21- Fénix
El caldero burbujeaba haciendo un cálido sonido en aquel baño tan iluminado.
(Tn) se encontraba sentada en el suelo al lado de Sabo con el caldero entre ambos y con varios frascos alrededor junto al libro de pociones.
Ace - ¿Seguro que no pasará nada si estamos aquí...? -dijo rompiendo aquel silencio. - Es el baño de las chicas...
(Tn) - Tranquilos, nadie viene aquí.
Ace - ¿Por qué? -dijo extrañado.
(Tn) - Perona la llorona. -lo miró.
Ace - ¿Quién...?
La niña fue a hablar pero sonrió un poco viendo a quien salía de uno de los baños que había detrás de Ace.
Sabo - Grito de Ace en tres... dos... uno...
Perona - ¡¡Yo soy Perona la llorona!! -gritó enfadada.
Ace gritó apartándose de allí por el susto y yendo hacia donde estaban Sabo y (Tn), los cuales rieron ante aquello.
Perona - Claro, ¿quién iba a saber quien es Perona la llorona?. - se quejó.
(Tn) - Hola Perona. -saludó sonriendo.
Perona - Hola (Tn). -dijo esta vez en un tono más calmado.
Sabo - ¿Os conocíais?
La pequeña asintió.
(Tn) - He venido varias veces aquí, Perona es linda persona.
Ace - Fantasma querrás decir...
Perona lo miró enfadada.
Sabo - Que poco tacto tienes, Ace...
Perona gritó y fue directa hacia Ace atravesándolo antes de volver a meterse en un cubículo de baños e introducirse por el retrete hasta desaparecer.
Ace miró a la niña con los ojos muy abiertos y se tocó su cuerpo sorprendido por aquello.
(Tn) - Es que es muy sensible...
Sabo sonrió y volvió a su libro.
Sabo - Bien... tan solo queda esperar ya los tres meses. -informó.
(Tn) - Y tomar los pelos de Yonji y Niji...
Ace - ¿Cómo lo haremos? -preguntó más calmado.
Los niños pensaron en silencio durante unos segundos hasta que a la pequeña se le ocurrió algo.
(Tn) - Tengo un partido dentro de dos semanas, y ellos jugarán... podría arrancarle allí unos pelos a cada uno mientras me justifico diciendo que pasaba por allí por la snitch.
Sabo - Oh... si, es buena idea pero... ¿dónde metes los pelos para que no se pierdan mientras vuelas?
(Tn) - Llevaré bolsillos con cremalleras, se las coseré antes de salir.
Sabo - Interesante... me pregunto porque no entraste a Ravenclaw. -sonrió.
La pequeña sonrió haciendo un baile extraño provocando que Ace sonriera al verla.
Horas más tarde, los niños se encontraban en la hora de estudio. Una hora en la que todos los niños se reunían con el profesor para hacer las tareas en silencio y preguntar posibles dudas que tuvieran respecto a las clases. Era una hora que la pequeña amaba tener, pues era un buen momento para hacer las tareas en silencio, a la luz de las velas que adornaban la mesa, con sus amigos y con los profesores. Pero en aquella ocasión se le estaba haciendo una hora amarga.
Levantó la mirada sintiéndose incómoda al sentir varias miradas sobre ella. Al levantarla vio a varios niños de la mesa de al lado mirarla en silencio. Apretó sus labios y miró hacia su propia mesa, pudiendo ver a Sanji y a más niños mirarla, unos niños que apartaron la mirada mientras Sanji sonreía un poco nervioso.
(Tn) bajó la mirada apenada a su pergamino y tomó aire volviendo a alzar sus ojos hacia en frente, viendo a Ace y a Nami mirarla en silencio.
La pequeña dejó su pluma, cerró los libros y se levantó tomándolo todo y llamando la atención de los alumnos y profesor.
(Tn) - Os veré más tarde en la sala común... -informó y salió de allí sin darle tiempo a ninguno de responder.
Cruzó el pasillo sintiendo un nudo en la garganta y detuvo su paso cuando aquella voz volvió a resonar en aquel pasillo.
"Matar... voy a matar... te voy a matar...".
La pequeña apretó sus labios y caminó despacio por aquel pasillo mientras sentía su corazón más presente en su pecho.
Giró hacia la derecha y ahogó una expresión de sorpresa al ver a un alumno tirado en el suelo totalmente rígido.
Fue hacia allá y pudo identificar su capa de Hufflepuff, pero era alguien que no supo reconocer. Se agachó y vio el rostro del pequeño lleno de miedo, tocó su mano y estaba totalmente dura y fría, parecía una estatua.
Buggy - Con las manos en la masa, (TA). -dijo con recelo viéndola. - Te van a expulsar por esto.
La niña dio un salto viendo hacia el mayor, quien se giró para ir a avisar a los profesores.
(Tn) - ¡Yo no he hecho nada! -gritó nerviosa. - ¡Buggy!
La niña se quejó cerrando sus ojos reprimiendo unas lágrimas y al abrirlos vio a sus pies pudiendo ver como algo se movía delante de sus zapatos. Frunció un poco el ceño y siguió a aquellos animales que iban en fila hasta las ventanas. Nuevamente, arañas pareciendo huir de algo.
La pequeña se asomó un poco por aquella ventana siguiendo el recorrido de las arañas, viendo así como se parecían dirigir al bosque prohibido.
Oyó unos pasos apresurados ir hasta ella y se giró para ver a Shanks ver al pequeño con una expresión de sorpresa y preocupación.
(Tn) - Profesor... yo no...
Shanks - El director desea verte. -informó antes de que la pequeña pudiese decir algo más.
La niña bajó la mirada apenada y nerviosa y asintió dirigiéndose hacia allá en silencio.
Se imaginó lo peor.
¿La iban a expulsar?
Primero fue la gata de Buggy, luego el hablar parsel, ahora un niño... claramente para ella aquella cita con el director significaba un suspenso y una salida inmediata del centro.
Sus manos comenzaron a temblar y llegó a aquella estatua. Subió y pronunció las palabras que dijo Shanks que pronunciara antes de ir hacia allá.
La estatua se movió y comenzó a subir las escaleras, llegando así a la gran puerta de madera oscura. Dio dos golpes en aquella puerta y esta se abrió.
La pequeña se asomó buscando con una mirada temerosa al mayor, pero no vio a nadie.
(Tn) - ¿Hola...? -preguntó entrando sin dejar de ver a todos lados.
La puerta se cerró sobresaltando a la pequeña.
Cerró los puños a ambos lados de su cuerpo rigido por los nervios y andó con pasos tiesos hacia la mesa.
Iba a volver a hablar pero algo llamó su atención: al lado de la mesa había un hermoso pájaro rojo posado sobre una placa ondeanda de metal dorado. Parecía cansado y mayor, pues su pelaje se encontraba cayéndose.
La niña se acercó a aquel animal expectante y este le correspondió mirándola con sus ojitos cansados.
(Tn) - Wow... -exclamó. - Eres muy bonito...
El pájaro echó su cabeza hacía atrás y se prendió fuego cayendo hacia el interior de la placa ondeada en cenizas mientras la pequeña daba un salto hacia atrás.
Barbablanca - (Tn). -la llamó apareciendo en el segundo piso de aquella habitación.
La niña levantó su mirada con lágrimas en los ojos y unos surcos azules debajo de estos.
(Tn) - Yo... yo... su pájaro... yo no hice nada... yo no sé nada... - dijo cada vez con más dificultad.
Barbablanca alzó su mano en señal de calma y bajó las escaleras de caracol para caminar hacia la pequeña, quien empezó a temblar mientras su mirada cada vez se tornaba más enferma por los nervios que tenía acumulados.
Barbablanca - Tranquila... es un ave fénix, se encontraba ya en su época adulta. Es una lástima que lo hagas visto en su incineración. -se acercó al lugar donde estaba el fénix y miró las cenizas, las cuales comenzaron a moverse saliendo de ellas un pequeño animalito piando. - Y los fénix renacen de sus cenizas... animales hermo...
El mayor no pudo terminar de hablar debido a que la pequeña tomó el cuenco de caramelos que tenía en su mesa y vomitó dentro.
Barbablanca - ¡(Tn)! -riñió provocando que la niña llorase mientras vomitaba por el susto, los nervios y la presión que estaba sintiendo durante esos días.
(Tn) - No me... -vomitó- ...expulse... - tosió. - Yo no sabía que hablaba... -volvió a vomitar - ...parsel. -se sorbió los mocos. - Yo no hice nada malo al... - volvió a vomitar. - ... al niño... ah... -se quejó sintiendo su vista borrosa- ... me siento mal...
Barbablanca - Ah... que conversación más asquerosa... ya ya, siéntate, no te voy a expulsar.
La pequeña tosió sintiéndose debilitada y el mayor sacó un frasco de jugo de calabaza junto con un vaso que comenzó a llenar y dejar en la mesa al lado de la pequeña.
Barbablanca - Bebe, te hará bien.
La niña puso una mano en la mesa asomándose a ella con ojos cansados y rostro pálido y tomó aquel zumo bebiendo poco a poco.
Barbablanca - ¿Mejor?
La niña asintió frotándose sus ojitos llorosos.
Barbablanca - Sé que no has sido tú, (Tn). Y también sé que no eras consciente de que hablabas parsel.
La niña bajó la mirada sintiéndose aliviada.
(Tn) - Señor... -el mayor la miró en silencio. - Me pregunto si... El sombrero seleccionador no se equivocó conmigo y me puso en Gryffindor...
Barbablanca - ¿Qué quieres decir?
(Tn) - Dicen que... solo quien "Tú ya sabes" podía hablar parsel... ¿y si yo debería ir a Slytherin...?
Barbablanca - (Tn), estás en la casa correcta. -sonrió. - El sombrero seleccionador nos recomienda la casa a la que debemos ir, pero somos nosotros quienes acabamos eligiendo.
(Tn) - ¿Me recomendó Slytherin...? -preguntó confusa.
Barbablanca alzó su mirada hacia él estante que tenía en aquella pared, provocando que la pequeña mirase viendo al sombrero seleccionador.
Sombrero seleccionador - He de decir que fuiste alguien difícil de clasificar... tenías aptitudes para las cuatro casas pero resaltaban dos... Gryffindor y Slytherin.
(Tn) - ¿Cuál fue la que más resaltó...?
Sombrero seleccionador - Considero que habrías estado mejor en Slytherin.
La niña frunció el ceño.
(Tn) - Te equivocas.
Sombrero seleccionador - ¿Y para qué pregunta...?
Barbablanca rió ante aquello.
Barbablanca - Está bien, tan solo te llamé para dejarte claro eso, el profesor Shanks me dijo que estabas muy distraída en clases después de lo sucedido.
La pequeña asintió un poco.
Barbablanca - Ya puedes retirarte.
(Tn) - Am... -musitó viendo el recipiente de caramelos llenos de vómitos. - ¿Qué hago con esto...?
Barbablanca - Déjalo ahí.. -dijo restándole importancia.
(Tn) - ¿No me lo llevo? -sugirió.
Barbablanca - Tranquila. -respondió calmado.
La pequeña asintió apenada y se fue del despacho en silencio.
Bajó las escaleras sintiéndose aliviada y fue al jardín, lugar donde se dejó caer cansada.
La noche llegó, todos dormían plácidamente en sus cálidas y cómodas camas, todos menos un pequeño, el cual se encontraba sentado en la alfombra que había delante de la chimenea en la sala común.
En sus manos tenía un cuaderno negro abierto viendo lo que escribió en él, unas palabras que comenzaron a desaparecer para dar lugar a otras.
El pequeño apretó sus labios y comenzó a escribir nuevamente, obteniendo así una respuesta por parte de aquel cuaderno.
Cerró los ojos con fuerza y apretó el cuaderno cerrándolo con rabia.
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