2- Pain
Habían pasado tres años, tres largos y dolorosos años desde que Kirishima había fallecido en un accidente automovilístico, desde entonces Yokozawa lo visitaba una vez al mes; pero ese día era especial, ese día se había cumplido el tercer aniversario luctuoso del que fue el amor de su vida. Salió de su casa desde muy temprano para ir al cementerio a visitar a su difunta pareja.
Primero hizo parada en una florería, tenía la costumbre de llevar un hermoso ramo de flores cada que visitaba al ex editor jefe de Japun. Una vez que compró el ramo siguió su camino hacia el cementerio.
Luego de una larga caminata, Yokozawa llegó a su destino, entró a aquel lugar lleno de lápidas con distintos nombres y flores, caminó hasta llegar a una tumba específica. Esta decía
"Kirishima Zen"
El peliazul solo visualizo el nombre de su amado, el resto del texto estaba totalmente ilegible. Se puso de rodillas en frente de esa tumba, dejando el ramo de flores que anteriormente había comprado encima de esta misma.
-Hola, Zen -saludó Yokozawa con un aire melancólico- Mira, te traje flores, ya viste creo. -tomó aire y continuó- Te extraño mucho, ¿sabes? -rio- Parece que fue ayer cuando te fuiste de mi lado para ya no volver, tres años pasan rápido, ¿verdad? -los ojos de Yokozawa comenzaban a humedecerse- Soy patético... estoy hablándole a un pedazo de cemento duro como si este me fuera a contestar -una pequeña lágrima brotó de sus ojos, la cual el ojiazul limpió rápidamente- Lo siento Zen, siento mucho que me veas de esta manera tan vulnerable pero... pero aún no puedo creer que te hayas ido -su voz se cortó- Dime, ¿Hiyo ha venido a visitarte? Ella también te extraña mucho, aunque no la he visto últimamente, pero estoy seguro que ella está bien con sus abuelos... -
Yokozawa continuó hablando en la tumba de Kirishima durante unas cuentas horas, perdió la noción del tiempo, observó su reloj de muñeca y vio la hora.
-Me gustaría quedarme más tiempo contigo, pero ya es de noche, además tengo que alimentar a Sorata-se levantó de suelo y limpió el polvo que tenía en su pantalón, sintió como una gota caía en su hombro- Comenzara a llover -se dijo a sí mismo- Nos vemos el próximo mes -se dio la vuelta para irse- Por cierto, te amo -un leve sonrojo invadió su rostro y así se fue del cementerio-
*Más tarde*
Tal y como lo había dicho el peliazul momentos atrás, comenzó a llover, pero no era una lluvia ligera, parecía que el cielo estaba a punto de caerse, Yokozawa continuó su camino sin ni siquiera importarle que le cayera algún rayo; tenía un problema al visitar a Zen a su tumba, siempre terminaba bastante afectado emocionalmente y solo eran esos días donde el impotente oso de Marukawa Shoten se daba el lujo de llorar.
Se detuvo en un mini súper, la comida en su departamento era casi nula, por no decir que era inexistente. Recorrió los pasillos del local hasta encontrar lo que necesitaba, el peliazul estaba a punto de pasar a la caja hasta que vio una silueta que se le hizo conocida.
-¿Masamune? -dijo para si mismo y efectivamente era su mejor amigo el cual venía con compañía, un chico castaño- Un momento... -observó detenidamente al acompañante de su amigo- Ese chico no es Onodera... -se escondió rápidamente al notar que ambos habían volteado hacia donde él se encontraba-
-Takano-san -habló el chico castaño, y Yokozawa lo confirmó, ese tipo no era Onodera- ¿Qué fue lo que te dijo aquel chico? -preguntó-
-Me dijo que me amaba... -contestó el ojimiel- Pero lo rechace.
-"¡¿Qué?! Onodera se te confesó... ¿y lo rechazaste?" -pensó Yokozawa totalmente sorprendido, sin darse cuenta que Takano lo había visto-
-¡Hey Yokozawa! -lo llamó el azabache haciendo que este saliera de tu trance-
-Masamune... -dijo ocultando su nerviosismo- No te había visto -mintió y dirigió una mirada hacía el acompañante de su amigo- ¿Y quién es este muchacho? -preguntó-
-Oh lo había olvidado, Yokozawa, él es Takahashi Misaki... mi pareja.
-Un gusto, Yokozawa-san -Misaki le extendió el brazo en forma de saludo-
-... -el ojiazul se quedó callado por unos segundos- Igualmente -ignoró el hecho que había dejado al castaño con la mano extendida y se dirigió a la caja registradora-
"¿Esto es acaso una muy mala broma?" Pensó totalmente confundido "¿En serio Masamune dejó de insistirle a Onodera? Digo, lo estuvo buscando durante 10 años, y cuando se confesó, ¿lo rechazan?" No supo en que momento sus cosas ya estaban en bolsas de plástico, pagó, tomó las bolsas y salió; con camino hacia su casa.
Llegó a su hogar, dejando sus compras en una mesa y cayó en el sofá.
-¿Cómo estará Onodera? -preguntó- Bueno, no es qué esté preocupado por ese idiota, claro que no... -tomó un cigarrillo lo colocó en su boca y lo encendió- Pero, pobre, de seguro la está pasando fatal -soltó una ligera nube de humo-
Aunque no lo quisiera admitir, le había tomado cierto aprecio al ojiverde, no lo suficiente para considerarlo un amigo, pero ya no lo odiaba tanto como al principio. Se terminó el primer cigarrillo y encendió otro, aun así esa incertidumbre de saber como estaba el joven heredero no se iba. Se levantó del sofá.
-Sorata, regreso luego -le dijo al animal y este movió la cabeza dando a entender que estaba bien-
Cerró la puerta y dio paso rápido hasta el edificio donde vivía el ojiverde.
Lo primero que hizo al llegar al piso donde estaban las respectivas casas de su amigo y de Onodera fue tocar la puerta de Takano.
-¿Estás ahí, Masamune? -preguntó, no recibió repuesta, luego de insistir un buen rato llegó a la conclusión de que no había nadie ahí dentro-
Tocó la puerta de Onodera.
-¿Onodera? -preguntó, pero él supo que el chico si estaba debido a que escuchó ruidos- Onodera abre, soy Yokozawa, me dijeron lo que pasó, y la verdad la siento mucho... -eso último lo dijo con bastante sinceridad- Vine a ver como estabas. -no hubo respuesta- ¿Sabes que es de mala educación no abrir la puerta cuando tienes visitas? -el oso comenzaba a molestarse- Onodera, sé que estás ahí, ¡abre la maldita puerta de una jodida vez! -tocó aún con más fuerza- Bien, no me dejas otra alternativa.
Sin pensarlo dos veces pateo la puerta de la casa de Onodera haciendo que el seguro de esta misma cayera, Yokozawa entró.
-Ja, eso fue fácil -dijo- ¡Onodera! ¿Dónde estás? -caminó por la sala y entró a la cocina, ahí fue donde vio una escena digna de una película de terror-
Encontró a Ritsu, tirado en suelo sobre un gran charco de sangre, con un gran corte en el cuello, un cuchillo a lado del chico y lo peor de todo, aún tenía los ojos abiertos.
El peliazul tardó en despertar del shock, pero cuando lo hizo.
-¡ONODERA! -gritó su nombre acercándose al cuerpo (aún con vida) del castaño- ¡¿Pero que has hecho?! ¡Pedazo de imbécil! -se iba a poner a regañarlo pero luego recapacitó dándose cuenta que el editor había cerrado los ojos- ¡Hey vamos! ¡Despierta! -lo sacudió con brutalidad, pero eso solo empeoró las cosas-
Se quitó la chaqueta y cubrió con esta misma el cuerpo ensangrentado del chico, no le importó que ahora él estuviera cubierto de sangre, lo cargó y salió disparado del departamento hacia la planta baja de edificio, se subió al primer taxi que vio disponible.
-¿A dónde lo llevo, señor? -preguntó el conductor-
-Al hospital, ¡pero que sea rápido! ¡Mi amigo se está muriendo! -gritó, el taxista obedeció-
Yokozawa tenía los nervios de punta, a pesar que el taxi iba bastante rápido para él era como si estuviese montado un caracol. Observó a Onodera, estaba completamente pálido, sus ojos cerrados, la herida en su cuello lo estremeció, era bastante profunda y el sangrado no cesaba, le preocupaba bastante, comenzaba a creer que ya era tarde.
-Por favor, resiste... -susurró con cierto tono de tristeza-
-Llegamos -dijo el conductor, Yokozawa pagó y salió del vehículo, entró al hospital- ¡Ayuda por favor! -gritó llamando la atención de la gente que se encontraba ahí- ¡Este chico se está muriendo! -en un abrir y cerrar de ojos él ya no tenía a Onodera en sus brazos, lo habían puesto en una camilla y se lo habían llevado-
Soltó un suspiro y se sentó en la sala de espera olvidando por completo que su ropa tenía sangre, eso hizo que se ganara algunas miradas de terror por parte de la gente aunque no le tomó mucha importancia.
*Horas más tarde*
-¿Familiares de Onodera Ritsu? -un doctor entró a la sala de llamando la atención de Yokozawa el cual se levantó de inmediato-
-¿Cómo está? -preguntó ansioso-
-Le seré sincero. -el hombre de bata revisó unas hojas- El chico está delicado, el corte en su cuello fue bastante profundo además perdió mucha sangre, es un milagro que sobreviviera.
Lo que había dicho el doctor no calmó para nada al ojiazul, Onodera aún estaba con vida si, pero estaba en un estado critico; jamás en la vida había estado tan preocupado por alguien, menos por ese castaño, que alguna vez odio con todo su ser.
-Señor. -lo llamó el doctor-
-Dígame.
-A caso, ¿usted le hizo esto al joven? -preguntó el hombre de bata al ver su ropa con manchas color carmesí-
-¿Qué? ¡Para nada! -se defendió rápidamente- Fui a su casa para ver como estaba, a decir verdad su salud emocional no era la mejor, y cuando entre ya estaba así... él, él intentó quitarse la vida, le juro que yo no tuve nada que ver.
-Está bien, le creo... -guardó silencio y continuó- El chico estará bajo observación, también se buscarán donadores de sangre, no le aseguramos que el pueda sobrevivir, pero haremos todo lo que está en nuestras manos.
-Gracias doctor, doctor...
-Kusama, Kusama Nowaki -sonrió- Será mejor que vaya a descansar, a veces esperar un diagnóstico es agotador.
Así Yokozawa salió de aquel hospital, pero salió con una gran incógnita.
¿Por qué demonios Onodera cometió semejante atrocidad?
Continuará...
*********************
Bueeeno, espero que no me odien por haber matado a Kirishima, pero era necesario :'v
Gracias a Haruka Alvarado por votar y comentar <3
Espero que les haya gustado el capítulo :3
Sin más que decir, me despido
Bye!!
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