31 - I'll Be There For You
Todo había sido tan rápido y precipitado, había terminado el nuevo tomo de su manga mucho antes de lo previsto, por lo cual le notificó a su editor, luego de aquello, tocaron a su puerta con algo de sorpresa creyendo que su editor llegó muy rápido, fue a atender la puerta, pero en lugar de su saludo o algo parecido, un fuerte puñetazo en su rostro fue lo que él recibió. Ese golpe no logró tumbarlo al suelo, con su mano cubrió la zona herida y con la mirada buscó al responsable, frente a él estaba Usami Akihiko con una mirada tan ensombrecida que lograba intimidar a cualquiera que se le cruzase en su camino y él no era la excepción a esa regla (aunque jamás lo admitiría).
—¡¿Pero qué le pasa?! —Preguntó Ijuuin bastante confundido y molesto, no entendía porque el escritor lo había golpeado de esa manera—
—¿Y todavía tienes el descaro de preguntarme? —el de cabello plateado agarró al mangaka del cuello de su camisa estrellándolo con fuerza contra la pared— ¿Crees que no me iba a dar cuenta, bastardo?
¿Darse cuenta de qué? Que el supiera no había hecho nada malo, hace ya mucho tiempo que él había decidido alejarse de Misaki porque lo consideró lo más sano para él... ahora ya lo entendía todo, ¿en serio el escritor creía que seguía detrás de Misaki como un perro mendigando amor? ¡Claro que no! Él era muy feliz con su soltería.
—Disculpe, pero creo que se está confundiendo... —luego de haber dicho eso, recibió otro golpe en el rostro—
—¡Deja de mentir! ¡¿Por qué no admites de una buena vez que tu eres el amante de Misaki?!
—¡Yo no tengo que admitir nada! —de quién sabe donde sacó la fuerza suficiente para empujar al escritor lejos de él y regresarle por lo menos uno de los golpes que el peliplata le había dado con anticipación— Hace ya mucho tiempo que decidí alejarme de Takahashi-kun, así que si es tan amable, le pido que te retire de mi casa.
El escritor limpió un poco de la sangre que había salido de sus labios debido a la agresión que el Mangaka le provocado, todavía seguía muy furioso; del su bolsillo sacó la evidencia, véase, el celular de Misaki, y se lo lanzó a Ijuuin en la cara.
—¿Entonces como explicas estos mensajes? —Akihiko volvió a alegar, no dejándose vencer por las excusas baratas que ese idiota mangaka le daba para hacerse el inocente—
Ijuuin agarró el pequeño aparato entre sus manos y leyó los mensajes que se presentaban en la pantalla y aquellos textos solo le confirmaban una sola cosa, Usami-sensei estaba culpando a la persona equivocada, o sea, él. En la bandeja de entrada de los mensajes buscó su propio contacto, lo encontró y abrió la última conversación, se acercó al escritor y le mostró el mensaje.
"Ijuuin-sensei, ¿Cuándo sale el nuevo tomo?"
Usagi-san leyó una infinidad de veces ese texto, sintiéndose como un completo estúpido al darse cuenta de que había atacado a la persona equivocada y todo por culpa de una maldita corazonada que no resultó ser cierta...
***
Y en ese momento, cierto Mangaka estaba mirándose frente al espejo de su baño, sanando las heridas que tenía en su rostro y en sus nudillos por haberse defendido de Usami-san algunos minutos atrás, todavía sanando sus heridas, escuchó como tocaban a su puerta, dejó su labor y caminó con dirección a la sala para abrir la puerta, rápidamente reconoció esa cabellera plateada que estaba frente a él. Usami Akihiko levantó su cabeza y su mirada se cruzó con la del Mangaka por una milésima de segundo, tragó saliva, lo que iba a decir le destrozaría el orgullo completamente.
—Perdón.
—¿Qué? —Kyo hizo un ademán de limpiarse los oídos, podía jurar que Usami-san le había pedido perdón—
—Lo que escuchaste, no me hagas repetirlo. —recriminó el escritor con voz de reproche, luego soltó un profundo suspiro— Lo siento, Ijuuin-sensei, lamento haberlo golpeado sin justificación alguna.
Aquellas palabras dejaron al mangaka sin aliento, quién diría el gran Usami-sensei estuviera frente a él, con un aura de tristeza y arrepentimiento rodeándolo, cabizbajo y pidiéndole disculpas, eso no era algo que pasará todos los días, esa disculpa no se escuchaba para nada obligada, más bien, era bastante sincera. No lo comprendía del todo pero si estaba seguro de una cosa y esa cosa se podía ver a simple vista. Usami tenía el corazón roto y el que provocó tal acción fue de la persona que menos pensó que podría traicionar a alguien. El mangaka soltó un suspiro, iba a aceptar las disculpas, no era bueno guardar rencores.
—Disculpa aceptada. —dijo, el de ojos color lilas levantó su mirada bastante sorprendido, creía que le iba a decir que no o que lo insultaría, ante la reacción, Kyo río por lo bajo debido a la cara de incredulidad del escritor—
—Debes estar bromeando. —murmuró acusatoriamente Akihiko—
—No lo hago. —movió las manos en señal de negación— Tal vez no nos llevemos muy bien, pero no gano nada rechazando tus disculpas o guardándote rencor, así que todo está bien. —sonrió y le extendió el brazo al hombre de cabello plateado— ¿Te parece si empezamos otra vez? Podemos ser amigos.
Akihiko lo miró dudoso, pensando que solo lo estaba jodiendo o algo parecido, pero para su sorpresa, el tono de voz y la mirada que Ijuuin tenía hablaba por si sola, él hablaba en serio. Lentamente levantó su brazo y estrechó su mano con la del otro hombre, dando un leve apretón de manos.
***
—Son dos niños.
Luego de escuchar esas tres palabras, sus ojos verdes se inundaron de gruesas lágrimas, lágrimas que eran de felicidad obviamente, culpaba al embarazo de sus cambios te humor tan repentinos y que su sensibilidad estuviera en un muy alto porcentaje, velozmente limpió sus lágrimas, esperando fervientemente que el doctor no lo hubiera visto, una vez que el medico terminó con su labor, imprimió una copia de su reciente ecografía y le extendió un rollo de papel a su paciente para que se limpiará los restos de gel, una vez que Ritsu limpió su vientre se levantó del sillón y acomodó su camisa.
—Si gusta puede esperar afuera con su pareja, mientras hago la receta de sus medicamentos. —ofreció Makoto, a lo cual el castaño asintió con la cabeza, el profesional guardó el estudio en un sobre y se lo extendió a su paciente—
Ritsu salió del consultorio y cerró la puerta que estaba detrás de él, se dirigió a los asientos de la sala de espera para volver a sentarse, justo en ese momento, Yokozawa volvió a entrar al pequeño edificio mientras guardaba su celular en uno de sus bolsillos, el de ojos azules vio a su pareja ahí sentado y se apresuró a ir donde él estaba, se sentó a su lado y siendo muy directo preguntó.
—¿Qué te dijo el doctor?
El editor se sobresaltó un poco en su asiento, no se había dado cuenta cuando Yokozawa se sentó a su lado, se puso una mano en el pecho, confirmando así que su corazón estuviera en su lugar.
—No me asustes de esa manera, tonto. —le dio un leve regaño para luego esbozar una sonrisa en sus labios— Toma. —extendió el sobre al mayor, este lo tomó y muy a prisa sacó los papeles para empezar a leerlos—
El de ventas, después de unos minutos, guardó los papeles y capturó entre sus brazos al más pequeño, llamaron la atención de las otras personas que estaban en la sala de espera, duraron un rato más así abrazados para luego separarse, volvieron a su lugar y en ese instante el doctor salió de su oficina, acercándose a nuestra pareja y le dio un papel al castaño, al leerlo supo que se trataba de su receta médica. Takafumi tomó el papel, lo leyó y lo guardó en el sobre. Ambos se levantaron, se despidieron del doctor, acordando que volverían a ir en el mes entrante.
La pareja ya había ido a la farmacia, todos los medicamentos de Ritsu estaban guardados en una bolsa que estaba en los asientos traseros del automóvil, Yokozawa conducía con la vista fija en la carretera, buscando un buen restaurante familiar para pasar algo de tiempo con su castaño, mientras en la radio sonaba una canción, el menor estaba encerrado en su propio mundo, la ida a la farmacia le hizo recordar algo, ese algo no era nada más que sus padres, no estaba seguro como iban a reaccionar ellos debido a su condición tan especial, tampoco sabía como demonios les iba a decir, pues ellos jamás se enteraron de su intento de suicido, lo recordaba muy bien debido a que, en ese entonces casi moribundo, prácticamente le rogó al doctor para que no le hiciera una llamada a sus padres.
*FlashBack*
—Onodera-san... —dijo el doctor que lo estaba atendiendo en ese entonces— ¿Tiene usted familiares? —preguntó—
—S-Si. —contestó el castaño con la voz muy debilitada, no tenía una libreta ni un bolígrafo en la mano, tenía una leve sospecha del porqué de esa pregunta—
—¿Puede proporcionarme algún número telefónico? Necesito notificarles acerca de su estado.
"¿Qué?" Fue lo único que pensó en ese instante, sus padres no podían enterarse, claro que no, eso era lo que menos quería, aparte de estar ahí encerrado, luego de querer cortarse el cuello de forma mortal y que de puro milagro o más bien gracias a un oso gruñón, había sobrevivido, cerró los ojos por un momento mientras seguía recostado en esa horrible e incómoda cama de hospital.
—No lo haga. —eso fue lo que salió de sus finos, resecos y pálidos labios, un pequeño y débil susurro de una voz que estaba a punto de romperse, casi no se escuchaba, con facilidad podía hacerse pasar como un simple aire—
—¿Por qué? —Preguntó el hombre de bata con confusión, nunca había visto a un paciente que no quisiera tener a su familia cerca en un momento tan crítico como el que estaba pasando ese castaño—
—Solamente no lo haga. —Sin querer un sinfín de lágrimas descendieron por sus demacradas y pálidas mejillas, Ritsu no notó que su venda se estaba manchando de color escarlata, resultado del esfuerzo que hacía para hablar— Por favor no lo haga doctor, no lo haga...
*Fin FlashBack*
—Ritsu, Ritsu... ¡Ritsu! —la profunda voz de su pareja lo sacó de sus pensamientos, el recién mencionado brincó sobre su asiento y giró a ver a su pareja— Te quería decir que ya llega... ¿Estás bien? —preguntó preocupado al notar que el de ojos verdes tenía algunas lágrimas corriendo por su rostro—
—¿Eh? —Onodera se dio cuenta de su estado y velozmente retiró el estorboso liquido de sus ojos— Si, estoy bien, ya sabes, el embarazo me pone sensible... —hizo un intento de excusarse ante Yokozawa, queriendo ocultar que su llanto se debía a esos recuerdos tan amargos que tenía—
Takafumi formó una mueca de inconformidad por esa respuesta, sabía que el castaño estaba mintiendo, que sus lágrimas se debían a algo más que las "simples hormonas" pero decidió dejarlo así, no le preguntaría nada, por ahora o iba a esperar a que Ritsu se sintiera lo suficientemente preparado para decirle la verdad, se quitó el cinturón de seguridad y abrió la puerta del piloto para salir de su vehículo, a los pocos segundos, el ojiverde imitó tal acción; los dos entraron al restaurante, eligiendo una de las mesas que estaban hasta el fondo del lugar, una vez ya sentados, hicieron sus pedidos, no fue ninguna sorpresa que el menor hubiera pedido algo excesivo, extravagante y exótico, algo sonrojado, cerró el menú y esperó a que el mesero se retirará.
Se hundieron en un profundo silencio, el único sonido que había era el de los cubiertos que las demás personas movían y usaban a su antojo, Onodera se puso cabizbajo, tener esa angustia en su interior no le iba a servir de nada, poniendo el hecho de que tampoco era lo más sano en su estado, tomó aire antes de hablar.
—Yokozawa-san... —lo llamó, esperando recibir su atención y así fue—
—Dime.
—La verdad es que... —se quedó callado por algunos segundos, queriendo buscar las palabras indicadas para seguir hablando— Si estaba llorando, es porque recordé algo que no es algo bonito, por así decirlo... son mis padres, ellos jamás se enteraron de lo que pasó, y por lo tanto, no saben que serán abuelos... —por alguna razón, se sintió muy aliviado después de haber dicho eso—
El de ojos azules parpadeó un par de veces, ahora ya entendía el porqué de las lágrimas de su castaño, tomó la mano del menor con cuidado y la apretó con fuerza pero sin lastimarlo en lo más mínimo.
—Sabes que yo estaré ahí para ti en cualquier momento. —besó la mano de Ritsu, provocando que el castaño se sonrojara muchísimo—
Onodera agradecía profundamente tener a ese ángel sin alas a su lado.
***
—Entonces, ¿te vas a quedar? —preguntó un hombre de aspecto poco agraciado mientras fumaba un puro, expulsó el humo tóxico justo en su cara—
—No tengo de otra, esto es lo más económico... —murmuró entre dientes mientras sacaba unos cuantos billetes de un pequeño sobre— Aquí está el deposito y el primer mes pagado, ahora deme mis llaves —extendió su mano y recibió un juego de llaves algo viejo, Misaki se levantó de su asiento y caminó hacia la salida de ese horrible lugar, antes de que pudiera dar un paso más, ese hombre lo tomó del brazo con agresividad—
—Eres hermoso, ¿sabes? —lamió la mejilla del castaño con lascivia— Si no puedes pagar tu renta con dinero, puedo recibir tu cuerpo a cambio, sería un pago muy justo~
Takahashi, muy asustado por ese viejo pervertido, se soltó de un golpe como pudo, tomó sus maletas y se fue muy lejos de ahí, buscando su pequeño departamento rentado en ese vecindario de mala muerte.
¿Cómo fue que terminó así?
Continuará...
¡Hola! Hasta aquí el capitulo de hoy, espero les haya gustado mucho :3 ♥
Ok, el final fue un cambio drástico de planes, pero me agrada xD
Luego sabrán que pasó con el Puto, o sea, Bakano-san xD
Gracias a todas las personas, que leen, votan y comentan, los amo con todo mi kokoro roto (?) ♥♥♥♥ *flojera mode on para mencionarlos a todos xD*
Muy bien, no tengo mucho que decir, así que les haré preguntas chidas para romper el hielo
-¿Cómo van en la escuela? Bien, regular, mal o de la chin....
Takano: Como cuando no tienes nada interesante que decir...
CaOs: Cállate, sangre sucia inmunda >:v Aunque es cierto, por cierto, ¿dónde están aquellos dos?
Takano: Ni idea.
*Sonidos extraños aparecen*
CaOs: Esos son, ¿gemidos?... Oh Shit...
Takano: ... ¿Donde dejaste el arma?
*Ignoren las notas de relleno*
Muy bien, ahora sin más que decir me despido
Nos leemos
¡Bye!
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