Un Alto Mando de tipo Fantasma en Teselia
Salió hastiado por la puerta, llevaba ya más de dos horas de su valioso tiempo perdido en una reunión estúpida con el resto de integrantes del Alto Mando. Ni él sabía como había podido aguantar durante todo ese rato con ellos.
- Que molestia... - Se quejó de camino a su sala en la Liga Pokémon.
Por suerte para él ningún entrometido había ido a encender las luces, como pasaba de vez en cuando, por lo que la habitación únicamente se encontraba iluminada de manera tenue gracias a las llamas de su Chandelure. A pasos lentos llegó hasta su sillón y se acostó allí para, posteriormente, tomar un poco de café, ya frío por el tiempo que había pasado, y continuar con el libro que había dejado a la mitad.
- ¿Mn?...
A mitad de su lectura observó el brillo de las joyas de su Sableye pasando por el lugar, seguramente en búsqueda de algo de valor. Aun así optó por ignorarlo, suficientes problemas tenía ya como para ponerse a investigar que iría a robar ahora y a quién.
Aunque no tardó mucho en descubrirlo, una queja en forma de gruñido por parte de su Cofagrigus le había dado todas las pistas para resolver el caso, de nuevo su morado Pokémon intentaba conseguir la máscara de oro del ataúd. Por suerte su Dusknoir se interpuso entre ambos separándolos con sus manos, devolviendo una momentánea paz al lugar.
Luego de volver a concentrarse en su libro sintió como algo se apoyaba en su cabeza, aunque apenas pesaba.
- Vete a molestar a otro - Le ordenó al Shedinja, el cuál no se movió ni un milímetro - Como sea... - Le restó importancia para regresar a lo que estaba haciendo.
Segundos después tocaron a su puerta, ya empezaba a pensar que había alguna clase de complot para no dejarle terminar el libro.
- ¡Noah, soy yo! - La insufrible voz al otro lado hizo que se diera la vuelta en su sillón con el fin de pasar del tema y que se marchara de una vez - ¡Voy a entrar! - Afirmó después abriendo la puerta directamente - ¡Aquí estás! ¿Por qué no respondías? - Le preguntó entrando al lugar, aunque pareció tropezarse con algo justo antes de detenerse.
Lo menos que se esperaba el visitante era haber golpeado la Piedra Espíritu en la que descansaba el Spiritomp el castaño, lo que casi le provocó un susto de muerte al verlo aparecer gritando a centímetros de su cara.
- ¡Noooo! ¡No me comas! - Chilló despavorido huyendo hacia detrás. Justo en el instante que cruzó la puerta, el Chandelure la cerró evitando que pudiera volver a molestar a su entrenador.
Como es normal, Noah no había estado prestando atención alguna a toda la escena, sí sus sentidos habían captado lo que pasaba, pero era una estupidez intervenir en algo que, tal y como había previsto, se resolvería solo.
Una vez logró su objetivo dejó el libro en la mesita y fue a por otro en la estantería de pared que tenía. Dio un vistazo rápido a la primera hilera, no encontró nada del otro mundo. En la segunda no parecía haber nada que no hubiera leído ya. En la siguiente encontró algunos libros por los que estuvo unos minutos debatiéndose la razón por la que los adquirió hasta que se aburrió. Continuó así hasta que terminó de recorrer todos los estantes ¿El resultado? No había encontrado nada de nada. Por lo que ahora tenía dos opciones: Pasar del tema y buscar otra cosa que hacer o ir a la biblioteca más cercana a buscar algo que le llamara la atención.
- Tch... - Chasqueó la lengua viéndose obligado a cubrirse con el brazo los ojos por el desorbitado cambio de luz. No había ni dado dos pasos y ya empezaba a pensar que había escogido la peor opción.
Asomó un poco más la cabeza analizando los alrededores. Ni el más mínimo sonido, se encontraba totalmente solo y así quería permanecer. Caminó hacia el largo pasillo que comunicaba con la salida del recinto y sin mayor percance, que el que su Sableye empezara a coger jarrones y cosas que encontraba por allí, se marchó.
Ahora el problema era como llegar sin perder demasiado el tiempo. La biblioteca más cercana estaba en Ciudad Caolín lo que sería una media hora con un Pokémon que volara, cosa que él no tenía. Por tanto tenía que ir andando, unas dos horas y cincuenta minutos calculó rápidamente en base a la distancia de sus piernas y ritmo al moverse.
- Demasiado molesto - Concluyó, tendría que buscar otra solución.
La idea de enviar a uno de sus Pokémon no era del todo mala, la cosa es que como no barajara bien sus opciones y los resultados que podrían tener seguramente la misión acabaría en desastre.
- Mn... - Se quedó mirando al morado a sus pies jugando con una vasija. Lo descartó inmediatamente, conociéndole terminaría en una joyería intentando robar algo.
Su siguiente opción fue su viejo compañero Chandelure, mala idea si intentara coger los libros acabarían en llamas ¿Cofagrigus y Spiritom? Ni de broma, ellos odian tanto relacionarse con gente como él. Shedinja tampoco funcionaría, literalmente no hacía nada a excepción de en los combates. Dusknoir era su única opción, la verdad es que no sonaba del todo mal era fuerte y algo menos molesto que el resto. Así que decidió sacarlo de su Pokéball.
- Dusk... - Se quejó por la luminosidad tal y como había hecho él un rato antes.
- Ve a la ciudad y traeme cualquier libro de la biblioteca. El que sea - Le dijo entregándole algo de dinero.
El fantasma asintió antes de comenzar a moverse en la dirección que le habían indicado.
- Hecho - Se dijo a sí mismo el castaño antes de volver a dentro.
Pasó una hora acostado en su sofá tomando café a la espera de que el Pokémon regresara.
- Si no he calculado mal debe estar al llegar... - Comentó observando el reloj de su pared. Dicho y hecho, su Dusknoir llegó con una bolsa de plástico en sus manos como invocado por su entrenador - Mn... - Le indicó que se acercara con la mirada y tomo la bolsa para analizar su contenido - "Parece un libro de detectives" - Pensó tras leer el título. Sus dedos se movieron con el objetivo de abrir la primera página y comprobarlo.
- ¡Noaaaah! - Un grito y la repentina apertura de la puerta le dejó a la mitad - ¡Ha venido un chico albino a retar al Alto Mando! ¡Quiere enfrentarse a ti primero!
El adulto dejó el libro a un lado sin mediar palabra. Normalmente se hubiera negado, pero el hecho de que le hayan interrumpido de forma tan abrupta le había enfadado, aunque su cara no lo demostraba.
- Vámonos - Le dijo a su equipo. No le importaba quién había sido el idiota que llegaba de la nada a molestarle, pero se aseguraría de hacerle pasar una experiencia tan terrorífica que jamás se atrevería a repetir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top