—Por favor...—sollozo otra vez acariciando la mejilla de la pálida mujer, manchando de sangre su pómulo—Por favor no otra vez...no me dejes— junto sus frentes logrando que sus calientes lagrimas cayeran sobre el cuerpo.

—Shhh no llores— susurro la mujer, alzando su mano para acariciar la mejilla empapada del más bajo y luego abrir sus ojos revelando el brillante símbolo del clan de las diosas. Meliodas solo pudo temblar ante esto y sostuvo la mano de su amada aumentando su llanto —Volveremos...a vernos—Y luego sonrió, sus ojos naranjas perdieron su brillo, la lluvia empezó a caer sobre ellos mientras la vida se iba de inmediato y cuando el blondo sintió como su mano empezaba a caer, solo la apretó sobre su mejilla intentando sostenerla

—Lo lamento —susurro. No dejaba de culparse por eso, si tan solo hubiera roto la maldición eso no habría pasado pero aún no sabía cómo hacerlo —Lo lamento —se abrazó a su cuerpo frío sintiendo la oscuridad emergiendo desde el fondo de su corazón —Un día...terminare con esto, lo prometo—

*

Un día te sostuve muerta entre mis brazos sintiendo mi alma partirse en pedazos