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Han pasado unos meses desde aquella mágica noche de Halloween que compartiste con Atsumu. El embarazo había estado lleno de risas, anécdotas y esos momentos especiales en los que Atsumu hablaba con tu vientre como si el bebé pudiera responderle. Sin embargo, hoy, la espera finalmente había terminado.
En la habitación del hospital, el ambiente estaba cargado de emociones. Los sonidos rítmicos de los monitores se mezclaban con las palabras de aliento de las enfermeras. Atsumu estaba a tu lado, nervioso pero decidido a ser tu mayor apoyo. Su mano sostenía la tuya con fuerza mientras sus ojos reflejaban una mezcla de miedo, emoción y amor infinito.
"¡Lo estás haciendo increíble, tn! ¡Eres la MVP de esto, sin duda!" dijo con esa típica sonrisa suya, aunque podías notar el brillo ansioso en sus ojos.
"¿Atsumu... puedes dejar de hablar de voleibol por cinco minutos?" respondiste entre risas entrecortadas por el esfuerzo.
"¡Lo siento! ¡Es que me pongo nervioso!"
Con un último empujón y la ayuda del equipo médico, el llanto del bebé llenó la habitación. El sonido era hermoso, puro y lleno de vida. Atsumu quedó boquiabierto, completamente inmóvil por un segundo, hasta que las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos.
"Es... ¡Es nuestro bebé, tn!" dijo con la voz quebrada.
La enfermera colocó al pequeño sobre tu pecho, y tú lo miraste con asombro y amor indescriptible. Sus diminutas manos se movían con curiosidad, y su calor contra tu piel era reconfortante. Atsumu se inclinó sobre ti, acariciando suavemente la cabeza del bebé con una ternura que pocas veces mostraba fuera de la cancha.
"Es perfecto," susurró Atsumu, sin apartar la mirada.
"Sí, lo es," le respondiste, con lágrimas rodando por tus mejillas.
Después de un rato, la enfermera regresó para hacer las revisiones necesarias, y Atsumu se quedó pegado al lado del bebé, observando cada movimiento con una expresión maravillada. "¿Crees que le gustará el voleibol?" preguntó de repente, riendo nerviosamente.
"¿Otra vez con eso?"
"¡Perdón, perdón! Pero imagínate... ¡Miya Jr., el mejor del mundo! Aunque si quiere ser lo que sea, igual lo vamos a apoyar, ¿verdad?"
"Siempre, Atsumu."
Horas después, mientras tú descansabas en la cama y el bebé dormía en la cuna junto a ti, Atsumu seguía mirándolos con una mezcla de orgullo y amor que parecía iluminar la habitación entera.
"Gracias, tn," dijo suavemente, tomando tu mano. "Por ser increíble, por darme a este pequeño campeón... y por ser la mejor compañera de equipo que podría pedir."
Tú sonreíste, sintiendo el corazón lleno de amor. "Gracias a ti, Atsumu. Por estar siempre aquí, haciendo que todo sea mejor."
Y así, en esa habitación de hospital, comenzó una nueva etapa para los dos, ahora como una familia de tres, listos para enfrentar juntos cualquier aventura que la vida les presentara.
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