18 - Suspicions
Misaki cocinaba tranquilamente, aún le faltaban unas cuántas para entrar a la Universidad y según sus cálculos, llegaría a tiempo. El castaño puso agua a calentar y acto seguido comenzaba a darle unos últimos detalles al desayuno.
Toc! Toc!
Escuchó que la puerta era golpeada, con el delantal puesto salió de la cocina para atender la puerta, abrió esta misma y en su rostro una expresión de molestia al ver a la persona que estaba frente a él.
—Takahashi-kun. —dijo Onodera en forma de saludo—
—Onodera-san, buenos días. —el menor se hizo a un lado para que el editor entrara a su hogar—
Una vez que el heredero entró, el ambiente se tornó bastante pesado e incómodo. Ritsu suspiró, solo iba a recoger el manuscrito y largarse de aquel lugar.
—¿Y Usami-sensei? —preguntó el mayor con un tono de voz que era un pésimo intento por ser amable—
—Él... No está. —respondió con duda, aunque era cierto que el escritor no se encontraba, el mayor le avisó que tenía una firma de autógrafos en otra ciudad— Vienes por el manuscrito, ¿cierto? —Onodera asintió con la cabeza— Entonces iré por él. —dicho esto subió las escaleras a velocidad luz—
El de los ojos verdes (Onodera) soltó un profundo suspiro y se sentó en un sofá, Misaki era una persona tan hipócrita.
Mientras tanto Misaki buscaba en el cuarto del escritor el dichoso manuscrito, y esta no era una tarea nada fácil, pues el lugar parecía un verdadero basurero, el chico temía morir asfixiado bajo tanto desastre. En su travesía vio un sobre que estaba en el escritorio, caminó un poco hasta llegar, tomó el sobre entre sus manos y sonrió para sí mismo al darse cuenta de que en ese sobre estaba el manuscrito.
Abrazó los papeles como si su vida dependiera de ellos y con mucho esfuerzo salió de la habitación. Bajó las escaleras y encontró a Onodera sentado y revisando su celular, se acercó a él y le extendió los papeles.
Ritsu levantó la cabeza haciendo contacto visual con el menor, dándose cuenta de que el manuscrito estaba en sus narices, tomó el sobre y con sumo cuidado lo abrió, revisó todos y cada uno de los documentos, verificando que todo estaba en completo orden, luego de esa inspección, volvió a guardar las hojas en el sobre.
—Gracias, Takahashi-kun. —agradeció el editor con poca, poquísima amabilidad—
Misaki quiso contestar, pero fue interrumpido por el sonido de su celular, sacó el artefacto de su bolsillo, vio el número y sonrió para luego contestar.
—¿Takano-san?
Onodera se tensó totalmente al escuchar dicho nombre, hizo presión en el sobre con hojas e intentó hacer oídos sordos, pero obviamente eso era totalmente imposible y mucho menos cuando ese par de traidores se estaban diciendo cursilerías por teléfono, quería vomitar por tanta azúcar, por impulso se levantó del sofá, giró sobre sus tobillos y caminó hasta la salida sin que el menor se diera cuenta de ello, estando afuera, azotó la puerta con fuerza y caminó. En su mente se plantó una pregunta.
¿Usami-san sabía que su pareja le engañaba? Negó con la cabeza, era una pregunta bastante estúpida, era obvio que no lo sabía, el escritor estaba ciego de amor por Misaki. Además, ¿por qué se preguntaba eso? Lo que Takano hiciera ya no era de su interés.
Onodera dejó de pensar en eso y empezó a caminar a su hogar para hacer las correcciones necesarias al manuscrito antes de llevarlo a la editorial.
*Horas más tarde*
El sonido del timbre daba a entender que las clases finalmente habían concluido, los alumnos se levantaron de sus respectivos asientos para recoger sus cosas e irse, entre esos alumnos estaba Misaki, el cual fue el primero en salir del aula.
Takahashi caminó lentamente hasta la salida de la Universidad, para su mala suerte hoy le tocaba ir a la editorial, suspiró pesadamente, volviendo a ponerse en movimiento salió del edificio estudiantil.
Misaki no tardó mucho tiempo en llegar a Marukawa, la estación de metro quedaba cerca de su escuela, y el metro iba considerablemente rápido. Antes que pudiera entrar alguien se puso a lado suyo, miró a la persona de reojo dándose cuenta de que se trataba de Aikawa, quiso saludarla, pero la mujer entró rápidamente, bufo con molestia, quería preguntarle por qué ya no era editora de Usagi-san, porque si, aunque lo negara no le gustaba para nada que aquel castaño estuviera casi todos los días tan cerca de su escritor.
Ay Misaki, ¿eres tan imbécil para no darte cuenta?
¿Eres tan tonto para no percatarte de que éstas cometiendo el peor error de toda tu vida?
Antes de que pudiera dar un paso más para llegar a su área, alguien le tomó del brazo arrastrándolo hacia los baños en forma de tornado. Tardó mucho tiempo en darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, pero cuando lo hizo, el castaño estaba acorralado entra la pared y en frente suyo no estaba nadie más que Takano Masamune.
—T-Takano-san... —murmuró con el rostro enrojecido—
—Misaki. —dijo él con la voz ronca, se acercó mucho más al chico quedando a muy pocos centímetros— Te extrañé tanto...
El más bajo tomó a Takano de la camisa para plantarle un beso en los labios y no tuvo que esperar mucho tiempo para que este fuera correspondido, el beso empezó bastante dulce, pero de a poco se tornó apasionado y desesperado, Misaki rodeó el cuello de Takano con ambos brazos, mientras que el antes mencionado subía lentamente la camiseta del más chico, sus lenguas iniciaron una batalla donde ninguno de los dos se quería dar por vencido.
Poco a poco las caricias que proporcionaban subían de tono, casi llegando al punto... Ya saben a lo que me refiero.
Aunque ninguno de los dos se había acordado de cerrar la puerta con seguro, y por ende... Alguien entró.
El sonido de la puerta siendo abierta interrumpió el momento a solas de los dos amantes, rápidamente se separaron y miraron fijamente a la entrada. Misaki se puso completamente rojo de la vergüenza al verse descubierto y Masamune tenía el ceño fruncido y a la vez murmuraba un sin fin de maldiciones.
Onodera cerró los ojos y caminó hasta uno de los cubículos, donde se encerró por unos cuantos minutos.
—Yo no vi nada, yo no vi nada... —decía Ritsu en un tono de voz que era perceptible a los oídos, queriendo borrar la escena de su memoria—
El editor jefe y el estudiante se acomodaban sus ropas, pues la indeseable presencia del ojiverde mayor no les había dejado ganas de seguir dándose "cariños". Una vez sus prendas en su lugar ninguno de los dos se movió del lugar y había un ambiente silencioso.
Onodera salió del cubículo y se dirigió al lavabo para lavarse las manos, el editor de literatura podía sentir la penetrante mirada del ojimiel clavándose sobre su ser, podría apostar que en su mente Takano estaba apuñalándolo brutalmente por haber echado a perder el íntimo momento, pero eso en vez de causarle miedo, le hizo cierta gracia, por lo que soltó una leve carcajada. Y por supuesto, el par de traidores supieron que el heredero se estaba burlando de ellos.
Ritsu cerró la llave del agua una vez que sus manos estuvieron limpias, se secó estas mismas con sus ropas, se miró en el espejo por algunos segundos, de reojo miró a sus dos acompañantes, Takahashi seguía un tanto rojo y con la mirada casi le rogaba para que cerrara la boca y Takano, bueno, él estaba que casi le salía fuego por ojos y humo por las orejas.
De nueva cuenta alguien entró al baño, Onodera giró un poco su cabeza dejándose llevar por la curiosidad, y a los segundos el rostro del chico ya le hacía competencia al de Misaki. Por lo que velozmente giró su cabeza frente al espejo y bajó su cabeza.
Creo que ya saben de quién se trata, ¿verdad?
Y sí, Yokozawa-san era esa persona.
Para desgracia de Onodera (y fortuna del oso) ambos estaban en el mismo lugar, mirándose fijamente en el espejo, el peliazul quiso decir algo pero las palabras no salían de su boca, tener al editor de literatura tan cerca lo hacía ponerse nervioso y su rostro se tornaba de carmín, Onodera sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, el chico giro sobre sus tobillos para salir de aquél lugar donde su incomodidad aumentaba enormemente, caminó hasta la salida ignorando a las otras tres personas, pero "accidentalmente" su mano rozó con la de Takafumi y gracias a ello, el chico terminó chocando con la pared, luego de ese acontecimiento, el chico salió del baño.
Una ligera sonrisa adornaba el rostro del trabajador de ventas y como extra, su rostro tenía un tono rojizo.
Takano parpadeó un par de veces, ¿lo que acababa de presenciar era real? ¿Yokozawa sin insultar o intimidar a Onodera? Sonriéndole con... ¿cariño? ¿Ritsu en modo Oda? Eso no era posible, negó con la cabeza y se río de sí mismo, seguramente ya se estaba quedando ciego o sus lentes necesitaban más aumento.
Onodera y su amigo, ¿enamorados y siendo pareja? Santo cielo, ¡Eso era ridículo! Y totalmente imposible.
Pero lo que Takano no sabía es que sus pensamientos no eran tan descabellados como él imaginaba.
Continuará...
¡Hooola! :D Adivinen quien actualizo?
Ok ya, bajándole a los memes, ¿me extrañaron? uwu por que yo si ♥
Muchas gracias por ser pacientes con este fic, yo sé que actualizo a velocidad tortuga :'v
Muchas gracias a esas personas hermosas que leen, votan y comentan en cada actualización, las amo mucho ♥ (si, tengo flojera nombrarlos a todos, pero ya saben quienes son, y a los nuevos, bienvenidos sean a este fic todo fumado :3) para la próxima los pongo xDD
El próximo capítulo tendrá mucho YokoRitsu, y será especial, pero no diré spoilers, será sorpresa, pero si gustan, pueden dejar sus teorías o de que creen que tratará uwu
Ahora si, sin más que decir, me despido
Nos leemos
¡Bye!
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