𖡡𖠃✎Permiso Condicional𓅨

Chuuya siempre había sido un chico directo, con los pies en la tierra y una confianza que intimidaba a más de uno. Pero cuando se trataba de Ranpo Edogawa, todo eso desaparecía.

—Deja de mirarme así — masculló Chuuya, cruzando los brazos mientras miraba hacia la ventana del salón vacío.

Ranpo, sentado en una de las mesas con una sonrisa que parecía pintada en su rostro, inclinó la cabeza.
—¿Así cómo? Yo solo te estoy mirando porque me gusta hacerlo.

El rostro de Chuuya se tornó de un rojo brillante.
—¡Cállate, idiota! — espetó, dándole la espalda, aunque no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa que esperaba que Ranpo no notara.

Ranpo, sin embargo, no tenía intención de callarse. Era mucho más confiado que Chuuya cuando se trataba de sentimientos. Había decidido hace tiempo que le gustaba el pelirrojo. Y aunque no entendía del todo lo que eso significaba, sabía que no quería estar lejos de él.

—Es cierto, ¿sabes? — dijo Ranpo, con un tono despreocupado mientras se levantaba para acercarse. — Me gustas, Chuuya.

El silencio llenó el aire. Chuuya apretó los puños y murmuró:
—¿Qué... qué se supone que significa eso?

Ranpo sonrió más ampliamente, disfrutando del sonrojo de Chuuya.
—Significa que me gustas. Que quiero estar contigo.

—¡Idiota! — gritó Chuuya, dándose la vuelta rápidamente para enfrentarlo. — No puedes decir esas cosas tan fácilmente.

—¿Por qué no? — preguntó Ranpo, inclinándose hacia él con curiosidad.

—¡Porque... porque no sé qué responder! — admitió Chuuya, desviando la mirada mientras su corazón latía descontrolado.

Ranpo soltó una pequeña risa, satisfecho con la reacción de Chuuya.
—Está bien, no tienes que responder ahora. Solo quería que lo supieras.

Chuuya bufó suavemente e intentó no mirar al otro chico, sintiendo su mirada sobre sí.

—Sabes que si mi hermano te escucha te la pasarás mal, verdad? — mencionó con las mejillas enrojecidas.

Ranpo en cambio se mantuvo tranquilo — Estoy seguro que a Paul no le molestará. Si me eliges como tu novio no habrá un día en el que no seas feliz, Chuuya.

Chuuya lo miró de reojo, incrédulo y aún más rojo de lo que ya estaba.

—¿Novio? ¿De dónde sacas esas tonterías? — masculló, intentando no prestar atención al vuelco que dio su corazón con esas palabras.

Ranpo sonrió de forma tranquila y, con toda la confianza del mundo, se encogió de hombros.
—No es ninguna tontería. Es lo que pasa cuando te gusta alguien, ¿no?

El pelirrojo apretó los labios y se cruzó de brazos, mirando hacia cualquier lado menos hacia Ranpo.
—Tú ni siquiera sabes lo que eso significa.

—Claro que sé. Significa que me gustas, y que quiero estar contigo todo el tiempo — respondió Ranpo sin titubear, dando un paso más cerca de Chuuya.

—Tch, eres insoportable — murmuró Chuuya, aunque su voz carecía de la fuerza habitual de su carácter. Sus mejillas seguían ardiendo, y no podía evitar pensar en lo seguro que parecía Ranpo.

El chico más bajo inclinó la cabeza, intentando ocultar la pequeña sonrisa que amenazaba con salir.
—Además, ¿qué te hace pensar que yo también...?

Ranpo no dejó que terminara.
—Porque no te has ido, ni me has golpeado todavía. Eso es buena señal, ¿no?

Chuuya finalmente lo miró directamente, con una mezcla de frustración y algo más que no podía identificar.
—Eres un idiota, Ranpo.

—Pero soy tu idiota — respondió Ranpo con una pequeña carcajada.

Chuuya suspiró profundamente, rindiéndose ante la confianza inquebrantable de Ranpo, aunque sabía que su vida probablemente sería un caos si seguía permitiendo este tipo de situaciones.

—Eres un problema... — dijo Chuuya, intentando sonar molesto, pero al final, la sonrisa que Ranpo esperaba apareció en su rostro.

—Tendrás que hablar con Paul, y si me terminan castigando te golpearé — condicionó cruzándose de brazos.

—¿Eso significa que aceptas ser mi novio? — preguntó Ranpo con diversión.

—Significa, que si consigues el permiso de Paul, quizás acepte.

Ranpo entrecerró los ojos, una sonrisa juguetona extendiéndose por su rostro.

—Quizás, ¿eh? Suena como un desafío.

Chuuya suspiró, intentando mantener la compostura mientras cruzaba aún más los brazos, como si eso pudiera protegerlo de la mirada insistente del chico en ciernes.

—No me hagas arrepentirme, Ranpo.

El chico más alto se inclinó ligeramente hacia adelante, dejando su rostro más cerca del de Chuuya.

—No te arrepentirás, confía en mí. Soy un genio, ¿recuerdas? Convencer a Paul será pan comido.

Chuuya alzó una ceja, sin dejarse impresionar por la autoconfianza del otro.

—Buena suerte con eso. Pero te advierto, Paul no es fácil de convencer, y si le haces enfadar... bueno, ya sabes cómo se pone.

—Oh, estoy seguro de que Paul me adorará — replicó Ranpo con un aire despreocupado. — Después de todo, ¿cómo podría no gustarle si soy el mejor partido para ti?

Chuuya no pudo evitar soltar una risa incrédula, negando con la cabeza.

—Eres un caso perdido.

Ranpo, satisfecho con la reacción, se echó hacia atrás y levantó un dedo en señal de promesa.

—Un caso perdido, pero uno que está decidido a ganar. Prepárate, Chuuya, porque antes de que te des cuenta, serás oficialmente mi novio.

Chuuya rodó los ojos, aunque una pequeña sonrisa se asomó en sus labios mientras observaba a Ranpo marcharse con una seguridad exagerada hacia su próxima misión imposible: convencer a Paul.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top