27 - Freak

—Lo que escuchó... No me interesa saber cómo terminé en este estado, pero yo no quiero tener a ese bebé.

Silencio, eso era todo lo que había en esa habitación, un silencio incomodo y lúgubre que ninguno de los dos se atrevía a romper, Onodera aún mantenía su decisión con firmeza, se sentía nervioso, shockeado y hasta algo asustado, pero nada ni nadie lo haría cambiar de opinión, ni siquiera la opinión de... Yokozawa, en ese momento recordó al de ventas, ¿Cómo reaccionaría al enterarse de esa noticia? Pero que pregunta tan más estúpida, era obvio que no iba a reaccionar nada bien, ninguna persona lo haría, bajó su cabeza y de nuevo las lágrimas salieron de sus ojos, cubrió su rostro con ambas manos, conteniendo su sonoro llanto que lo amenazaba con salir en cualquier momento.

Makoto continuó callado un poco más de tiempo, esperando a que su inusual paciente se tranquilizará por completo, aquella noticia debió ser bastante fuerte para él, un hombre y no era cualquier hombre, era un hombre que tenía la capacidad de crear vida en su interior, pero ¿cómo rayos eso podía ser posible? No lo entendía del todo, vio los estudios que se le practicaron al castaño, buscando alguna clase de error, pero no lo había, los análisis decían toda la verdad... en ese momento, el doctor recordó algo, de un salto se levantó de su asiento y fue hacia su pequeña biblioteca, buscando un libro entre tantos que había en sus estantes. Leyó todos los lomos de esos libros hasta que encontró el que él buscaba, lo sacó de su lugar y leyó el título de este; "Nuevos Medicamentos del Siglo XXI". Lo puso sobre su escritorio con algo de fuerza, aquello provocó que Ritsu se sobresaltará en su asiento.

—Lo siento. —se disculpó el hombre de bata, abrió el libro y hojeo todas las páginas buscando una específicamente, exploró ese libro por un buen rato hasta que encontró lo que había buscado con tanto esmero— ¡Eureka! —exclamó emocionado sin despegar su dedo de esa página— Onodera-san...

—¿Sí? —preguntó con una voz apenas audible—

—Aparte de las medicinas comunes, ¿usted ha tenido contacto con algún otro medicamento que no conozca? —interrogó lleno de curiosidad—

El de ojos verdes se quedó pensando por unos minutos, por alguna extraña razón, la cicatriz de su cuello comenzó a dolerle, puso una mano sobre su garganta sobándola un poco, Ritsu aclaró un poco su voz y comenzó a hablar.

—Si, verá, hace algunos meses atrás... tuve... un intento de suicidio —lentamente, Ritsu se sacó la bufanda mostrando la cicatriz que adornaba su cuello, le era tan vergonzoso mostrarla a las demás personas— Estaba grave y estuve casi un mes entero internado en el hospital, cuando me dieron de alta, el doctor me dio unas pastillas, eran unas cápsulas.

—¿No recuerda el nombre de las cápsulas?

—No. —contestó apenado— Lo poco que recuerdo es que venían en un frasco de plástico transparente, las pastillas eran de un color rosa neón... creo que aquí tengo el envase —metió su mano en su maletín y buscó algo con su sentido del tacto, de su maleta sacó el dichoso frasco, totalmente vacío, lo puso sobre el escritorio y el doctor tomó el frasco entre sus manos, mirándolo con detenimiento por todos los ángulos habidos y por haber, su mirada color turquesa se dirigió a su libro y tal y como lo él lo sospechaba, esas pastillas eran las responsables—

—Por lo que veo, usted se acabó todo el frasco, supuestamente este medicamento debe tomarse solo una vez al día, tuvieron que sobrar algunas cuantas. —habló Makoto mientras se quitaba los lentes—

—E-Eso lo sé —admitió Onodera con vergüenza— Tenía que tomarlas diario por un mes, pero... hubo ciertas complicaciones en mi recuperación —Esas "complicaciones" tenían nombre y apellido, Takano Masamune, pensó Ritsu con cierta rabia— En ese entonces no tenía ganas de nada, así que no me cuidaba como era debido, solo me la pasaba acostado en mi cama todo el día, mirando a la nada, esperando a que algo me cayera encima y me matara, pero la persona que me sacó de ese horrible hoyo negro no estaba de acuerdo conmigo, él al ver que mi estado no mejoraba en lo absoluto, me llevó con ese mismo médico, el doctor me dijo que comenzara a tomar más de una cápsula y apenas así me recuperé por completo. —terminó de contar su historia jugando con sus dedos— Un momento ¿Esto tiene que ver con... mi condición?

Yukimura cerró el libro de golpe, por fin todo este asunto comenzaba a cobrar sentido; volvió a colocarse los lentes y los acomodó, hizo a un lado el libro y puso sus codos sobre el escritorio y miró fijamente a su paciente, la expresión de su rostro reflejaba seriedad, Ritsu tragó saliva con nerviosismo, parecía como si esos ojos turquesa podían ver más allá.

— ¿Doctor...?

—Escúcheme bien —agarró el frasco vacío entre sus manos y se lo extendió al castaño— Este medicamento es nuevo y un tanto especial, por no decir que es bastante especial —calló por un momento, pensando en las palabras que iba a decir— Se creó con el fin de ayudar a las mujeres infértiles a cumplir su sueño de ser madres, luego se relevó que tenía beneficio más, este era que las cicatrices y las heridas, sin importar que tan graves fueran, cerraran y sanaran mucho más rápido de lo común. Sin embargo, las "milagrosas" pastillas tienen un efecto secundario en hombres que es muy poco común, pero solo es si se toman en exceso, como fue su caso... cada pastilla contiene una cantidad considerable de hormonas, todas las hormonas que usted ingirió provocaron un notorio cambio en su cuerpo y genética, ¿Qué quiero decir con esto? En pocas palabras, en su interior se creó un aparato reproductor femenino artificial, lo cual le dio la capacidad de concebir.

El médico terminó de dar toda la explicación, por más descabellada que sonara, era muy real, de reojo miró a Ritsu y este estaba totalmente pálido, con una expresión de completo terror en su rostro, sus ojos verdes estaban opacos en su totalidad, Onodera estaba encerrado en su propia burbuja, tratando de procesar que lo acababa de escuchar, ¿Esto era en serio? ¿él se había convertido... en un fenómeno? Así era, no era normal que un hombre pudiera tener hijos de manera natural.

—O sea que, ¿me he transformado en un maldito fenómeno?

—Por favor, no lo tome de esa manera. —dijo el doctor con voz suave, tratando de calmar al editor—

—¡¿Entonces como quiere lo tome?! —Ritsu se levantó de su asiento y golpeó el escritorio con fuerza, tanto fue así que el estruendo se escuchó en la sala de espera y en los otros consultorios— ¿Cree que es normal que un hombre pueda quedar embarazado? ¡Claro que no! ¡No lo es! Solo estoy diciendo la verdad, ¡soy un fenómeno! —nuevamente cubrió su rostro con las manos, ¿por qué este tipo de cosas solo le pasaban a él? ¿Había hecho algo malo en su vida pasada para ser castigado de esa forma? — Por favor doctor, haga lo que tenga que hacer, pero ya no quiero tener a este bebé por más tiempo dentro de mí.

—¿Está seguro de lo que dice? —preguntó, esperando que, por algún milagro, el castaño cambiara de opinión, cosa casi imposible, pero se valía soñar, ¿cierto?—

—Por supuesto que estoy seguro. —respondió firmemente, pero algo en su ser le decía que no tomará esa decisión tan extrema, seguro debía ser su imaginación jugándole una mala broma—

Makoto lo miró con tristeza, el castaño no tenía la mínima intención de cambiar de opinión, con pesadez se levantó de su silla y se estiró un poco, se dio la media vuelta y caminó hasta una cosa que estaba cubierta por una manta blanca, el medico tiró del pedazo de tela, descubriendo una maquina totalmente extraña para el castaño, ante su mirada llena de confusión, el doctor habló.

—Así que ya tomó su decisión, ¿eh? —suspiró— Por favor recuéstese en ese sillón —señaló un diván que estaba a un lado de la máquina, Ritsu aun muy extrañado le hizo caso al profesional, se recostó y observó como el médico encendía el extraño máquina— Necesito hacerle una ecografía, antes de nada.

—¿Para qué? ¿La va a guardar como un recuerdo? —Alegó con notable molestia—

—No. —el doctor se apresurar a contestar— Si usted quiere abortar, debo ver primero cuantas semanas tiene y como se está desarrollando el feto. —se colocó un par de guantes de látex y luego tomó una botella que parecía contener una clase de gel— Levanté su camisa.

Onodera acató ese pedido, con muchísima pena levantó su camisa dejando la parte de su vientre al descubierto, se sonrojó notablemente, esto le era tan extraño e incómodo. El doctor vertió un poco del gel sobre la piel al descubierto del castaño, el antes mencionado cerró los ojos por un momento, ese gel se sentía realmente frio, una vez acostumbrado a la sensación abrió los ojos y dirigió su mirada a la pantalla del artefacto, el de bata blanca tomó un aparato más pequeño y con ese esparció el gel sobre el vientre del castaño, haciendo movimientos circulares.

—Veamos... —murmuró aun moviendo ese pequeño aparato sin despegar su vista de la pantalla, en ese momento vio lo que quería ver— ¡Aquí está! —dijo llamando la atención del paciente, con un dedo señaló lo que parecía una pequeña bola color negro que se presentaba en la pantalla— ¿Puede verlo?

El de ojos verdes sintió algo revolverse en su interior al ver la pantalla, no era una molesta nausea, era una sensación... ¿agradable? Si, era una sensación muy agradable y cálida, un leve rubor adornó sus pálidas mejillas y sus ojos verdes, que momentos atrás eran completamente opacos, tomaron un brillo bastante peculiar.

—Ese... ¿ese es mi... bebé? —la última palabra la dijo en un murmullo que solo él pudo escuchar—

—Así es —respondió con una sonrisa— Parece que se está desarrollando muy bien... Me pregunto cómo luciría el bebé si naciera.

"Yo también" pensó Ritsu de manera inconsciente, ¿cómo sería su bebé? Esa era una pregunta que lo tenía intrigado, ¿sería un niño o una niña? ¿a quién de los dos podría parecerse? ¿A Yokozawa o a él? O tal vez podría ser una combinación entre ambos genes. Todas esas preguntas bombardearon su cabeza, aún sentía sus mejillas calientes y en ese mismo momento su corazón latió con tanta fuerza que el pecho comenzó a dolerle.

— ¿C-Cuantos meses tiene...? —Tragó saliva mientras ponía una mano sobre su pecho, tratando de calmar esos inquietos latidos—

—Exactamente un mes... —imprimió una copia de la ecografía, fue de nuevamente a su escritorio donde puso la copia sobre la mesa, junto a los demás análisis, luego volvió a donde estaba Onodera— Sinceramente, es una verdadera lástima, ese pequeño todavía tenía mucho por vivir.

Las palabras del doctor calaron profundamente en Ritsu, aunque le costará y no quisiera admitirlo, el hombre tenía toda la razón del mundo, ese maldito sentimiento de culpa invadió su ser por completo, ¿por qué demonios le dolía tanto? ¿Por qué sentía un enorme peso encima de él?

—Entonces, Onodera-san... ¿para cuando quiere su cita para...? —decir la frase completa le provocaba unos horribles escalofríos—

—Y-Yo... No lo sé —rápidamente se levantó del diván, con un poco de papel se limpió los restos de gel y acomodó sus ropas—

—¿No está seguro? Si hace unos momentos estaba tan convencido de no querer al bebé.

—¡Pues ya no lo sé! —sujetó su cabeza con ambas manos, una vez más sus lágrimas salieron de sus ojos— Estoy confundido, algo en mi me dice que no lo debo perder, pero... tengo miedo. —admitió con la mirada baja—

—¿Miedo? —cuestionó Makoto guardando todos los documentos en un sobre sobre manila, dentro del mismo metió una tarjeta con su número telefónico, se lo extendió al castaño—

—Si, pero por favor, ya no me pregunte más —recibió el sobre y lo guardó en su maletín, se dio la vuelta caminando hacía la puerta del consultorio— Disculpe por tantas molestias.

—No hay de qué. —Lo acompañó hasta la puerta, antes que el menor pudiera abrir, el médico puso su mano sobre el hombro del castaño— Mi número está en el sobre, cuando se sienta más tranquilo, puede llamarme para confirmar su elección, sé que sabrá elegir correctamente.

Ritsu solo asintió con la cabeza, dándole una respuesta afirmativa, le dio un "Gracias" que solo él y Yukimura escucharon, salió del consultorio con la cabeza baja, abrazando su maletín como si de un inflable salvavidas se tratase, levantó su mirada y notó como Aikawa se acercaba a él, en ese momento no quería hablar ni estar con nadie, por lo que se alejó retrocediendo y salió del hospital corriendo, ignorando los llamados y gritos de las pelirroja.

El castaño corrió sin rumbo fijo, solo quería olvidar todo lo que había ocurrido en ese consultorio por un momento, aún se sentía bastante confundido y asustado, ¿quién diría que por culpa de unas pastillas iba a terminar esperando a un bebé? Y no era un bebé cualquiera... Ese bebé era el producto del amor que había surgido entre él y Yokozawa-san.

Después de haber corrido por un considerable tiempo, comenzó a sentirse muy cansado, no solo física, también emocionalmente, detuvo su andar y respiró con dificultad, el aire realmente le hacía falta, miró atrás suyo esperando que nadie lo estuviera siguiendo y así fue, caminó un poco más hasta llegar a un parque, se sentó en una banca que vio solitaria, puso su maletín a su costado para abrirlo, sacó su celular y vio con detenimiento la pantalla, abrió los ojos sorprendido al ver la hora que era, ¿tanto tiempo había estado en el hospital? ¿O cuanto tiempo fue que corrió para huir de la pelirroja para evitar darle explicaciones?

Suspiró con pesar, volviendo a guardar el aparato, esta vez en el bolsillo de su abrigo, justo cuando lo puso en ese lugar, el artefacto tonó con su tono de llamada, con algo de molestia lo sacó para ver el contacto, ¿adivinan? Exacto, era Yokozawa quién lo llamaba, se mordió el labio indeciso de si debía contestar la llamada o no, era seguro que Aikawa le había notificado al de ojos azules de la ida al hospital y de su desaparición, luego de pensar, Onodera apagó su celular, sabía que eso solo haría que su pareja se preocupará mucho más, pero no tenía ganas de hablar con nadie, metió nuevamente su mano dentro del maletín y sacó el sobre manila que el doctor le había entregado momentos atrás, bastante nervioso, lo abrió con lentitud y sacó sus análisis junto a la ecografía, tomó un gran respiro y comenzó a leerlos detenidamente.

"Positivo". Esa era la palabra que resumía todo lo que decía aquella maldita hoja, leía ese estudia buscando alguna clase de error o una etiqueta que estaba encima que cubriera la palabra "Negativo", pero no había nada de eso, solo un resultado claro y verdadero de que él tenía un bebé creciendo en su vientre.

Un pequeño pedazo de papel cayó al suelo, Ritsu se agachó a recogerlo y lo leyó, era una tarjeta con el número del doctor y la dirección de un consultorio independiente, cerró los ojos volviendo a guardar todo en el sobre. "Sé que sabrá elegir correctamente". Las últimas palabras que escuchó del médico llegaron a su cabeza en manera de eco, ¿qué quería decir con elegir correctamente? ¿Estaba diciendo que estaba bien su decisión de abortar? ¿A caso esas palabras tenían otro significado? ¿O la decisión correcta era... tenerlo?

Onodera sentía que en cualquier momento su cabeza explotaría, trató de poner su mente en blanco, pero le era totalmente imposible, vio al cielo y notó que ya estaba anocheciendo, tal vez ya era hora de volver; se levantó de esa banca tomando todas sus cosas, levantó la mirada hacia el cielo una vez manos, sintiendo como una pequeña gota de agua caía en su frente y con ella, muchas gotas más llegaron, formando una lluvia fuerte, decidió no prestar atención y caminó unos pasos más, llegando a una parada de autobuses, con un techo pero lleno de agujeros, para su mala suerte, se sentó en esos empapados asiento, el agua era muy fría y se quedó ahí, viendo a la carretera, esperando a que un taxi o lo que sea pasara para ir a casa.

Un auto, el cual no pudo distinguir el color se estacionó frente a él, bajó la cabeza restándole la mayor importancia posible, en eso sintió que la lluvia ya no mojaba su cabeza, levantó su mirada, encontrándose con unos ojos que él conocía.

—¿Shinobu...? —susurró viendo como el antes mencionado sostenía un paraguas con una mano, cubriéndolo de la lluvia—

—¿Qué haces aquí? ¿Y con esta lluvia? —preguntó con cierto tono de reproche—

—Yo...

—No digas nada, ven conmigo y sube al auto. —le ordenó, no aceptando un "No" como respuesta—

El castaño subió al carro casi a la fuerza por parte de su amigo, se abrazó a sí mismo en el asiento trasero, Shinobu desde el asiento del copiloto se giró para hablar mejor con Ritsu.

—¿Ya no sigues viviendo donde mismo, cierto? —preguntó—

—No. —dio una respuesta negativa— ¿Cómo supiste?

—Una vez fui a visitarte y el pesado de tu ex me dijo algo como: "Ese inútil dejó este lugar hace tiempo, así que regrésate por donde viniste" que molesto, un día se quedará más solo que un perro.

—Oh. —Fue lo único que dijo—

—¿Me vas a decir que hacías solo bajo la lluvia?

—Es que, hoy fui al hospital y... —No se animaba a contar toda la historia, ¿y si Shinobu lo tachaba como un monstruo? —

—¿Tienes algo malo? —se le escuchaba preocupado—

"Ni siquiera yo sé si lo que tengo es malo o bueno" dijo en su mente, apretó con más fuerza el maletín contra su pecho, aun no quería regresar a casa, su pareja podía estar ahí, esperándolo para bombardearlo de toda clase de preguntas, estuvo muy tentado a preguntarle a Shinobu si podía quedarse en su casa solo por esa noche, pero no quería ser una molestia para su amigo y pareja.

—¿A dónde vas? —volvió a interrogar Shinobu—

—Un hotel.

—¿Ah? ¿No irás a casa?

—Están fumigando. —mintió descaradamente—

—Puedes quedarte con nosotros. —ofreció el menor—

—No, gracias, no quiero ser una molestia. —contestó lleno de pena—

—No lo serás, ¿cierto, Miyagi? —preguntó el rubio al conductor del auto—

—Hum, no veo por qué no.

Luego de esa breve conversación, llegaron a la casa de la pareja Terrorista, Onodera aún bastante apenado entró y se quedó a un lado de la puerta, solo por si algo pasaba.

—Shinobu-shin, eh, ¿preparó yo la cena y tu vas con tu amigo?

—Me parece bien. —el rubio tomó del brazo a Ritsu y prácticamente se lo llevó a rastras a su habitación, cerró la puerta, se dirigió a su closet y sacó un cambio de ropa limpia y seca, se lo dio al editor— Miyagi lo compró para mí, pero él no sabe escoger tallas, así que me queda grande, pero creo que a ti te quedará bien, así que tómalo como un regalo. —volvió a abrir la puerta y señaló el baño, Onodera asintió y fue a donde se le indicó para ponerse la ropa seca—

Salió del baño ya con la ropa seca puesta, su amigo lo hizo entrar a su habitación una vez más, ambos se sentaron en el suelo, mirándose fijamente, Ritsu conocía bien a Shinobu y no descansaría hasta que él le contara todo el problema. Tomó bastante aire, esperando a que este lo llenará de valentía, pero no fue así.

—Lo que pasa es que... —comenzó a hablar Ritsu—

—¿Tienes una enfermedad mortal? —completó de manera errónea la frase—

—¿Qué? ¡No!

—¡¿Entonces?!

—Es difícil de explicar... —bajó la cabeza—

—Déjame adivinar, ¿estás embarazado? —preguntó en modo de broma, Ritsu se sonrojó violentamente, ¿cómo lo supo?—

—Sabes que es una broma —Shinobu soltó una risa, luego miró al castaño y por la cara seria de este, supo que no era un chiste— Pero, eso es imposible.

Onodera suspiró cubriéndose el rostro con ambas manos, tomó su maletín sacando el dichoso sobre y lo extendió al menor.

Shinobu leyó todo el contenido del sobre lentamente, su cara mostraba fascinación y sorpresa, pero no sabía si era sorpresa buena o de la mala, el menor volvió a guardar los documentos y se los devolvió a su dueño, estuvo callado durante unos larguísimos minutos, Ritsu temió lo peor.

—Eso es genial.

—Lo sé, soy un monst... ¿Qué dijiste?

—Que es genial, puedes tener bebés, creí que eso solo pasaba en la ficción. —sonrió ampliamente mientras lo abrazaba— Eres bastante afortunado.

"No, no lo soy", de nuevo esos pensamientos negativos llegaron a su cabeza.

La pareja del menor entró a la habitación para notificar que la cena estaba lista, esa fue su primera comida completa y que pudo digerir normalmente en ese jodido día de locos, cuando terminó la cena, su amigo donde estaba el cuarto de huéspedes, donde dormiría durante esa noche lluviosa, cerró la puerta con seguro, dejó su maletín tirado en el suelo, luego él se tumbó en esa cama, Onodera estaba tan cansado que no tardó mucho tiempo en caer en los brazos de Morfeo.

Se despertó bastante temprano, eran las 6:00 AM, se levantó de esa cama, tomando su maleta y su ropa húmeda que estaba en una bolsa, luego le regresaría el cambio a su amigo, tendió la cama y sigilosamente fue a la sala, donde dejó una nota de disculpa por haberse ido de esa manera y agradeciendo su amabilidad por haberlo dejado quedarse en su casa la noche anterior, dejó el papel en la mesa y sin hacer ruido salió de esa casa.

Pidió un taxi y este lo llevó hasta su hogar, una pregunta llegó a su cabeza, ¿Dónde que quedó Yokozawa ayer en la noche? ¿En su casa o en el departamento de él? Eso lo averiguaría cuando llegará a casa, el conductor detuvo el vehículo, el ojiverde miró por la ventana, dándose cuenta de que ya estaba en su edificio, salió del auto, pagó el servicio y caminó hacia la entrada, antes de entrar el guardia lo detuvo.

—Oye muchachito, aquel hombre intimidante de ojos azules es su pareja, ¿verdad?

—Si... —contestó sonrojado— ¿Por qué?

—Es que ayer llegó bastante preocupado preguntando por usted, le dije que no estaba y pues, se quedó toda la noche esperándolo en su departamento.

—G-Gracias, señor... —entró y subió las escaleras corriendo para llegar al quinto piso, se sentía tan culpable—

Llegó agitado a su piso correspondiente, sacó las llaves de la puerta número 27 y abrió la puerta, entró cerrando la puerta silenciosamente y tal como lo dijo el guardia, ahí estaba Yokozawa profundamente dormido en su sofá, por haberlo esperando durante toda la noche, el sentimiento de culpa era horrible, y no sabía como disculparse, se acercó a él y con toda su fuerza lo levantó para llevarlo a su habitación para que durmiera más cómodo. Llegó a su cuarto y dejó caer el cuerpo de su pareja sobre la cama, se dio la media vuelta para regresar a la sala, pero no contaba que, en el traslado, el de ventas iba a despertar, Ritsu sintió cierta presión en una de sus muñecas, Yokozawa lo jaló para la cama, quedando el mayor encima del castaño.

Onodera tragó saliva al sentirse observando por el de ventas, realmente estaba nervioso, de reojo su verde mirada chocó con la azul de su acompañante y cerró los ojos enseguida, esa mirada la conocía, la conocía muy bien, Yokozawa estaba molesto, no, estaba enojadísimo.

—Abre los ojos. —ordenó el de ventas de manera autoritaria—

Ritsu no tuvo otra opción más que hacerle caso, no quería que se enojara más de lo que ya estaba por su culpa, porqué si, todo era su maldita culpa.

—Te voy a preguntar esto solo una vez —habló de nuevo el de ojos azules— ¿Se puede saber donde demonios estuviste ayer? ¿Sabes lo preocupado que estuve por ti y por cada minuto que no aparecías?

Continuará...

¡Hola! Aquí el nuevo capítulo, un poco más largo que el anterior, igual espero que les haya gustado mucho ♥

Como pueden ver, o leer, las cosas se pusieran muy intensas, así que decidí dejarlo hasta aquí para tenerlos intrigados >:3

Aquí ya ven la razón por la cual Onodera no quiere al bebé, él se siente asustado y teme la reacción de Yokozawa.

¿Ahora qué? Ah, si, agradecimientos a: estefaniaanime, ggukiepooh, KawaiiNekoAkira, -BlackParadise32, luccifujoliet, LucesitaTakaRitsu, eamoon, KurenaiNee, MarioRios396, RuthSepulveda5, niviaesther94, RosalyDInverno, RochiiGrudzien, gabysohma, trininaddelajara, La_Miss_Pancha_UwU, little_wolf_325, yokojandro, LaJiminconda7u7, Yam_Neko_LGBT, talena2448, IramDeAndaLeviels, vaneambrose12, Di-San, Sakurai-Akira, Jhannielper, Tokneechi, kiokonanamineko, meikosakamaki, GabySol139, ANIGABICORI, xiomara151515, PAOLA17ALVEO71, aineko122, Chirico56, BetthaniaMaiden, Romi-san, BarbaraCardenas746, por leer comentar y votar, las amo ♥♥♥

Creo que ahora no tengo nada más que decir, así que me despido

Nos leemos

¡Bye!

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