Día 4 ➤ Amor sobre hielo
Día 4
Tema: Entrenar
Mundo real
Smoker x Lectora
Amor sobre hielo
Paz, tranquilidad, serenidad... Todas aquellas sensaciones eran las que el patinaje sobre hielo provocaban en (TN). En especial, cuando alargaba los entrenamientos y se quedaba solo durante casi una hora.
La pista de hielo completamente disponible para ella.
Al menos hasta que llegaban aquellos brutos y ruidosos jugadores de hockey. No quería generalizar, tan solo se refería al grupo que acudía a entrenar a aquellas horas.
—Ey, guapa. ¡Quédate a echar un partidito con nosotros! —La joven frenó rápidamente al escuchar aquellas palabras. Habían llegado antes de lo usual.
—Cállate —le regañó su entrenador, dándole un manotazo en la nuca—. Más te vale estar concentrado en el entrenamiento, que llevas una semana de mierda.
La peli(t/c) ni si quiera les miró. Patinó hasta la salida de la pista y se cambió el calzado mientras que ellos entraban.
Pudo notar algunas de sus miradas sobre ella. Algunos parecían neandertales.
Al levantarse y alzar el rostro, se encontró de frente con los ojos del entrenador de aquel grupo. Era alto, con cuerpo muy trabajado y cabellos blancos.
Debía tener entre treinta o cuarenta años, o al menos eso pensaba ella. No estaba nada mal. No podía negar que tenía debilidad por los hombres mayores que ella.
Igualmente, no pensaba hacer nada respecto a ello. Con alegrarse la vista de vez en cuando era más que suficiente.
[•••]
Jamás se había interesado por el patinaje sobre hielo. Llevaba años coincidiendo con el final del entrenamiento de ese grupo, pero nunca se había fijado hasta que vio a aquella joven el año pasado.
A veces, llegaba un poco antes de su hora para poder verla desde el final de las gradas. Tal vez ella ni se había fijado. No parecía estar pendiente del mundo cuando estaba en la pista.
Se movía con tanta gracia y facilidad... Nada que ver con su grupo. Algunos todavía se caían si tenían que hacer un movimiento más complicado para llegar al disco.
Además, aquel conjunto de color (t/c) se ceñía perfectamente sobre su cuerpo.
Se sentía tan asqueroso como aquel grupo de babosos a los que entrenaba. Esa chica debía estar todavía en la universidad y él ya estaba casi más cerca de los cuarenta de que de los treinta.
¿Qué hacia fijándose de aquella manera en una cría?
Pero allí estaba, sentado en última fila y mirándola.
Más bien admirándola. Admirando aquella forma de moverse, estirarse, saltar y volver a caer sobre el hielo de nuevo.
—¿Tenéis que empezar antes? —La voz de la joven le sacó de su trance.
Tosió levemente para clararse la voz antes de contestar. Era plenamente consciente de que había quedado como un idiota.
—Todavía no —respondió finalmente.
—Pero... ¿Querías calentar o algo? —cuestionó ella, confundida. Si estaba allí era por algo—. Si no te importa... Podemos compartir pista. Me gustaría quedarme un rato más.
—No hay problema —aclaró el hombre de cabellos blancos.
Debía ponerse los patines y meterse en la pista, de lo contrario, sería difícil explicar por qué estaba allí exactamente.
—Repito, sí necesitáis que me vaya dímelo —insistió la peli(t/c), unos minutos después.
Se había dado cuenta de que aquel hombre no paraba de observarla de reojo. Sin embargo, en ningún momento se le ocurrió que fuera porque estaba interesado en ella.
—No es eso. Simplemente me gusta observar cómo entrenas. Tienes una gran habilidad para moverte en la pista —confesó Smoker.
Más valía decirle la verdad a que se pensara algo extraño sobre él. Bueno, no toda la verdad, pero sí parte de ella.
La joven en tuvo que reprimir la emoción en su rostro. Se había fijado en ella. Bueno, tal vez no se la forma que a ella le gustaría.
—Ah. En ese caso... Puedo enseñarte los movimientos que estoy preparando —propuso (TN)—. Aunque, espera. Ven un momento.
La peli(t/c) se deslizó hasta donde tenía su mochila, justo en una de las salidas de la pista.
—Sí... —murmuró el peli blanco, comenzando también a moverse.
Observó como la chica rebuscaba en su mochila, hasta que sacó el móvil y los auriculares.
—Esta es la música... —explicó, mientras buscaba el archivo—. Si me ves moverme sin escuchar la música no es lo mismo. Toma.
Tomó el móvil entre sus manos y se colocó los auriculares. Era una situación extraña, pero sentía curiosidad. En la pantalla estaba todo preparado para darle simplemente al botón de reproducir. Leyó el título de la pieza tan solo para comprobar que lo desconocía totalmente.
—Vale, voy a contar hasta tres y reproduces la canción —le indicó la chica.
Alzó la mirada y vio que ya estaba preparada para comenzar. Ella no necesitaba escuchar la música. Todavía estaba tratando de encontrar los movimientos perfectos, pero se sabía la melodía de memoria. La había escuchado ya demasiadas veces.
Smoker pulsó el botón cuando vio que le joven alzaba el tercer dedo.
Los cuatro minutos desde que tocó la pantalla con la yema de su dedo índice fueron un auténtico deleite. Los movimientos de la peli(t/c) eran todavía más hipnotizantes con aquella suave melodía retumbando en sus oídos.
Cuando la música dejó de sonar, el hombre de cabellos blancos salió del trance. La joven ya estaba en frente de él.
—¿Qué te ha parecido? —preguntó ella, inocentemente.
—Muy buena actuación —respondió el hombre, tratando de ser lo más neutral posible.
Había sido increíble. Sublime. Y no solo por su habilidad para el patinaje. No había podido evitar fijarse demás durante todos aquellos giros y saltos... En cada movimiento, aquella corta falda que cubría escasamente sus piernas se elevaba, dejando al descubierto todavía más parte de su cuerpo.
—Eh, ¿qué pasa entrenador Smoker? ¿Va a pasarse al patinaje sobre hielo? ¿Se ha vuelto una nenaza? —comentó uno de los jóvenes, mientras el grupo bajaba las escaleras rumbo a la pista.
(TN) rodó los ojos y le arrebató su móvil de entre las manos. El hombre de cabellos blancos soltó un pequeño gruñido. Malditos mocosos.
—Deja de decir gilipolleces. A ver si aprendes algo de esas "nenazas" y por una vez en tu vida no haces el ridículo en la pista —le soltó, sin miramientos.
La peli(t/c) ladeó la cabeza mientras recogía su mochila y le dedicó una sonrisa al tal Smoker y le dio la espalda antes de que pudiera ver como se mordía el labio. Definitivamente, aquel era su tipo de hombre.
[•••]
Desde aquel día, Smoker ya no se quedaba sentado en las gradas y observando a lo lejos. Incluso llegaba todavía más pronto para estar con aquella joven.
Al parecer estaba preparándose junto a sus compañeras para un campeonato local. Harían una pequeña competición para que las entrenadoras eligiera a cuál de ellas mandar y (TN) ansiaba poder ser la representante. Lo deseaba tanto que no podía imaginar que cualquier otra compañera lo anhelara tanto como ella; aunque sabía perfectamente que cada una tenía sus razones.
Durante aquellos meses, la relación entre ambos fue avanzando. Smoker no solo la observaba y le ayudaba dando su opinión cada vez que ella lo pedía. Poco a poco, y de manera espontánea, iban surgiendo otros temas más personales y fueron conociéndose más a fondo.
Le apoyó en los momentos que más necesitaba, cuando lo veía todo negro y la seguridad en sí misma flojeaba.
A veces, la peli(t/c) pensaba en lo distinto que hubiera sido todo aquel proceso si hubiera pasado aquellas horas de entrenamiento a solas. Jamás hubiera imaginado que aquel hombre hubiera llegado a ser un apoyo tan importante.
—¡Me han elegido! ¡Me han elegido! —exclamó emocionada, cuando lo vio aparecer por la puerta de las gradas.
—Enhorabuena —le felicitó él. No pudo evitar sonreír levemente al verla tan feliz.
—¿Vendrás a verme?
—No podría perdérmelo después de todo.
(TN) no pudo evitar sentirse más feliz todavía. Ni si quiera le había preguntado por la fecha, había aceptado directamente.
[•••]
Las gradas estaban llenas. Tan solo era un campeonato local, pero el ganador o ganadora representaría a la ciudad en el campeonato nacional.
(TN) soñaba no solo con representar a su ciudad, si no a su país. Aunque sabía que eso sería mucho más complicado... No podía controlar sus deseos.
Estaba nerviosa. Nerviosa, pero con ganas de demostrar todo lo que había estado practicando.
Los moretones de sus piernas, todavía algo visibles, estaban perfectamente cubiertos por las mallas.
¿Cuántas veces se había caído durante aquellos meses por tratar de añadir movimientos tan complicados?
Estaba completamente segura de que valdría la pena.
En otra parte de la pista, Smoker esperaba pacientemente el turno de la peli(t/c).
Todas las actuaciones eran dignas de admirar, pero sabía que la de ella sería la mejor. Tal vez estaba siendo demasiado subjetivo, pero aquella maldita cría le tenía hechizado. Cualquier cosa que hiciera le parecería perfecta.
Y lo hizo. Fue la mejor actuación de la competición.
Cuando anunciaron que había sido la ganadora patinó hasta llegar a los brazos de su entrenadora y, posteriormente, se acercó fuera de la pista para abrazar a sus padres.
El hombre de cabellos blancos no estaba muy seguro sobre cómo debía actuar. Obviamente no pensaba acercarse. No quería que (TN) tuviera que dar explicaciones a nadie.
Se quedó sentado, esperando a que su mirada se cruzara con la de la joven. Sin embargo, aquel momento no llegó y ella se fue directa al vestuario.
—Papá, mamá... Podríais yendo a casa y coger la cena en ese restaurante que nos gusta tanto —propuso la peli(t/c), antes de entrar a cambiarse.
—Pero te esperamos, cariño —dijo su madre, acariciándole la cabeza.
—No en serio. Id yendo y enseguida voy.
—Venga, vamos, no insistas más o no acabaremos nunca —intervino el señor (TA), cogiendo suavemente el brazo de la mujer—. No se quién es más cabezota de las dos.
La joven observó como sus progenitores se alejaban y se perdían entre el resto de gente que también estaba abandonado el lugar.
Ni si quiera entro al vestuario. Poco después de haberlos perdido de vista, de dirigió rápidamente a la entrada, fijándose bien en los rostros de la gente con la que iba cruzándose.
¿Dónde estaría? ¿Se habría ido ya?
Salió a la calle y miró en todas las direcciones, mientras el aire golpeaba su rostro.
Por suerte, no tardo en divisarlo entre la multitud. Era fácilmente reconocible.
—¡Smoker! —exclamó, mientras aceleraba el paso hacia él.
El hombre de cabellos blancos frenó el paso. Estaba esperando a oír su voz. Escucharle decir su nombre entre el barullo.
La joven llegó jadeando. Aquella pequeña carrera había acabado de agotarla prácticamente por completo.
Se sorprendió al verlo con un puro en la boca. No sabía que fumaba. Jamás había surgido en las conversaciones y solo se habían visto en la pista de entrenamiento, que era cubierta y no se permitía esa práctica en el interior.
—¿Has visto? Lo he conseguido.
—Claro que lo has conseguido —afirmó él. Estaba preciosa, radiante.
—Ahora... Tendré que seguir entrenando para el próximo nivel —recordó, emocionada. La sonrisa no se le borraba de la cara—. ¿Me seguirás acompañando?
—Te acompañaré hasta dónde tú quieras
No lo iba a negar. No quería dejar de verla. No quería que todo acabara como si nada después de todo aquel tiempo.
Ella se mordió ligeramente el labio inferior, tratando de reprimir la gran sonrisa que mostraba su extrema felicidad.
Le encantaba ese hombre. Bueno, ya no solo le encantaba... Ya era algo más.
La peli(t/c) dio un paso hacia delante. Se puso de puntillas y posó sus manos sobre el rostro del peli-blanco.
Le hubiera besado ella misma, pero era demasiado alto, así que le miró con ojos suplicantes.
Smoker colocó una de sus manos en la barbilla de la joven y le acarició la mejilla con el pulgar, lentamente, disfrutando de la suavidad y la calidez de su piel.
No se hizo mucho de rogar, ya que había tiempo que quería probar aquellos tiernos y jugosos labios.
Se deshizo del puro, arrojándolo al suelo. Acto seguido, inclinó rompiendo la distancia que les separaba y, por fin, sus bocas pudieron probarse la una a la otra.
Con el primer roce de sus lenguas el beso se fue tornando algo más intenso. Ella ignoró el sabor a tabaco porque, joder, no se creía que por fin estuviera besándole.
Ambos comenzaron a notar un intenso calor en su cuerpo. (TN) acariciaba sus cabellos blancos y él tenía amabas manos ocupadas: una enredada en el pelo de la joven y otra acariciando la parte baja de su espalda.
Fue él quien tuvo que interrumpir el beso, y no porque le importara mucho que la gente que pasaba se quedara observándoles, si no porque estaba empezando a sentir una exagerada necesidad de ir más allá... Y no era el lugar.
—Venga, ve a cambiarte y te acero a casa —dijo, tras separarse de ella. La peli(t/c) asintió mientras le miraba fijamente.
Tardó un poco en girarse, así que Smoker tuvo tiempo de apreciar su precioso rostro después de aquel beso.
Mejillas ligeramente sonrojadas, labios entreabiertos, brillo en los ojos... No se imaginaba todo lo que tenía ganas de hacerle.
(TN) dio media vuelta y puso rumbo al vestuario.
Estaba feliz y era plenamente consciente que aquel beso significaba un paso más en su relación. Ambos lo sabían.
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