Fé (parte 1)
Mientras esperaba al doctor con el resultado de sus análisis, Uzumaki Boruto miraba por la ventana del consultorio.
El día era soleado, los pájaros cantaban y de tanto en tanto, un nubecita cubría el sol.
"Quisiera estar en el parque junto a Sarada. Tirados en una manta sobre el pasto. Me gusta cuando me deja apoyar la cabeza entre sus piernas y mientras con una mano sostiene uno de esos libros de historia que tanto le gustan, con la otra acaricia mis cabellos"
Dio un suspiro y apoyó su codo izquierdo en el marco de la ventana. Y así, su moflete sobre su puño cerrado.
Luego del sonido del picaporte, la puerta del cubículo se abrió y un hombre de baja estatura, lentes y una bata blanca, ingresó con un sobre en las manos.
Boruto: ¿Qué hay de nuevo Doc?
La respiración profunda del profesional hizo que la intuición ninja del Uzumaki se encendiera.
Doctor: Escuche señor Uzumaki. Luego de ver los resultados de sus análisis y consultarlo con un grupo de profesionales, mucho temo informarle que su diagnóstico no es alentador.
Boruto: ¿A qué se refiere? ¿A caso tengo una enfermedad o algo así?
Doctor: Así es. Luego de observar sus análisis, llegamos a la conclusión de que padece una extraña enfermedad. Explicando así, la tos sanguinolenta, motivo de su consulta.
Aumenta la frecuencia cardíaca.
La adrenalina se hacía presente en cada centímetro del cuerpo del ninja.
Boruto: ¿Hay algo que pueda hacer para solucionarlo?
Doctor: Hay una serie de tratamientos farmacológicos y dietas estrictas que podrían ayudar a prolongar un poco la vida. Pero le temo que solo cerca del 1% de los pacientes logran curarse por completo.
Los celestes ojos estaban a punto de estallar.
Sus cejas no podían volver a su posición original desde aquella subida hace unos minutos.
El único pensamiento que lo inundaba era "moriré".
Boruto: ¿De cuánto tiempo estamos hablando?
Doctor: Tan solo uno o dos años, con suerte.
El aire inspirado no alcanzaba.
Las bocanadas de desesperación y el ahogo en angustia salieron a flote.
Los dedos entrelazados del rubio sobre su regazo y su mirada perdida demostraban que todo andaba mal.
Doctor: Lamento muchísimo tener que informarle esto señor Uzumaki. Sí así lo quiere, puedo dejarlo solo unos minutos. Cualquier consulta que cargue o si desea iniciar el tratamiento, no dude en venir a verme a partir de mañana.
El cielo estaba oscuro.
El silencio abrumador que generó el cierre de la puerta en el consultorio dejó absorto al rubio.
Iba a morir.
En tan solo uno o dos años con suerte.
¿Qué pasaría con sus sueños?
¿Con su familia?
¿Cómo se lo tomarían sus padres y hermana?
¿Cómo se lo diría a Sarada?
Una vez caída la noche verdaderamente, lentamente se levantó de su asiento y con una total parsimonia abandonó el edificio.
Caminó con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos de su chaqueta.
Querían llorar, pero las lágrimas no salían.
Quizás por las fuertes pérdidas de ser un shinobi durante 28 años.
Se detuvo frente al edificio del Hokage donde se encontraba su padre.
¿A él debía contárselo primero?
Luego de un vaivén, decidió que no.
Ya sabía quién debía ser la primera persona en enterarse.
Era lo más justo. Era lo más triste.
Luego de caminar como si fuera por última vez, llegó a su hogar.
Estaba hace ya unos años viviendo en un departamento.
Puso la llave en la cerradura y giró, permitiéndole entrar en su hogar.
La fuerte luz encendida en él lo encandiló, junto con un dulce aroma.
Caminó desganado hasta la mesa del comedor, dónde dejó sus pertenencias lentamente.
Sarada: Oye, cuando te mueves así de lento es porque algo te preocupa. Te conozco.
Rápidamente llevó la mano a su nuca y sonrió de manera falsa.
Boruto: No sé a qué te refieres jaja.
La pelinegra lo observó de arriba a abajo con el ceño fruncido.
Luego de una leve inspección, hizo una mueca de disconformidad.
Sarada: Mhhhhhh está bien...
La Uchiha se dio media vuelta y enfiló hacia la cocina que era de donde provenía ese increíble aroma.
El rubio suspiró internamente.
Sarada: ¡Pero si logro encontrar qué te sucede antes de que tú me lo digas, estás en problemas!
Boruto: ¡Que no pasa nada mujer!
Rápidamente la Uchiha abrazó a su pareja para darle un poco de calor.
Le tomó unos segundos notar que su novio no se encontraba del todo bien.
Sarada: Hablando en serio, sabés que puedes decirme lo que sea ¿sí? yo no te juzgaré y trataré de ayudarte en todo.
Boruto: Eso es de lo único que estoy seguro en esta vida.
El Uzumaki inclinó su cuello un poco hacia abajo para poder besar a la azabache mientras la abrazaba.
Boruto: Eso huele increíble.
Sarada: Gracias. Hoy terminé antes mi misión y decidí hacerme cargo de la cena ¡Así que tendrás que cocinar los próximos dos días!
Una gota de estilo animé caía se la cabeza de Boruto.
Boruto: Como tú digas cariño...
Una vez que su amada volteó hacia la cocina, el rubio retornó a su seriedad.
Lo que acababa de decir la Uchiha.
Él ya no es capaz de pensar en el futuro.
En su futuro.
En un futuro juntos.
El moriría pronto.
Y debía decírselo a ella.
Al finalizar la cena, Sarada se levantó y comenzó por juntar los platos.
Boruto: Déjamelo a mí. Tu cocinaste, es nuestro acuerdo.
La Uchiha se acercó a su pareja apoyando sus manos sobre las mejillas del rubio.
Sarada: En toda la cena no has dicho una sola palabra. Y reírse falsamente de todo lo que dije tampoco cuenta. Si lo que has tenido es un día duro, ve y date un baño. Yo me encargo de esto.
El rubio quería insistir, pero Sarada le regaló su mejor carita de perro mojado.
Luego del baño, el Uzumaki de cabellos mojados observaba a su novia terminar de lavar el excedente de la cena.
"No puedo creer que voy a perderte. Ya no verte en las mañanas será una tortura. Me hubiese encantado que formásemos una familia. Estoy seguro de que serías una excelente madre y Hokage a la vez".
Sarada: ¡Boruto!
El grito de su compañera lo sacó de la dimensión en donde estaba.
La cual no necesitó el jogan para acceder.
Tan solo sus ojos en el más simple estado, observando a una persona con el más fuerte de los amores.
Boruto: Lo siento. Me distraje viéndote.
Sarada: Mhhhh, eso es raro. Pero tierno.
Boruto: Jeje
La chica apoyó sus manos sobre el pecho de su novio.
Sarada: Ya terminé aquí. Iré a bañarme. Tu ve y recuéstate.
Boruto: ¡Sí Sarada-sama!
La Uchiha le dió un apretón en su mejilla. Pues él sabía que no le gustaba le dijeran así.
Sarada: Jaja, eres un baka.
Antes de entrar a la recámara, Sarada detuvo a Boruto con un grito y su puño cerrado.
Sarada: ¡Más te vale estar despierto hasta que llegue!
El miedo respondió por Boruto.
Boruto: P-p-por su puesto amor...
Sarada entró a la habitación conjunta con el cabello mojado, unas bragas y una playera de Boruto que le quedaba algo grande.
Boruto: ¡Hey, con razón no la encontraba por ningún lado!
Sarada: Sabías que esto pasaría cuando te mudaste a mi departamento...
La pelinegra sacó su lengua en tono de burla.
El rubio solo río y dio unas palmadas en la cama dando a entender que necesitaba que su pareja se acostara junto a él.
Sarada se sentó en la cama y comenzó a hablar.
Sarada: Estuve pensando estos días. Quizá sí hiciéramos más misiones por semana que las que hacemos habitualmente, podríamos mudarnos a un lugar mejor. Digo, más grande, mejor iluminado ¡y con aire acondicionado! Pasaríamos menos tiempo en casa o juntos, lo sé. Pero sería por sólo unas semanas...
El rubio tenía la mirada perdida en un punto fijo de la cama.
Tomó la mano de su chica y replicó.
Boruto: Tengo algo que decirte Sara...
Sarada: No me has escuchado ¿verdad?
El rubio solo miró a su novia. Dando a entender que no.
Sarada: ¿Qué es lo que te sucede hoy baka? Me preocupas...
Boruto: Por favor, prométeme que no harás un escándalo.
Sarada: Bueno, eso depende...
Boruto: ¡Prométeme!
Sarada hizo un eye roll que casi la deja ciega.
Sarada: De acuerdo, prometo no hacer un escándalo.
"Si no lo amerita" susurró al final.
Boruto: Hace unas semanas que despierto por las madrugadas y debo correr al baño.
Sarada: Ahora que lo dices, lo he notado una o dos veces, pero como coincidía con los días en que cocinabas tú, creía que vomitabas por ello...
Boruto: La realidad es que... ¡Oye! No cocina tan feo.
Sarada abrió sus grandes ojos y parpadeó rápido muchas veces.
Sarada: Querías que no arme un escándalo. No me obligues...
Boruto: Como sea. El punto es que estos últimos días se repitió mucho y terminaba escupiendo sangre.
La Uchiha casi salta de la cama al oír a su novio.
Sarada: ¡BORUTO, DEBES IR YA MISMO A CONSULTAR A UN MÉDICO! Hablaré con mi madre así mañana a primera hora...
Boruto: Ya lo hice.
Sarada: ¿Qué?
Boruto: Hablé con mi padre y me ayudó a conseguir una cita inmediata con uno de los mejores equipos de salud de la aldea.
Sarada: ¡¿Y qué fue lo que dijeron?!
Boruto: Aquí es donde debes evitar el escándalo...
Sarada: ¡BORUTO!
Boruto: Bueno, bueno... lo cierto es que al parecer tengo alguna rara enfermedad. A ello se debe la sangre.
La pelinegra llevó las manos a si boca. Estaba aterrada.
Sarada: ¿Y qué debemos hacer para curarte?
Boruto: Nada. Al parecer la única alternativa es un tratamiento con fármacos y una dieta. Todo ello para prolongar la vida.
Las lágrimas estaban a nada de caer por las mejillas de Sarada como si de una catarata se tratara.
Sarada: ¿De cuántos años estamos hablando? ¿20? ¿10?
Boruto: 1 o 2 con suerte...
Ahí mismo fue cuando la joven rompió en un llanto inconsolable.
Primero repetía muchas veces que esto era una mentira.
Que los médicos estaban equivocados.
Luego de unas horas en donde el rubio trató de calmar a su pareja, esta cayó dormida.
Y allí estaba él. Boca arriba, abrazando a su novia quien luego de llorar por horas se había dormido luego de que el Uzumaki logrará calmarla con una serie de besos y abrazos.
Le mintió. Le dijo que todo estaría bien, cuando no lo estaría.
Tenía que pensar qué iba a hacer con todo este asunto.
Y luego de tomar una decisión, logró dormirse.
Boruto se despertó alterado, miró la ventana cuya persiana se encontraba baja y los rayos de sol que ingresaban por las rendijas eran sospechosamente intensos.
Su alarma no sonó.
Alguien debió apagarla. Está programada para que suene cada día.
"Seguro fue Sarada" pensó.
Al llegar a la cocina, se encontró con el desayuno y una nota.
"Buenos días bebé. Espero te guste el desayuno. Hoy trabajo más temprano, entonces desconecté tu despertador para que estés bien descansado :3
En otro orden de cosas, sé que estás pensando aún en lo hablado ayer. Si me permites una sugerencia, creo que debes comunicárselo a tu familia.
¡Que tengas un excelente día!
¡Te amo!
-Ensalada Uchiha"
El rubio respiró hondo y sonrió.
No estaba para nada solo en toda esta horribles situación.
Pero... ¿eso era bueno?
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Naruto: ¡Adelante!
Boruto: Hola viejo...
Naruto: Me alegra que estés aquí. Debemos hablar de la última misión con Sasuke.
Naruto observó a su hijo desde que entró al recinto.
Naruto: Shikamaru ¿podrías dejarnos a solas por favor?
Shikamaru: Por supuesto.
Una vez que el asistente del Hokage se marchó, el rubio mayor interpeló a su hijo.
Naruto: No traes buenas noticias... ¿O me equivoco?
Boruto sonrió con la cabeza baja.
Boruto: Debes dejar de hacer eso.
Naruto: Técnicamente no soy yo. Es Kurama.
Boruto: Como sea. No quisiera dar esta noticia más de dos veces, así que quiero que me acompañes a casa. Allí te lo diré junto a Mamá y Hima.
El líder de la aldea asintió con la cabeza y ambos partieron a la residencia Uzumaki.
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La luna ya se había puesto sobre las cabezas de los habitantes de Konohagakure.
La puerta del departamento BoruSara se abrió para dar paso a un desganado Boruto.
Sarada: Les diste la noticia ¿verdad?
Boruto: Así es. Se lo tomaron peor de lo que esperaba.
Sarada se sentó junto a su amado y apoyó su mejilla contra el hombro de este.
Sarada: Es difícil de asimilar. Te lo digo por propia experiencia...
El joven respondió con un suspiro.
Boruto: Sara...
Sarada: Dime...
El rubio se despegó levemente de su pareja, la tomó de la mano y la miró fijo a sus bellos negros ojos.
Boruto: He pensado en todo este asunto seriamente, y creo que debo hacer lo mejor para ambos.
Sarada: ¿A qué te refieres con eso?
Boruto: Quiero que nos separemos.
Sarada parecía no entender la situación.
O pensaba que realmente eso no estaba sucediendo.
Sarada: ¿Qué?
Boruto: Creo que lo mejor es que ya no seamos pareja.
La Uchiha se paró rápidamente, dejando caer la silla que la sostenía.
Sarada: ¡¿Qué estupideces dices?!
Boruto: Escucha, estar ligada a mí solo estirará la agonía que genera mi muerte.
Sarada: Aún estás a tiempo de decir que es una broma. Y evitar que yo misma te mate...
Boruto se puso de pie tomando las manos de Sarada quién se encontraba furiosa y con el Sharingan activado.
Parecía estar a nada de quebrarse a llorar.
Hablando de la manera más suave que le fue posible, le explicó su postura a la hija de Sasuke.
Boruto: Escucha Sara... eres joven, inteligente, graciosa, bella y un millón de cosas hermosas. No pierdas tu tiempo en un caso que está perdido...
La Uchiha separó sus manos del tacto del rubio de manera brusca.
Se encontraba llorando desconsoladamente.
Su respiración era tan entre cortada, que le costaba hablar.
Sarada: ¡¿POR QUÉ SIMPLEMENTE NO DEJAS DE HABLAR COMO SI ESTUVIESES MUERTO Y BUSCAMOS UNA SOLUCIÓN?!
Boruto: ¡Esta es la solución Sara! Quiero el menor sufrimiento posible para tí. Aunque ello implique nuestra separación...
Sarada: No puedo creer lo insensible que eres...
Boruto: Es justamente todo lo contrario por la cual tomo esta decisión...
Sarada: ¡Ahhhhhhh! ¡Adelante, muérete solo! ¡Eres un estúpido! ¡Te odio Uzumaki Boruto!
Dicho esto, la Uchiha salió a toda velocidad hecha un mar de lágrimas.
Boruto: ¡Espera Sarad...
Antes de que el rubio emprendiece camino detrás de su amada para entrar en razón, un fuerte dolor en el pecho y pérdida de sangre por la boca lo hicieron caer de rodillas.
Desmayándose en el piso del apartamento.
Continuará...
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