Fue de lo más difícil que tuve que ver. Sus manos se clavaban en tu cintura como garras dolorosas que ardían más que el inframundo, sus labios fríos besaban y mordía los tuyos con fuerza y fiereza sin saber que esa dulce boca debía ser tratada con cuidado y cariño. Te tomaba a la fuerza pese a que se notaba que tu estabas incomoda y tu respiración era pesada y agitada, no por excitacion ni placer, sino por un miedo que verlo te provocaba.

—¿Hiciste mi comida? —apretó su cintura sacando té un jadeo por el dolor y aumentando el fuego de la ira en mi interior

—S-Si querido, te servirte ahora—respondiste en voz baja casi corriendo para alejarte de su gran tamaño y después volver con un platillo que tus manos habían preparado. Se veía delicioso, que lo estuviera era otra cosa. Sorprendentemente cada elizabeth tenía un toque culinario único, algunas cocinaban delicioso y otras incluso peor que yo. Estaba por reírme ante el bello prado de recuerdos a tu lado que se abrió en mi mente cuando lo siguiente casi hace que mi auto control termine

—¡Puaj! ¡¿Qué es esta mierda!? ¡Está frío! ¿¡Acaso eres una estúpida!?—ver el terror en tus ojos ante la sombra de ese hombre a la luz de las velas, ahora veo porque había tanto miedo en tu mirada azulada

Un día te vi aterrorizada ante un humano