Halloween se acercaba rápidamente, y la emoción en el aire era palpable. Las casas estaban decoradas con luces anaranjadas y calabazas talladas, y las tiendas estaban llenas de disfraces, dulces y decoraciones temáticas. Tú y Atsumu habían decidido celebrar Halloween de una manera especial este año, ya que era su primer Halloween esperando a su bebé. Querían que fuera una noche memorable y divertida.

"¿Estás lista para la mejor noche de Halloween de la historia?" Atsumu preguntó, entrando a la sala con una caja de disfraces. Su sonrisa traviesa te hizo reír. Estaba claro que se había emocionado más de lo que habías anticipado.

"Depende de lo que tengas en mente," respondiste, divertida.

Él sacó de la caja un disfraz de esqueleto para él y una camiseta con una calabaza que decía "bebé a bordo" para ti. "¡Mira! Pensé que este sería perfecto para ti. ¡Es como si el bebé también estuviera disfrazado!" Atsumu estaba emocionado, claramente orgulloso de su elección.

Te reíste al ver la camiseta y te la pusiste con gusto. "Está adorable. Creo que al bebé también le gustará."

Con los disfraces puestos, ambos decidieron comenzar la noche decorando la casa. Atsumu se encargó de las luces, mientras tú colocabas pequeñas calabazas y fantasmas alrededor de la sala. Entre risas y bromas, llenaron la casa de un espíritu festivo y espeluznante. Había un ambiente cálido y alegre, y podías sentir la emoción de compartir estos momentos con Atsumu mientras esperaban a su hijo.

Después de terminar con la decoración, Atsumu preparó un cuenco enorme de dulces para los niños que vendrían a pedir "dulce o truco." Mientras esperaban, se sentaron juntos en el sofá, disfrutando de una película de Halloween, aunque claramente era más una comedia que una película de terror. Atsumu no era muy fanático de las películas de terror y prefería algo que los hiciera reír.

"¿Te imaginas cómo será el próximo Halloween, con nuestro pequeño corriendo por la casa?" preguntó Atsumu, mientras te rodeaba con un brazo y miraba la pantalla con una sonrisa soñadora.

"Será caótico, pero muy divertido," respondiste, imaginando a tu hijo disfrazado, corriendo por la casa con una bolsa de dulces en mano.

"¡Definitivamente! Y, por supuesto, tendré que enseñarle a elegir el mejor disfraz," bromeó Atsumu, dándole un toque competitivo incluso a la elección de disfraces.

La película fue interrumpida varias veces por grupos de niños que tocaban el timbre, pidiendo dulces. Atsumu se aseguraba de hacer reír a los niños con comentarios ingeniosos mientras les repartía caramelos. También intentó asustar a uno que otro con sus gestos exagerados, aunque su naturaleza divertida impedía que alguien se asustara de verdad.

Finalmente, cuando la noche empezó a calmarse, Atsumu sugirió un paseo por el vecindario para ver las decoraciones. "Creo que al bebé le gustaría ver algunas luces de Halloween también," dijo en broma, acariciando suavemente tu vientre.

Caminaron juntos bajo el cielo oscuro, admirando las casas iluminadas y disfrutando de la calma de la noche. Atsumu no paraba de hacer comentarios cómicos sobre los disfraces y decoraciones que veían en el camino, lo que hacía que la velada fuera aún más divertida.

"El próximo año, tenemos que hacer algo grande," dijo de repente Atsumu, con los ojos brillando de emoción. "Vamos a decorar la casa como una mansión embrujada. ¡Será épico!"

Te reíste, pero estabas de acuerdo. "Me parece una gran idea. Estoy segura de que será un Halloween inolvidable."

Cuando regresaron a casa, se relajaron con algunos bocadillos y terminaron la noche viendo otra película, esta vez algo más clásico. Atsumu se acomodó a tu lado, colocando una mano protectora sobre tu vientre mientras la película avanzaba. A pesar de la emoción de la noche, había algo especial en esos momentos tranquilos, disfrutando de la compañía y del simple hecho de estar juntos.

Mientras el reloj marcaba la medianoche, Atsumu te miró y sonrió. "Este fue un gran Halloween. El próximo será aún mejor, pero estoy feliz de pasar este contigo... y con nuestro pequeño."

Sentiste una calidez en tu corazón al escuchar sus palabras, sabiendo que no importaba cuántos Halloweenes vinieran, siempre serían especiales mientras estuvieran juntos.

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