Tacto

El nuevo equipo 7 se encontraba de misión. Investigar unas antiguas catacumbas de un pueblo un tanto alejado de la aldea, ya que los pobladores atestiguaban ver extrañas criaturas que se comen su ganado y siembras.

Sarada: No puedo creer que siempre me toque hacer grupo contigo.

Los 4 shinobis se dividieron en 2 grupos: el sensei con Mitsuki y Sarada con Boruto.

Boruto: Oye ¿tan malo es hacer equipo conmigo?

Sarada: ¡Sí!- mientras giraba la cabeza ofendida- siempre arruinas todo haciéndote el héroe.

Boruto: Y dime... si dejo de hacerlo... ¿no te molestaría hacer equipo conmigo?

A estas alturas, los adolescentes seguían caminando por los túneles.

Boruto estaba un poco avergonzado y jugaba con sus dedos como solía hacer su madre cuando hablaba con el Nanadaime.

Sarada: Mhhhh no lo sé. Da igual- el rubio sólo se sintió peor- yo creo que puedo sola.

A Boruto hace ya unos meses que le pasaban cosas extrañas con su amiga de la infancia.

Cuando estaba con ella siempre de preocupaba por hacerla reír o de parecer interesante.

Le gustaba su amiga Sarada.

Boruto: Pues entonces sigue tu sola.

El rubio se molestó y cuando el camino se bifurcó decidió escoger un camino sólo.

Sarada: ¡Mph! me parece excelente tarado.

Boruto caminaba por los pasillos de tierra con las manos en los bolsillos de su chaqueta y cabizbajo.

Boruto: Ahhhhh. Es inútil. No le gusto para nada. Hasta cree que soy un estorbo. Si tan sólo ella no fuera tan gruñona y sí más amable conmigo, las cosas serían mucho mejor...

Las penas del Uzumaki se vieron finalizadas debido a que se distrajo y cayó rodando hasta una habitación más grande.

En ella había cientos de huesos en las paredes y lo que pareciera ser un altar en el centro con un viejo pergamino.

Boruto: No entiendo nada de lo que dice.

Boruto se encontraba decifrando el pedazo de papel.

Boruto: ¿qué demonios significa eso?

Acto seguido, el viejo pergamino comenzó a brillar y despedir una energía que hizo temblar el lugar.

Boruto: Mierda...

Una blanca y enseguecedora luz cubrió a Boruto.

Por su parte Sarada seguía ofendida por la acción de su compañero.

Aunque algo culpable...

Sarada: Quizá fui muy dura con ese tonto... creo que debería volver y...

Hasta que el temblor provocado llegó hasta su localización.

Sarada: ¡Eso viene de la dirección hacia donde fue el baka!@

La azabache retrocedió sus pasos a gran velocidad mientras gritaba fuertemente el nombre de su amigo.

Sarada: ¡Boruto! ¡Boruto!

...

Cuando Boruto despertó, se encontró a Sarada a su lado y un fuerte dolor de cabeza.

Boruto: ¿qué pasó?

Sarada: Oí un temblor y cuando llegué estabas desmayado ¿estás bien?

Boruto: Sí. Creo que sí.

Con dificultad, se puso de pie y ambos lograron salir de los subterráneos túneles.

En las afueras se encontraron con Mitsuki y Konohamaru quien completaron la misión exitosamente.

Era una manada de zorros gigantes quienes hacían estragos en el pueblo.

Konohamaru: Boruto causó el temblor ¿verdad?

Pero antes de que pudiera responder afirmativamente, Sarada contestó.

Sarada: No sensei. Yo lo hice. Golpeé con mi fuerza una de las paredes de los túneles. Lo que ocasionó el temblor.

Konohamaru: Ya veo. Entonces la misión terminó. Volvamos a casa.

Boruto: ¡¿qué?! ¡¿sólo ese regaño?! ¡es injusto!

Sarada sólo soltó una pequeña risita y un sonrojo. Lo que llamó mucho la atención de Boruto.

Konohamaru: Ya, comportate como un shinobi.

Boruto: Cimpirtiti cimi in shinibi.

...

Debido a la poca luz solar, decidieron acampar en el bosque.

Quien se encargaba de vigilar era el sensei.
Mitsuki por su parte, se fue dormir, dejando solos a Boruto y Sarada.

Entre la charla que tenían, un animal se movió entre los arbustos. Asustando a la azabache, quien se pegó detrás de su rubio favorito.

Sarada: Boruto...

El rubio estaba confuso.

¿desde cuando Sarada se asustaba por estupideces? Y ¿desde cuando era así con él?

Pero en fin. Le gustaba estar cerca de su azabache.

Luego del tonto episodio, se retiraron a dormir y al medio día siguiente, llegaron a la aldea.

...

Dada por hecha la burocracia post-misión, los miembros del equipo 7 se dispersaron.

Excepto dos. Sarada tomó la mano de su compañero.

Sarada: Vamos a divertirnos Boruto.

Boruto: ¿eh?

La Uchiha jaló del brazo a su amigo y lo arrastró por toda la aldea.

Viajaron en el techo del tren, tomaron helados y hasta a concurrieron un parque de diversiones. Donde se tomaron fotos y subían a los juegos.

...

Los días transcurrían rápidamente y siempre estaban juntos.

La Uchiha y el Uzumaki. Sin dudas, felices.

Pero algo le extrañaba al rubio ¿qué pasó con su amiga? Ella no solía ser así.

La cumbre de sus sospechas llegaron cuando un día declinó la oferta de cita con su amiga y esta de una manera muy asfixiante lo convenció.

...

Boruto comenzaba a sentirse incómodo.

Esa no era la Sarada de siempre con la que peleaba por absolutamente todo.

La azabache gruñona y seria que tanto le gustaba se había convertido en una versión muy maternal de aquella.

En las misiones, Boruto no podía saltar prácticamente a la acción.

Pues lo consideraba muy peligroso. Y cuando este lo hacía, las consecuencias no eran graves, pero si intensas...

...

Boruto: De acuerdo. Debo decirle. Es suficiente.

Sarada: ¿decirle qué cosa a quién?

La pelinegra lo interceptó por detrás, cosa que al muchacho le puso los pelos de punta.

Boruto: De eso mismo. O sea ¿qué te sucede Sarada? Tú no eres así...

Sarada: ¿eh?

Mientras la chica lucía muy preocupada, Boruto comenzaba a alterarse.

Boruto: Sí. Pues antes no estabas todo el tiempo conmigo, y hasta me ignorabas o me golpeabas por ser impulsivo...

Sarada estaba al borde del llanto. Sus ojos lagrimeaban.

¿por qué la trataba tan mal su rubio? Si es que había dado lo mejor de ella.

Sarada: Boruto...

Boruto: Lo siento. Pero es que... es que... extraño a la otra Sarada. A la verdadera Sarada. Porque me gusta tal y como es... me gusta Sarada Uchiha...

Pero antes de seguir hablando, el llanto de la chica se detuvo.

Comenzó a rodearlos una blanca luz que hacía entrecerrar los ojos.

Sarada le sonrió.

El chico no entendía nada.

Boruto: ¿qué demonios...?

Todo se puso oscuro.

...

Al abrir los ojos nuevamente, se encontraba en el suelo. Boca arriba en esos extraños túneles donde encontró el viejo pergamino en la misión de hace unas semanas.

Boruto: ¿qué hago aquí?

Había signos de derrumbe y él con una jaqueca que asustaba.

Boruto: Será mejor que salga de aquí...

Debido a la poca ubicación espacial por el reciente desmayo, le resultó muy fácil perderse.

Se encontró nuevamente cuando aparecieron unas extrañas serpientes blancas que parecían marcarle un camino.

"Deben ser de Mitsuki" pensó de manera acertada y éstas lo condujeron a la salida.

Por su parte, el resto del equipo 7 se encontraba fuera de dichos túneles.

Sarada: ¡Iré yo Konohamaru-sensei!

Konohamaru: No Sarada. Es muy peligroso con la inestabilidad de las paredes de la cueva.

Sarada: Pero ya hace unos minutos que estamos aquí sin hacer nada ¡mientras Boruto corre peligro!

Konohamaru: Sarada, tranquilízate. Las serpientes que envió Mitsuki harán el trabajo aún más rápido y mejor que nosotros y sin riesgos...

La Uchiha quería fundamentar y salvar ella misma a su rubio. Pero el plan trazado por el sensei no tenía falla.

Sarada volteó hacia la entrada, muy preocupada y con sus manos hechas puños apoyados en su pecho.

Sarada: Boruto...

El sensei observó la escena y miró preocupado a Mitsuki quien ladeó la cabeza. Sinceramente no entendía de relaciones humanas...

Acto seguido, el rubio cruzó la entrada de la caverna, pero fue rápidamente interceptado.

Su compañera se había pegado a su cuerpo, dejándolo sin aire y aprisionándole la caja torácica debido a su monstruosa fuerza.

Sarada: Perdón baka, yo...

Boruto: Te... perdono... pero... su-sueltame...

Su voz dejó de sonar a asfixia cuando su compañera lo soltó y esté cayó, sentándose en el suelo.

Sarada: Me alegra que estés bien tonto. Me preocupaste mucho...

Boruto: ¿eh? Pero si dijiste que no me necesitabas...

La Uchiha sonrió de maners comprensiva y apoyó la palma de su mano derecha en la mejilla de su compañero.

Sarada: Sabes que eso no es verdad. Eres muy importante en mi vida baka...

Boruto: Sarada...

El joven quedó pasmado. Doblegado ante esa mirada de perrito que le daban los ojos negros más hermosos que podía apreciar.

Se armó de coraje.

Boruto: Tú también eres muy importante para mí teme...

Sarada: Lo sé. Somos amigos desde...

El rubio la interrumpió. Parecía con seriedad, pero no.

Más bien con nerviosismo.

Boruto: No. Me refiero a que me gustas Sarada.

Esa extraña experiencia que vivió le hizo pensar.

Que nunca debió querer cambiar a quien le gusta. Que le gustaba así, tal cual y como era.

Siendo ella. Siendo Sarada.

Sarada: Boruto...

Boruto: cuando lleguemos a la aldea ¿quieres ir por una malteada?

Sarada: Este... emmhhhh... no lo sé...

Boruto: O a donde tú quieras. Sólo... sólo quiero pasar un rato contigo...

A estas alturas ambos eran dos tomates. De esos que son los más rojos de la huerta.

Sarada: E-Está... está bien...

Luego de eso. Volviero a casa.

Y si se preguntan el por qué el sensei y Mitsuki no fueron de inmediato a con Boruto, pues, es que el Konohamaru y hasta incluso Mitsuki entendieron que el momento era de ellos.

Una mirada del Sarutobi al hijo de Orochimaru bastó para ponerse de acuerdo en dejarlos solos un momento.

...

¿y la cita?

Fue un éxito.

A pesar de ser todo muy tenso al principio, decidieron ser ellos mismos y se dejaron llevar.

Boruto haciendo estupideces, Sarada regañándolo (y golpeandolo).

Pero él era feliz. De saber que ESA era la persona quien tanto le atraía.

Sarada: Bueno baka. Debo decir que me divertí mucho hoy. Pero es tarde, así que me voy...

Y volteó para ir a su casa la cual se encontraba a unos cuantos metros.

Boruto: Yo también la pasé bien ¡hasta luego Sarada!

Pero cuando volteó, algo lo jaló del brazo.

Por momentos recordó aquella escena donde esa otra Sarada lo obligó a estar con él.

Sarada: Se me olvidaba. Gracias...

Tiernamente se inclinó hacia él y besó su mejilla, para luego voltear e irse rápidamente (para no notar su enrojecimiento).

El rubio quedó tieso, mirando a la Uchiha entrar a su hogar, y con su mano en el lugar del beso.

En el mismo lugar donde se posó la maño de la niña en aquella charla al salir del túnel.

En el mismo lugar de ese tacto fulminante.

Que le tatuó un extraño hormigueo que le recordaba de tanto en tanto, la calidez de su azabache...

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Espero les haya gustado!
Y en caso de que lo haya hecho, les recomiendo leer la historia principal que escribo sobre este ship.
Saludos!

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