• One Last Dance? •
Era bien entrada la noche y Ceroba caminaba sola por Waterfall. Había dejado su teléfono y sólo llevaba su mismo kimono blanco con rosado mientras olía un olor a agua salada. Estaba sola de nuevo, esta soledad era un poco diferente, esta soledad no era para nada amargada como había pasado desde que perdió a su esposo, ni mucho menos con su hija. Había pasado unos dos meses desde que Clover decidió quedarse en el subsuelo, durante ese tiempo ella había comenzado a superar los sucesos de todo lo que había pasado.
Sin embargo, luego de haber acostado a Clover decidió pasar un momento sola, estaba tranquila con esa soledad que tanto le gustaba, sin embargo no se percató de la presencia de una figura masculina, entre las flores Eco. Observó a Starlo parado de espaldas entre las flores eco, observando las aguas marinas y una pequeña cascada cerca de allí, su poncho se movía levemente por el pequeño aire natural de la lluvia de la superficie y por primera vez no llevaba su sombrero de vaquero, no estaba segura si lo había perdido o lo había dejado en las Dunas.
No era una sorpresa verlo allí, ella sabía que le gustaba a Starlo pasar tiempo en Waterfall cuando no estaba de humor o cuando quería estar realmente tranquilo y sentir la humedad del lugar.
La presencia de Starlo entre las flores Eco captó la atención de Ceroba, quien se detuvo en su caminar y lo observó en silencio por un momento. Recordó las veces anteriores en las que había compartido momentos con él en aquel mismo lugar, haciendo deseos como bromas entre ese lugar.
Decidiendo acercarse, Ceroba avanzó con paso ligero pero silencioso hacia donde estaba Starlo. No quería interrumpir su paz, pero al mismo tiempo, la presencia del otro le brindaba una sensación de compañía que apreciaba en ese momento.
-Starlo-, llamó en voz baja cuando estuvo lo suficientemente cerca como para no asustarlo. Sus ojos se encontraron con la figura del hombre entre las flores, y una leve sonrisa se formó en sus labios. -No te esperaba aquí esta noche. ¿Cómo estás?-
El ser masculino giró la cabeza, posando sus ojos protegidos por sus pequeñas gafas a la ketsune.
-Ceroba? No esperaba verte por aquí-respondió mientras la observaba.
-Decidí dar un paseo nocturno-, explicó Ceroba, mientras su mirada se perdía en las aguas serenas que fluían cerca de ellos. -A veces, es bueno disfrutar de la tranquilidad de Waterfall, ¿no crees?-
Starlo asintió suavemente, comprendiendo el sentimiento de Ceroba. -Definitivamente. Este lugar tiene algo especial que ayuda a calmar la mente y el alma. Me alegra verte aquí también.-
La brisa nocturna jugueteaba con los mechones sueltos de cabello de Ceroba.
-Jamás te eh visto tan tranquila, parece que compartir tiempo con Clover te ha ayudado- sonrió levemente el mayor mientras ella giraba la cabeza y le compartía la sonrisa.
Ceroba sencillamente a veces no soportaba la idea de poder despertar, que toda esa tranquilidad le había causado tanta paz fuera un simple sueño y que su vida fuera un infierno.
Starlo le tendía una mano gentil, acompañándola al andar para disfrutar un momento tranquilo.
Esa noche, el vaquero masculino le tendió su mano cálida una vez más, invitándola a salir a caminar y hablar de cualquier cosa, a desahogar pensamientos, o quizás solo caminar y estar en silencio, sintiendo la mano contraria. La ketsune siempre se sentía mejor estando con Starlo o sola a la vez.
Oyó las caídas de agua a lo lejos, y luego de no muchos minutos la vocecillas de las flores-eco, susurrando en la mayoría de las veces cosas sin mucha coherencia.
Caminaron. Cuando había un silencio, sabía que las flores-eco habían quedado atrás, entonces solo oía las cascadas delgadas derramándose. Luego se acercaban a otro lugar repleto de flores-eco, y los susurros emergían otra vez.
Deseos, sueños, suplicas.
Solo eso sentía, y la mano de Starlo, la tela del poncho contra su brazo y los breves comentarios que se perdían en el silencio. Hace un rato que había tenido frio y Starlo le había prestado su poncho la cual era sorprendentemente cálida.
Nuevamente estaban sumidos en el silencio camuflado por el agua, hasta que sintió nuevamente murmullos enredados en el aire oscuro; las vocecillas de las flores-eco se hacían cada vez mas murmurantes.
Al seguir avanzando, las frases se hacían más nítidas y definidas. El vaquero no pronunció una palabra, pero las flores lo hicieron por él.
"No se como decirte, desde hace mucho tiempo siempre quise ayudarte"
"Eres la mujer mas fuerte que conozco, y se que puedes superarlo"
"Se perfectamente que no puedo decir lo indicado pero... me gustas.. "
"Dame una sola oportunidad y déjame acompañarte"
"Caminemos juntos".
Cada paso eran nuevas confesiones en voz de las flores-eco. Ciertamente Starlo en ese momento quería tanto estar ahí como pedir que la tierra lo tragara (aún más abajo de lo que ya estaban), pues estaba haciendo algo realmente muy cursi , pero lo valía. Lo valía por completo. Porque la sonrisa de la ketsune era invaluable, y si ella tenía que estar feliz, debía ser de felicidad, de agradecimiento.
No había sentimientos negativos, solo positivos..
Comentarios y pensamientos amorosos positivos.
Tomaron asiento uno junto al otro, con la hierba húmeda y pequeña acolchando sus piernas, y las manos de ambos aún cerca.
-¿Cómo se siente....?
-¿Qué cosa?.....- dirigió su mirada a la ketsune, la cual luego de un par de breves segundos ella suspiró y luego reposó su cabeza en el hombro del contrario.
no respondió, o al menos no con palabras; simplemente dejó escapar un suspiro de su boca. Nunca había sentido esa sensación de paz en todo su entorno, darse una nueva oportunidad de amar a alguien. Desde que murió Chujin se había enterrado en un profundo sentimiento de dolor, pero ahora ella sabía que él nunca le hubiera gustado verla triste. Incluso por todos los errores que cometió.
-¿Cómo se se siente... Al amar a alguien...?
La melodía de Waterfall, compuesta por nada más que lluvia errática cayendo suave y el sonido de una lejana caja de música, representaba ahora (a oídos de ambos) la melodía más linda jamás inventada.
-Clover debió pasar por aquí con Martlet- dijo un poco divertido Starlo observando la estatua con la sombrilla mientras la música se asomaba lentamente con la lluvia errática.
La mención de Clover y Martlet trajo una leve risa a Ceroba. -Seguro están disfrutando de su tiempo juntos-, comentó, imaginando a su hijo adoptivo y su amiga como tía explorando los rincones del subsuelo. -Es bueno saber que está feliz-.
-Oye.. pueda que esto sea mucho pero...- El monstruo la observó.
-¿Quieres bailar? -le preguntó el monstruo con mesura, le tendió una mano el contrario, siendo recibida por una femenina, entrelazando sus dedos y atrayéndose entre sí.
No querían dificultar algún baile, y no eran momentos de aprender a hacerlo, sin embargo, Starlo sabía que debía depositar una mano en la cintura de su chica y erguir la sobrante, tomada con la mano de Ceroba. Y Ceroba obviamente no se molestaría en mostrarle a bailar ahora, simplemente colocó una mano en su hombro mientras que la otra estaba descansando en la mano del Sheriff.
Poco y nada siguieron las instrucciones de un baile convencional, olvidando los pasos base y las reglas de siempre. En lugar de complicarse con la posición de las manos, prefirieron abrazarse (en eso ya tenían práctica) y balancearse suavemente de un lado a otro.
Los dos continuaron moviéndose al compás de la música invisible, sin necesidad de palabras, solo dejándose llevar por la conexión que tenían en ese momento. El tiempo parecía detenerse mientras disfrutaban de ese momento juntos, en medio de la tranquilidad de Waterfall.
- Supongo que este es el último baile ¿Eh? - preguntó Starlo con los ojos cerrados.
-no- respondió con una pequeña sonrisa ella mientras lo observaba a los ojos. -Creo que estaría mejor que no sea este un último baile.. es mas... me gustaría bailar mas frecuente..-
- Entonces... significa que este no es último baile?
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