La boda. Un tema del que no quería hablar.

De tan dolido que estaba, la droga lo ocultaba demasiado.

Ver a su mejor amigo tan molesto con el, lo ponía de igual manera en ese estado. Pero que lo haya dejado por una mujer que ni al caso, lo hacía enojar demasiado.

- ¡Nikki, ven! -exclamó Tommy Lee haciéndole un gesto con la mano amigable.

Con dificultad, camino hacia el, lo que era su nueva esposa y sus dos amigos. Hasta llegar al lado del guitarrista.

No se había drogado accidentalmente. La razón de drogarse a propósito, era de que el dolor era tan grande que no podía soportar de que, ahora su ex novio, estuviera con una golfa y no con él.

Sonreía haciéndo creer a todos que se sentó a muy bien, pero realmente se sentía fatal por dentro. La ira y la tristeza lo domaban. Nada duraba para siempre, pero tenía que soltar las riendas de su baterista.

Aún estaría con el, pero no sería lo mismo sin sentir sus caricias, sus brazos rodeandolo fuertemente, sus besos en la mejilla y en sus labios tan finos...

El día anterior, lloro toda la noche en silencio. El único testigo fue la noche, viendo cada lágrima derramada por Nikki Sixx hacia un chico que valía tanto la pena en su vida diaria.

¡Odiaba con toda su alma a Heather Locklear! ¡Odiaba aquel día cuando se enteró que Tommy sentía algo por Heather y rompieron! ¡Odiaba ser hombre!

A veces deseaba ser mujer para darle a Tommy lo que no pudo darle siendo hombre...