No seas cobarde
Aquello que esté escrito entre asteriscos, es el pensamiento de los personajes.
Disfruten!
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Cho-cho: Debes decirle.
Sarada: No. Ni loca.
Cho-cho: ¡Vaaaaaaaamooos! Sarada ¿no le dirás nunca?
Sarada: Mhhhhh, yo creo que todo esto es una confusión. Si dejo pasar el tiempo, todo se arreglará.
Cho-cho: Te gusta desde que tienen 10 años -_-
Sarada: ¡Claro que no! ¿de dónde sacas eso?
Cho-cho: Ay, vamos Sarada. Te la pasas hablando de él, cuidando que no se meta en problemas y últimamente te comportas muy gentil con él.
La azabache se ruborizó.
Todo eso era verdad.
Le gustaba el tonto de su amigo.
Sarada: Bu... bue... bueno ¿y qué hay con eso? Somos niños aún. Puede ser una equivocación...
Cho-cho: Ahhhhhhh ¿sabes? No voy a obligarte. Pero sólo piensa: ¿serías feliz si él estuviera con alguna otra chica?
La Uchiha se alteró rápidamente.
Sarada: ¿otra chica?
Cho-cho: Sí. No lo sé, Sumire, por ejemplo.
Sarada llevó su mano derecha a la barbilla y mientras miraba el piso trató de imaginarse la idea.
Cho-cho: Como sea. Luego me cuentas. Debo irme, ya que salieron unas nuevas patatas sabor chocolate y debo probarlas.
Sarada: ¿sabor chocolate? ¿de verdad?
Cho-cho: Oye amiga. Te gusta ese rubio tonto. No puedes hablarme de mal gusto...
Así, Cho-cho abandonó aquel callejón de Konoha en el cual charlaban las dos gennin.
...
Sarada miraba el atardecer de la aldea desde las rocas de los hokages.
Su aldea era hermosa.
Cada vez que la veía así, despertaban aún más sus ganas de protegerla siendo Hokage. Pero...
¿una relación amorosa es compatible con la vida de un Hokage?
Ella debía enfocarse al máximo para cumplir su sueño. Aunque ello le cueste sus relaciones personales.
Por otro lado, su amiga tenía razón. No le gustaba la idea de ver a ese tonto con otra chica.
Sarada: Ahhhhhh *tu ganas Cho-cho. Se lo diré*
Boruto: ¿a qué viene ese suspiro?
Sarada se sobresaltó al no darse cuenta de la presencia del rubio que apareció por detrás, con las manos en los bolsillos de su chaqueta.
Sarada: ¡¿qué... qué haces aquí Baka-Boruto?!
Boruto: Acabo de salir de la oficina de mi padre y decidí darme un paseo por aquí.
La breve explicación fue eliminada de la papelera de reciclaje por Sarada al fijar toda su atención en esos ojos azules.
Es mar que tanta pasión le despertaba.
Podía ver su reflejo en esos ojos.
Y no quería ver el reflejo de nadie más en ellos.
Por eso tenía que decírselo. Era su deber. NO su obligación si es que no quería ser una cobarde y convertirse en Hokage.
Boruto: ¿por qué suspirabas? ¿a caso hay algo que te preocupa? Puedo ayudarte en lo que sea...
Sarada: Este emmm... *ayúdame a amarte con libertad idiota* yo, estoy un poco cansada. Hoy entrené mucho. Sí, sólo es eso jaja.
Sarada sonreía falsamente y posaba la mano derecha detrás de su cabeza.
Boruto: Mhhhh, te noto extraña ¿estás segura que sólo es eso? ¿hay algo que quieras decirme?
Sarada: *¡es ahora!* Sí. Yo quería decirte que... este... mhhhhh... yo...
Boruto la miraba arqueando una ceja y con leve confusión. Su compañera, tan segura de sí misma, no se comportaba nunca así.
Sarada: Yo... aprendí una forma mejor aún de lanzar shuriken para que tomen más curva! ¡Sí, eso!
Boruto: ¿más aún? Eso es genial ¿te molestaría enseñarme?
Sarada: Claro ¿mañana en el campo de entrenamiento 7?
Boruto: Allí te veo ensalada.
Y con una sonrisa Uzumaki que dejó embobada a Sarada, se marchó corriendo.
Sarada dejó caerse al suelo y suspiró.
Sarada: Bueno. A ver, no se lo dije, pero conseguí una cita con él. No lo hice tan mal después de todo...
...
Luego de la cena. A eso de la media noche, la Akimichi recostada en la cama de su habitación, se despertó debido a unos golpes en su ventana.
Era nada más ni nada menos que su mejor amiga.
Cho-cho: Sarada ¿qué hacés aquí?
Sarada: Tengo buenas y malas noticias...
Cho-cho: A ver, primero las malas.
Sarada: No pude decirle a Boruto lo que siento.
Cho-cho: ¿y las buenas?
Sarada: Tengo una cita con él mañana.
Cho-cho: ¡Sarada, eso es genial! Allí podrás decirle todo.
A la Akimichi le brillaban los ojos.
Cho-cho: ¿irán a un restaurante? ¿o a tomar helados? ¿o a...
Sarada trató de calmar a su amiga con un gesto de manos.
Mientras una gota estilo animé caía sobre su cabeza.
Sarada: Oye Chou, tranquila. Solo voy a mostrarle un poco se mi lanzamiento de shuriken. Eso es todo.
Cho-cho: ¡Sarada! Eso no es una cita. ¡eso es entrenar!
Sarada: ¿tu crees?
Cho-cho: Claro tonta. Una cita es algo romántico y en un lugar especial. No en el campo de entrenamiento 7.
Sarada: Oye ¿cómo sabías que era el campo de entrenamiento 7?
Cho-cho: Eso no importa. Ahora ve a casa y piensa como hacer del encuentro con tu tonto, algo lindo y especial.
Cho-cho cerró la ventana dejando a una pensativa Sarada por fuera.
...
Toda la noche la Uchiha se quedó pensando en su cama.
Cho-cho tenía razón. Eso no era una cita.
Y a ese paso, nunca le iba a decir a ese tonto rubio sus sentimientos.
El sol estaba aún a unas horas de salir cuando la azabache se durmió.
...
Al día siguiente allí se encontraban.
Los dos integrandes del equipo 7 en un lanzamiento de shuriken a diestra y siniestra.
Boruto: ¡Ufffff! Estoy agotado ¿te parece si descansamos?
Sarada: Claro. Traje el almuerzo.
Boruto sonrió de una manera que solía hacer su padre de joven (bueno, más joven. No digo que el Nanadaime sea viejo) y eso derritió a Sarada por dentro quien pensó
Sarada: *bien. Esa reacción es un punto a mi favor. Debo aprovechar y decirle de una buena vez ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿qué me diga que no siente lo mismo?*
Boruto: Esto está buenísimo ¿la Tía Sakura lo preparó?
Sarada: *¿a caso yo no puedo cocinar baka? -_-*
Sarada: Nop. Yo lo preparé
Boruto: ¡Eres increíble!
Sarada: *¡bien! Sarada, es tu momento. Debes decirle ahora*
Sarada veía como su amigo comía el almuerzo que preparó con mucho entusiasmo.
Ya había pensado que palabras utilizar.
Pero no podía. Su corazón latía tan rápido y fuerte, que parecía que saldría de su cuerpo.
El miedo la invadió.
¿y si no sentía lo mismo? ¿y si la amistad se rompía? ¿y si no podría ver más a ese rubio tonto que condimenta sus misiones?
¿y si era rechazada...?
Era mucho lo que podía ganar. Pero también lo que podía perder...
Ella en cada hilo de la conversación trataba de hablar y confesarse.
PERO COSTABA TANTO PODER DECIR ESO.
Boruto: Bueno. Debo volver a casa ensalada.
Sarada sólo rió un poco incómoda.
Realmente se deprimió no poder tener el valor para decirle.
Boruto: Tendré que pedirte que traigas el almuerzo otra vez para el próximo entrenamiento.
Esa última palabra la devastó.
Él tampoco consideraba eso una cita.
Sintió que no era más que su amiga. Una simple y eterna amiga.
Sarada: Me alegro que te haya gustado. Yo también debo irme. ¡Adiós!
Y luego de propiciar una sonrisa falsa. Se marchó rápido.
...
Esa noche para la azabache fue una tortura.
Se arrepentía completamente por no hablar.
Se sentía fatal. Pero no había remedio. Después de lo sucedido, ya ni ánimos de declararse tenía.
...
Al día siguiente habló con Cho-cho.
Básicamente recibió un regaño. Y le dijo que no se rindiera y lo intentara de vuelta.
Pues así fue, en las siguientes semanas Sarada intentó, e intentó e intentó (e intentó) decirle.
En vano...
No pudo en ninguna ocasión.
Se sentía frustrada ¿cómo era posible? La heredera del Clan Uchiha no puede siquiera expresar lo que siente.
Cho-cho: Bueno Sarada, hoy será tu intento número mil.
Sarada: No seas exagerada Cho-cho. Además, ya ni me siento con ánimos de hacerlo...
Cho-cho: Vaaaamos amiga. Solo una vez más. Yo séque puedes. Eres la gran Sarada Uchiha.
Sarada comenzó a hablar al borde de las lágrimas.
Sarada: No puedo Cho-cho. Soy una cobarde y una débil.
Cho-cho: ¡No. Nada de eso señorita! Eres la mujer más fuerte, inteligente, hermosa y valiente que he conocido. Así que ahora le dirás.
Oportuno momento, ya que detrás de ellas se apareció el rubio.
Boruto: Hola chicas.
Sarada: Ho... hola Boruto...
Cho-cho: Hola y adiós. Estoy ocupada.
Y con eso. La Akimichi se fue.
No sin antes, detenerse a espiarlos tras unos arbustos.
Boruto: ¿qué le sucede?
Sarada: No lo sé.
Boruto: Oye Sarada, este, emmmm. No sé como decirlo pero, me gustaría volver a entrenar el lanzamiento de shuriken contigo. Si no es mucha molestia...
La Uchiha con un poco de rubor contestó a la velocidad de la luz.
Sarada: ¡Para nada! ¿mañana puedes?
Boruto: Claro. Y si no, por tí me fabrico el tiempo. Fue la mejor cita que tuve.
Mientras decía esto el rubio posaba sus manos en la nuca y sonreía.
Mientras que Sarada al escuchar esto último estalló.
O sea, que sí era una cita.
O sea, que sí le gustó pasar tiempo con ella.
O sea, que sí es probable que ese tonto sienta alguna atracción.
Era el lugar y el momento. Sarada debía actuar, pero no sabía como.
Así que la vida se desempeñó de la manera lógica.
Pues... ¿cómo expresan los Uchiha sus sentimientos?
Sarada completamente enrojecida se acercó a su amigo y lo tomó por la chaqueta con sus dos manos.
Lo atrajo hacia ella y lo besó.
Con miedo, con nervios, con vergüenza, con vulnerabilidad, pero sobre todo y más fuerte e importante que todo ello... con amor.
Ambos niños cerraron sus ojos y se dejaron llevar por ese momento fugaz en realidad, pero eterno en verdad.
Luego de separarse ninguno emitió palabras.
Sarada recién rompió el silencio diciendo con el rostro aún más rojo que el cabello de Kushina
Sarada: Mis sentimientos baka...
Boruto, igual de ruborizado, se quedó perplejo.
Sarada comenzaba a sentirse por demás incómoda. Por lo que trató de huír, pero fue jalada del brazo por su compañero.
Boruto: Sa... Sara... Sarada... yo... tú también me gustas mucho...
No lo podía creer la mini Uchiha. Esas dulces palabras eran el único repertorio que no ensayó entre las probabilidades de la escena de declararse.
No sabía que hacer ni decir.
Boruto: Bu... bueno. Nos vemos mañana en el campo de entrenamiento.
Sarada: Sí.
Boruto: Adiós.
Y el rubio cuando volteó y emprendió la marcha, se detuvo bruscamente para girar y abrazar a Sarada.
Boruto: Te quiero ensalada.
Y rápidamente se retiró.
Sarada quedó sola, en el monte Hokage.
No podía creer lo que le acababa de pasar.
Pretendía irse cuando Cho-cho la detuvo.
Cho-cho: ¡Sarada, eso fue lo más hermoso y romántico del mundo!
Sarada: ¡¿estuviste espiandonos?!
Cho-cho: Tranquila, estuve escondida por aquí por si todo salía mal y necesitaras consuelo.
Saradas: Gracias amiga.
Y luego de propinarle una sincera sonrisa, partieron.
...
Al día siguiente todo transcurrió excelente.
Sarada y Boruto tuvieron su cita, almorzaron juntos, Boruto la halagó nuevamente pro sus habilidades, la Uchiha se ruborizó.
Desde los arbustos Cho-cho observó todo. Por lo que también salió bien para ella.
Le gustó mucho una escena donde Boruto se acostó en el piso y apoyó su cabeza sobre las piernas de Sarada, mientras esta le acariciaba los rubios cabellos.
Al culminar la cita, se dieron su segundo beso.
Con un poco menos de pudor e inexperiencia, pero sí con el mismo o incluso, más amor.
Y al final del día, Sarada pensó.
Sarada: *demostrar mis sentimientos fue probablemente la mejor desición de mi vida. Y por más que hubiese salido mal, me sentiría bien conmigo misma por no ser una cobarde y quedarme con "¿qué hubiera pasado si lo decía?". Porque después de todo, es amor. Y todo lo que se haga con amor, está bien fundamentado...*
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Gracias por leerme todo este tiempo.
Les deseo un muy feliz año nuevo!
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