~Capítulo 2/2~
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Los personajes de inuyasha no me pertenecen, son propiedad de la gran Rumiko Takahashi.
Aviso:Contiene lemon fuerte y lenguaje explícito.
>"Narración de autora"<
>"Diálogo de personaje-"<
>"(Notas de autora o aclaraciones)"<
>"(Pensamientos de personajes), flashback y charla interna"<
>"Diálogo de inuyasha yokai-"<
>"•×××××××××××××××××××××ו" (cambio de escena)<
•×××××××××××××××××××××ו
Estaba totalmente preocupada, el aun no despertaba después de tantas horas. Tampoco es que quisiera que lo hiciera, en esa situación ella estaría completamente sola e indefensa...espera ¿sola? ¿A donde fueron los demas?.
Flashback...
-¡Inuyasha!- sus amigos inmediatamente se levantaron para auxiliarlo, estaba muy herido todo su cuerpo estaba cubierto de sangre.
-kagome, recuestenlo aquí- sango, aun adolorida, se levanto del saco para dormir de kagome, haciendo referencia a lo que había dicho.
-Pero sanguito tus heridas...
-No se preocupe excelencia, ya no siento dolor- mentira- además necesitan atenderlo rápido, esta sangrando demaciado- dijo refiriéndose a su estómago.
-La sangre no le pertenece a el completamente...- murmuro la pulga sobre el lomo de la nekomata.
-¿P-pero que pasa si despierta?- dijo con su voz temblorosa, igual que su cuerpo, el pequeño kitsune asustado por la idea de que no los reconociera e intentara asesinarlos.
-Esperemos que no lo haga...no se si esta vez pueda detenerlo (ahora es mas fuerte...)- esa idea dio mil vueltas por su cabeza.
-Con mayor razón tenemos que salir a buscar a tesseiga, no podemos quedarnos sin hacer nada- la taijiya decidida se arreglo lo que quedaba de su traje de exterminadora y tomo su hiraikotsu soltando un apenas audible jadeo de dolor- Excelencia quédese con kagome, si inuyasha despierta haga lo posible para alejarlo de ella. Vamos kirara- la nekomata ya sana maullo y siguió a la castaña a la salida.
-No sanguito, aun estas herida y en ese estado no vas a poder mantenerte en pie mucho tiempo.- el hoshi se acerco a ella tratando de hacerla entrar en razón.
-Exelencia, es de extrema importancia encontrar a tesseiga, usted escucho lo que mioga-jisan dijo, si no traemos a tesseiga y se la entreguemos a inuyasha el podria hacerle daño a kagome. Yo no quiero arriesgar a kagome a que eso suceda- su voz era seria igual que su mirada- si usted valora la vida de nuestra amiga. Le pido por favor que no me detenga- el monje quedo en completo silencio al escuchar eso último -vamos kirara- y con eso salió de la cabaña. Con gran esfuerzo ella pudo subirse sobre la nekomata ya transformada, le dolía su espalda y parte del abdomen pero ella no se rendiría tan fácil. La nekomata ascendió del suelo y sobrevoló los aires perdiéndose de la vista del Hoshi que recién había salido de la cabaña para hacer a la taijiya entrar en razón.
Tras él salió la miko, también estaba preocupada por su amiga. No quería que arriesgara su vida sólo para salvarla ella- Vaya por ella, su estado aun es sumamente delicado- su voz tranquila y decidida hizo que un jadeo de sorpresa salíera de la boca del hoshi.
-Señorita ¿está segura de lo que me pide? no pretendo dejarla sola, con inuyasha en ese estado no sabemos de lo que es capaz de hacer- ella lo sabía pero por ahora no era de importancia, tenía que hacer que el monje fuera por su amiga. Temía más por la vida de la taijiya que por la suya propia, por Inuyasha no había problema podría usar el kotodama su favor.
-Estoy completamente segura miroku-sama. Así que le pido que por favor vaya tras ella y si no logra convencerla de regresar ayúdale a buscar a tesseiga para terminar con esto de una buena vez- el monje primero la miro con duda, tenía razón tenían que terminar con esto y volver a su amigo a la normalidad.
-Está bien Kagome-sama, pero dejaré a shipoo con usted ya que si el despierta shippo podrá llevarla a un lugar seguro- entró de nuevo la cabaña y tomó su báculo listo para marcharse.
-No miroku-sama. Yo no quiero arriesgar a shippo a esa situación. No quiero que termine herido. Llévelo con usted les puede ser gran ayuda con su olfato.- El pequeño kitsune tembló ante la idea de que inuyasha despertara y lo lastimara gravemente al intentar defender a kagome de un posible ataque.
El monje no sabía qué hacer, kagome era demasiado terca, por más que tratará de hacerla entender que no se podía quedar sola con Inuyasha, ella no hacía ni el mínimo caso a sus advertencias. -Está bien señorita pero tomé- de su tunica sacó dos pergaminos y se los entregó a la azabache que los recibió curiosa. -Son pergaminos espirituales, pueden neutralizar a un demonio fuerte pero por un debido tiempo, en caso de que Inuyasha despierte coloque uno sobre su pecho y el otro en su frente él no se podrá mover aunque luche con todas sus fuerzas- kagome entristeció ante la idea de ver a su amado sin poder mover un solo músculo, postrado en el suelo de esa sucia cabaña, pero no había de otra.
-Está bien, vayan con cuidado- el monje y el kitsune se despidieron de la miko y emprendieron el regresó al campo de batalla donde antes se encontraban, siguendo el rastro de sango y kirara. La cabaña se quedo en completo silencio hasta que una pequeña vocecita hablo en el hombro de la muchacha-
-¡Kagome-sama! ¡Yo también tendré que irme, le pido por favor que tenga mucho cuidado con el amo inuyasha!- la miko asintió. Aunque había olvidado por completo que él estaba ahí.
-Lo tendré mioga-jisan- la pulga asintió y dándo grandes brincos salió de la cabaña dejando sólo al transformado InuYasha que estaba inconsciente y a la entristecida kagome por el estado de su compañero de peleas.
Fin del Flash Back
Los últimos rayos del sol, el cual se ocultaba anunciando que la noche pronto llegaría, entraban por los pequeños agujeros de la cabaña.
El frío calaba los huesos de kagome por lo que tomó la manta y se acurrucó lado de Inuyasha mirándolo con tristeza, llevaba horas y el aun no despertaba.
Se dio cuenta, por la constante observación en su cuerpo, que estaba totalmente manchado de sangre y lodo. Tuvo que salir de su pequeño refugio dentro de la manta para tomar un paño humedo y pasarlo por toda la suciedad que cubría el cuerpo de su amado. Durante todo su recorrido por esos fornidos brazos y ese músculoso abdomen no pudo evitar acariciar cada parte del escultural cuerpo del hanyo. Debe admitir que lo deseaba tanto, desde hace tiempo lo había querido dandole besos y proporcionandolé caricias por todo su pequeño cuerpo.
Decidió dejar de hacer eso, no debería aprovecharse de que ahora está inconsciente. Por más que quisiera tocarlo debería contenerse, ahora tenían algo más importante por lo que preocuparse.
Dejó el paño a un lado de ella y miro el rostro de Inuyasha, aún seguían esas marcas moradas qué hora tenían un poco más de profundidad, eran más grandes y oscuras...eso no lo había visto antes; sus colmillos sobresalientes de su boca eran brillantes y filosos, demasiado peligroso para cualquier ser vivo. Bajo su vista y sus garras también habían crecido de una manera extraordinaria, al parecer el yokai era más fuerte que antes. Su yoki estaba demasiado elevado, era más grande y fuerte, no tenía la total seguridad de que los pergaminos de miroku le sirvieran de algo.
Muchos pensarían que en ese momento ella debería de tenerle miedo pero...¿porque temerle? era SU Inuyasha y si fuese el humano, el yokai o el hanyo, era su Inuyasha. Ella lo amaba en todas sus formas, lo amaba tal cual era, no lo rechazaría ni le temeria porque ella sabía que él nunca le haría daño.
-(Nunca me harías daño inuyasha....)- ese pensamiento le calentó el corazón, simplemente por que era verdad.- Sólo te pido que despiertes...- murmuró, se inclino y besó la comisura de sus labios, era lo más cerca que tenía de un beso de su hanyo.
Trato de levantarse y volver a su lugar para acurrucarse contra la manta que tenia cubriéndola del frio, pero la fuerza con la que una mano con grandes garras le sujeto la nuca le impidió la acción, lo próximo que sintió fue otra de las grandes manos tomarla de la cintura para sentarla a horcadas sobre el celestial cuerpo que estaba recostado aun en el suelo.
-Inu~ - no pudo terminar ya que sus labios fueron tomados de manera posesiva y brusca por los de él ahora yokai. Al principio se sorprendió bastante que sólo se quedó petrificada, pero con los movimientos de los labios de Inuyasha contra los suyos la sacaron de su letargo y no tuvo otra opción que corresponder al beso con la misma intensidad que el. Se dejó llevar por aquel apasionante beso, incluso abrio sus labios un poco más y el introdujo su lengua dentro de la pequeña cavidad de la chica, ella gimió levemente al sentirlo liberar el agarre de su nuca y acariciar su cuerpo, de una manera que la encendía totalmente, aún sobre la tela de su uniforme.
Inuyasha gruño complacido ante ese sonido que era música para sus oídos, quería más...más de esa pequeña niña que estaba sobre él, quería verla sumisa ante el, entregada a toda la pasión que tenía para ofrecerle, quería escucharla soltar más gemidos, suspiros, jadeos y gritos...todos esos sonidos que lo encenderían a cada instante, en cada segundo que pasaria mientras la poseía fuerte y salvajemente. Porque sabía que lo haría, ya no podía aguantar más tiempo encerrado dentro del hanyo sin poder saborear a su hembra, quería tenerla de todas las maneras, quería hacerla suya permanentemente para poseerla cada vez que se le antoje y para que ningún otro estúpido macho se acerque a ella, porque sólo sería suya y aquel Imbécil qué ose tratar de separarla de su lado sería asesinado por sus propias manos de la manera más horrible.
La sintió respirar irregularmente, le estaba faltando el aire ¡maldición, no se quería separarse de ella! quería tenerla así para siempre, pero ella era humana y necesitaba respirar. Así que gruñendo de inconformidad corto el beso, no estaba nada feliz de separarse de esos deliciosos y carnosos labios que la chica poseía. La observó respirar irregularmente sus labios estaban hinchados y enrojecidos, con una pequeña herida que el mismo había causado con uno de sus filosos colmillos, su rostro estaba sonrojado y su pecho subía y bajaba de una manera tan sexy qué lo hacían ponerse duro.
Kagome no estaba mejor, sentía todo su rostro caliente a lo igual que su cuerpo, la humedad entre sus piernas estaba empezando molestarla y ver a inuyasha debajo suyo con esa sonrisa triunfante, no ayudaba en nada.
-Por fin...voy a poder reclamar lo que me pertenece- su sonrisa se ensanchó aun mas al imaginar todas las cosas que le haria a kagome ahora que estaría mas tiempo fuera.
Kagome tratando de contenerse e ignorar el deseo que en ese momento la carcomía, decido hablar.
-I-inuyasha ¿como te sientes?- su voz estaba temblorosa igual que su cuerpo.
-Estoy perfectamente bien perra- en un movimiento rápido se giro quedando el sobre ella entre en medio de sus delgadas y cremosas piernas.
-E-espera inuyasha, tienes que descansar! Debes de estar hambriento- trato de empujarlo para apartarlo de encima pero era imposible.
-Si estoy hambriento- tomo el mentón de la chica y se acerco a su rostro- pero de ti, quiero probarte, quiero que seas tu quien sacie mi hambre perra- la azebeche se sonrojo tanto que ahora su rostro competía con el ropaje de su amado. El yokai sin pensarlo mucho tomo los muslos de la mujer apretandola más contra él, y poseyó nuevamente los labios de la chica en un brusco beso lastimandolos con sus colmillos, kagome no pudo evitar gemir y enrollar sus brazos su cuello para profundizar más ese beso. Por inercia se apretó contra él sintiendo ahora su erección bajo su falda frotándose contra sus bragas que estaban totalmente mojadas.
-Mmmm...- estaba gozando plenamente de eso, podria estar todo el dia bajo sus brazos. Pero no...no podia, sus amigos llegarían en cualquier momento y no sabia que podía pasar con inuyasha en ese estado. El beso fue cortado por ella recibiendo un gruñido de molestia- L-lo siento inuyasha- se giro sobre el y sin saber como rápidamente coloco los pergaminos en su frente y pecho inmóvilisandolo. Rápidamente se levantó y se dio la vuelta para evitar que el viera el fuerte sonrojo- Y-yo lo siento...
-Grrrr~ kagome! Quítame esta mierda ahora!- por mas que lo intentaba no podía mover ni un maldito dedo. Era tan patético, ni siquiera noto cuando kagome había tomado esos malditos pergaminos y cuando ella estaba sobre el pensó que iba a tomar la iniciativa. Pero que estúpido!
-L-lo siento inuyasha...pero no puedo. No hasta que sango y miroku lleguen con tesseiga- (o hasta que termine el efecto de los pergaminos)- Aun sentia su cuerpo caliente, las manos de inuyasha sobre su cuerpo la habían excitado demasiado- Tendré que darme un baño- si, tal vez funcionara, cuando se dirigían a la cabaña había visto un lago muy cerca de ahi- saldré por un momento- se dijo a si misma sabiendo que inuyasha la escucharía.
-¡¿Que?! ¡No vas a hacer eso! ¡Menos con ese maldito aroma!- trato de forcejear pero ningún maldito dedo podía mover, estaba empezando a cabrearse.
-Llevare mi arco inuyasha, estaré bien te lo prometo- le sonrió ya con sus cosas de baño y su pijama en sus brazos- no tardaré mucho- y con eso salio de la cabaña apresurada, no se demoraría mucho, no quería dejarlo solo tanto tiempo.
En la cabaña, un cabreado inuyasha estaba que humeaba de las orejas, esa perra se había atrevido a desobedecerlo y claro que se las pagaría. La haría llorar y gritar de tanto placer. Tan solo la idea lo había puesto duro, ¡demonios! ¡Maldecia al monje por haberle dado esos malditos pergaminos a kagome! Como quisiera tenerlo en frente para descuartizarlo con sus garras.
-No debiste hacer eso.
Dijo una voz de repente seguida por otra.
-Por si no lo recuerdas ella te sigue teniendo miedo.
-Callense estúpidos! Maldita sea! Esta me las pagarás kagome....
-No te atrevas a hacer algo que ella no quiera, te lo advierto...
-No seas estúpido hanyo, yo nunca haría eso....
-Pues tus acciones demuestran lo contrario 7-7
En yokai estaba rojo del coraje, ese maldito humano y ese hanyo lo estaban haciendo perder la paciencia.
-Y a ustedes quién carajos los llamó?! Yo estoy haciendo lo que ustedes par de idiotas nunca tuvieron el valor para hacer! Así que cierren la maldita boca!
Y con eso no volvió a escuchar sus voces.
•×××××××××××××××××××××ו
Pasaron 20 minutos y kagome aun no regresaba ¡¿Que tanto estará haciendo?! ¡Maldita sea! ¿Y si estaba en peligro? ¿Y si el maldito de naraku se la había llevado? No, ¡no! ¡Tenia que quitarse esas malditas ideas de la cabeza, destruir esos malditos pergaminos y ir por su perra!
-¡Maldita seas kagome!- se incorporo con gran esfuerzo, sentia su cuerpo malditamente pesado como si miles de yokai's estuviera sobre el. Uso toda su fuerza para levantarse, el sudor corría por su cuerpo y sus venas se marcaban por el esfuerzo- ¡Me...las vas a pagar!- grito grotescamente una vez que logro ponerse de pie- mierda...maldito monje, lo matare cuando lo vea...- jadeaba de cansancio el poder de los pergaminos lo habia agotado- veras lo que te espera...perra- tomo los pergaminos en sus manos y los despedazó ahora sonriendo, imaginaba todo lo que le haría a la pequeña Miko una vez que la tuviera en sus manos. Justo cuando iba a salir en su búsqueda detectó su delicioso aroma; al fin estaba regresando, el no pudo hacer nada más que sonreír. Esa pequeña Miko estaba a punto de caer en sus garras.
•×××××××××××××××××××××ו
¡Ese baño había sido realmente bueno! Todo su cuerpo estaba relajado , aún le dolía un poco su cuello pero fuera de eso sentía muy bien.
Mientras más caminaba más cerca estaba de la cabaña, si se habia sentido mal por dejar a inuyasha solo ¡pero solo fueron unos minutos!
Sonriente entró por el umbral de la cabaña.
-Ya regresé inu~ ¿Inuyasha?- miró en suelo donde se supone que debería de estar el pero solo estaban las vendas y los pergaminos destrozados, por un momento pensó lo peor.
Dejo caer sus cosas al suelo cuando escucho un fuerte gruñido provenía de la parte más oscura de la cabaña, miro hacia esa dirección y pudo ver los ojos carmesí de su hanyo brillando de furia, lujuria y deseo.
-¿Por que tardaste tanto?- su voz profunda le provocó un escalofrío.
-T-tenia algunas cosas que pensar inuyasha- en verdad trato de sonar firme pero al verlo levantarse y acercarse a ella a pasos lentos hizo temblar su voz.
El yokai sonrió, esa miko parecía un pequeño conejo asustadizo que el estaba a punto de devorar. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la azebeche la acorraló en una de las paredes de la cabaña.
-Sabes...odio que me desobedezcas, ese hanyo es demasiado blando contigo- susurro en su oreja casi gruñendo- Pero yo me encargaré de eso.
-Inuyasha....- ¿qué debía hacer? Aunque temblara de miedo esas palabras la había echo excitarse- ¿qué me pasa?- el yokai gruñó complacido por el aroma a excitación que dio de lleno en su delicada nariz, esa hembra lo volvía totalmente loco.
-¿Que pasa perra? ¿Nos excitamos?- kagome solo giro su mirada avergonzada- Mmm sabes? Me gusta que seas asi. Ahora mismo me pareces igual a un pequeño conejo acorralado por su depredador...eres tan pequeña y sexy que, joder, estoy tentado a tocar cada rincón de tu cuerpo
-Inuyasha...- Lo miro a los ojos, directamente a esas lagunas de sangre que brillaban con un brillo especial y unico.- Yo...- De verdad no sabia que decir. Ese yokai la ponía muy nerviosa, pegaba mucho su fuerte y grande cuerpo al pequeño y frágil de ella.
-Mj mi pequeña perra...hueles tan Malditamente delicioso. - El yokai paso sus garras por los brazos de kagome sintiendo como se erizaba su piel.- que quiero follarte tan duro hasta que no puedas levantarte por un tiempo.- Malditasea, los estragos en el cuerpo de kagome a causa de esas palabras eran inevitables. Le estaba empezando a gustar que le hablara de esa forma.
- I-Inuyasha...tu..n-no estás...del todo...consiente...t-tienes que descansar...aún...no sanan tus heridas...- trato que su voz no saliera tan temblorosa pero al sentirlo bajar sus manos de sus brazos, cintura y trasero. No había podido evitar ponerse nerviosa.
-Oh pequeña. Tu no sabes en realidad lo que causas en nosotros. El hanyo te desea. Tanto como yo. Queremos que seas nuestra compañera, nuestra hembra- subió sus manos por su espalda rozando sus garras con su piel y con estás destrozó la camiseta de kagome y con ella su sostén. La miko no pudo evitar soltar un gritito de sorpresa y trato de cubrirse, pero el no se lo permitió y tomo sus manos con una sola de las suyas, sujetandolas sobre su cabeza contra la pared de la cabaña- Puedo notar...que tú cuerpo tiembla y no por el miedo...por qué te niegas a lo que has deseado ahora?
Kagome lo miraba sonrojada...el...tenia razón...desde hace tiempo había deseado que...el la tocará y la hiciera suya...por qué...debería de negarse ahora que...tiene la oportunidad de hacer el amor con el hanyo, aunque esté en este momento sea un yokai. Decidida a dejar esto pasar, solo cerro sus ojos entregándose al yokai, quien sonrió al ver cómo se entregaba por completo.
-Buena elección - Inuyasha termino por romper la parte inferior de la pijama de la chica y de nuevo la beso mientras sus grandes y fuertes manos comenzaban un sensual y salvaje recorrido por todo su bello cuerpo.
Kagome estaba en un mar de sensaciones. Soltaba pequeños suspiros, gemidos y jadeos.
El yokai estaba más que complacido por ellos bellos sonidos. Y quería más. Mucho más de ella. La haria gritar y llorar de un infinito placer.
En menos de lo que quiso ya la tenía contra el suelo. Encima de todas las vendas que una ves habían estado en el cuerpo del yokai. Kagome no podía pensar ni hacer caso a lo que la estaba rodeando. Solo en sus caricias y sus gruñidos.
El yokai sabía muy bien dónde tocar, sus manos la recorrían de pies a cabeza. Mordía su cuello, sus brazos y viajaba a sus pechos para lamerlos con hambre.
-Inu...tus colmillos...- Jadeo la chica con el rostro completamente rojo.
-Lo se. Te encantan- le sonrió de una manera que la hizo mojarse. Eso le encantó más a inuyasha, amaba ver somos esa hembra se iba perdiendo en la pasión ardiente.
La falda de kagome desapareció, kagome se cubrió el rostro apenada. Inuyasha sonrió y le quitó sus bragas de un tirón. Lo único que tenía encima eran sus calcetas, esas las dejaría, su hembra se veía sexy con ellas.
- Inu...espera que vas a hacer- El rostro de la pequeña azebeche enrojeció más cuando sintió que le abrió las piernas.
- Mj pequeña perra hablas mucho- Bajo por su cuerpo repartiendo lamidas en sus pechos, su torso, su vientre y su ombligo, hasta llegar a su monte de venus, dónde dió una lamida haciendo que kagome gimiera un poco- Joder perra eres deliciosa.
- Inuyasha...no....seas tan atrevido- volvió a cubrirse su carita con sus manos.
El yokai solo rió y se metió en medio de sus piernas.
- Te voy a hacer delirar- gruñe mostrándole sus afilados colmillos y sin hacerce de esperar empieza a lamerla.
La pequeña colegiala gimió alto al sentir su hábil lengua en ese lugar tan sensible.
- I-Inuyasha! E-espera~ ah- la chica respiraba agitada sintiendo como el recorría sus pliegues con su lengua. Casi grito cuando su lengua hizo circulos sobre su clítoris, no puso evitarlo y lo tomo por el cabello para hacerlo pegarse más a ella y sus piernas rodearon su cuello.
El yokai no pudo estar más complacido por eso. Abrazo sus piernas y la mantuvo firme sin dejarla moverse, la lamía con más intensidad su lengua la probaba desde su entrada hasta su hinchado clítoris.
- Carajo eres lo más delicioso que eh probado- el yokai no la dejaba descansar ni respirar. Kagome gemia mientras sus manos seguían jalando su cabello. Sus ojos estaban llenos de lágrimas causadas por el placer y la saliva salía de su boca. Estaba próxima a correrse en la boca de su yokai, el estaba más que encantado con eso.
-I-inu...ya...Ah~! Inuyasha....yo...ah~! ya no puedo mas- murmuró la colegiala con esfuerzo y su respiración agitada. Ese demonio la mataba de placer con su lengua.
La única respuesta que obtuvo fue un fuerte gruñido contra sus labios intimos que le causó una fuerte oleada de placer.
Basto con que inuyasha diera un par de lamidas más para que ella terminará en un fuerte orgasmo en su boca. Kagome soltó su cabello y su cuerpo sobre el suelo...estaba agotada...
Inuyasha se levantó y sonrió mientras se lamía los labios...Pobrecilla...estaba cansada y el apenas estaba comenzando con la diversión. La iba a devorar completamente.
-E-eso...fue...increíble...- murmuro su pequeña humana.
- Y aún estamos empezando- gruñó el demonio lleno de deseo- Es hora de que me regresés el favor no, perra?
Ella lo miro confundida. Pero al instante todos los colores se le subieron de nuevo al rostro al ver cómo se deshacía del nudo de su hakama dejando su erecto, grande, rojo e inchado pene a su vista.
-Que?...c-como...que...regresar el favor...- parecía una Pervertida, si. Pero no podía dejar de mirarlo, era muy grande. Su humedad aumento al imaginarlo dentro de ella, tanto que tuvo que sentarse sobre sus piernas y apretarlas.
El yokai solo sonrió ante tan obvia reacción.
- Ya lo sabes perra- toma sus manos y la hace tocar su pene. Con una sonrisa se acercó a su oreja- Quiero que lo chupes.
La pequeña miko se quedó helada ante tal petición, su rostro estaba tan rojo que seguro le haría competencia al Haori de su amado.
-Yo...este...quiero...bueno...ah...- estaba tan nerviosa que no podía ni terminar una frase.
- Que pasa? No tienes que hacerlo si no quieres- rogaba a kami que no se negara.
- No!...es que...yo...quiero...hacerlo...pero...no se- balbuceaba
- aprenderás con el tiempo. Así que empieza- estaba felis de que su hembra haya aceptado ese maldito deseo que tenía desde hace tiempo. Se sentó sobre el suelo lo más cómodo que pudo.
Kagome estaba nerviosa. Quería hacerlo bien y poder satisfacer a su yokai así como el lo había echo el con ella.
Tomo un poco de aire y beso el cuello de inuyasha para después empezar a bajar repartiendo más besos en todo el bien formado cuerpo de su hanyo. Si, estaba súper nerviosa y no sabía que hacer.
Cuando llegó a su miembro se sonrojo aún más y tomando valor lo tomo entre sus manos. Inuyasha soltó un leve gruñido al sentir sus delicados dedos contra su sensible piel.
- Es...muy grande...- murmuro pero obviamente el yokai lo escucho.
- Ahora imagínate cuando esté dentro de ti- dijo con diversión a lo que ella solo pudo sentirse más avergonzada y excitada.
Kagome tomando valentía movió sus manos para después darle la primera lamida a la punta de su falo, su sabor era raro, pero no desagradable.
La miko miro a los ojos al yokai al mismo tiempo que empezaba a lamerlo repetidas veces, cuando se sintió lista lo metió un poco a su boca.
Inuyasha gruñía con fuerza, siempre había soñado con tener la boquita de su kagome al rededor de su polla. Esto era un sueño, debía serlo por qué se sentía increíble.
La miko miraba sus gestos, era excitante ver cómo ella tenía a ese demonio gruñendo y haciendo muecas por el placer. Lo sentía palpitar en su boca, estaba por terminar. Esperaba sentir su semilla en su boca.
Inuyasha pensaba lo contrario, no quería correré en su boca. Quería hacerlo cuando estuviera en su interior por lo que la separó de el y la recostó en el suelo a la ves que devoraba sus labios en un brusco beso.
- Inuyasha... Amm- Traba de hablar la pobre en medio de ese beso. Pero lo maximo que podía hacer era tratar de seguirle el paso.
El yokai no aguantaba mas, por lo que sujeto las piernas de kagome y las abrió para meterse entre ellas. La colegiala se puso nerviosa al sentir el efecto pene del yokai rozarse contra su sensible entrada.
- I-Inuyasha espera- Corto el beso empujándolo un poco de los hombros- Perdón...es que...estoy...muy nerviosa...
- Desde este momento vas a ser mía perra. Te voy a hacer mi hembra y nunca podrás escapar de mi, ni irte con ningún otro macho.
- Inuyasha...yo...quiero...ser tuya...yo...estoy...enamorada de ti... quiero que...te quedes conmigo que me ames...
El yokai la miro...el no era bueno con las palabras ni los sentimientos humanos. Pero el hanyo y el humano en su interior estaban contentos de escuchar esas palabras, amaban a kagome.
- Por eso...quiero que...vayas lento está...es mi primera ves..
- Lo sé kagome, iré despacio. Lo eres todo para mi- sin más beso su cuello y se acomodo contra su entrada.
Kagome sonrió, a pesar de que esa frase no era una confesión, Se sentía feliz que aquel yokai le dijera algo así era algo que solo pasaría una ves en su vida.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escucho un gruñido cerca de su oreja y sentir como el pene de inuyasha empezaba a abrirse paso dentro de ella de una manera lenta. La colegiala abrió los ojos enormemente al sentir como irrumpia en su interior. Era muy grande y ancho, le causaba un leve ardor.
- Carajo, se siente tan apretado- Gruñó el yokai y sin pensarlo termino de entrar en su interior de un embiste, arrancando de golpe su pureza.
Ella solo cerro sus ojos con fuerza y se abrazo de el escondiendo su rostro en el cuello de inuyasha.
El yokai no se hizo de esperar y empezó a moverse lentamente escuchando los pequeños quejidos de su humana. Conforme pasaban el tiempo las embestidas empezaban a ser duras, fuertes, y rápidas. Los pequeños gemidos de dolor de kagome empezaron a convertirse en gritos de placer.
Kagome estaba atrapada en el enorme placer que su inuyasha le ofrecía, esto es lo que ella había querido, que su inuyasha le demostrará que la amaba de alguna u otra manera. Amaba escucharlo gruñir contra su oreja y sentirlo lamer su cuello, como también sus manos que acariciaban su piel, sus pechos, todo su cuerpo. Las manos de inuyasha eran increíbles.
Los embistes de Inuyasha eran fuertes, pero iban aún más. Hasta el punto que llegaba a ser muy brusco con su libre humana que solo podía gritar, gemir, llorar de placer y enterrar sus uñas en su fuerte espalda o sus hombros.
El yokai no descansaría hasta dejar completamente marcado el cuerpo de esa sexy humana bajo sus garras. Para demostrarles a todos a quien le pertenecia.
Paso la mitad de la noche haciendo delirar a su kagome, en diferentes posiciones en casa esquina de esa vieja cabaña, dejando el aroma de ambos en ese lugar.
Kagome no aguantaba mas...sentía que en cualquier momento si cuerpo colapsaría y quedaría inconciente, se había corrido tantas veces como para poder contarlas y su yokai no le daba descanso alguno.
Cuando inuyasha supo que era el momento hizo que kagome lo mirara. La miko tenía el rostro rojo, sus ojos lagrimosos, sus labios inchados, y su flequillo pegado a su frente por el sudor. Para el no había mujer más hermosa en ese momento que ella.
- Estás preciosa perra- Murmuro cerca de su oreja y bajo a su cuello. Empezó a lamer el lugar donde estaría su marca mientras movía a kagome contra su erección. Ella gemia por lo bajo. Cuando por fin la preparo sus colimillos crecieron y el no pensó dos veces antes de enterrarlos en su cuello.
Kagome cerro sus ojos con fuerza y pego un leve gritillo. Sus uñas se enterraron en sus hombros tratando de calmar el dolor. Los que eran gemidos de dormir se convirtieron en unos de placer cuando inuyasha la movió de arriba abajo en su miembro.
Cuando terminó, junto un poco de la sangre de kagome en su boca, se mordió los labios haciendo que le sagraran y hizo la mezcla de sus sangres para después tomar el mentón de kagome y dársela en un beso apasionado. La miko no hizo más que corresponder a su beso mientras bebía esa extraña mezcla.
- Con esto....todos esos malditos machos sabrán que eres mía. Esta es mi marca, y desde ahora eres mi hembra. Vivirás tantos años como yo así que estarás toda la eternidad junto a mi
Kagome lo miro y sonrió
- Te...amo inuyasha- Lo beso y después cayó sobre el agotada.
Una ves cometido su objetivo, el yokai dejo salir al hanyo. Quien solo miro a su kagome y la abrazo con fuerza.
- Yo también te amo kagome- La beso y alcanzo su Haori para cubrirla con el.
Al día siguiente se encargaría de explicarle las cosas, su kagome merecía todo. Así que el sería el responsable de ella, de que viviera felis en su época, después se encargaría de contruir una cabaña para ambos aunque esa no estaba tan mal.
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Y con esto termino este pequeño relato jaja después de casi un año jaja
Les pido una disculpa jeje pero espero que disfruten de este pequeño lemon
Nos vemos después. Los quiero mucho ✨
Dejen su comentario y su voto✨
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