1- I Don't Love You
Y ahí estaba Onodera Ritsu, sentado en el frío suelo de su departamento, con ambas manos sosteniendo su cabeza... y con un gran mar de lágrimas saliendo de sus ojos.
Pero, ¿porqué el editor se encontraba de tal manera? ¿qué o quién fue el causante de que el ojiverde se sumergiera en una profunda tristeza?
Todo había comenzado momentos atrás...
*Flashback*
Era bastante tarde, Onodera y Takano aún se encontraban en Marukawa, ninguno de los dos se dirigía una mirada y ni se diga al momento de hablar; era un ambiente bastante tenso. El castaño soltó un suspiro, el ciclo lo estaba volviendo loco y eso que apenas iba a la mitad, pero no solo era eso lo que tenía el mente la cabeza de Onodera, él había notado que Takano-san estaba actuando indiferente últimamente, se iba más temprano al trabajo, ya no lo arrastraba a su departamento para que comería con él, tampoco tocaba la puerta de su casa con insistencia y ya no lo esperaba a la hora de salida para irse juntos.
El mayor solo le dirigía la palabra cuando se trataba de trabajo nada más, Onodera también se percato que el editor en jefe le dejaba muchísimo más trabajo de lo habitual. Pero, ¿por qué? ¿había hecho algo malo?
Todas esas preguntas y probablemente muchas más pasaban por la cabeza del joven editor; aunque no lo dijera en voz alta, la indiferencia de Takano le dolía mucho y el sabía la razón.
Estaba profundamente enamorado de Takano Masamune, su primer y gran amor.
Soltó un suspiro de alivio, por fin había terminado su trabajo y al parecer, Takano-san también lo había hecho. Observó como el hombre de cabello azabache guardaba sus cosas para irse, decidió imitarlo.
-Takano-san... -lo llamó Onodera, pero este no hizo más que ignorarlo-
Masamune salió de Emerald, dejando con la palabra en la boca al castaño. Ritsu bajó la mirada al verse ignorado por su jefe, ya no podía con esa indiferencia, volvió a levantar la mirada mientras tomaba sus cosas para irse a su casa; revisó la hora e hizo una mueca, ya no alcanzaba el último tren así que tendría que irse caminando.
Así fue como el editor de ojos verdes salió de la editorial y se dirigió a su hogar.
En el transcurso por la mente de Ritsu solo pasaban las veces que Takano lo había ignorado en los últimos días, aun no lograba entender.
Se detuvo en una tienda de víveres, necesitaba comprar comida, si con eso se refería a sopas instantáneas y bebidas energéticas; pagó las cosas y salió del lugar.
Siguió caminando hasta su hogar mientras reflexionaba algunas cosas, y gracias a ello tomó una decisión.
Hoy mismo se le iba a declarar a Takano-san.
No tenía duda alguna, amaba a Takano-san son todo su ser y esa misma noche se lo iba hacer saber al de ojos miel. Llegó a su departamento y dejó las cosas que había comprado momentos atrás tiradas en suelo, cerró la puerta de este y se dirigió a la puerta de a lado; la casa de Takano-san.
Se quedó ahí parado, sin ni siquiera parpadear por varios minutos, Ritsu ahora era un manojo de nervios, sus mejillas estaban teñidas de un lindo tono rosado, su cuerpo temblaba.
Tomando valor de quién sabe donde y cien por ciento consciente a lo que estaba a punto de hacer tocó la puerta de su vecino.
Silencio. Nadie respondió, pero Onodera sabía que él estaba ahí, se escuchaban voces y ruidos. Takano estaba con alguien, ¿con Yokozawa-san a caso? Se preguntó, no le importó. Volvió a tocar la puerta.
-¡Ya voy! ¡Ya voy! -escuchó hablar a Takano, eso lo puso muchísimo más nervioso de lo que ya se encontraba-
La puerta se abrió y ahí estaba Takano, con esa hermosa sonrisa que tanto amaba, pero esta misma desapareció al verle parado en frente suyo.
-Onodera. -habló el de ojos miel con voz seria, pero a la vez de forma fría- ¿Qué se te ofrece? -preguntó-
-B-Buenas noches, Takano-san... -Onodera parecía un tomate- ¿P-Po-Podemos hablar? -el ojiverde tragó saliva-
-¿Trabajo? -interrogó el mayor-
-No. -el castaño negó rápidamente- De... nosotros.
Ambos permanecieron callados. Takano suspiró y cerró la puerta de su departamento.
-Te escucho. -afirmó Masamune-
Ritsu volvió a tragar saliva y su sonrojado rostro no ayudaba en nada.
-"Vamos Onodera, ¡tu puedes! Tal y como lo practicaste cuando venías para acá" -se animaba mentalmente- Verás, he estado pensando esto los últimos días, y sé que hemos tenido problemas y que nuestra situación no ha sido nada fácil, el malentendido y nuestra separación hace 13 años, pero lo que quiero decirte es que... -tomó una gran bocanada de aire y dijo- Te amo, Takano-san.
Nuevamente reinó el silencio absoluto, Ritsu por su parte estaba que le faltaba el aire, su rostro ardía y su cuerpo temblaba mucho más y Takano... pues él estaba en shock. El antes mencionado soltó una leve risa.
-Onodera -llamó al menor y este levantó la mirada- ¿No crees que es demasiado tarde?
-¿Eh? -No entendía de lo que estaba hablando-
-Tks. -el ojimiel chasqueo la lengua- Onodera, lo siento, pero ya no te amo.
Para Ritsu, esas palabras fueron como un balde de agua fría.
-¿Q-Qué? -dijo casi susurrando, no podía creer que su amor lo había rechazado-
-Lo que escuchaste. -dijo Takano fríamente- Me harté de esperar esa maldita confesión que nunca llegó, me di cuenta que no valía la pena seguir insistiéndote. Eso era lo que querías, ¿no? Que te dejará en paz. Pues eso hice. -las palabras del azabache perforaron profundamente el corazón del pobre castaño.
-T-Takano-san- yo... -fue interrumpido-
-No digas nada Onodera, no pienso escucharte.
-¿Entonces nunca significó nada para ti? -preguntó el castaño, intentaba escucharte tranquilo, pero su voz comenzaba a cortarse-
-No pienso seguir hablando de eso, solo, olvida que tu y yo alguna vez tuvimos algo, seremos jefe y subordinado solamente. -sus palabras eran duras-
Onodera estaba a punto de abrir la boca para decir algo al respecto, pero vio como la puerta de Takano se abrió.
-Takano-san, ¿pasa algo? -habló una voz masculina, totalmente desconocida para Ritsu- "Ese no es Yokozawa-san" Pensó. Levantó la mirada, y observó a un chico castaño de tez morena, el cual solo llevaba puesta una camiseta blanca, la cual le quedaba bastante grande-
-No pasa nada, mi amor. -Habló Masamune-
-Ya está la cena~ -el chico se puso de puntas para alcanzar al más alto y así plantarle un beso en los labios, eso terminó de destrozar al pobre de Ritsu-
-En un momento voy. -sonrió-
El chico entró de nueva cuenta a la casa y cerró.
-¿Verdad que es demasiado encantador? -preguntó Takano a Onodera, con una sonrisa-
Ritsu apretó los puños, y levantó la mirada.
-Si que lo es, Takano-san -dijo el ojiverde con una sonrisa falsa, no iba a llorar en frente de él- Por cierto -le extendió varios papeles- Aquí está el storyboard, lamento las molestias. -le dio la pila de hojas y caminó hasta su casa-
Una vez dentro, cerró la puerta con seguro y cayó al suelo, sin poder contenerse comenzó a llorar.
*Fin Flashback*
Había papeles tirados por doquier, las compras de hace rato seguían en el suelo, y Onodera... seguía llorando y no tenía la intención de parar.
¿Cuando había pasado eso? ¿Cuando Takano-san lo dejó de amar? Él le había dicho que lo esperaría el tiempo que fuera necesario, pero no fue así.
¿A quién quería engañar? ¿En serio fue tan inepto para creer que su ex amor lo iba a esperar toda la vida? Al parecer si. Ritsu se recostó en suelo y se colocó en posición fetal, con sus manos cubriendo su enrojecido e hinchado rostro de tanto llorar.
-Takano-san... Takano-san... -repetía una y otra vez entre susurros- Te amo, Takano-san... y tu a mí, ¿no es así? -El castaño quería creer que solo era una pesadilla, que iba a despertar y encontraría a su ojimiel tocando su puerta, pero no era así, era la realidad, la cruel y fría realidad-
Con dificultad se levantó del frío suelo, el cuerpo empezaba a dolerle pero ese dolor no se comparaba al dolor que sentía por dentro, estaba totalmente destrozado, tomó la bolsa de vivires que había comprado con anterioridad y se dirigió a la cocina. Intentó tranquilizarse por si solo pero le fue imposible, sentía un insoportable dolor en el pecho, como si daga lo hubiese atravesado.
-¿Esto fue lo que sintió Takano-san cuando me fui hace 13 años? -se interrogó a si mismo- ¿Qué cosas preguntas, Ritsu? -se regañó- Es exactamente el mismo sentimiento, solo que Takano siempre tuvo a Yokozawa-san a su lado... y tú, tú estas solo.
Bajó la mirada y de nueva cuenta lágrimas caían por sus obres verdes, tan solo decir el nombre de su amor de secundaria le dolía tanto y también le dolía el hecho que no tenía a nadie quién lo apoyará en esa situación tan difícil.
Los pensamientos del joven editor se nublaron por completo, no supo en que momento abrió uno de los cajones y de este mismo sacó un gran, filóso y brillante cuchillo. Estuvo observando el objeto punzo cortante por varios segundos y lentamente colocaba el filóso objeto en su cuello.
-Tal vez si me hubiera confesado antes nada de esto hubiera pasado. -presionó el cuchillo contra su cuello- Pero, el hubiera no existe... adiós Marukawa, adiós Emerald, adiós mamá, adiós papá, adiós Ann-chan, adiós... Takano-san. -cerró los ojos deslizando el arma blanca en su cuello, ocasionando un corte bastante profundo al mismo tiempo que un charco de sangre se formaba alrededor de Onodera-
El chico cayó de rodillas hacía el suelo sin soltar el cuchillo, poco a poco el charco color carmesí se volvía mucho más prominente; con la poca fuerza que le quedaba tocó su cuello y observó como su mano estaba machada de líquido vital, cayó recostado en el suelo. Su vista se comenzó a nublar.
-¡ONODERA! -una voz grave gritó su nombre, vio como una silueta se le acercaba-
Pero para el ya desangrado Ritsu, todo se volvió oscuridad.
Continuará...
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Si llegaste hasta aquí, hola :D
Este fic se me ocurrió de mi loca cabeza, después de leer los pocos fics que he encontrado de esta parejita y pues yo quise contribuir un poquito, además, la mayoría de esos fics muestran que el YokoRitsu solo es sexo, ¡y yo no pienso eso! La idea es plasmar esta relación con argumentos y motivos, así que ya sabrán quién llegó a salvar a Onodera (?)
Bueno, si te gustó hazmelo saber con un voto o un comentario :3 eso me haría muy feliz, así que si más que decir, nos vemos
¡Bye!
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