20 {Last dinner}

Después de quejarnos varias veces por lo que nos querían poner a hacer, Dokyeom dijo algo que nos dieron ganas a todos de asesinar al chino que nos acompañó.

—¿No dijiste una vez que tú querías visitar una escuela abandonada o algo?

—Si, lo hice —confesó con una sonrisa nerviosa.

Dios y todo el mundo sabe que adoro a Minghao, pero en ese justo momento quise asesinarlo con mis propias manos.  

Lo confieso, soy la persona más miedosa del mundo. Odio todo lo que tenga que ver con cosas que asusten: las películas de terror, ¡las casas embrujadas!, las historias de terror, Woozi con una guitarra, Woozi cuando alguien lo despierta y todo lo relacionado con Woozi. 

Creo que lo único que me salvaría es que podríamos entrar los cinco juntos, aunque tampoco es que los chicos sean los más valientes del mundo. Hubiese preferido venir con Wonwoo y Seungcheol.

—Ah, solo vamos —dije al fin para empezar a subir las escaleras.

—Por favor, vayan en dos grupos —avisó una de las mujeres deteniendo mis pasos de inmediato.

Hoshi empezó a quejarse de nuevo, el único que parecía relativamente tranquilo era The8.

Para elegir quien iría con quien hicimos piedras  tijeras: Hoshi con Dk, y Seungkwan, The8 y yo. No me quejo, tengo al más valiente de los cinco, aunque también al más miedoso. Yo abracé a Minghao mientras el abrazaba por la espalda a Seungkwan.    

—¡Soonseok habla! ¡Seoksoon habla! ¡Todos hablan! —canturreó en ingles el menor haciéndonos reír.  

Hoshi y yo jugamos piedra, papel, tijeras para ver quien iría primero. Gracias al cielo ellos perdieron y fueron los primeros en entrar.

Apenas los chicos iban subiendo las escaleras y ya estaban gritando asustados. En realidad no sabía si reír o llorar, reír pues... Vamos, era muy divertido, o también podría llorar pues se que yo gritaría tanto o más que ellos.

De repente los gritos de los chicos empezaron a ser más fuertes, aunque sonaban lejos. Yo me encontraba sentada sobre una pequeña pared de piedra.

—Wow, estoy realmente asustado—confesó Seungkwan mientras se abrazaba a él mismo. The8 empezó a reír al verlo.

—Más tarde no hagas cosas como esta—le pidió e hizo una demostración jalando su brazo—, ¿está bien?

—Lo mismo digo —mencioné aunque Seungkwan parecía estar en su mundo ahora.



—Ah~ Esto pesa mucho —se quejó el menor cargando la caja con carne. Era la quinta vez en el recorrido que se quejaba.

—Seungkwan, ni siquiera Hana se queja tanto y ella tiene una herida abierta en la frente —dijo Hoshi exagerando un poco.

—Solo es un rasguño, Hoshi-yah —expliqué y toqué disimuladamente la venda que me habían puesto en la frente, dolió un poco y mi dedo quedó rojo—. Además no fue mi culpa que el miedoso de Seungkwan me empujara haciendo que me golpeara la cabeza con la ventana.

—Coups hyung va a matarte, Boo~ —se burló DK riendo al igual que The8

Seguimos caminando hasta la casa, Hoshi y yo eramos los únicos que no llevábamos nada; Seungkwan llevaba la carne y entre The8 y Dokyeom llevaban el ramen. Definitivamente yo me hubiera ofrecido a llevar el samgyeopsal de haber sabido que el chico se iba a quejar tanto.         

Al final del que pareció el recorrido más largo del mundo, por fin legamos a casa. Los chicos se detuvieron en la pared de la entrada y yo los imité. Empezaron a planear algo para asustar a los chicos: dirían que Seungkwan se había lastimado y luego él entraría corriendo con la carne. Plan digno de niños de cinco años.

—¡Hyung! Seungkwan se lastimó —escuchamos como dijo DK mientras entraban.

Pasaron unos segundos donde yo estaba apoyada en la pared, la venda al rededor de mi frente ya me empezaba a molestar. 

—¡Yah, Seungkwan-ah!—gritó Hoshi y el chico se dirigió con rapidez por la entrada, con The8 siguiéndolo igual.

Solté una pequeña risa al verlo aunque también entré, obviamente sin correr.

—¡Tenemos ramen y samgyeopsal! —gritaron los cuatro.  

Casi todos los chicos gritaron emocionado ante la noticia, menos Jeonghan, Wonwoo y Seungcheol quienes me miraban a mi, más específicamente la venda blanca en mi cabeza.

—¿Qué te pasó en la cabeza? —preguntó Jeonghan acercándose a mi algo preocupado.

—Pregúntale a Seungkwan —dije tranquila, en realidad no dolía, no tanto... Bien, arde y mucho pero ser por el alcohol que me echaron.

Después de contar la historia tal vez tres veces los chicos por fin se quedaron tranquilos, y después de golpear a Seungkwan cada uno en la espalda. 

Para colmo el staff me dijeron que no hiciera mucho (ello sabían que no me quedaría recostada sin hacer nada) pues tenían medo de que el golpe hubiese sido grave. Por esto me senté junto al líder quien estaba haciendo algo frito, aunque no se que era.

—¿Segura que estás bien? Esta mañana dijiste que te dolía la cabeza —preguntó mientras comíamos el intento de papas fritas que habían hecho.  

—Tranquilo, de verdad estoy bien—aseguré acercando otro pedazo a su boca. 

Me miró con desconfianza y lo entendí perfectamente. La persona más cercana a mi dentro del grupo es sin dudar él por lo que me conoce a la perfección, él sabe que tiendo a ocultar cuando me siento mal para no preocuparlos, es cosa rara cuando los chicos se enteran de mis malestares. 

Mentiría si digo que nunca me he sentido atraída hacia él, pero es prácticamente imposible que no hubiese pasado. Estamos casi siempre juntos, escribiendo canciones y siempre me ayuda a escribir mis raps, desde que somos trainees hemos sido cercanos. Mis fases de enamoramientos hacia Choi Seungcheol han sido completamente secretas, nunca me atreví a decirle a nadie, prefería mantenerlo solo para mi y creo que he podido olvidarlo bastante bien.

Mientras, los chicos habían empezado a azar el samgyeopsal en la tapa de la olla de la sopa. Cuando me percaté, el fuego había subido hasta la tapa por la capa de aceite que le echaron.

—Ehmm, chicos...—dije para llamar su atención, el primero en verlo fue Jun.

—¡El fuego se prendió hasta arriba!

Solo entonces los demás se dieron cuenta de la situación.

—Está muy fuerte —comentó Coups poniéndose de pie en la mesa y me extendió la mano para que hiciera lo mismo. La maravillosa idea de Mingyu para apagar el fuego fue usar una col de primavera, cosa que lo empeoró—. ¡Hay un incendio!      

—Ve y reduce las llamas, Fuego Kwon —le dijo uno de los chicos a Hoshi quien iba saliendo de la casa.

Él se acercó para dejar sobre la mesa las cosas que traía en sus brazos.

—El fuego está ardiendo como arde en todos los corazones de las chicas —recitó como si de un poema se tratara, en eso me miró—, y chicos también.

Después de eso la situación solo se podía definir con una palabra: Desastre. Seungkwan, Hoshi y Mingyu intentaban apagar el fuego con una col, otros como Woozi, Coups y Jun gritaban aún más, y después estábamos Wonwoo, Vernon y yo quienes no podíamos dejar de reír.   

Casi quince minutos después los chicos por fin pudieron apaciguar el fuego y todo estuvo en calma de nuevo. Otros quince minutos más y todo estuvo listo.

Abulón asado, samgyeopsal, pollo frito, sashimi hecho por Jun y estofado picante de pescado. Junto con el infaltable arroz, era un festín digno de un restaurante. Nadie nunca pensaría que eso fue hecho por 14 chicos con una experiencia casi nula en cuanto a sobrevivir.

—¡Hay que comer!—exclamó Jeonghan cuando todos tuvimos los palillos en mano.

—1, 2, 3... —dijo ahora el líder.

—¡Gracias por la comida! —gritamos todos a la vez.


Los chicos comimos bien, el equipo de producción comió bien. Sin duda fue una buena ultima cena. 

Cuando el último miembro del staff terminó el último grano de arroz y solo ahí los chicos y yo entramos a la casa.

—Hay que hacer las maletas —informó Seungcheol y todos empezamos a "acomodar" la ropa en las maletas tirados en el suelo.

Mientras guardábamos la ropa en nuestras respectivas maletas los chicos empezaron a cantar una canción terriblemente triste.

Con las voces de los chicos de fondo, un montón de recuerdos empezaron a aparecer en mi mente: el momento en que nos quitaron nuestras maletas, cuando nos dormimos unos sobre otros en el barco, la búsqueda de nuestra casa y la ayuda de esa agradable mujer, nuestra terrible primera cena, cuando cantamos y bailamos por comida para que después nos la quitaran, cuando trabajamos y las gemelas que me regalaron los deliciosos panqueques que probablemente comeríamos en Seúl. 

¡Agg, de verdad odio ser una persona tan sensible!  

Disimulé bastante bien, dejé mi maleta en una esquina y salí hacia la mesa con la escusa de un poco de aire. Ahí me pregunté algo, ¿qué haré yo si un día ya no tengo a los chicos?

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