Batalla perdida

-Y recuerda Kawaki, si intentas escaparte de la aldea o hacer algo malo, lo sabré- reprochaba el Nanadaime al joven muchacho en un callejón de la aldea, luego de que este intentara escapar.

-Ya cállate estúpido cabeza de mierda. Déjame solo- mientras sacaba la mano del hokage de su hombro, de manera brusca.

-No tienes necesidad de ser así aquí. Te prometo que estás a salvo- dándole una pequeña sonrisa.

-Puedo defenderme solo estúpido.

El muchacho giró sobre sus talones para separarse del Uzumaki.

Puso las manos en los bolsillos de su chaqueta y comenzó a recorrer la aldea.

Entre tantos y tanto pensaba:

*Que lugar tan desagradable. Gente que cree ser feliz en un mundo de paz inventando por este estúpido hokage y sus pares. Si supieran lo horrible que es la realidad fuera de estos muros...*

Kawaki se detuvo instantáneamente. Miró el cielo y comenzó a recordar las épocas dónde su padre (mal llamado) biológico abusaba de él.

Lo golpeaba, insultaba y demás atrocidades, mientras él era un pequeño niñito.

Cada vez que el cielo se ponía gris, no podía dejar de recordar aquel día...

FLASHBACK

Kawaki de niño vivía en un pequeño pueblo rodeado por bosques.

Debido a su pésima relación con su padre, él decidía salir a jugar con los animales que en el bosque habitaban.

En una ocasión salvó a una pequeña ardillita de ser deborada. De manera que en gratitud este pequeñito amigo se subió a su hombro y comenzó a compartir aventuras con él.

Solían salir a ayudar a animales más pequeños o recorrían los bosques en busca de comida.

El padre de Kawaki gastaba todo el dinero que conseguía robando (y matando) en alcohol y mujeres.

Un día de lluvia leve decidió llevar a su amigo trepa árboles a su casa para que no se mojase.

Lo que fue una grave decisión...

-¿por qué no estabas cuando llegué? Mocoso inútil

-Hola Papá. Es que estaba afuera buscando algo que com...

Interrumpido por una fuerte bofetada que lo tiró al suelo.

-No me interesa.

El pequeño comenzó a llorar a la vista de su pequeño amigo animal.

-Compórtate como un hombre. Hasta tu madre aguantaba mejor los golpes que tú.

Su mascota y mejor amigo decidió ayudar. Corrió hasta el pie del padre del niño y le mordió un dedo.

-¿qué hace esta alimaña en mi casa? ¿es tuya?

-Papá. No le hagas nada por favor. Es mi nuevo amigo- a todo esto. Kawaki no podía hablar fluidamente. Su respiración se entrecortaba por el llanto.

-Te dije que te comportaras como un hombre. Sécate las lágrimas y ponte de pie.

El muchacho obedeció a su padre.

-Te voy a enseñar como ser un hombre.

La bestia a la que llamaba padre, el pequeño Kawaki, pisó a la pequeña ardilla. Rompiéndole todos los huesos y manchando el piso de madera con un pequeño charco de sangre.

-Si se te cae una lágrima por la muerte de este estúpido animal, le moleré a golpes ¿te quedó claro?

Mientras pisaba la pequeña cabeza de la ardillita hasta romperla.

-Que débil animal. Su cabeza es muy fácil de aplastar. Cabeza de mierda...

Luego de no inmutarse ni soltar una sola lágrima. Kawaki fue dado de alta para ir a dormir.

El muchachito dormía en ese mismo suelo de madera.

Mientras el alcohólico padre dormía con fuertes ronquidos el muchachito se recostó en el piso tocando el charco de sangre de quien fue su único y mejor amigo.

-Te amo... ¿por qué?- las lágrimas salían a borbotones de los ojos del niño- te juro por nuestra amistad, que seré fuerte, no permitiré más injusticias en este mundo y nunca más lloraré... y sobre todo jamás te reemplazaré con otro amigo...

FIN DEL FLASHBACK

Las lágrimas de Kawaki se mezclaban con la lluvia que caía sobre su rostro.

-Hola hijo...

-¿qué quieres?

-Sólo hablar con mi hijo...

-Dime lo que quieres y no molestes.

-Veo que no es un buen momento ¿verdad?

-No te importa.

-De acuerdo. Pero quiero que sepas que te quiero mucho hijo...

-¡No me molestes con estas estupideces! ¡dime lo que quieres y lárgate de mi mente Jigen!

-Quiero que sigas de cerca al hokage y me digas todo lo que sabes de él. Sus fortalezas, debilidades, que ama y que odia...

-No.

-¿qué?

-Este tipo parece haber superado todas y cada una de sus debilidades para convertirlas en fortalezas.

-Ya veo... Uzumaki Naruto... un tipo interesante... aún así. Observalo y cuéntame todo.

-Sí. Como sea. Ya vete.

-¿has tenido tiempo de conocer al Uchiha?

-No lo he visto aún.

-Ya veo. Yo estuve investigando su clan ¿sabías que su poder proviene del amor a sus seres queridos? Impresionante sin dudas. Aún no logró comprenderlo

-Conocí a su hija...

El sol ya había salido en Konohagakure y había secado el rostro de  Kawaki empapado de lágrimas y gotas de lluvia mientras caminaba.

-Veo que ambos shinobi tienen un punto débil entonces...

-No te atrevas a tocarla.

-Jajaja ¿amiguitos?

-No, es que...

La conexión entre los miembros de Jara se desvaneció cuando una pequeña Uchiha los interrumpió.

-Hola Kawaki ¿cómo te sientes en la aldea?

El muchacho sólo quedó callado.

Observando a la Sarada. Su cabello negro, sus ojos azabache, su banda ninja, sus gafas.

Una demostración de altanería.

-O... oye... Kawaki... ¿te encuentras bien?- la princesa Uchiha se encontraba algo incómoda por la reacción del chico.

Como respuesta Kawaki decidió acercarse aún más a la Uchiha.

Ante el más mínimo movimiento, frente a sus ojos,  adornados por el número romano IX por debajo, apareció Boruto frente a Sarada.

Y un duelo de miradas comenzó.

Entre Boruto y Kawaki el ambiente estaba tenso.

Por un lado, la mirada desafiante de Boruto que protegería a su ¿amiga? a como dé lugar.

Mientras que la mirada de Kawaki era más enigmática. No tenía ese toque altanero característico, o de superioridad. Si no, más bien, estaba observando.

Sarada formaba parte de ese juego de miradas. Sus preocupados ojos azabache se posaron sobre su compañero.

No había dudas de que no quería que su tonto se meta en problemas o peor aún, salga herido por una batalla tan absurda.

-¿qué quieres Kawaki?- Boruto estaba serio como casi nunca.

-Boruto, tranquilo. No hagas de un mal entendido una pelea por favor...

Por su parte, Sarada se oía muy preocupada.

Después de unos 45 segundos de silencio incómodo, Kawaki decidió replicar.

-Tranquilo tonto. No pienso hacerle nada a tu noviecita...

Boruto sólo atinó a quedar con sus ojos en blanco y sonrojado. Mientras que Sarada tenía sus lentes empañados por el calor que emanaba su rostro enrojecido.

-No... no... ¿noviecita?

-Bo... ¿Boruto?

-Son unos estúpidos.

Kawaki decidió marcharse sin armar escándalo...

Una vez llegado el anochecer, el joven se sentó en la cabeza de piedra del 7mo hokage.

-Kawaki...

-¿qué quieres ahora?

-¿por qué?

-¿eh?

-¿por qué no luchaste contra el hijo del hokage? ¿tenías miedo de sus habilidades? ¿a caso es alguien de temer? Digo, tu nunca negarte una pelea. Incluso a mí...

Después de analizar su relación con Boruto, Kawaki le respondió a su padre adoptivo.

-No hay que temerle.

-¿entonces?

-Entonces ¿qué?

-¿por qué no luchaste?

-Porque comprendí como es que del amor sale esa fortaleza...

-Mhhhhh... increíble... quiero que me cuentes más...

-Yo tampoco lo entiendo. Sin embargo, al ver la relación de esos dos inútiles, de algo estoy seguro. No iba a luchar una batalla en la cual sabía que iba a perder...

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