Temblaba de pies a cabeza con la respire acción agitada y sudando en frío. No quería seguir con esto, no podía, tu mirada sorprendida, tu cara de confusión, tus ojos brillantes como si hubieran visto una clase de revelación

Desvíe la mirada preparándome para lo peor y volver a perderte inevitablemente.

Cuando de la nada te pusiste a llorar, dirigí mi mirada a ti una vez más sin saber si consolarte o quedarme quito. Si hablar o quedarme callado. Me pase le pedazo de pan que tenía en la boca para poder decirte algo cuando repentinamente te lanzaste a abrazarme

—Estoy tan confundida—susurraste aferrando te a mi camisa—Creo que también me he enamorado de ti señor meliodas—mi cuerpo se destenso y correspondió a tu agarre de inmediato.

No era lo que creía

No estabas en peligro

Solo confundida y preocupada de descubrir lo que ya sabias

Faltaba poco, te prometo que falta poco

Un día empecé a elaborar un pequeño plan para poder sacarte de ese infierno