𖡡𖠃✎Unilateral𓅨

𖡡𖠃✎Advertencia: No es un amor no correspondido, porque un amor no correspondido es aquel que se dice y se expresa, el que no expresa su sentir se rechaza a sí mismo𓅨

𖡡𖠃✎Sipnosis: Y al final, quien manda a Ranpo a enamorarse del mafioso con una gran historia de trasfondo con un suicida, con una relación de peleas de una pareja casada y peor aún, de un hombre con una conexión subrealista con otro hombre, que no es él𓅨

Su lengua jugueteaba con la paleta en su boca, quería irse pero lamentablemente Fukuzawa había ordenado explícitamente que todos debían estar presentes en esa reunión con la Port mafia, eso lo incluía a él para su desastrosa fortuna, su atención puesta en cierto mafioso sentado frente a él, lo analizó una vez más con la vaga esperanza de ver algo diferente a lo que ha visto desde la primera vez que indagó específicamente en algo del pelirrojo. Pero estaba igual que siempre. Nakahara Chuuya no estaba disponible.

— Lo mejor para ambas organizaciones es trabajar en conjunto por esta ocasión, las bajas serán menores — pudo escuchar a Kunikida a la lejanía aunque sabía que estaba a un lado suyo.

Hace dos meses se percató de sus supuestos sentimientos por el mafioso, y que alguien le diera un golpe, deseaba por primera vez no haber indagado, porque ahora ya no era el gran genio que siempre había sido en cambio se convirtió en un obsoleto hombre de 26 años que se ponía nervioso cuando Nakahara Chuuya le hablaba, todo por culpa de su gran mente y su incapacidad para no investigar, eso incluía sus propios sentimientos.

— Dado el caso de que Dazai-kun está en prisión sugiero que vayan Nakahara-kun y Ranpo-kun — la sonrisa de perra de Mori por primera vez no irritó a Ranpo.

Porque Ranpo odia trabajar con otra persona, y pudo ver como Fukuzawa lo miraba de reojo, seguro esperando el posible berrinche que haría para oponerse a trabajar con el mafioso.

— Mientras vayamos volando por mi está bien — la agencia estaba un poco sorprendida de que no haya objetado en contra pues hasta cuando tiene que trabajar con alguno de ellos tiende a quejarse bastante.

— Genial! — exclamó el jefe dando un pequeño aplauso emocionado — Chuuya-kun recuerda proteger a Ranpo-kun, no sabemos si algo los estará esperando allá.

— Si boss — asintió el pelirrojo levantandose de su asiento a lo que Ranpo lo siguió casi al instante.

Y quizás debería preguntar de que estaban hablando o que debía hacer con Chuuya porque no había prestado atención alguna a la reunión, pero en cambio decidió averiguarlo en el camino y concentrarse en simplemente existir por esos pocos minutos a lado de su amor platónico.

— Muy bien detective, primero reuniremos a mis subordinados y de ahí pasaremos directamente a la misión —

— Por qué también a esa gente? Es suficiente con ambos, estás con el mejor Mr. Fancy Hat — y la mirada aburrida de Chuuya por alguna razón lo puso más nervioso.

— Quizás porque iremos a Francia y necesitamos comandos en el exterior para no entrar a ciegas — dijo irónicamente — No sé tú, pero dudo que puedas luchar contra los guardias tan fácilmente.

Y en este punto Ranpo enserio debería preguntar cual era la misión, pero no lo hizo porque estaba seguro que lo descubriría tarde o temprano, seguramente temprano, no era el mejor detective del mundo por nada. Fue bastante fácil, lo único que podían ir a hacer a Francia que interesará a ambas organizaciones era Dazai.

Siempre era Dazai.

No debería molestarle tanto su compañero de trabajo, antes de todo le caía mínimamente bien el suicida, al menos antes de percatarse de la exageradamente increible conexión que compartía con Chuuya. Porque era así, se comunicaban y comprendían al otro sin siquiera hablarse o mirarse, eso lo irritaba. Ranpo era el mejor en todo, pero era consciente de que competir contra Dazai era una batalla en la cual su gran cerebro no era rival.

Dazai tenía algo que él no. La confianza ciega de Chuuya, y aún más, esa relación de pareja de casados que vibraba cada vez que estaban en la misma habitación.

¿Ranpo era rival contra eso?

Sí, lo era.

Porque realmente pelear contra Dazai era la parte fácil, pelear contra Chuuya era lo que lo estancó violentamente en ese patético juego de mirarlo a la distancia. El corazón de Chuuya era una caja fuerte, él podía entrar fácilmente y mirar su interior pero intentar agarrar algo de ahí o dejar una parte de sí allí dentro era un caso perdido.

Aunque realmente el caso perdido era Ranpo.

Se enamoró estúpidamente de alguien que no era capaz de mirarle, no importaba si estaba con el corazón en las manos, Chuuya solo dirigiría su atención a la cizaña que escapaba de la boca de Dazai.

Mientras la noche empezaba a cubrir a Yokohama y observaba al pelirrojo dándole las indicaciones para la misión a sus subordinados Ranpo tuvo que cerrar los ojos para no hacer tan evidente que lo estaba mirando.

Porque se supone que a Ranpo no le interesaba nada más que los dulces y los casos de misterio, se supone que a Ranpo no le debe latir tan rápido el corazón cada vez que tiene los ojos azulados de aquel mafioso en su persona, se supone que a Ranpo no le deben sudar las manos al tener a su enemigo a un lado, se supone que a Ranpo no le deben dar ganas de entregar esa parte de sí que ni siquiera sabía que existía.

— Detective, ¡vámonos! — gritó desde su sitio el pelirrojo.

Y fue cuestión de mirar la figura del mafioso mirándole fijamente con la única luz de la luna iluminandolo para que el pecho de Ranpo terminara agonizando de amor como de dolor.

Ranpo era un idiota en el amor, y lo odiaba, odiaba tener sentimientos tan fuertes por justamente Chuuya entre todas las personas en el mundo.

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