𖡡𖠃✎Boda𓅨

𖡡𖠃✎Aclaración: Esto se desarrolla en un AU donde Ranpo es miembro de la Port Mafia. Bastante parecido al de mi otra historia.

𖡡𖠃✎Sipnosis: Quizás esperar a que el amor de tu vida esté a días de casarse no es el mejor momento para darte cuenta de que es el amor de tu vida pero bueno, una vez sucedía ya no había nada que hacer más que arruinar esa boda.

𖡡𖠃✎Dato: Esto cuenta con dos partes𓅨

Cuando Chuuya llegó a su apartamento con la noticia de que se casaría dentro de tres meses Ranpo estuvo lo más cerca de lo que se podía a estar feliz, lo estaría más si no fuese porque lo vió venir desde hace demasiado tiempo, desde su punto de vista Dazai tardó demasiado en hacerlo pero suponía que no podía opinar mucho, después de todo, él nunca tuvo pareja y dudaba que algún día la tuviera.

Cuando Chuuya lo llevó junto a él para elegir el traje que utilizaría en su boda Ranpo solo tomó asiento mientras su compañero se probaba todos los trajes de la tienda, Ranpo no era fan de sentarse por mucho tiempo sin hacer nada menos cuando Chuuya le había arrebatado su teléfono, según él debía prestarle su total atención.

Lo cual era ridículo, Ranpo siempre tenía su total atención en Chuuya,  pero no es algo que fuese a decirle en voz alta. Traje por traje fueron siendo descartados, muy grande, muy chico, la costura, el cuello, el color, los botones, cualquier excusa era suficiente para probarse el siguiente traje.

— Solo elije uno, lo usarás una vez y luego pasará el resto de tu vida en un armario.

Fue el comentario que dió Ranpo, quizás no estaba entendiendo del todo la importancia de la ropa, había visto documentales de bodas y todas las novias actuaban igual con sus vestidos.

Y no pregunten que hacía viendo documentales de bodas, quería estar informado después de que Chuuya lo eligió como el padrino.

— Por eso mismo, lo usaré una vez pero será en el día más feliz de mi vida, debe ser perfecto.

Ranpo seguía sin entender, y empezaba a molestarse un poco con esto de la boda, le parecía muy estresante, innecesario y molesto.

— Iré a probarme los que faltan, quédate aquí!

No era como si pensara en irse de todas formas, miró los trajes descartados ordenados en una esquina, a su parecer Chuuya se veía perfecto en cada uno de ellos, pero no es algo que fuese a decir en voz alta.

El traje fue elegido después de doce tiendas diferentes y unos 300 trajes descartados pero elegido a fin de cuentas.

Pero había algo que Ranpo había estado empezando a pensar desde que iniciaron los preparativos y era si Dazai era realmente el indicado para Chuuya, y como cambiaría su posición en la vida de Chuuya con la llegada de un esposo.

Ranpo podía lidiar con Chuuya teniendo pareja, pero no sabía cómo tomarse o que pensar ante la idea de lidiar con Chuuya teniendo un esposo.

Era extrañamente molesto, casi desagradable, y no sabía que hacer con ese sentimiento.

Chuuya era colorido, brillante y etéreo, siempre lo vió así, a sus ojos bañados de blanco y negro, Chuuya resaltaba en su totalidad.

Ahora, sentado en el sillón mientras la música resonaba por los parlantes y los miembros más cercanos al pelirrojo celebraban por la futura boda Ranpo pudo ver a Chuuya compartiendo un baile animado con Kajii, estaba claro que el loco de los limones había colocado algo en las bebidas pero eso no le importaba.

— Deberías beber algo!

Ranpo desvío sus ojos de Chuuya para fijarse en Tachihara quien le extendía un vaso de alcohol.

— Yo no bebo.

Fue la respuesta breve que le dió para así seguir comiendo los postres que le había hecho Chuuya esa tarde.

— Como digas, pensé que hoy lo lograría — rió el chico sentándose a un lado del ejecutivo — Lograr que te emborracharas — aclaró dándole un sorbo a su bebida.

— No me gusta el alcohol, además para estar de borracho ya tenemos a Chuuya.

— Como te sientes? — aquella pregunta confundió al ejecutivo y por primera vez no supo a qué se refería el muchacho a un lado suyo — Al respecto de la boda, supuse que estarías completamente derrotado.

— Derrotado? — repitió, quizás era el sonido de la música exageradamente fuerte que retumbaba en sus oídos la razón por la que su mente no podía analizar correctamente las palabras ajenas.

— El chico del que estás enamorado se esta por casar, no sé, si fuera tu estaría emborrachándome a más no poder — nuevamente soltó una pequeña risa dirigiendo sus ojos en su superior quien seguía mirándole con las cejas fruncidas — Oh vamos, no tienes porque seguir negándolo, al menos no ahora, eres libre de expresar tu malestar.

Ranpo se desconectó por unos segundos, él no estaba enamorado de nadie, él no estaba enamorado de Chuuya, él no estaba enamorado de su compañero, él no estaba enamorado del chico pelirrojo que bailaba ridículamente a la lejanía, él no estaba enamorado.

— Desde que te conocí lo supe, vamos hombre, la forma en que miras a Chuuya-san es inconfundible — quizás Tachihara se había percatado que realmente no tenía idea de lo que hablaba porque su tono había cambiado — el hecho de que solo lo mires a él, ahora mismo mientras tenemos esta conversación mantienes los ojos cerrados pero cuando se trata de Chuuya-san siempre los tienes abiertos como si Chuuya-san fuese la única persona que vale la pena observar —

Es que era así, a sus ojos Chuuya era lo único que valía la pena mirar, era la única persona en el mundo que brillaba de una manera inefable, todos y todo lo demás era vacío y tedioso.

— Chuuya es el único que brilla — quizo explicarse, se sentía tonto por primera vez en su vida pues su voz estaba saliendo insegura.

— Dios, lo ves? Hasta tu manera de expresarte hacía él es diferente, actúas diferente cuando estás con él, con todos los demás eres frío y pareciese que solo vives para recordarnos que no vemos lo que tu ves, pero con Chuuya-san es diferente,  tu tono cambia a uno más suave, tu forma de ser es más animada, como si brillaras —

Ranpo estaba empezando a molestarse porque eran ciertas sus palabras, no eran un invento ni una fantasía loca, era la verdad absoluta, Chuuya lo hacía sentir diferente, y él mismo era conciente de que no era con nadie como era con Chuuya.

— Somos compañeros desde hace mucho — Tachihara bufó ante esa excusa tan cutre.

— Okey, digamos que te creo — sonrió el pelirrojo levantandose de su asiento — Aunque sinceramente espero sigas creyendote la mentira de que no sientes nada más que amistad, porque la boda de Chuuya-san es la próxima semana y no te deseo el dolor de percatarte tan tarde de tus sentimientos —

Ranpo lo vió alejarse, reuniéndose en el mini bar junto a Gin quien andaba con el pelo suelto y sin el cubrebocas. Y eso era tan hipócrita, porque Tachihara estaba diciéndole que se diera cuenta de unos supuestos sentimientos cuando se notaba a leguas los sentimientos que tenía por Gin.

— Ya quiero que la boda termine — susurró cansado de tantas molestias — Yo enamorado — dijo con diversión, sin duda Tachihara podía hacerlo reir con sus palabras, tardó 4 años pero lo logró.

Redirigió su atención al pelirrojo que se suponía debía estar bailando pero lo encontró caminando a su dirección con esa sonrisa tonta que siempre tenía cuando estaba borracho.

— Disfrutando? — fue lo primero que salió de la boca del hombre quien se sentó a lado del pelinegro.

— Tus postres salvaron la situación — aseguró sonriendo llevándose uno a la boca.

— Estoy muriendo, Kajii no tuvo piedad — susurró recostando su cabeza en el hombro de Ranpo — Me pisó los pies más veces que nadie, es un idiota — rió cerrando los ojos para descansar un poco.

Mientras tanto Ranpo se encontraba teniendo un colapso mental, esta cercanía con Chuuya no era nueva, han sido compañeros desde hace seis años, pero por alguna razón sentía su cuerpo cosquillear.

Maldito seas Tachihara.

— Ranpo? — el pelirrojo levantó la cabeza para mirar a su compañero un poco confundido por la actitud tensa que había adquirido repentinamente.

Y cuando los ojos verdes y azules se encontraron Ranpo lo comprendió.

Fue aterrador.

Había considerado asesinar a Tachihara, él fue el causante de toda esta situación, todo estaba bien hasta que vino para meterle ideas tontas a la cabeza.

Típico de gente idiota, ir por el mundo abriendo sus bocas solo para que todos los demás sean unos idiotas también.

Pero no lo hizo, no lo asesinó porque en el fondo sabía que no fue Tachihara el causante, sino que él mismo lo fue, porque la molestia había estado presente desde siempre, la calidez en su cuerpo cada que tenía a su compañero cerca, la manera en que su corazón latía descontroladamente cada que Chuuya lo elogiaba.

Y lo peor de todo es que se estaba dando cuenta seis años tarde, quizás si era un idiota como todo el mundo, porque era un ciego como ellos, Chuuya lo convertía en un idiota sin arreglo, interponiéndose a su habilidad con su tonta sonrisa confiada, y su tonto cabello brillante, junto a esos ojos azules que parecían tan llenos de vida.

— Ranpo, qué es todo esto? — la voz de Mori lo sacó de su caótica mente.

— Mori-san! Siéntese — ordenó arreglando los papeles que estaban alrededor del escritorio de su jefe.

— Lo haré porque deseo oír tu explicación.

Tardó alrededor de tres minutos en organizar todo para luego dejar una carpeta llena de papeles en las manos de Mori quien miró curioso el objeto.

— Mori-san, hay que alistar a la Port Mafia, para la misión de nuestras vidas — Mori levantó una ceja confundido, abrió la carpeta y solo encontró un montón de garabatos.

— De qué misión hablas? — preguntó pacientemente cerrando la carpeta rindiendose al instante en siquiera intentar entender lo que decía.

— Detener una boda.

— Hablas de la boda de Chuuya-kun y Dazai-kun? — la sonrisa en los labios del viejo hicieron irritar a Ranpo quien se cruzó de brazos.

— No podemos permitir que uno de nuestros ejecutivos y miembro más fuerte termine casándose con un traidor, quizás le meta ideas a la cabeza a Chuuya y haga que traicione también a la mafia!

Mori miró atónito a su subordinado, soltó un pequeño suspiro para calmarse.

— Finjamos que me convenciste y que lo haremos, cuál es tu plan?

— Es gracioso que creas que solo tengo uno — movió una pizarra hasta que estuvo frente a su jefe — Tengo desde un plan Taiyaki hasta un plan Monaka — el orgullo en su voz era tanta que Mori fijó su atención en la pizarra.

— Ranpo-kun, por qué el plan Namagashi incluye lanzar una bomba a la Iglesia? —

Ranpo no contestó y miró a su jefe con decepción, obviamente si no había iglesia no habría boda.

— Cuál es el plan Daifuku? — preguntó señalando el plan fijado con hilo rosado.

— Desaparecer a Dazai y con ayuda de una habilidad tomar su lugar para que yo sea quien se case con Chuuya.

Mori miró a su ejecutivo por unos segundos con incredulidad, una pequeña gotita cayendo por su cien.

— Ranpo-kun, estoy sinceramente orgulloso de todo el empeño que has puesto en esto, tomando en cuenta lo perezoso que eres pero, debo preguntar, por qué quieres detener la boda de Dazai-kun y Chuuya-kun? —

Aquella pregunta no era algo que Ranpo quisiese contestar, después de todo a penas se la pudo contestar a sí mismo.

— Tu sabes porqué — fue lo único que pudo decir, Ranpo podía ser un idiota enamorado pero no era un idiota en su totalidad, su habilidad aún funcionaba perfectamente.

— Quería oírlo de tu boca Ranpo-kun pero no insistiré — la sonrisa come mierda en su rostro siempre había molestado a Ranpo, pero en esos momentos parecía haberse potenciado a niveles impresionantes — Pero no puedo permitir que te entrometas, Ranpo-kun.

Chuuya estaba impaciente, no había tenido ninguna noticia de su compañero en los últimos días, el muy maldito decidía desaparecer justo el día de su boda, era enserio un hijo de puta.

— Chuuya-san, debe vestirse — mordió su labio inferior.

— Ya voy — el empleado asintió y se retiró de la habitación dejando sobre la cama el traje blanco que vestiria ese día.

Agarró su teléfono una vez más y llamó a su compañero, faltaban unas horas para que la ceremonia diera inicio pero no podía dejar de pensar en Ranpo, él era su padrino de bodas.

— Juro que cuando lo encuentre lo mato — murmuró entre dientes cuando nuevamente lo mandaron a buzón, hasta que cayó en cuenta de algo, Ranpo nunca se separaba de su celular, era casi tan dependiente a su celular como lo era a los dulces.

Su teléfono vibró, lo levantó enseguida con la esperanza que sea un mensaje de su compañero diciendo que estaba camino a la iglesia pero lo que encontró fue otra cosa.

Maldición.

— Chuuya-san, permiso vengo a dejarle los zapatos — el empleado miró a su alrededor un tanto confundido al no ver a su superior, el traje seguía en la cama justo como lo había dejado hace quince minutos — Chuuya-san?

En las mejores bodas el novio llega tarde, no?

Sacó su teléfono y llamó a Tachihara quien atendió al instante.

— Se perderá su boda por ir por Ranpo-san? — fue lo primero que dijo el menor y Chuuya casi pierde el equilibrio debido a eso.

— Haces sonar las cosas muy mal Tachihara — pudo decir una vez se recompuso — Y no me perderé mi boda, solo necesito solucionar esto.

— Como digas, de todos modos Dazai aún no está aquí — eso lo tranquilizaba un poco, solo necesito un poco de tiempo — Mándame un stiker si es que al final decides no asistir a la boda.

Y con eso dicho colgó la llamada sin siquiera dejar a Chuuya decir la razón por la que lo había llamado en primer lugar.

Soltó un suspiro molesto guardando su celular nuevamente, enseguida pudo divisar el edificio de la mafia, en donde estaba Ranpo.


Cuando lo encontró en las celdas en la planta baja Chuuya esperó encontrarlo golpeado o al menos con alguna señal de haber sido torturado, pero no, Ranpo estaba bebiendo chocolate con leche completamente cómodo en su sitio.

— Explíca ahora — exigió sin abrir la celda, el hombre lo miró con una sonrisa.

— Fui encerrado aquí por Mori-san, nada de otro mundo — la tranquilidad era tan común en él hasta en situaciones así que Chuuya deseaba darle un golpe.

— Boss no te encerraría aquí solo porque si, pero tampoco puedes perderte de mi boda — Ranpo ya sabía lo que pensaba hacer y se negaba — Solo te sacaré unas horas y una vez termine la boda te encerrare de vuelta — el sonido de la celda siendo abierta se escuchó por todo el lugar que se encontraba espeluznantemente vacío.

— No iré — declaró cerrando la celda una vez más.

Aquello desconcertó al pelirrojo, quien frunció las cejas mientras abría nuevamente la celda la cual fue cerrada una vez más por Ranpo, ya enojado la volvió a abrir y para evitar que el otro la volviese a cerrar usó su habilidad para arrancar las rejas.

—Estás diciendo que vas a dejarme plantado en la boda? — Ranpo dió un pequeño paso hacía atrás.

— No es como si fuera con quién te casarás — contraatacó cruzándose de brazos — Deberías estar en tu boda, no aquí.

— Lo siento, pero mi padrino de bodas decidió ser encarcelado el día de mi boda!

Ambos se miraron fijamente, cada uno enfrascado en sus propios objetivos.

— Si te quedas mucho más tiempo no tendrás tiempo para arreglarte con tranquilidad.

— Eres un maldito idiota — insultó entre dientes, manteniendo su mirada fija en los ojos ajenos.

— ¿Y qué harás al respecto? — sonrió con diversión el ejecutivo, Chuuya se mordió la lengua para no decir nada ante esa clara provocación — Tachihara puede tomar mi lugar, así que, ¿Por qué estás aquí Chuuya?

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