Advertencia: Chuuya Humano. Ranpo Vampiro.

—¿Me amas?

Por unos segundos que parecieron eternos todo quedó en silencio, el vampiro se tomó el tiempo de admirar los ojos ajenos, estaban brillando cual estrellas con la esperanza tan típica de los humanos, pero eso lo hacía tan especial, los ojos de aquel humano era tan viva que hacía que tuviera la sensación de que su propio corazón había vuelto a latir.

—¿Qué crees tú?

Quizás debió responder un simple "Si"o un rotundo "No" pero la idea del amor era tan confusa para él que realmente no sabía cuál respuesta sería la adecuada para su sentir, el amar a un chico como la que estaba frente suyo le era irreal pero no amarlo le parecía blasfemo en su totalidad.

—Si, sé que me amas pero quiero que lo digas

Claro, él siempre siendo él, con esa actitud tan molesta de siempre, miró a otro lado percatandose de lo llena que estaba esa noche la luna, volvió su vista al humano inconcientemente.

—Vamos, solo por esta noche, di que me amas

Pudo sentir el suave toque de la mano ajena que se aferraba a la suya, suave, tibia y frágil, se sentía capaz de destrozarle el brazo entero si usaba un poco de fuerza con un simple apretón, en cambio utilizo su pulgar y siendo lo más suave que podía trazo una pequeña caricia en sus nudillos, pequeños actos que antes de conocerlo ni siquiera podría imaginar.

—Con cada fibra de mi ser, Chuuya.

Susurró, no por inseguridad o por estar dudando de su respuesta y él lo entendió, un pequeño secreto entre ambos que llenaba de amor y complicidad.

—Yo también, con cada segundo de mi existencia, Ranpo.

Una sonrisa compartida y un cálido beso que hizo a ambos sentirse vivos nuevamente.