Detrás del cristal
Papara - Chans
La blanquecina nieve se había encargado, no solo de empañar los cristales, si no de bloquear por completo las salidas, ya que la casa casi parecía un encierro por esta misma, dejandole a asriel un gran cargo de quitarlo mientras frisk terminaba de lavar los platos antes de hacer la comida.
Chara sonrió comprensiva, los mensajes de papyrus siempre le animan el día, a pesar de no haber tenido uno malo.
En cuanto gane mis fans en
mis redes sociales, les enseñare
lo asombrosa que eres
Creo que tenemos
una forma diferente
de verme asombrosa
Pues desearía
que vieras la manera en
la que yo te miro, para que
entiendas lo asombrosa
que eres para mi
Te quedaras despierto hasta tarde
para seguir hablando conmigo
¿no?
Lo prometo
^^ v <3
En cuanto apago la pantalla de su móvil, tomo el control y encendió la televisión, estaba emocionada, sabía que sería una larga noche, papyrus siempre le hace compañía hasta altas horas de la madrugada con charlas y temas entretenidos que la hacen sentir especial y a gusto, pensando muchas veces que le gustaría pensar que esta ahí mismo hablando con ella cara a cara.
Mantuvo su sonrisa hasta que el timbre de su teléfono le aviso de un nuevo mensaje, pero esta vez, no sería nada bueno, su madre avisaba llegar en cualquier momento y que traería visitas, pidiendo el orden y organización de la cena.
La mas pequeña suspiro de mala gana antes de avisarle a sus hermanos, sabía muy bien de esos invitados y lo ultimo que quería ahora era fingir estar bien con eso, sobre todo de uno de ellos, quiso subir a su habitación sin cenar, pero fue demasiado tarde en cuanto su madre entro por la puerta anunciando la llegada.
-hola mi amor ¿ya esta lista la cena?- sonó desde la entrada la potente pero dulce voz de su madre advirtiendo que comerían todos juntos.
Chara la miro de reojo y volvió a suspirar, al ver quienes llegaban detrás de ella supo de inmediato que sería una cena muy larga. Apretó los labios incomoda por la introducción en contra de su voluntad de unos ojos azules que fijaron su vista con burla encima de ella.
La doctora alphys y su asistente sans eran grandes compañeros de su madre, siendo una noche fría que advertía una nevada tormentosa, prefirió darles hospedaje por la cercanía de su residencia al trabajo.
Chara siempre fue una niña muy reservada, sobra decir que su relación con sans no es de las mejores, aun cuando este intenta hacer una cercanía, ambas personalidades diferentes chocan después de una simple charla de insultos sutiles, burlas incomodas e indirectas desagradables.
Pero para una cruel ironía, sans se ve fastidiado de notar que ella se lleva muy bien con su hermano, dejando dentro de si, un hueco oscuro que se llena con rencor inconscientemente hacia ambos. No desea odiarlos, pero esa tierna amistad que ambos le imponen en la cara solo le hace sentir que chara le escupe lo feliz que es ella con papyrus y no con el.
La charla en la mesa, solo fue un sonido lejano para la joven castaña, apenas tocaba su comida y mantenía una mirada perdida, no estaba realmente pensando en nada, simplemente se sentía alejada de todo el mundo, perdida en su despabilo blanco, se sobresalto de su asiento en cuanto una diminuta migaja le golpeo la frente, sorprendida reacciono dejando caer su cubierto al suelo y la sonora carcajada de sans le dejo un desagradable sentir.
-¿q-que rayos-- ?!! ¡¿pero que te pasa?! ¡¿cuantos años tienes?! ¡¿acaso me lanzaste una miga de pan?!-
-no puedo creer que no lo vieras, fue muy gracioso, estas muy pensativa niña-
-eres un... ¿que te importa?-
-me importa por el hecho de hacerte entender de que tu madre te ha estado llamando desde hace un rato-
Chara abrió los ojos mirando a su alrededor al notar que todas las miradas se posaron en ella junto a una severa que provenía de su madre, para mas humillación su cara se torno mas roja que sus propios ojos.
-veo que sigues igual de distraída, he dicho tu nombre mas de tres veces y no me respondes-
-...ah... y-yo...-
-parece que la casa en las nubes le es demasiado cómoda últimamente- se burlo sans sin esperar que ella estallara en frente de los demás.
-¡¡CÁLLATE IDIOTA!!-
-¡¡CHARA!!-
Ante el regaño de su madre se cubrió la boca rebajándose mas de lo que ya estaba, cerro los ojos con fuerza creyendo que sans seguiría riendo y sin pensarlo demasiado salio de la sala esta vez ignorando a propósito los gritos de su madre, impulsivamente sus piernas se movieron solas, no pudo llegar a su habitación ya que la entrada principal estaba mas cerca, reaccionando tarde que había huido de su propia casa.
Quería volver y abrigarse en su cama, pero las voces de sus hermanos la alertaron de que estaba siendo perseguida y lo único que quería ahora era estar sola, ahora mismo las desoladas y frías calles eran su refugio, por lo que decidió de mala manera adentrarse mas a la oscuridad.
Por suerte uno de los parques menos habitados en las noches, la acobijo ofreciendo una banca de madera para observar las estrellas, una excusa boba con la que le gusta distraerse.
-¿sans? ¿eres tu?-
De un brinco se sobresalto volteando velozmente para encontrarse con quien menos esperaba, un alto esqueleto confundido que había conducido cerca de su casa para buscar a su hermano, pero sin esperar ver a alguien mas, por lo que su expresión cambio igualando la de ella.
-... p-papyrus... - sonrió aliviada al verlo a el.
-oh chara, perdona, creí que eras sans-
-por favor, no vuelvas a confundirme con el- comento ahora dejando desvanecer su sonrisa.
-lo siento... me dijo que iría a comer a tu casa, pero después llame y nadie me contesto-
La expresión de chara se endureció lentamente, fijando su mirada de nuevo hacía el cielo, sabía que la estaban buscando, papyrus la miro algo temeroso, claro que no estaba entendiendo lo que sucedía, pero algo dentro de el, le dijo que era mejor no hacer preguntas, se acerco lentamente a sus espaldas con el sentimiento de tomarla y llevarla a casa, pero su consciencia solo le permitió sentarse a su lado mientras se quitaba su bufanda para colocársela a ella.
Ella solo movió los ojos hacía el, intercambiando algo mas que solo un gesto cariñoso, la mirada conmovedora de su acompañante le daba paz y confort, sonrió dejando caer su cabeza en su hombro, los huesos duros no eran cómodos, pero aun así quiso conciliarse en ellos mientras los dedos de ambos se entrelazaban.
Siempre supo que papyrus no era lo suficientemente listo como para sostener una conversación adecuada, sonrió divertida por las tonterías que la entretenían, poco a poco los minutos se convirtieron en horas, cuya noche llego a una dulce madrugada oscura que acompaño a ambos jóvenes a mantenerse juntos, cara a cara, después de una promesa inocente que no creyeron que tomaría tanta fuerza.
Pero cuando chara creyó que todo había desaparecido, desde sus problemas hasta su propio nombre, su cuello se estrujo desde un tirón que la arrojaron hacía atrás violentamente, siendo golpeada contra el suelo, le tomo unos segundos recuperar la vista, ganándose un dolor de cabeza, divisando encima de ella una mirada furiosa a través de un ojo brillante.
Antes de entender que estaba sucediendo, el grito de papyrus hacía su hermano, la despertó, sans sostenía la bufanda roja que su acompañante le había prestado para luchar contra el frío, se levanto como pudo, el golpe le había afectado un poco, aun así también estaba furiosa.
-¡esa no es excusa! ¡no puedes tirarla así!-
-¡¿Qué no es excusa?! ¡van pasada de la madrugada y su familia esta preocupada!-
-...s-sans... tu... ¡imbécil!-
-¡CÁLLATE CHARA! ¡no puedo creer que tu también te rebajes por tus caprichos!-
La nombrada tenía la vista borrosa y un dolor agudo en la parte trasera de su cabeza, acerco su mano hacia la bufanda para tomarla de nuevo, el contrario no estaba en sus cuatro sentidos, dejándose llevar por la ira, no tomaba control de sus acciones y palabras, no estaba midiendo su fuerza, volvió arrojar a chara de nuevo al suelo, por suerte la nieve apaciguo su caída esta vez, pero le hizo ver que había sido tirada mas lejos ahora, confundida trato de levantarse una vez mas, quizá una tercera sea suficiente.
-¡toriel esta desesperada y sus hermanos asustados! ¡ustedes aquí como caramelos pegadizos hablando estupideces!-
-¡ella eligió esto!-
-¡por favor papyrus! no te engañes, solo es una niña malcriada, ella no sabe lo que quiere-
-¡si! ¡si lo sabe! ¡eres tu el que no quiere entender que esto no se trata de quien llego primero, si no de lo que ella tiene que decir!-
-¡no voy a discutir esto contigo otra vez papyrus! ¡ya me harte de su cercanía infantil! ¡ella solo busca excusas para sus niñerías!-
-¡¿y que te importa a ti que quiera estar conmigo entonces?! ¡yo nunca quise que nada ni nadie se interponga entre nosotros! se que tu también piensas igual, pero esto es demasiado, estas siendo egoísta ¡tu eres el único infantil actuando de esta forma! ¡la lastimas de cualquier manera!-
-¡¡PAPYRUS!!-
Chara sintió que el pecho se le estrujaba, su corazón se agito agresivamente, estaba conmocionada por lo que escuchaba ¿acaso peleaban por ella? junto sus manos hacía si misma, sintiéndose muy pequeña en este momento, quería decir algo pero no sabía que, ellos seguían gritándose, la discusión se había salido del tema principal pero ella seguía siendo el punto de aquello.
Sacudió su cabeza negando lo que imaginaba, no iba a hacerse fantasías ahora, ellos son los hermanos esqueleto, los mas amados hermanos que existen, jamas podrían pelear por nada, ni nadie y mucho menos por alguien como ella.
Recobrando el sentido de su enojo, quiso parar con este absurdo y callarlos a ambos, regreso su paso de nuevo hacía el mas bajo y estiro la mano para tomar de nuevo la dichosa bufanda, sans aun ciego por su despecho, la dominación de sus acciones aun seguían idas, lanzo a chara una vez mas, yendo mas lejos esta vez procurando que ya no se acerque, pero sin medir la cercanía del cordón y la calle, ella quien había sujetado con fuerza entre sus dedos la prenda prestada, se llevo un par de trozos de aquella tela roja al caer a través de su rostro.
Su vista se nublo por completo, los gritos de los hermanos continuaron, mientras ella lograba distinguir en la oscuridad una lejana luz que se acercaba a toda velocidad junto con el sonido de un sonoro claxon que la aturdió, volteo la mirada sin darle tiempo a ver de donde provenía, ya que el auto de su madre sin control, no logro parar al momento exacto.
Lo ultimo que escucho fue el unisono de la voz de los hermanos hablando al mismo tiempo
-¡YO LA AMO!-
Pero fue tarde para ellos reaccionar, en cuanto el auto se detuvo de golpe, haciendo que los trozos de la bufanda volaran por los aires con los cristales rotos y la sangre
¡Fin!
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