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El club de cocina de la escuela había organizado una actividad especial para la semana cultural: una competencia de cocina en parejas. Cada pareja debía preparar un plato especial, y los mejores serían presentados en el festival de la escuela. Atsumu Miya, conocido más por su talento en el voleibol que por sus habilidades culinarias, había sido inscrito en la competencia por un amigo en broma.
Tú, "tn", también habías sido inscrito, pero a diferencia de Atsumu, tú disfrutabas mucho cocinar. Al enterarte de que Atsumu sería tu compañero, te preocupaste un poco, dudando de sus habilidades en la cocina. Cuando te encontraste con él en el aula de cocina, te sorprendió ver que estaba tan emocionado como si se tratara de un partido de voleibol.
"¡Hola, tn! ¿Listo para ganar esta cosa?" te saludó Atsumu con una sonrisa confiada, ajustando su delantal.
Sonreíste, divertida por su entusiasmo. "Hola, Atsumu. No sabía que te gustara cocinar."
Él se encogió de hombros. "Bueno, no soy un chef, pero me gusta comer. Además, es divertido probar cosas nuevas. ¿Tú qué tal? ¿Tienes alguna receta en mente?"
Decidiste sugerir algo sencillo pero delicioso: pasta con una salsa de tomate casera y albóndigas. Atsumu asintió, aparentemente aliviado de que no fuera algo extremadamente complicado. Mientras comenzaban a preparar los ingredientes, te diste cuenta de que Atsumu era sorprendentemente habilidoso en la cocina, aunque un poco desordenado.
Mientras él picaba los ingredientes y tú preparabas la salsa, la conversación fluyó fácilmente. Atsumu compartió anécdotas divertidas de sus experiencias en la cancha, haciendo que te rieras con sus historias exageradas y expresivas. A su vez, le contaste algunas de tus propias experiencias, disfrutando de la compañía relajada.
Cuando llegó el momento de hacer las albóndigas, Atsumu se ofreció a moldearlas. Sin embargo, pronto se hizo evidente que no estaba tan acostumbrado a trabajar con carne molida, y sus albóndigas resultaron de formas bastante irregulares. Reíste al ver su expresión frustrada.
"¿Por qué mis albóndigas parecen extraterrestres?" se quejó, mirando sus creaciones.
Le ayudaste a corregir las formas, enseñándole algunos trucos para hacerlas más redondas. "Es cuestión de práctica. No te preocupes, lo importante es que sepan bien."
Atsumu sonrió, agradecido por tu ayuda. "Gracias, tn. Eres una gran compañera de cocina."
Mientras las albóndigas se cocinaban y la pasta se hervía, el delicioso aroma llenó la cocina. Finalmente, llegó el momento de probar el resultado. Atsumu tomó un bocado y sus ojos se iluminaron.
"¡Esto está increíble! ¡Somos un gran equipo!" exclamó, encantado con el sabor.
Te reíste y asentiste. "Sí, no está nada mal. Buen trabajo, Atsumu."
Al final del día, su plato fue uno de los seleccionados para ser presentado en el festival, para sorpresa de ambos. Mientras limpiaban y guardaban todo, Atsumu se volvió hacia ti, con una sonrisa sincera.
"Me divertí mucho hoy, tn. Gracias por enseñarme y por hacer esto tan divertido."
Le devolviste la sonrisa, sintiéndote feliz por la experiencia compartida. "Yo también me divertí. Quizás podríamos cocinar juntos otra vez."
Atsumu asintió, con su típica sonrisa traviesa. "¡Definitivamente! Pero la próxima vez, tal vez deberíamos probar algo más desafiante. ¿Qué dices?"
Aceptaste su propuesta, sintiendo una nueva amistad florecer entre ustedes. Mientras se despedían, no podías evitar sentir que, a pesar de sus diferencias, había encontrado a alguien con quien podías disfrutar de los momentos más simples de la vida, incluso en la cocina.
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