Sus labios eran dulces y sedosos. Siempre igual, algo que me había encantado, solo era un niño perdido en la oscuridad hasta que te encontré y cambiaste todo mi mundo. Intentaste matarme al inicio y terminaste por detrozarme cuando hicimos el amor por primera vez, conseguiste vencer al demonio más despiadado solo como una mirada dulce y un abrazo de tus alas blancas

—Hmmm—jadeaste mientras nuestras cabezas se movían de un lado a otro mis manos pasaron a tus caderas arrugado un poco la tela de tu vestido. Una de ellas subió hasta tu escote y masaje tu pecho con suavidad—Hmm...mel ¡detente! —por mas pasión y ganas de reclamarte como mía tuviera, me detuve con un puchero algo adorable para la situación. Separe nuestras bocas soltando un murmuró lujurioso al separarnos y te mire—Solo, sigo confundida—susurraste dejando escapar más lágrimas de tus bellos ojos.

Sonreí un poco sin miedo a quitar las lágrimas de tu rostro y me levante

Un día te con soñé largos minutos mientras seguías llorando y la alegría de tenerte en mis brazos volvía a mi