-Vuelo a medianoche-
Me despierto de golpe gracias a los lloriqueos de un bebe, me giro hacia mi mujer quien simplemente se tapa con la colcha negra la cabeza.
-¿No vas a despestar?- le pregunto sentandome en la cama y restregandome los ojos, veo el reloj muggle a mi lado indincandome la cuatro de la mañana.
-Es tu hija, te toca a ti- suelta esta.
La miro por unos segundos, al final accedo y me incorporo de la cama. Miro por ultima vez a Fleur y le saco la lengua con enojo.
-Por eso me quieren mas a mi que a ti- susurro y hago una mueca.
La rubia suelta una sonrisa al escuchar la palabras de su esposo pero no se levanta. Ya le tocaba a el hacerse cargo de sus hijos.
Camino hacia la cuna de la niña,esta al verme estira sus pequeñas manos y rie, estiro mis brazos y la cargo con cuidado, veo al pequeño rubio totalmente dormido y sonrio.
-¿Por que no dormimos?-le pregunto con una sonrisa.
Esta niega y señala la venta hacia el exterior.
-Ella, son las cuatro de la mañana.
La niña hace un puchero de ponerse a llorar, asiento lentamente y la dejo en la cama grande y entro al baño a hacer mis necesidades y buscar algo para cubrir a la bebe. Minutos mas tarde salgo, tomo a la rubia ya salimos de la habitacion.
Bajo las escaleras de casa mirando de un lado a otro la oscuridad, saco mi varita de mi bolso y conjuro un lumos para iluminar el lugar.
-...cinco, seis, siete, ocho, nueve...
Camino hacia sugiendo la pequeña voz y encuentro a Lyra, mi sobrina quien cuenta con sus ojos cerradas, detras de ella Erick la mira con una sonrisa, alza su vista y rie.
-¿Te saco del cuarto con todo y bebe?-me pregunta al verme.
-Ella se despertó y la sacare a dar una vuelta.
-Tio Victor, papi no quiere jugar bien conmigo-me habla la niña y camino hacia ella.
Suelto una sonrisa de lado y lo miro.
-¿No querras que le llame a tu esposa?-sonrio hacia el hombre
Este suelta un suspiro y carga a la niña quien suelta una sonrisa, ambos salen de la sala, antes de desaparecer Lyra se gira verme y me sonrie.
-¿Que quieres hacer?-le pregunto a la bebe que tengo en brazos.
Esta balbucea y señala toda la sala. Sus manos pequeñas se quedan en mi escoba y frunzo el ceño mirandola.
-Es muy tarde para un vuelo.
La niña me mira a los ojos con sus ojos azules y me sonrie.
-Solamente diez, minutos- acepte y tomo la saeta de fuego color negro.
Tomo bien a la bebe y salgo del cuarto con la escoba en la mano, la casa se encuentra totalemente oscura pero no necesito luz para guiarme en mi casa, desarrolle una gran vista en la oscuridad a la edad de diez años. Termino de bajar las escaleras y miro de un lado a otro, en uno de los pasillo viene Greyback y frunce el ceño al verme.
-¿Que lo mantiene despierto a estas horas de la madrugada amo?-me pregunta.
Alzo a la bebe y esta rie.
Camino con la bebe hasta la puerta y la abro, afortunadamente no hace nada de frio y salgo de la casa con la escoba en mano
Esta rie mientras ve de un lado a otro, detras de mi siento la presencia de Greyback y hablo.
-No es necesario que vengas, ve a dormir.
-Pero mi Lord, si le pasa algo...
Me giro observando al lobo y le sonrio.
-No pasara nada- contesto con seguridad.
El lobo asintio y Victor tomo la escoba y se elevo en el aire, la niña solto una gran risa y se abrazo a su papa.
-Protege la casa mientras no estoy.
-Si amo- asintio el lobo observandolo partir.
***
La niña sonreia mientras veia hacia abajo.
La miro solamente intentando mantener los ojos abiertos, no podia quedarme dormido con esta responsabilidad
-Quiero una escoba- me pide la niña mirándome a los ojos.
-Eres muy pequeña para montar una sola Ella.
La niña negó de un lado a otro y me sonrió.
-Soy lo bastante grande para tener una como Victoria, además tu no eres tan grande como digamos.
Frunzo el ceño ante las palabras de la niña.
-¿por qué lo dices?- cuestionó
-Por qué mi mami aún tiene que matar las cucarachas por ti.
Abro mi boca con indignación.
-Son asquerosas Ella.
-Pero tú eres el hombre y mi mami siempre las mata por ti.
Aprieto la boca y asiento ante las palabras de mi hija.
-Esta bien,pero una pequeña- accedo,jamás le digo no a mis hijos.
La niña aplaude y me abraza.
-Eres el mejor papi del mundo-me dice sin soltarme,sus ojos azules me miran sin dejar su sonrisa angelical- Te amo mucho papito.
Abrazo a la niña y miro la luna que se alza ante mis ojos oscuros.
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