Rosaria
-: Sueltenme -dice una niña con una piel pálida fantasmal muy notable. Tiene el pelo desgreñado de color vino que es corto desde la espalda y algunos mechones en su flequillo son de un tono más oscuro, mientras es sujetada por dos hombres con ropas de nobles-.
-: Sujetenla que no se vaya a escapar -el hombre se acerca a la niña mientras se baja su bragueta-.
-: Hazlo rápido que yo también quiero -dijo uno de los hombres que sujeta a la niña-.
-: Me tomare mi tiempo.
-: Quiero ver un espectáculo -decia una mujer con ropas de nobleza sentada en un sillón mientras que con su mano se frotaba sus labios inferiores-
La niña como si viera un monstruo un ser infernal de sus ojos salían lágrimas de frustración y terror aquella fue ultrajada por aquellos tipos mientras era observada por aquella mujer que no la defendió si no que estaba disfrutando de aquel abuso que se unió a aquel acto.
-: Maldita perra mira el desastre que hiciste -decia una mujer mientras le pegaba con un baston- Limpia de inmediato -dijo mientras la seguía golpeando-.
Aquellos abusos y maltratos eran la vida cotidiana para aquella niña pero un día llegó el rey y la salvo de aquel abismo en el que estaba.
Varka: Este será tu nuevo hogar -decia aquel hombre mientras estaban en frente de un orfanato-.
La niña observaba como unos niños jugando
Y divirtiéndose, de la puerta del orfanato salió un sacerdote que los saludo.
Seamus Pegg: Que bueno verlo por aquí su majestad.
Varka: Les traje a esta chica para que la tengan en su cuidado.
Seamus Pegg: Claro.
Varka se despidió del sacerdote y de la niña, la niña fue guiada hacia los demás niños para que la conozcan.
De momento aquel recuerdo aquel sueño fue interrumpido por la voz de una niña.
-:Mamá despierta, mamá.
Aquella mujer abre sus ojos encontrando a una niña de piel clara ojos amarillo como el oro y un cabello color vino que es corto desde la espalda y algunos mechones en su flequillo son de un tono más oscuro.
Carina: ¿Por que dormías afuera? -decia la niña a su madre que estaba acostada debajo de un arbol-.
Rosaria: Estaba cansada.
Rodaría viste de monja ceñido que consiste en una cofia larga blanca y negra con forro rojo, una blusa blanca de cuello alto sin mangas y guantes blancos largos, una falda larga de color negro y rojo que revela parcialmente su pierna derecha y completamente revelando su pierna izquierda. con la parte superior del muslo envuelta en cinturones negros y medias de rejilla negras con tacones plateados.
Su atuendo está adornado con múltiples accesorios de plata y oro blanco incrustados con gemas rojas, el más notable de ellos es una tiara plateada en la parte superior de su cofia, un colgante de plata en su top blanco, un broche de oro blanco en su hombro izquierdo y cadera izquierda, múltiples anillos de garras de plata en sus dedos y un pequeño incensario de plata atado a su muñeca derecha con un largo trozo de tela negra.
Carina: Mamá te busca Barbara, ¿Te escondías de ella? -preguntaba la niña a su madre-.
Rosaria: Ya le dije que no quiero participar en bautismo.
Carina: ¿No eres una monja? mamá -dijo la niña confundida-.
Rosaria: Mi trabajo es diferente al de las monjas pequeña -decia su madre-.
Carina: ¿Y cual es tu trabajo mamá?.
Rosaria: Mi trabajo es hacer cosas que otros no pueden hacer, yo me ensució las manos por este reino y por ustedes mis hijos.
Carina: ¿Ayudas a la reina?.
Rosaria: Así es.
Carina: ¿Ayudaste al rey malo? -decia preocupada-.
Rosaria: ¿Tu crees que lo ayude? -decia un poco preocupada de que su hija le tema y la odie-.
Carina: No -dijo la chica abrazando una pierna de su madre- mamá puede parecer aterradora, sería o kuudere, pero nunca alguien mala.
Rosaria aunque no lo muestre en su expresión pero la mejillas de ella se enrojecieron por las palabras de su hija.
Aquella palabras le recordaron a un hombre, al hombre con el compartía a sus tres hijos su hijo mayor, Carina y la bebé hace tres meses nació, el hombre que ama uno de los cuatro que han podido entrar en su corazón.
Rosaria: Vamos a ver a tu hermanita -decia Rosaria empezando a caminar-.
Carina: Hai -la niña corría para alcanzar a su madre tomando su mano para caminar juntas- Mami ¿Amas a Papá?.
Rosaria volteo a ver a su hija que la miraba curiosa esperando su respuesta.
Rosaria: Lo amo.
Carina: ¿Cómo te enamoraste de papá?.
Rosaria guarda silencio mientras busca por sus recuerdos en qué momento fue que aquellos sentimientos derritieron su corazón.
Rosaria: Tu papá y yo nos conocimos antes de yo enamorarme de el -dijo entrando a su hogar con su hija-.
Carina: En la guerra de la libertad de Mondstadt -dijo la niña esperando la aprobación de su madre-.
Rosaria: Así es, ¿Quien te contó sobre eso? -dijo un poco seria-.
Carina: Papá -dijo feliz- me lo contó antes de dormir como un cuento.
Rosaria suspiro pues su hija puede ser muy mimada por parte de su padre se puede decir que es la princesa de papá, la niña de papá.
Rosaria sabía que eso ocurría bastante con su hija y el resto igual, esos niños pueden salir muy malcriados si el los cría solo.
Carina: ¿Cómo es tu historia de amor mamá?.
Un chico de pelo rubio y con ojos de color rosa pálido como los de su madre que se encuentra en el sofá leyendo un libro que deja de lado escuchando a su madre con su hermanita.
Ecel: Interesante, yo también quiero escuchar.
Rosaria se encuentra acorralada por sus dos hijos que quieren escuchar su historia de ella y su esposo.
Rosaria: Mi historia fue después de aquel incidente, los dos no hablamos mucho solo unas cuantas palabras, para mí aún era alguien en quien desconfiar, pero una noticia golpeó a su barco y me devastó.
Dijo mientras recordó de cómo fue ese día en el que se tuvo que despedir de su compañero de tragos, pues este paso a mejor vida.
Al otro día estaban en el velorio y después a su entierro, Rosaria se alejó de los demás para estar sola para poder tomar un trago para desahogar sus penas tras la muerte de un gran amigo.
También quería alejarse de ser el centro de atención al no ser expresiva, ella de verdad le dolía la partida de su amigo aunque no lo demostrará ella se siente devastada, se dirigió a las a fueras del cementerio y re pido sus brazos en un barandal de mármol.
Sus pensamientos se llenaron de los buenos momentos que vivió junto con su gran amigo mientras tomaba de aquella botella, Rosaria mete su mano en su pantalón sacando una caja de cigarrillos sacando uno y buscando su encendedor.
Aether: ¿Te ayudo? -responde Aether con una llama negra de fuego está en su dedo índice-.
Rosaria no pronunció palabra y solo acercó su cigarrillo a Aether que con gusto lo prendió.
Rosaria ignoro la presencia de Aether, pues seguía en sus pensamientos, Aether se recostó de espaldas al barandal llamando la atención de Rosaria que lo voltio a ver.
Aether: Lo siento -dijo este viendo hacia al frente también devastado- fue mi culpa, no pude estar ahí para salvarlo.
Rosaria: ¿Está muerto el que hizo esto? -pregunto ella seriamente que su mirada cortaría a cualquiera en pedazos-.
Aether: No, pero su final es no tener final el sufrimiento eterno, todos ese es su pecado -dijo este viendo a Rosaria-.
Rosaria se sentía enojada al saber que el que mato a su amigo no está igual que el, su ira también se dirije hacia Aether por no poder salvarlo.
Pero entendía que al salir al mar te expones a la muerte y el odio del mundo.
Rosaria: Te creeré esta vez -dijo Rosaria viéndolo- ¿Alguien más cayó aparte de Kaeya?.
Aether: Una chica que estaba perdida y no recordaba quien era, ella también cayó en las manos de la muerte.
Rosaria: Bien -dijo está mientras exhalaba el humo del cigarrillo-.
Los dos quedaron en silencio aunque no fueran desconocidos, era la primera vez que tenían una conversación larga.
Aether: ¿Por que te alejas te? -pregunto este curioso mientras la miraba viendo las calles de Mondstadt-.
Rosaria: No quiero llamar la atención -dijo mientras fumaba-.
Aether: Oh ya veo, pues yo creo que todos manejamos el dolor de otra forma -dijo viendo a Rosaria- tu estas sufriendo por dentro, aunque no lo demuestres pero tienes que dejar salir ese sentimiento, yo no te juzgare.
Rosaria seguía observando a Aether mientras unas lágrimas le salía, Aether limpio sus lágrimas mientras le sonríe.
Aether: Tienes un buen corazón aunque siempre tienes un rostro de pocos amigos, eres una buena persona.
Rosaria no pronunció palabra mientras observa a Aether ella nunca había tenido una conversación con el, solo unos saludos y ya esa era la relación entre ellos dos, pero ahora que "tienen" una conversación se volvió una relación de amigos ya la sospechas hacia el, ya son del pasado.
Unas cuantas visitas los hacían más cercanos aunque Rosaria no fuera mucho de hablar, solo lo escuchaba a él y de sus aventuras con sus Nakamas.
Aether se había vuelto un compañero de compás con el que pasar la noche, ella lo escuchaba y opinaba algunas cosas, como lo intrépido, valiente y irresponsable que es Aether cuando se trata de sus viajes.
Rosaria: Para ser el capitán eres infantil -dijo está tomando de su copa-.
Aether: ¿En serio? -dijo este ladeando la cabeza hacia un lado- Hmmmm -Aether recordó algo extraño que estaba sucediendo en aquel instante- Rosaria ¿Por que dejaste de fumar?.
Rosaria: A ti no te gusta así que lo estoy dejando.
Aether: ¿Por mi? -dijo este señalando a si mismo-.
Rosaria: Te e visto y noto que te disgusta -dijo está tomando de su copa-.
Aether: ¿Pero estarás bien?.
Rosaria: No quiero incomodarte -dijo está mientras juega con su copa-.
Aether: Si quieres fuma yo me aguanto el olor -dijo sonriendo-.
Rosaria se quedó un momento en silencio viendo aquel chico ella no lo podía negar aquella sonrisa era contagiosa aquel brillo en sus ojos y un aura de total armonía la hace sentir bien.
Rosaria: Eres un rayo de luz -dijo Rosaria mientras sonreía un poco-.
Aether: ¿Rayo de luz? -dijo ladiando la cabeza por aquel apodo-.
Rosaria: Tu nombre te queda muy bien -dijo mientras juega con su copa- sin importar la noche más oscura tu iluminas aquella oscuridad, eres como un faro.
Aether no entendía de lo que habla Rosaria, pero aquello no era lo más llamativo, aquella mujer fría y callada, ahora tenía una pequeña sonrisa mientras ella hablaba.
Aquella noche Aether se había llevado una sorpresa, Rosaria en cambio se fue feliz en serio ella disfruta estar con el.
Carina: ¿Te gusta estar con papá? -pregunto la niña acostada en las piernas de su madre-.
Rosaria: Tu padre es un sol, es el hombre que iluminó mi camino, al estar con el me siento muy tranquila y me gusta estar con el.
Ecel: ¿En qué momento formalizaron su relación?.
Rosaria: Eso fue después de una gran fiesta, su cumpleaños, era el año en el que la reina celebraría el cumpleaños de su padre.
Todas las calles decoradas con banderines de varios colores, calles repletas de personas comiendo y celebrando aquel año Mondstadt se convertía en un sitio muy turístico.
Pues las fiestas de cumpleaños de aquel pirata son muy famosas.
En la plaza principal de Mondstadt se encuentra la tripulación de Aether junto con la realeza celebrando el cumpleaños del capitán de los Akuma.
Aether se encuentra rodeado de sus amigos y algún que otro desconocido que se acercaba por una foto.
Rosaria se encuentra en una mesa bebiendo y viendo a los demás disfrutar de la fiesta.
Rosaria no es que sea muy cercana a los demás, su círculo de amigos es muy pequeño, así que sigue apartada de los demás.
Rosaria observa a Aether que sonreía y reía con sus amigos, jugaba con sus copa y uno que otro dulce.
Rosaria se levanta de su silla para tomar un poco de aire, en serio a ella no le gusta estar en la multitud.
Rosaria se adentra en un callejón sacando su caja de cigarrillos, Rosaria exhala el humo del cigarrillo.
En serio estaba incómoda y estresada de la multitud, pero es un día especial así que de armó de valor en participar y acompañar a su sol.
Rosaria ya había durado un buen rato en aquel callejón que ya sólo quedaba la colilla que boto y lo piso con su tacón, se dirigió de vuelta a su mesa pero la salida del callejón estaba su luz en la oscuridad.
Aether: Te traje algo de beber.
Aether se acerca a Rosaria entregándole un botella de sake.
Aether: No te vi en la mesa así que supuse que estabas en algún callejón tomando un respiro.
Rosaria: No me gusta estar rodeada de personas que no son de mi confianza.
Aether se sienta en el suelo recordando su espalda en la pared Rosaria al verlo se sentó junto a él.
Aether: Eres una monja muy extraña.
Rosaria: Mi trabajo es diferente al de las hermanas del convento -Rosaria mira las cicatrices de la palma de su mano de tanto entrenamiento- es mi deber.
Aether voltea su mano dejando ver su palma con cicatrices de su entrenamiento.
Aether: Hemos entrenado muy duro -viendo a Rosaria mientras sonríe-.
Rosaria: Así es -Rosaria curva sus labios en una sonrisa-.
Los dos siguieron hablando estando al día entre los dos, el ambiente es muy cómodo y bonito por parte de los dos.
Las dos botellas ya estaban vacías estando a un lado de los dos, Rosaria se quedó en silencio viendo Aether y su bella sonrisa.
En serio Rosaria últimamente se le creo un gusto por ver los labios de Aether, el aura y presencia de él es muy hermosa.
Mientras Aether seguía hablando, Rosaria se acerca poco a poco hacia el hasta que Rosaria silencio a Aether de un beso.
Este sorprendido se está dejando de llevar y guiar de los labios de Rosaria mientras que está le da un beso apasionado durando un buen rato separándose para tomar aire.
Rosaria: Ah ah ah.
Aether: Ah es-.
De nuevo Rosaria silencio a su ser de luz haciendo que este cayera al suelo y ella en sima de el.
Aquel beso ya había subido de ser uno apasionado a uno atrevido, la lengua de Rosaria movía a la de Aether, sus cuerpos unidos sintiendo los latidos del otro.
Ya Aether le sigue el paso a Rosaria hasta que de nuevo se separaron para tomar aire.
Los dos se levantaron estando de pie quedando uno en frente del otro, Rosaria tomo la mano del chico y se lo llevó hacia un lugar más cómodo, lo que sucediera aquella noche sería por culpa del licor no de ella.
Carina: Mamá ¿Que es un beso? -dijo la niña ladeando su cabeza-.
Rosaria: Es una muestra de cariño de dos personas ... Mayores de edad -no quiere corromper a su pequeña hija-.
Ecel: ¿Y después que paso?.
Rosaria: Hablamos para conocernos mejor -Se un tema que hablara con el con ya sea un mayor de edad-.
Carina: Y ¿Cuando fue eso?.
Rosaria: Nueve meses antes de que tu hermano naciera.
Ecel: Hmmm así que yo fui el producto de esa noche -el chico estaba sorprendido de aquella noticia de haber sido concebido en una confesión no tan confesión-.
Rosaria volteo a ver a su hijo con sospecha pero su atención se volteo a el llanto de su tercer hijo que clamaba por la atención de su madre, ella se levantó y se dirigió hacia la cuna de su bebé levantándolo en su brazos.
Ella movió hacia un lado su blusa y su sostén se lo bajo un poco dejando al descubierto su pezón de su pecho derecho.
Rosaria guió a su bebé a su pecho alimento a su bebé.
Rosaria: Es hora de que se vayan a estudiar se les va hacer tarde -dijo este mientras se dirije al sofá sentándose en este mientras alimenta a su hijo- y tu hablaremos después de la escuela -dijo a su hijo mayor mientras lo mira con sospecha-.
Así los dos niños se dirigen hacia la puerta principal.
Ecel/Carina: Nos vemos luego mami.
Los dos salen cerrando la puerta con rumbo hacia su escuela.
Rosaria: Nos vemos -Rosaria mira a su bebé que sigue alimentándose, Rosaria agarra la manita de su bebé y le da un beso- mis seres de luz.
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Fin del capítulo.
Familia
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