14 {Hana, the attempt of farmer}
Tal vez fue media hora la que estuve despierta jugando con el cabello de un dormido y tranquilo Dino, hasta que la puerta se abrió y vi la silueta de Joshua.
—Chicos, los que irán a Cheongsangdo tienen que levantarse ya —dijo y los chicos se empezaron a mover. Por fin Dino se separó un poco de mi—. Hana, tú también tienes que estar lista.
Me levanté bostezando y salí tras el chico. Este estaba entrando a la otra habitación para despertar al resto. Yo también entré pues era la única manera de llegar al baño. Caminé entre el que parecía ser Coups y Seungkwan con cuidado de no pisarlos.
—¡Quiero descansar hoy! —escuché cuando estaba escupiendo sobre el lavabo. Parecía la voz de Seungkwan.
Salí y vi al mayor del grupo sobre el Seungkwan. Al verme, solo me saludó con la mano y yo pasé de largo después de imitarlo.
Me puse un abrigo lo suficientemente largo como para cubrir mi tierno e infantil pijama azul y salí de casa. Caminé hasta el grupo de mánagers detrás de cámaras.
—Buenos días —dije con la voz ronca inclinándome un poco. Ellos hicieron lo mismo—. Me gustaría saber si voy a necesitar algo en especifico para el trabajo, es decir, los chicos tienen impermeables y botas.
—Nos informaron que solo necesitaría usar pantalones largos y creo que unas botas cerradas serán muy útiles —me explicó la menor y a la que yo era más cercana, aunque aún tenía al menos ocho años más que yo. Park Dayoung.
—Gracias, unnie —agradecí y caminé rápidamente a casa. Hacía bastante frío.
Al entrar de nuevo, algunos de los chicos ya estaban casi listos. Me sorprendió ver a The8 aún acostado cuando él debería ir a recoger abulones. Me apresuré en buscar algo decente en mi maleta al ver que solo tenía una hora para partir.
Suéter, vaqueros y zapatos militares. Iría a una granja, no a una pasarela.
—¡Choi Seungcheol! ¡Ven ahora! —grité desde a habitación.
—¿¡Acaso nadie en este grupo me tiene respeto!? ¡Yo soy el mayor y el líder! —escuché el grito y empecé a reír, también escuché varias carcajadas de parte de los chicos. Dejé de reír de inmediato cuando abrió la puerta "enojado", era obvio que quería reír—. ¿Qué quieres?
Puse la cara más inocente y la sonrisa más grande que pude.
—¿Podrías ayudarme?—pregunté casi sin mirarlo pues se me cerraban los ojos.
—¿Quién lo hará si no? —respondió con burla mientras tomaba una de las mantas.
—Vernon o Jun, pero están dormidos, también Mingyu, Jeonghan, Wonwoo... —iba diciendo detrás de la manta que me protegía de las cámaras.
—Ya entendí, ya entendí.
Mientras me cambiaba hablábamos sobre The8, me contó que cuando lo fue a despertar le dijo que no se sentía bien por lo que tuvo que decirle a Seungkwan que lo reemplazara. Aún mostraba su descontento con el hecho de que tuviera que trabajar sola.
—¿Cómo me veo? —pregunté cuando salí de mi escondite posando mi gran suéter azul.
—Como si estuvieras en una pasarela en Gangnam —respondió riendo.
Miré mi atuendo y después miré mal al chico. Solo era un suéter y unos vaqueros oscuros, no era la gran cosa.
—Solo debías decir que estaba bien y ya, con eso me conformaba—me quejé y él empezó a reír a la vez que me abrazaba/estrangulaba—. No... respiro.
Agradecí que en ese montemos entró Joshua a la habitación y empezó a reír al ver la situación.
—Se ve linda casi muriendo, ¿verdad?—preguntó y el chico solo asintió para irse de nuevo.
Me las pagaría luego.
—Vuelve bien, trabaja mucho, evita lastimarte donde sea que vayas—escuchaba divertida el sermón de Jeonghan mientras "arreglaba" mi abrigo, aunque solo acomodaba el cuello una y otra vez—. Cuídate y hazle caso a lo que te pidan hacer.
—Wow, eomma preocupándose por eomma —dijo Seungkwan, cuando lo miré hizo un gesto como si su cerebro estallara.
—Tranquilo, oppa, estaré bien —aseguré alejando sus manos de mi abrigo.
Me despedí de todos y subí a una de las dos jeep, agradecí que al menos dos mánagers y un camarógrafo fueran conmigo. Tal vez esto no sería tan malo como parecía.
Parecía una niña en el momento en que la jeep empezó a moverse, tenía más de tres días que no me subía a cualquier tipo de vehículo.
Seguimos de largo mucho más allá de lo que habíamos caminado alguna vez, hasta rodear la villa. Parecía una larga carretera inhabitada.
—Yeosodo también se abastece por varias granjas —empezó a recitar una de las mujeres más para la cámara que para mi—, pero su principal recurso es la pesca, claro. Algunos de los trabajos que hay allá serán recoger la cosecha, tal vez ordeñar las vacas y darle de comer a las gallinas y cerdos.
—¿Cerdos? Es decir, ¿meterme en el lodo?—pregunté de inmediato. Nuestra mánager asintió mirándome con lástima—. Será muy divertido.
—Buenos días, soy Jang Hiojae, espero que trabajes duro el día de hoy.
Me incliné ante la amable mujer, se veía algo mayor aunque no tanto. Detrás de ella estaban al rededor de seis mujeres y unas chicas solo un poco mayores que yo.
—Soy Lee SunHi, pero díganme Hana —dije aún inclinada por: vergüenza y respeto—. Y prometo hacer lo mejor que pueda a pesar de nunca haber estado en una granja antes. ¡Fighting!
Ella rieron lo que me tranquilizó un poco.
Me indicaron que lo primero que haría sería ir al granero donde estaba la mayoría de los animales.
—Un gusto, soy Kim Heesae y ella es mi hermana Heechan —se presentó una de las menores y me incliné de nuevo.
—Son gemelas, eso es... genial —observé y ambas rieron.
—Hio eomma nos dijo que estuviéramos contigo hoy —informó una y las seguí hasta lo que parecía ser un establo.
¡Habían muchos caballos!
Había uno negro, uno blanco, uno café con manchas blancas, uno blanco con manchas cafés, uno café sin manchas...
—¿Sabes montar a caballo, Hana-sshi? —la pregunta de Heechan, creo, me sacó de mis pensamientos.
—Lo hice un par de veces cuando era pequeña, pero creo que puedo—respondí.
En realidad nunca he montado a caballo yo sola, siempre estaba con mis hermanos, pero no podía perder una oportunidad así.
Montarme en el caballo fue mucho, mucho, muco más fácil de lo que pensé. ¿A quién engaño? Necesité la ayuda de ambas gemelas para lograr llegar a la silla de montar, y también me ayudaron a hacer que Cindy empezara a caminar.
Pero después todo fue fácil. Ella decidieron que nos tomáramos nuestro tiempo, se veían casi tan emocionadas como yo de ordeñar a las vacas. Es decir, nada. También influía que no podíamos ir demasiado rápido por las cámaras.
—Nos dijeron que eres una artista, cuéntanos sobre eso.
—Bueno, debuté en un grupo llamado Seventeen y, aunque el nombre confunde, somos 14 contándome a mi—expliqué sin apartar la vista del frente.
—¿Y por qué el nombre?—preguntó Heesae, de nuevo, creo.
—Pues es una sumatoria —empecé a decir tal vez por centésima vez desde nuestro debut—; 13 chicos + 3 unidades + 1 chica, hace 17.—Ambas me miraron con rostros aún confundidas—. El grupo está dividido en tres unidades: vocal, performance y hip hop, yo estoy en la ultima.
—Así que nuestra Hana-sshi es rapera —dijo una riendo al igual que su hermana—. No lo pareces.
—Exacto, te imaginaba cantando esas notas altísimas en medio del escenario —rieron de nuevo y yo me ruboricé un poco—. Y, ¿cómo es vivir con tantos chicos?
Lo pensé durante un rato y estaba entre hacer quedar bien a los chicos o decir la triste realidad. Mejor protejo a mis chicos.
—No es tan malo como suena, lo juro —aseguré con una pequeña risa—. Ellos me dicen eomma.
—Es porque cocinas, ¿cierto?—preguntó una con una sonrisa y yo asentí—. Yo no me imagino vivir con tantos chicos, apenas si soporto a esa chica.
Su hermana la miró rodando los ojos.
Ordeñar a Matilda y Mary fue bastante complicado, ordeñar a una vaca no es tan fácil como se ve en las películas. Después tuvimos que dar de comer a las gallinas y recoger los huevos.
—Las primerizas tienen que recoger los huevos —dijo Heechan poniendo las manos en su cadera y su hermana imitó su posición.
¿Cómo piensan ellas que entre en ese minúsculo gallinero? Se que soy pequeña, pero creo que ni Woozi entraría ahí. Las miré suplicante y una de ellas me señaló de nuevo el gallinero sin decir nada.
Preferiría estar recogiendo abulones en Cheongsangdo o pescando con los chicos. ¡Preferiría estar en casa durmiendo!
Me quejé unas cuantas veces más y me agaché para entrara por la pequeña puerta, estaba casi gateando al entrar. Chillé cuando una de las gallinas saltó de su... ¿nido? Como sea que se llamé, pero cayó justo frente a mi.
—Hola, gallinas —mi voz sonó como la de Jeonghan cuando nos habla a Dino y a mi como bebés—. No se preocupen por mi, yo solo voy a ver un segundo y luego me iré, lo prometo.
Las espanté como pude y descubrí que fue lo peor que pude hacer: todos los animales salieron rápidamente por la misma puerta por donde yo entré por lo que todas pasaron junto a mi. Las gemelas rieron ante mi grito.
—¿Estás bien, Hana-yah?—preguntó una y su tono de burla fue muy obvio.
—¡Perfectamente!—exclamé y escuché como ponían algo detrás de mi. Era una canasta.
—Pon todos los huevos ahí, con cuidado. ¡Fighting!
—Fighting —mascullé y tomé con dificultad la canasta para caminar en cuclillas hasta donde estaban los "nidos" con los huevos.
Recogí al rededor de 9 antes de poder salir siquiera. Cuando salí caí de rodillas en el piso con la risa de las gemelas de fondo.
¡Aire libre al fin!
Heechan se llevó la canasta hasta dentro del granero y me dieron la peor noticia del día.
—Ahora iremos a alimentar a los cerdos.
El lugar era tal y como me lo esperaba: una pequeña zona cercada con varios animales dentro y, por supuesto, con mucho lodo.
No me malentiendan, no me molesta ensuciarme un poco, lo tenía bastante claro desde que me dijeron "debes trabajar en una granja", pero solo Dios sabe que cosas hay en ese lodo.
—Esto tal vez te ayude —escuché y dejé de ver a los animales para encontrarme con una de las hermanas sosteniendo un par de botas similares a los que usan los chicos para pescar.
Apoyándome de la cerca de madera me quité los zapatos uno a uno cambiándolos por los de goma.
—Suerte e intenta no caer. —Ignoré las risas y tomé el saco de comida para luego abrir la pequeña cerca.
Los cerdos no ayudaban para nada, ya de por si resbalaba cada cinco segundos en el camino al comedero, aunque los animales se negaban a moverse por lo que debía rodearlos y eso no era ta fácil como decirlo. Casi hago el baile de la victoria cuando llegué.
—Cuidado con los pequeños —me gritó una de las gemelas cuando empecé a echar la comida.
¿Qué pequeños?
Deseé nunca haber peguntado eso. Al instante en que los cerdos que ya había visto se acercaron a comer, una gigante manada de cerditos bebés salieron corriendo hacia donde yo estaba, pasaban entre mis pies por lo que, lamentablemente y para burla de las chicas y de las cámaras, mis pies se enredaron cuando intenté alejarme y terminé cayendo de espalda sobre el lodo.
—No digas que no te lo dijimos —escuché a Heechan hablar desde el otro lado de la puerta.
Después de estar casi quince minutos riéndose de mi, decidieron compadecerse y prestarme algo de ropa para quitarme la que estaba llena e lodo por lo que ahora estaba en el baño intentando ponerme un overol sobre la blusa de manga larga y cuello de tortuga, perfecta para el frío siempre presente.
—Me hubiera servido más el aviso quince segundos antes, unnie —me quejé cuando abrí la puerta ya vestida y calzada.
—No te quejes, Hana, es hora de almorzar.
¿Almorzar? ¿Acaso dijo almorzar? Este momento es la tan llamada felicidad.
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