56 - Torture

Advertencias: Es un capítulo corto, pero les aseguro que es bastante intenso, contiene escenas con un tanto violencia, se recomiendo discreción, más si son personas sensibles.

Nota 2: El inicio está narrando en primera persona por Yokozawa, normalmente no escribo así, disculpen los errores que pueda llegar a tener.

En fin, disfruten el capítulo

Enjoy it!

Yokozawa.

Desesperación.

Impotencia.

Miedo.

Enojo.

Tristeza.

Vacío...

Todas aquellas emociones era lo que estaba sintiendo en ese momento, ¿cómo podía haber sido tan estúpido con Ritsu? Los celos cegaron toda capacidad de razonamiento, mi mente tan nublada por la idea de que mi castaño estuviera viendo a alguien más... yo y mi gran boca soltaron palabras tan crueles que lo hicieron llorar, recuerdo haber jurado que nunca en mi vida lo haría llorar, que jamás soltaría ni una sola lágrima, y menos que fueran por mi culpa.

Sin embargo, rompí con mi promesa, y ahora estoy cargando con las consecuencias, miré al can, aquel perro que yo le había obsequiado en un intento de conseguir su perdón; no era necesario escucharlo chillar o ladrar para saber que algo malo le había ocurrido a mi novio, con solo aquella mirada tan desgarradora era más que suficiente.

Sentía como el mundo entero se me venía encima, pero intentaba mantenerme fuerte... tenía que hacerlo, tomé la cadena de Ritsu entre mis manos para verla con detenimiento, estaba rota y era claro que alguien se la había quitado del cuello; las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, mi mente y mi corazón estaban hechos un caos, eran tantas emociones que simplemente no podía controlar, aún con un nudo en la garganta solo pude decir.

—Llévame hacía donde estaba él, Astro.

Un ladrido se hizo escuchar en el silencio de mi casa seguido del sonido de las patas del canino que corría a gran velocidad mientras yo lo seguía, llegamos al parque, en específico a una de las bancas donde había una botella junto con un trapo.

—¿Cloroformo? Es ridículo... Pero, hay una posibilidad... Ah, rayos. —bufé con frustración, quería mantener mi cabeza fría y mis pensamientos centrados, pero me estaba siendo imposible, algo dentro de mí sabía que Ritsu estaba en peligro...

Y también sabía quién podía ser el responsable.

—Masamune... —susurré con ira apretando mis puños, tenía que haber sido él.

Ese tipo, era demasiado obvio que él se había llevado a Ritsu; era cierto que no tenía ninguna prueba para acusarlo, ¡pero tampoco tengo dudas! Aún recuerdo aquellas palabras que me dijo aquella vez en la que ambos terminamos en prisión:

"No cantes victoria tan pronto. Esto no está lejos de terminar, acabaré contigo y te prometo que no descansaré hasta verte tres metros bajo tierra, por qué si él no es mío no será de nadie".

—Maldito infeliz... —tape mi rostro en señal de impotencia, después de todo esto era mi culpa, si alguien era responsable de esto, era yo y nadie más, pasé mis manos por mi cabello y lo jalé de forma suave aunque sin pensarlo aumenté la fuerza, logrando arrancarme algunos mechones, me levanté del suelo y me dispuse a ir a casa junto con Astro—

Conocía bastante bien a Masamune, él no era un idiota como para ensuciarse las manos y hacer el trabajo sucio, tuvo que usar a otra persona para que se llevará a Ritsu. Llegué a mi casa cerrando la puerta y miré al suelo, tenía que llamar a los señores Onodera.

No quería hacerlo... si se enteraban era muy probable que ellos quieran matarme, pero Ritsu era su hijo y tenían derecho a saber la verdad; con temor sujeté mi teléfono y marqué al número de su hogar, esperé unos segundos antes de que la voz de la mujer me contestara.

—¿Hola?

Era el momento...

*************

Siempre pensó que las películas de suspenso donde aparecía un psicópata acosador que secuestraba a la chica y la mantenía cautiva eran tan solo una exageración para ganar dinero en las taquillas... que equivocado estaba. Bien, él sabía que algunas de esas películas estaban basadas en casos reales, pero eran casos contados que no le pasarían a la mayoría de la gente...

Desgraciadamente él ya no era parte de esa mayoría. Sus memorias eran vagas, solo lograba recordar las hirientes palabras de Takafumi hacía él, luego que salió de su casa y nada más; quería que todo eso fuera una horrible pesadilla, quería despertar y que su pareja lo estuviera despertando con el desayuno ya hecho, pero aquellas palabras lo hicieron volver a la cruda realidad.

—Hola, amor mío, ¿me extrañaste?

—T-Takano-san... —su voz solo podía reflejar el gran temor que sentía en ese momento, el verlo nuevamente fue como un balde de agua fría sacada de la misma Siberia, su cuerpo comenzó a temblar involuntariamente y de forma descontrolada, intentaba quitarse las sogas y las cintas que lo mantenían atado; pero cualquier intento de resistencia era completamente inútil, sin quererlo las lágrimas cayeron por su rostro, Takano no tardó en acercarse a él para limpiar el líquido con su lengua, Onodera se removió en su lugar completamente asqueado.

—¿Qué sucede cariño? Parece que no te da gusto verme...

—¿Qué demonios pretendes con esto? —fue lo único que atinó a preguntar en un efímero momento de valentía que tuvo, la cual se fue al escuchar la carcajada de Masamune, aquel nombre no era el Saga-senpai del que se había enamorado hacía más de 10 años, era un completo desconocido... era un desquiciado, Takano sujetó su mentón con fuerza forzándolo a mirarle fijamente, un quejido salió de sus labios—

—No seas tan tonto, amor mío, ¡hice esto por nosotros! Por nuestra historia, ¿qué no lo entiendes? Él solo te está alejando de mi lado.

—Estás mal... ¿qué no entiendes que yo ya no siento nada por ti? Ya rehíce mi vida a lado de alguien maravilloso, tú deberías hacer lo mismo... —una fuerte bofetada impactó sobre su rostro, Takano lo sujetó del cabello, se podía notar la furia a kilómetros— Infeliz...

—Creo que no estás entendiendo la situación, pequeño Ritsu... —se acercó de forma amenazante a su rostro— Tú eres solo mío... lo fuiste, lo eres y lo seguirás siendo... aquello que tuviste con Takafumi fue solo un desliz, ese bastardo mal amigo que tuvo el descaro de arrebatarte de mi lado, ¿no lo comprendes, mi amor?

—No... no logro y tampoco quiero comprenderlo... ¡tú fuiste quién me traicionó! ¡Tú fuiste quién tiró todos estos jodidos años a la basura cuando decidiste acostarte con Misaki! ¿Qué no lo recuerdas acaso?

—Lo que tuve con Takahashi nunca fue serio... me equivoqué y quise arreglarlo contigo... —fue interrumpido—

—No busques justificar tu mierda, si hay alguien que es una basura aquí, ese eres tú, solo tú fuiste el único responsable del que yo me haya alejado... me enamoré de alguien más y esa persona resultó ser tu mejor amigo, ¿y sabes qué? No hay comparación alguna entre ustedes dos... él fue lindo, paciente amable, y jamás me obligó a decirle que lo amaba... —Onodera pausó sus palabras de golpe al sentir como un cuchillo tajaba su mejilla derecha de forma profunda, la sangre comenzó a correr por su rostro y llegando por su cuello, Takano tenía el arma entre sus manos mirándolo con enorme furia—

—Cállate... cállate, ¡cállate maldita sea! —volvió a jalar su cabello con brusquedad, la sangre salpicó el rostro del mayor mientras Ritsu se quejaba del dolor— ¡Ese infeliz es el culpable de todo! ¡Esos niños que tuviste debieron ser míos! —Takano pasó sus manos por el cuello del menor comenzando a ejercer una fuerte presión, el castaño comenzó a moverse de forma desesperada sintiendo como el aire se le iba lentamente, más lágrimas salieron por sus ojos verdes, estas eran de miedo—

—P-Por favor... Y-Yo ya no te amo... —fue lo único que atinó a decir en un intento de hacer a Masamune razonar y claramente, aquello no funcionó para nada, pues lo único que logró fue el mayor lo tirara al suelo con agresividad para posteriormente soltar una patada en el estómago de Onodera—

Él no pudo quejarse o gritar, el shock fue tan grande, la sangre de su rostro seguía corriendo, logrando manchar sus ropas, el aire le faltaba y su mente estaba nublada por el miedo, la silla en la que estaba postrado se había roto en la caída; sin embargo seguía atado de sus extremidades, el de cabello azabache se puso encima suyo y comenzó a analizarlo con la mirada.

—Eres tan bello, pequeño Ritsu... y es una verdadera lástima que te estés portando tan mal conmigo, yo no quiero herirte; pero si no cooperas entonces es mi deber darte una lección para educarte. —acercando su rostro de forma amenazante pasó su lengua por la herida del rostro de Onodera, lamiendo el líquido vital de una manera lasciva y asquerosa, el sabor de metal llegó al paladar de Masamune mientras que Ritsu permanecía completamente paralizado— Ahh~... eres exquisito —mordió la oreja del menor con agresividad haciendo que también esta sangrara—

Después de aquello, Masamune pasó sus grandes y frías manos por los hombros del castaño, comenzando a retirarle la camiseta de color blanco que se había vuelto de un color rojo sangre, en ese instante Ritsu reaccionó, comenzando a forcejear con él chillando y gritando para evitar que sus ropas fueran quitadas.

—¡N-No! ¡Suéltame! —se removía queriendo alejarlo de su persona, pero lo tenía tan bien amarrado que solo lastimó sus muñecas y tobillos—

—Maldita sea, ¡estate quieto! —lo empujó contra un mueblo y su cabeza impactó sobre este, Ritsu cerró sus ojos y la parte de atrás de cabeza comenzó a sangrar, dejándolo completamente noqueado, Takano le miró de reojo, no lo había matado, de esto estaba seguro, solo se encontraba inconsciente y lo estaría por algunas horas— Excelente, ahora será muchísimo más fácil...

Sin ningún tipo de cuidado le arrebató la ropa que tenía puesta, y si... eso incluía la ropa interior, el hombre de ojos avellana miró con detenimiento el cuerpo de su amado castaño, era tan y como lo recordaba, tan blanco como la nieve, esbelto y con una figura que cualquiera persona envidiaría a pesar de haber dado a luz dos veces... no pudo evitar morderse los labios, se seguía viendo tan bello, aún con esa fea herida en el rostro que él le había provocado. Lentamente se acercó al cuerpo del chico, sintiendo cómo una gran erección se formaba en su entrepierna.

Relamió sus labios comenzando a marcar la piel del chico sin ningún tipo de delicadeza, dejando mordidas y marcas notorias de un feo color morado; se aseguró de dejar su cuerpo lleno de su "sello", o al menos la mayoría... quería más, quería tocarlo y hacerlo suyo ahí mismo, pero no lo haría... Aún.

Pero lo que si hizo fue masturbarse, soltando gemidos roncos y musitando el nombre del castaño entre jadeos y gruñidos para posteriormente correrse y manchando de semen el abdomen y parte del rostro de Ritsu; Masamune sonrió de forma retorcida, encantado con aquella "obra maestra", acomodó sus pantalones y tomó su celular abriendo la aplicación de la cámara.

—Di "esto es amor" cariño. —pronunció de forma burlona comenzando a fotografiar al desmayado Onodera de todas las formas y ángulos existentes, claramente él tenía planes con aquellas fotografías—

Su otra víctima comenzó a despertar del efecto sedante, Masamune rápidamente fue hacia él quitándole la bolsa de tela que tenía en la cabeza, Chiaki se veía bastante mal, sus mejillas morada y ojos hinchados de tanto llorar, tal vez a su yo anterior le hubiera dado pena verlo así... pero para desgracia de Yoshino, él ya no era esa persona.

—T-Tori... —sus ojos habían perdido ese brillo y habían sido reemplazados por unas pupilas completamente opacas llenas de desesperanza— A-Ayúdenme...

—Shh... Creo que deberías dormir un poco más, lindura... —susurró con una voz suave y gélida, le inyectó un líquido desconocido en su brazo, el cual comenzó a hacer efecto sobre el mangaka—

—N-No... Q-Quiero ver a... Tori... —Chiaki volvió a caer dormido ante aquella droga cerrando lentamente los ojos y dejando caer su cabeza hacia adelante—

—Eso es... —se levanta dándose la vuelta para salir de aquella habitación, apagando la luz, cuando cerró la puerta rápidamente fue interceptando por su cómplice— ¿Qué es lo que quieres, eh Tori?

—No has cumplido tu parte del trato... Entrégame a Chiaki, ya hice lo que me pediste, ¿verdad? Te traje a Ritsu...

—Así es, tienes un punto a tu favor, querido; pero ¿quién me asegura que no irás a la policía en cuanto te ponga a tu noviecito en brazos? —le cuestiona cruzándose de brazos—

—Tú... maldito enfermo, ¡ni siquiera me tienes permitido verlo! —en un arranque de ira sujetó a Masamune del cuello estampándolo contra la pared, quería golpearlo, borrarle esa estúpida sonrisa de la cara—

—Anda golpéame, pero si lo haces serán horas menos de vida para tu amado Chiaki. —sonrió de manera arrogante, lo tenía en la palma de su mano—

Hatori bufó furiosamente soltando a Masamune. —Tú ganas...

Takano volvió a reír. —¡Que buen chico! Sabía que mi leal perrito faldero no podía morder la mano de su Amo. —palmeó la cabeza del otro editor con un toque muy notoria de burla, después de eso le tiró las llaves de la habitación— Tienes 15 minutos, espero los sepas aprovechar. —dicho eso se retiró—

El editor como pudo atrapó las llaves, sus manos sudaban a la par que temblaban, era un juego con alrededor de 10 llaves; "Mierda, mierda, mierda..." Pensó mientras buscaba desperado la llave correcta, la primera, segunda, tercera... ¡la cuarta era la correcta! Rápidamente empujó la puerta y encendió la luz; la escena que vio era digna de alguna película de horror.

Ritsu estaba tirado completamente desnudo, lleno de marcas horribles y moradas, de sangre y aquello era... ¿semen? Oh por Dios; tuvo que tragar pues el vómito estaba amenazando con salir de su boca, aquello era completamente repugnante; volteó hacia el otro lado queriendo borrar la imagen de su mente pero le fue inútil, y entonces ahí lo vio.

Mentiría si dijera que su corazón no se rompió en mil pedazos...

—C-Chiaki... —sus ojos se inundaron de lágrimas y no pudo evitar caer de rodillas mientras se acercaba a su amada pareja, sujetó su rostro con ambas manos, se veía tan demacrado, su fina cara tan delgada y de un color pálido nada saludable, las ojeras adoraban alrededor de sus ojos y sus labios estaban resecos, se sentía morir al verle en ese estado tan deplorado— Mi amor... ¿Él te hizo esto?...

"Vaya pregunta más tonta". Pensó él, era claro que el único responsable era Masamune, su enojo era notorio; no podía quedarse así, su mirada se dirigió hacia el brazo de Yoshino, el cual tenía cicatrices de inyecciones, sedantes, volvió su vista hacia el rostro de Chiaki, a pesar de las heridas... se seguía viendo tan hermoso, no pudo evitar besar sus labios mientras más lágrimas caían.

Oh, cuanto añoraba esa sensación, los labios de su pareja se sentían resecos, sin embargo eso no le importaba por el momento; quería que después de ese beso él despertara, como si de la Bella Durmiente se tratase, sin embargo sabía que no pasaría, lo dejó en la misma posición y plantó un beso en su frente mientras se hacía un juramento mental, no podía hablar o lo escucharían.

"Él pagará el haberte hecho esto, lamentará haberse metido contigo... amor mío, te prometo que esto no se quedará así."

Se levantó y cerró la luz para después cerrar el cuarto y poner llave.

Takano Masamune pagaría con creces sus crímenes, así tuviera que matarlo con sus propias manos.

Pero debía ser cuidadoso en diseñar su plan, si no el muerto terminaría siendo él

******************

Tanto como sus hijos como Hiyori se habían ido con los Onodera por algunos días, tenían que fingir que todo estaba bien, pero sabía que Hiyori ya no era más una niña y que tarde o temprano iba a descubrir la verdad. Era tan frustrante; claramente tenía a su sospechoso número 1, pero no podía acusarlo sin ninguna prueba, además, llegaron al acuerdo de no llamar a la policía para evitar que el caso se volviera mediático.

—Esto es horrible... —las bolsas alrededor de sus ojos eran visibles, en toda la jodida noche no pudo pegar el ojo, se moría de sueño, pero debía ir al trabajo y pretender que todo estaba ir—

Si Kirishima todavía estuviera con vida estaría a su lado para darle ánimos o algún consejo, sin embargo y para su mala suerte, los muertos no hablaban; y pagarle a una médium para invocarle por una sesión de ouija no era una opción (menos con la gran posibilidad de terminar invocando a algún espectro maligno).

Al llegar a su sección de trabajo dejó sus cosas sobre la mesa mientras se dejaba caer sobre la silla tapando su rostro con ambas manos, era claro que sus suegros ahora lo odiaban y lo querían bastante lejos de ellos y sus nietos, ¿y saben que era lo peor?

Que entendía perfectamente los motivos de ellos para hacerlo.

En ese momento lo único que quería era ir al balcón y tirarse desde el piso número 10 y morirse de una buena vez. Pero no podía y tampoco iba a hacerlo, la determinación de encontrar a Ritsu era mucho más fuerte y era lo que lo mantenía con algunos ánimos para seguir luchando.

—Yokozawa-san. —le habló uno de sus empleados—

—Dime. —le responde de forma fría—

—Le mandan esto. —entrega un sobre manila de un grosor considerable, Takafumi confundido lo tomó entre sus manos, al frente tenía una etiqueta con su nombre, se levantó de golpe— Gracias. —salió de la oficina, dirigiéndose rápidamente a una de las oficinas abandonadas donde rompió el sobre para ver el contenido.

Hubiera deseado nunca haberlo hecho.

Continuará...

Espero les haya gustado el capítulo, o debería decir que hayan sufrido? jeje

Pero yo les advertí que esta parte será bastante densa, estamos casi a la recta final de la historia; claramente tendrá su final feliz.

¿O no?

En fin, disculpen la tardanza, trataré de estar más activa, sin más que decir, me despido

Nos leemos

¡Bye!

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