One last time.


En cierta ocasión Leila Major se preparaba para su primer día en la universidad, con tan solo 18 años, la joven castaña vestida con un jean oscuro y una camisa polo color rojo con el logotipo de su universidad al lado derecho mostraba un sonrisa con un hermoso labial rojo que combinaba perfectamente con su camisa nueva, emocionaba bajó las escaleras para despedirse de su madre y su padre, quienes orgullosamente miraron como su pequeño orgullo se alejaba de ellos en el auto color blanco que hace tan solo 3 meses le habían dado en su cumpleaños numero 18.

La mañana era calurosa en el mes de Agosto, pero eso no pareció importarle a la joven quien estaba deseosa de conocer el salón donde pasaría las siguientes 9 horas aprendiendo de literatura, estacionó su auto en el estacionamiento de la universidad y se bajó de él.

─ Disculpa ─ se presentó Leila ante un joven ─ ¿sabes donde es el edificio de literatura?

El joven giró para mirar a quien interrumpía su plática con 2 chicos más, los ojos negros de Will Coox se centraron en la indefensa chica, quien con miedo miraba a quien esperaba le diera indicaciones para llegar a su salón, la boca del joven se abrió y Leila sintió el aroma a tabaco, no tenía que ser muy inteligente para saber que esos atractivos chicos estaba ahí para fumar.

─ Es derecho ─ le respondió el chico ─ pasaras 2 calles y llegarás directo.

Leila había estado muy enfocada en la cara del chico, sin barba ni bigote y un cabello abundante peinado con gel hacía un lado, un chico que cuidaba su aspecto, vestía una camisa a cuadros rojos y negros, un jean con rodillas rotas.

Leila solo asiente y agradece en un murmuro para después girar y alejarse de esos chicos, quienes la siguieron con la mirada hasta que Leila se encontraba lo suficientemente lejos como para distinguirla.

Pasaron 6 meses antes de que Leila se topara nuevamente con Will pero ésta vez en la clase de literatura romántica, ésta vez los coqueteos eran más notorios, Leila se emocionó cuando Will le pidió ser su pareja para la representación de un fragmento de su libro romántico y una vez fuera de clases concordaron que Romeo y Julieta sería el libro que representarían, ellos se encontraron sentados en la sala de la casa de Will ideando como representar la famosa escena de la muerte de ambos personajes literarios tan famosos, Mónica, la madre de Will había dejado una garra con limonada en la mesa que yacía en medio de la sala color beige.

─ Tendremos que llevar algo donde me pueda recargar ─ explicó ella con un vaso de limonada fresca

─ Y donde te podré besar ─ dice él logrando poner nerviosa a la castaña

─Sí ─ murmuró ella tragando nudos nerviosos

─ ¿Qué tal si practicamos?

Leila solo alcanzó a sonreír antes que la presión en los labios la sorprendiera, el beso que Will le dio era lento y pausado logrando que ella le corresponda. El resto de la tarde se fue en coqueteos y besos, cuando llegó la hora de partir Leila no se atrevió a preguntar el estatus de su relación, así que, con un beso de película se despidió de Will y se fue a su casa, alrededor de las 9 de la noche bajó a cenar con sus padres y les cuenta la mínimo de su estadía en la casa de su compañero, sus padres estaban tranquilos.

"Buenas noches bonita, muero de ganas de verte mañana" es el mensaje que Leila leyó más de 10 veces.

"Buenas noches Will, hasta mañana" respondió tras pensarlo mucho.

A la mañana siguiente Leila recibió un mensaje de Will donde la pidió mirarse 20 minutos antes de clases, Leila salió casi corriendo de la cosa apenas tocando su desayuno, vestida con una falda negra y un blusa de tirantes gruesos roja llegó en menos de 9 minutos a la escuela, bajó de la manera más veloz que puedo y caminó de manera rápida sin importarle lo ridícula que se mirase.

Will la esperaba ya recargado en la pared blanca aun lado de la puerta del salón donde ella tenía la primera clase.

─ Buenos días ─ murmuró Leila

El la miró de pies a cabeza, su mirada delataba disgusto.

─ Buenos días ─ dijo Will de manera hostil.

─ ¿Querías hablar conmigo? ─ pregunta Leila directamente

─ Sí ─ responde él ─ quiero pedirte algo

Leila asintió con la cabeza.

─ ¿Quieres salir conmigo? ─ dijo por fin y Leila sintió que la espera había valido la pena

Con una sonrisa amplia ella aceptó, comenzando así una relación con Will Coox de 21 años.

─ Leila, ¿no vas a comer? ─ preguntó su madre mirándola como jugaba con la comida

─ No tengo apetito madre ─ respondió la castaña.

─ ¿Cómo no vas a tener hambre? ─ La regañó su padre─ estás demasiado delgada

Leila perdió 12 kilos en pocos meses, su cabello castaño ahora estaba hasta los hombros y los huesos de su cuerpo más notorios, siempre usaba camisa manga larga argumentando que estaba demasiado helado el clima, su madre estaba preocupada, no entendía el comportamiento repentino de su hija.

─ Solo no tengo hambre ─ respondió de manera hostil la joven y sin dar oportunidad alguna se levantó de la mesa para irse a su habitación.

Leila se quitó el suéter color morado que daba calor a su esquelético cuerpo, 2 moretones en el brazo derecho resaltaban en su translúcida piel, se recostó en la cama esperando el mensaje de Will para bajar e ir al gimnasio juntos como lo hacían desde hace 1 año; desde ese día cuando Will le mencionó lo gorda que estaba cuando ella lucía un vestido rojo para su cena de 4 meses.

"Estoy abajo, no me hagas esperar "es el mensaje que recibió de su novio.

Apresuradamente se colocó el suéter nuevamente y salió en busca de su novio, su madre la miró y la detuvo antes de que lograra salir por la puerta color café.

─ ¿Irás al gimnasio?

Leila asintió sin mirar a su madre a los ojos.

─ No haz comido nada, te hará daño ─ la regañó ─ no irás.

Eso fue suficiente para que Leila la mirara apresuradamente, ella sabía que significaba, Will se enojaría nuevamente con ella y le recordaría lo gorda que estaba.

─ Mamá ─ dijo la chica con voz débil ─ debo ir, estaré bien.

─ ¿Por qué debes ir? ─ preguntó la madre poniendo a su hija en un apuro

─ Al menos iré a acompañar a Will ─ dijo la joven evitando la pregunta de su madre ─ me está esperando mamá, regreso en unas horas.

Y sin dejar que su madre respondiera salió de su casa para encontrase con un molesto, muy molesto Will.

─ Sabes cuanto me molesta que te tardes tanto ─ le dijo una vez que ella estaba dentro del auto

─ Lo siento amor ─ se disculpó ─ mi mamá no quería que fuera el gym

─ Tú madre no ve lo gorda que estás, por eso ─ la insultó Will con una voz hostil

Leila solo se limitó a asentir, tratando de controlar las lágrimas que se acumularon en sus ojos color café.

─ ¿Qué? ─ preguntó el ─ ¿vas a llorar?

Ella negó con la cabeza.

─ ¿Quieres llorar? ─ dijo el, enojado ─ bien.

Estacionó el auto en una avenida poco transitada que se encontraba a la izquierda.

─ No ─ pidió ella voz temblorosa ─ no quiero llorar

─ Si tanto quiere llorar ─ dijo el, ignorando lo que acababa de decirle su novia ─ te daré una razón para llorar.

Varios moretes quedaron de prueba de aquellos golpes que Will propició en los muslos huesudos de Leila, fueron golpes duros y secos los que se estamparon con la poca carne que quedaba en los muslos varias veces.

La tarde era calurosa y el viaje al gym fue callado, al llegar el salió primero y abrió la puerta de su novia, cuando ella salió el la recibió fuera con un cálido beso en los labios, eso fue suficiente para que a ella se le olvidara del dolor que sus piernas sentían después de lo de hace unos minutos.

El gimnasio era amplio y a las 3 de la tarde relativamente vacío ya que el calor era muy intenso, pero Will decía que eso la haría sudar mas y así quemaría más grasa, su pantalón deportivo negro ya le quedaba grande y la camisa negra talla M que siempre usaba ahora le quedaba colgando, fácilmente ella ya era talla S, con probabilidad de llegar al XS.

─ Súbete a la bascula ─ le demandó el chico rubio a su novia

─ He perdido 12 kilos ─ dijo ella emocionada una vez que el número apareció 45 a sus pies

─ Casi no se nota ─ dijo el desanimando a su novia ─ con unos 10 más te verás hermosa

Y sin hablar más se dedicaron a hacer ejercicio, hoy tocaba brazo ya que a Will le desagradaba que los brazos de Leila fueran demasiado grandes, después de 50 minutos en cardío y otros 10 saltando la cuerda, Leila fue expuesta a una rutina bastante pesada por su novio.

Los brazos le pulsaban con fuerza, el corazón estaba acelerado, la fuerza del cuerpo se iba poco a poco, su cuerpo comenzó a temblar y de repente todo era negro. La luz de la pequeña lamparita la logró regresar en sí, Will la había llevado al hospital más cercano, deshidratación era el resultado, así que, de mala gana Will la llevó a su casa.

A la mañana siguiente Leila seguía en cama y su madre la miraba comer toda la sopa, la chica de 19 años intentó comer un poco de carne de res pero su estómago no lo resistió y terminó vomitándolo todo, una vez que terminó de comer la sopa pidió a su madre dejarla sola para dormir, así que su madre lo aceptó y ella cayó en un sueño profundo.

Un ligero jalón de cabello la despertó 4 horas mas tarde, era Will con su típica mirada seca.

─ Te llevaré a una sorpresa pequeña ─ le dijo ─ arriba

─ ¿A dónde? ─ le preguntó con voz adormilada

─ Tú prepárate ─ dijo y salió a platicar con sus suegros.

Leila se levantó inmediatamente, no tenía ganas de bañarse así que solo se cambio de ropa, se hizo 2 trenzas pegadas al cráneo y se maquilló ligeramente solo para no mirarse demasiado demacrada, pasando 20 minutos salió de su cuarto y bajó las escaleras para encontrarse con su mamá sonriendo ampliamente a Will y su papá asintiendo con la cabeza.

─ Estoy lista ─ mencionó una vez que estaba a la mira de todos.

Will la examinó con la mirada y le dedicó una sonrisa cálida lo cual la tranquilizó, el había aprobado su atuendo.

Salieron de su casa y caminaron hasta el auto, él abrió la puerta como todo un caballero, Leila entró al lugar de copiloto y el besó su cabeza, la puerta fue cerrada con fuerza y ella comenzó a sentir nervios, ¿A dónde iban? Era la pregunta que rondaba en su cabeza.

─ Bebé ─ dijo ella ─ ¿A dónde vamos?

─ Es una sorpresa ─ se limitó a decir él

Ella no insistió más, pasaron unos cuanto minutos antes de que llegaran a un departamento pequeño, Will se estacionó y le pidió que bajara, así lo hizo, el bajo minutos después con un pañuelo para tapar los ojos de una asustada Leila, con los ojos vendados y una confianza plena en su pareja Leila caminó hasta dentro del departamento, el quitó la venda y un letrero sobresalió en la pared.

"Nuestro nuevo hogar" decía.

─ Escucha ─ comenzó el ─ sé que en ocasiones soy muy enojón y que te he lastimado, lo siento mucho bebé, quiero que comencemos una nueva etapa en la vida, que sea juntos.

Ella lo miró dudosa, bajo sus manos a los muslos donde el dolor aun permanecía.

─ No lo volveré a hacer ─ dijo él al mirar la reacción de su novia ─ lo juro.

Después de platicar Leila aceptó irse a vivir con Will, así que con la bendición de sus padres y sus suegros se aventuraron en la experiencia de vivir juntos.

2 años pasaron en los que Will no había cambiado, cada vez era más celoso, más infiel, más posesivo y más controlador, la Leila de 45 kilos ya no existía, en lugar estaba una chica esquelética de máximo 36 kilos la cual casi no visitaba a su familia por los moretones que tenía en varias partes de su cuerpo, todos eran su culpa, se aseguraba ella, ella lo merecía.

─ No debí gritarle a Will por esa chica ─ se regañaba mientras se cubría con maquillaje los moretes en su brazo derecho y cara.

La lista de los "no debí" era larga para ella. Aun así ella se comunicaba a escondidas con su madre, pretendiendo que todo estaba bien, que la escuela la tenía ocupada y justificaba la ausencia de Will en sus llamadas con el trabajo de guardia nocturno que a veces tenía su novio.

La mañana de Mayo fue grata para Leila, solo quedaban 5 días para que terminara su carrera, para recibir su titulo en Literatura e ir a el baile de graduación, así que saliendo de clases de dirigió al centro con los ahorros de sus becas que había logrado salvar de las manos de Will, quien a veces le quitaba dinero para alcohol y cigarros, con el objetivo de encontrar su vestido y el traje de su novio quien, esperaba ella, la acompañaría en tan especial noche junto con su familia.

Entró a varias tiendas antes de encontrar un vestido que para ella fue perfecto, rojo completo con pequeñas piedras en la parte de enfrente y una caída recta, quedó fascinada, así que lo compró, barato, después compró el smoking para su novio con una camisa del mismo rojo que su vestido, feliz con lo realizado tomó un taxi a su casa.

Al llegar notó que Will aun no llegaba del trabajo, presurosa entro a la casa y colgó el vestido en su armario y aun lado de éste colgó el smoking, hizo comida y el agua fresca. Al de rededor de las 5 de la tarde escuchó el auto de Will estacionarse, feliz por sus comprar lo esperó sentada en la sala, Will entro girando la cabeza como si estuviera muy cansado.

─ Buenas tardes amor ─ saludó ella entusiasmada.

─ Hola ─ respondió él ─ ¿hiciste comida?

Ella asintió.

─ ¿Y qué esperas para servirme? ─ Le preguntó él.

Por un momento Leila se sintió estúpida así que presurosa calentó la carne con papas y verdura que había hecho y lo sirvió acompañado de frijoles con un poco de panela, lo dejó en la mesa para después llevar el agua fresca de Jamaica que tanto le gustaba a su novio. Will se sentó a comer en silencio, ella lo miró dudosa de decirle lo del vestido, pero sabía que al entrar al cuarto lo vería.

─ Amor ─ comenzó a hablar ─ tengo una sorpresa para ti

El levantó la mirada a sus ojos y después recayó en su vientre, ella negó con le cabeza.

─ No, no estoy embarazada ─ aseguró.

El se relajó notablemente lo cual decepcionó a Leila.

─ ¿Entonces? ─ preguntó el

Leila corrió al cuarto y salió de él con el vestido hermoso en la mano derecha y el smoking en la mano izquierda, la sonrisa de Leila era amplia.

─ En 3 días es mi baile de graduación ─ dijo ella cuando el miró extrañado los atuendos ─ sé que no quisiste ir a tu baile, pero si quiero ir al mío.

Will la miró el silencio.

─ Encontré este vestido y combina con tu smoking ─ continuó ella, emocionada.

Will tomó un suspiro.

─ No iremos ─ le dijo cortantemente.

La cara de Leila se transformó.

─ ¿Por qué? ─ preguntó con voz débil

─ Por que es estúpido ─ dijo él sin emoción en la voz ─ nada te quedará bien

─ Este vestido sí ─ dijo ella

─ Eres gorda ─ dijo el tras tomar un trago de Jamaica ─ nada le queda bien a las gordas.

Ella permaneció en silencio.

─ No fuimos a mi baile por que me daba vergüenza que miraran lo vaca que estás ─ dijo él ─ y ¿crees que iremos al tuyo? Mírate.

Ella bajó la mirada a su plano abdomen y con la distorsión que la anorexia causaba en ella logró ver una panza enorme.

─ No iremos y listo ─ dijo él y cogió el cuchillo para cortar un chile que acompañaba a la panela.

Leila quedó parada por un momento sosteniendo con sus débiles brazos los 2 elegantes atuendos que le habían causado tanta emoción hace unos minutos.

─ Quiero ir ─ dijo por fin,

Will levantó la mirada.

─ ¿Qué? ─ preguntó

─ Quiero ir a mi baile ─ dijo ella tratando de sonar firme.

─ Ya te dije que no iremos ─ le respondió.

─ Iré ─ le dijo ella con el corazón acelerado.

Eso fue suficiente para que la bomba de mecha corta que se encontraba en el carácter de Will estallara, así que, en un acto violento, se levantó de golpe de la silla y camino a ella para tomarla del brazo y jalarla a un espejo que se encontraba en su habitación haciendo que los atuendos cayeran al piso. Will la colocó delante de el obligándola a verse en el espejo.

─ Mírate ─ le dijo con voz dura en el oído ─ estas gorda, estás fea, no vas a salir a ningún lado.

Leila miraba su reflejo sin emitir una palabra.

Will levantó su blusa y comenzó a jalar la piel de su abdomen.

─ Mira toda esta grasa ─ le dijo ─ das asco.

─ Quiero ir a mi baile, Will ─ dijo ella en un susurro.

Esa frase enervó a Will quien la giró de forma violenta, con una mano hizo presión en ambas mejillas de la chica.

─ Escúchame bien ─ dijo cerca de su cara ─ no irás a ninguna maldita parte, ultima palabra.

Leila tembló de pies a cabeza, pero una chispa de valentía brotó en su interior.

─ Iré ─ le dijo.

Esa fue su ultima palabra con coherencia, Will enloqueció y tomándola con fuerza del cuello la estrelló de espalda a la pared que se encontraba aun lado del espejo, varios insultos salieron de la boca de su novio quien la siguió golpeando hasta que quedó casi inconsciente, su cabeza estaba bañada en sangre; la cual salía desde su cuero cabelludo hasta su nariz y boca, el aire no entraba a sus pulmones los cuales estaban lastimados por las patadas que Will le dio, él no se detuvo hasta que la sangre ya salía de los oídos de su novia, todo era negro para Leila, ya no sentía dolor, las sensaciones del cuerpo se hicieron nulas, lo ultimo que ella vio fue al hombre que alguna vez juró amarla quemando los vestido frente a ella, para después, prenderle fuego al cuerpo de ella, para ese entonces, Leila ya estaba muerta.

Will escapó de la cuidad tras el crimen y se tardó 3 días para que se encontrara el cuerpo de Leila el cual fue reportado por un joven que había entrado a robar a la casa, la noticia fue de primeras planas y logró enojar a todo quien lo leía.

Los padres de Leila debieron estar alistando los arreglos para la mesa de graduación, no un funeral, ellos debieron estar apartando la iglesia para la misa de graduación, no para un último adiós, ellos debieron esperar a su hija fuera de la estética, no fuera de una funeraria, su hija debió estar lista para su graduación, no lista para su sepultura.

El frío era denso en el cementerio, los gritos de la madre de 46 años, calaron los huesos; incluso de los difuntos, se abrazó a si misma, rogando en la mente que todo sea solo una pesadilla, rogando por despertar pronto, su joven hija Leila de tan solo 21 años le dio un último adiós mientras la sembraban en la tierra fría, Jorge, el padre tan solo abrazó a su esposa tratando de darle consuelo, Will Coox observó desde lejos el entierro para después solo subir al auto y huir nuevamente.


Larissa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top