yo, para mí, los humanos son simples sacos llenos de ese delicioso néctar que su corazón bombea por sus cuerpos, y ahora tener entre mis brazos a ese precioso ejemplar, me hacía sentir como el vampiro más afortunado de todos.
El camino fue corto al llegar a mi mansión, adentrada casi en medio de un profundo y oscuro bosque de árboles enormes, apenas y podían encontrarme, y era solo yo quien se encargaba de salir, los sirvientes son inútiles, más cuando están enterados de para quien trabajan, antes mis demás familiares gustaban de tener a humanos como sirvientes, varios de ellos habían terminado enamorados de sus sirvientes, y al intentar querer que se convirtieran en uno de los nuestros, terminaban siendo asesinados por completo, los sentimientos de por medio nunca debían de interponerse en nosotros.
—Sube, en la primera habitación, encontrarás ropa limpia en el armario, si gustas darte un baño, puedes hacerlo —le di instrucciones claras, observé como daba un corto asentimiento mientras se disponía a subir las escaleras.
Su sangre es demasiado para mi cuerpo, me sentí tan vivo de solo probarla, me está volviendo totalmente loco, necesitaba más, quería seguir probando su delicioso néctar, es simplemente lo mejor, pero debía contenerme solo un poco más, perder el control no es algo que a mí me gustase en particular, pero simplemente mantenerlo me era casi imposible ahora, apreté mis puños, mi sed de sangre estaba aumentando, usualmente no me ocurre esto cuando la tomo de cualquier humano, pero él solo pensar en que aquel chico está en mi mansión, el solo pensar que ese delicioso sabor estaba dentro de ese chico, quería poseerlo por completo.
Ignorando mis propias advertencias a mí mismo, mis pasos me guiaron justo a dónde le había dicho que podía quedarse a dormir, no iba a resistirme más.
Abrí bruscamente la puerta, y lo encontré a él, sus cabellos estaban húmedos y dio un respingo al verme, mire, su clavícula descubierta, pase la saliva que se estaba acumulando en mi boca y mis pasos fueron lentos al acercarme hacia él, no hacía ningún movimiento, estaba concentrado en solo enfocar su vista en mi ser.
—¿Tienes miedo, precioso? —dio un paso hacia atrás—. Intenta escapar y te mataré, puedo encontrarte en dónde sea, ¿por qué no mejor vienes a mí, hermoso?
—N-no quiero hacerlo —respondió titubeante, sonreí al escuchar ese temblor tan ligero en su voz, quería sonar amenazador, quería demostrar que tenía aún una miserable pizca de valentía en su cuerpo, pero sabía perfectamente que no la había.
—No nos hemos presentado como es debido, ¿no es así?
—Sé quién eres —me respondió, era obvio, doy más de mil sustos con las terribles leyendas que se murmuran por su pueblo, si no me hubiera llegado a conocer por ese medio, estaría aquí parado frente a un tonto, pero esté humano no lo es-, Park Jimin...
Escuchar mi nombre salir de su hermosa boca, en su melodiosa y fantástica voz, me encantaba, mis pasos por fin habían llegado hacia él, aparto su mirada hacia el suelo, pero a mí no me gusta que hagan aquello, así que simplemente lo tome con dureza del mentón, obligándolo a mirarme a los ojos.
—D-duele—-menciono colocando su mano sobre la mía, intentando apartarla.
—Mírame cuando te hable, ¿comprendes eso, Yoongi? —a duras penas escuche una afirmación apenas audible salir de sus labios.
Mis ojos viajaron hacia sus ropas, simples, por unos instantes pensé que tomaría algunas ropas mucho más elegantes, el chico es sencillo, pero cualquier prensa, inclusive sus viejos harapos que traía puestos, hacían ver su figura perfecta, aquellos pantalones oscuros se ajustaban tan bien a sus piernas torneadas, y esa camisa blanca holgada con los primeros botones desabrochados mostrándome parte de su pecho y su clavícula, el simple hecho de verlo de aquella forma me hacía sentir tan excitado, mi mano libre fue a dar a su cintura, atrapándola en un abrazo y acercándolo hacia mí, juntando nuestros cuerpos por completo, nuestras bocas casi se pegaban y no apartaba la mirada de mis ojos, eso es simplemente lo mejor, mi mano viajo más abajo de su espalda, acariciándolo suavemente hasta llegar con sus glúteos y apretarlos con mis manos.
Soltó un suave gemido al sentir mis acciones, sonreí divertido ante eso.
—¿Te gusta, precioso? —pregunte volviendo a realizar lo mismo, haciendo que soltase un suave jadeo, dándole un masaje a aquella zona y apretándola de vez en cuando—. Gime mi nombre, hermoso —apreté de nuevo.
—J-jimin —gimió, obediente, tan sumiso ante mi presencia, me estaba volviendo loco con solo aquello, sin esperar más solté su mentón y junté mis belfos con los suyos, mordiendo sus labios con mis colmillos haciéndolo dar un salto al sentir como lo tomaba en aquel beso, abrió su boca permitiendo que mi lengua viajará por su cavidad bucal, disfrutando ambos del dulce sabor de su deliciosa sangre.
Me separe de él, relamiendo mis labios y mirándolo con una media sonrisa de mi parte, mis manos viajaron de inmediato hacia su entrepierna, sintiendo el pequeño bulto que se había formado, estaba tan excitado como yo, y no desaprovecharía esta oportunidad.
—¿Q-qué haces? —pregunto al sentir como jalaba sus pantalones hacia abajo, para tener acceso a sus partes íntimas, coloque un dedo sobre sus labios.
—Sé que lo quieres tanto como yo lo hago, vamos, precioso, te haré tener la mejor noche de toda tu miserable vida, Yoongi —bese castamente sus labios un par de veces, creando un chasquido al separar nuestros labios, mis manos de inmediato viajaron por su cuerpo.
Dándose paso por el cuerpo de aquel precioso humano, pase mis manos por el borde de su ropa interior por fin bajándola al igual que sus pantalones, le di un beso en los labios para distraerlo, moviendo mis labios tan parsimoniosamente y dulcemente para que disfrutará del contacto de nuestras bocas, sus manos viajaban por mi pecho aún cubierto por la molesta ropa, quito el saco que traía puesto con algo de mi ayuda, escuchando el ruido sordo que hizo al caer, sin tomarle más importancia, fuimos caminando a pasos cortos, hasta que por fin él quedo más cerca del borde de la enorme cama y por fin lo tire encima del colchón.
Sonreí al ver su respiración agitada, sus pezones erectos se podían ver sobresalir, y esas hermosas y esbeltas piernas pidiéndome su atención, quite por completo sus pantalones además de su ropa interior, dejando por fin sus piernas a toda mi disposición, separe con cuidado sus piernas, poniéndome justo en medio y tome una de ellas para repartir besos por sus muslos, mordía levemente, causándole pequeñas heridas para poder probar el delicioso sabor de su sangre, escuchaba sus jadeos y gemidos ser retenidos, y ser soltados por completo con mis mordidas, mis ojos estaban concentrado en él, mirando como sus gestos se hacían cada vez más desesperados, solté un gruñido al sentir como se apegaba a mí, sus caderas se movían de un lado a otro desesperado por querer tener más atención en otras partes de su cuerpo.
—Vamos hermoso, quiero escuchar que me pides por más —pase mi lengua por su muslo sintiendo como se erizaba su piel ante el tacto con mi lengua.
—J-jimin... aah...
—Eso... me gusta mi nombre en tu voz —frente a él me fui desabotonando la camisa para después mostrar mi trabajado cuerpo.
Observe como relamía su labio inferior, en verdad que esté humano me estaba volviendo loco, me acerque hacia él, posicionándome encima sin aplastarlo por completo y desabotone los últimos botones de su camisa, para después con su ayuda quitársela por completo, dejando expuesto su cuerpo ante mí, completamente hermoso.
—Mira que precioso eres, y solamente eres mío —bese uno de sus pezones, provocando que soltase un suave suspiro ante mis acciones—, ¿te gusta esto?
Mi mano viajo hacia su entrepierna, tomando su pene comenzando con un suave vaivén, apretando su glande y acariciando suavemente la punta, mire como se retorcía bajo mi tacto.
—Aaah... m-más... aaah —sonreí ante su suplica, pero aun así aparte mi mano, sentí como movía su cadera incomodo al no poder sentir mis caricias, sonreí ante eso, y acerqué mis labios hacia su clavícula, besándola parsimoniosamente, lamiendo y chupando su piel, mordisqueándola causándole daño, sentir el sabor de su sangre, aunque fueran solo algunas gotas, me encantaba.
Seguía escuchando mi nombre salir de sus labios, sentí sus manos viajar por mi abdomen y mi espalda, sintiendo sus cortas uñas enterrarse en mi piel cada que lo mordía, se sentía más que fascinante sentir aquellas uñas en mi piel mi erección dolía bajo mis pantalones, y pronto sentí sus manos viajar al borde de mi pantalón, lo miré a los ojos, y pude ver algo de duda.
—Hazlo hermoso, quiero que lo hagas.
Paso su legua por sus finos labios, sentí como de forma torpe logro quitar mis pantalones, le ayude un poco para que pudiera por completo quitarme aquella prenda que no hacía más que estorbar en mi cuerpo, bese sus labios al sentir como acariciaba mi extensión por encima de la tela de mi ropa interior, sin dejar de besar esos delicados labios suyos, tome sus manos y las dirigí justo por el bordillo de mi ropa interior, invitándolo a quitármelos, lo cual hizo al instante.
Por fin ambos estábamos desnudos, entre besos y caricias por todo nuestro cuerpo, sentí como hacia su cabeza a un lado para darme acceso a su cuello, pase mis colmillos por aquella extensión de piel, sintiéndolo estremecerse, y hundir sus uñas en mi piel, aún sentía miedo de lo que soy, pero lo está disfrutando tanto como lo hago yo, bese la extensión de su cuello hasta por fin llegar a su mandíbula, y separarme para volver a juntar nuestros labios.
Sin pedirle permiso, lleve mis manos hacia sus glúteos, separándolos y apretándolos a mi antojo, escuchándolo gemir mi nombre, y esos suaves jadeos que me hacían querer seguir con lo que hacía, sin que él lo esperara, enterré uno de mis dedos en su pequeña y estrecha entrada, su espalda se irguió ante aquello, levanto su cuerpo hasta juntar nuestros pechos, su ceño se frunció ante mis acciones, nuestras respiraciones eran entrecortadas, y sin esperar a que se acostumbrase por lo menos al intruso en su entrada, comencé a mover mi dedo, sacándolo y metiéndolo, haciendo círculos.
—D-duele... duele mucho —menciono, besé sus labios para brindarle más tranquilidad—, J-jimin... aah...
—Tranquilo, ya pasará...
Le asegure, me miro suplicante, podía sentir su interior tan cálido, tan perfecto, quería que mi pene por fin estuviera dentro de él, metí un segundo dedo observando como su expresión cambiaba, soltando jadeos y pasando sus manos por mis cabellos jalándolos levemente, y sus caderas se movían de arriba a abajo, pidiendo más contacto, saque mis dedos de inmediato, pronto me miro a los ojos.
—Más... por favor, Jimin...
—Con mucho gusto, hermoso.
Tome mi pene con una de mis manos, separe un poco sus glúteos y me introduje en él de una sola estocada, observe como apretaba la mandíbula ante el dolor, soltó un grito ante aquello, y yo besé sus labios, espere unos momentos, no quería que no lo disfrutará, el sabor de la sangre con dolor no es para nada dulce, y yo quería que lo disfrutará, que tuviera un orgasmo junto a mí.
—H-hazlo... —me indico asintiendo y haciendo su cabeza hacia atrás.
Comencé a moverme, y mierda, su interior apretaba tan bien mi extensión, podía sentir su interior tan cálido envolver mi pene, sentía como sus manos se enterraban en la piel de mi espalda mientras seguía penetrándolo, mis embestidas aumentaron de velocidad, y sus gemidos eran cada vez más audibles, pidiéndome cada vez más, dedicándome cada uno de sus espasmos de placer solo a mí, repitiendo mi nombre en gemidos que me hacía no querer parar, era simplemente mejor que el mismísimo infierno.
Su pene se rozaba en mi abdomen, haciéndolo jadear y cerrar sus ojos complacido por sentirme dentro de él, besaba sus labios, un beso fogoso, nuestras lenguas se acariciaban mutuamente, peleando por el control, pero siempre era yo quien ganaba aquellas batallas, pronto sentí un cosquilleo en mis testículos, joder, en verdad que estar penetrando a Yoongi era de lo mejor.
—¡Aah! Jimin... —gimió alto para luego sentir como se corría sobre nuestros vientres, y sus paredes apretaron más mi extensión para luego sentir como el placer llegaba a mí, solté un gruñido al correrme por fin dentro de él, liberando toda mi esencia, llenándolo por completo.
Nuestras respiraciones eran agitadas, y mire hacia su rostro, sus cabellos eran un desastre, sus mejillas estaban totalmente sonrojadas, pase una mano por sus cabellos despejando en parte su frente y depositando un casto beso en sus labios.
—Te dije que lo disfrutarías, hermoso —mencioné mientras le sonreía—. ¿Me darás algo como recompensa?
Miré como tragaba grueso y hacia a un lado su rostro, dándome total acceso a su cuello, sonreí ante eso.
Mis labios se pasaron por la extensión de su tersa piel y me detuve en cuanto llegue al final de su cuello he inicio de sus hombros, y encaje mis colmillos escuchando su quejido por la mordida, y disfrutando del delicioso sabor de su sangre.
Jamás me cansaría de probar todo de él.
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