Fase II
Título: Buenas noches.
Personajes: Todoroki Shouto, Recovery girl y Yoru Hoshi (Oc).
Shipps: Todoroki x Yoru.
Anime: Boku no Hero Academia.
Advertencias: Muerte de personaje, Au Medieval.
Cantidad de palabras - nota: 3338.
Opening/Ending: Niji no kanata ni.
Color: Negro.
Nota:
La verdad, no tuve tanta imaginación para ese ending pero lo quería usar así que, hice mi mayor esfuerzo para al menos lograr algo que me gustara luego de borrarlo y empezar de cero varias veces. 😔✌️
Y entonces, que la suerte nos acompañe para la ortografía.
Caminaba con dificultad manteniendo presión en su hombro izquierdo, soltando quejidos por las punzadas que sentía provenientes de la herida que le habían causado recientemente.
La mancha carmesí se extendía por su hombro y aquel líquido continuaba avanzando, escurriendose y manchando la manga blanca de su vestimenta hasta llegar a la palma de su mano donde finalmente terminaba por caer al suelo.
Dejando gotas de sangre en su camino.
Habían pasado solamente algunos días desde que decidió abandonar su reino para que al fin fuera libre de su padre y ya no fuera más su marioneta.
Él no iba a ser quien consiguiera lo que tanto anhelaba ese hombre que había vuelto su vida desde su nacimiento un infierno.
¿Era un fugitivo ahora? sí, podría considerarse uno mas el problema de serlo era el tener que estar con un bajo perfil y su apariencia no ayudaba en eso.
Su llamativo cabello dividido en dos colores, rojo y blanco. Sus ojos que igualmente eran de distinto color y lo que más resaltaba entre todo eso, la gran quemadura que portaba en el lado izquierdo de su rostro.
Sumando que al parecer, desde que su ausencia fue notada en el reino, su padre había tomado cartas en el asunto y anunció una gran recompensa a quien fuera que lo llevara ante él. Eso sólo provocó que el esconderse fuera más difícil y a pesar de que podía librarse de la mayor cantidad de personas, habían pocos de los que más debía de esconderse, un grupo particular que no le importaba si debían de llevarlo en buenas condiciones o al borde de la muerte.
Y así fue cómo terminó de esa manera, herido por el filo de un cuchillo en el hombro en medio de su huida adentrándose al bosque.
«Vaya manera de morir, en medio de un bosque dónde soy presa fácil. »
Escuchó risas a lo lejos cuando su vista empezaba a volverse borrosa, en el momento donde llegaba a una extensión del bosque más despejada e intentaba mantenerse de pie recargandose en un arbol. Las risas se detuvieron y antes de caer inconsciente, logró ver figuras de personas acercándose.
Lo primera vez que despertó, sentía que le faltaba aire, se removia en lo que parecía ser una cama hasta que sintió unas delicadas manos acariciar su cabellera y escuchó una melódica voz que lo hizo tranquilizarse y volver a dormir.
La segunda vez, era de noche y había una silla vacía junto a la cama donde reposaba, era una habitación espaciosa tanto que le recordó a la soledad de su propia habitación. Hasta que su vista se detuvo en el balcón de dicho cuarto donde una figura femenina le daba la espalda y observaba el cielo nocturno.
Él juraba haber visto a su madre por un momento en ese figura, antes de volver a caer dormido.
La tercera y última vez que despertó, estaba solo. Era de día y una bandeja de comida estaba en la mesita de noche. Se incorporó en la cama y soltó un quejido al sentir una punzada en su hombro izquierdo, observó aquel lugar y se encontró con una venda que cubría parte de su pecho y la herida de su hombro. Miró dudoso el plato de comida hasta que la puerta de habitación se abrió dejando a la vista a una joven de cabello azabache que sonrió al verlo despierto, con una vestimenta extraña, parecía ser una combinación entre una armadura —por el metal que usaba en sus hombros y en parte de los brazos, pecho y rodillas— junto con un pantalón gris y unas botas negras.
Daba a entender que ella parecía ser una guerrera.
—¿Dónde estoy? —le preguntó Todoroki.
—En Yuuei —respondió con simpleza y señaló la comida—, se va a enfriar si no lo pruebas.
—¿Qué? —preguntó confundido, no conocía ningún pueblo o reino con ese nombre. A la vez la joven parecía estar divirtiendose con la situación, él no era el primero en no saber a qué lugar se refería.
—Yuuei. Y debes de comer, lo necesitas —dijo—. ¿Cuál es tu nombre?
—¿Cómo sé que puedo confiar en ti? ¿Qué hago aquí? —cuestionó, ignorando su pregunta.
¿Cómo sabía que ella no era una integrante del grupo que lo estaba buscando?
—Primero, soy Yoru Hoshi, un gusto conocerte... —dejó la frase al aire esperando que respondiera, pero él no lo hizo—. Segundo, no tengo por qué dañarte, mejor dicho, creo que tuviste suficiente con el estar casi muerto cuando te encontramos. Y por último, tú llegaste por cuenta propia.
La puerta se abrió de nuevo y por ella ingresó una mujer de baja estatura y edad avanzada. Fue notable su sorpresa al verlo despierto, a la vez, caminó lo que faltaba para detenerse junto a la cama donde él estaba.
—¿Cómo te sientes? —preguntó la mayor.
—Bien, ¿por qué estoy aquí?
Ambas mujeres lo miraban, eran las preguntas que solían hacer todas las personas al llegar a Yuuei, sabían que había razones para desconfiar de un lugar que no era conocido, tal y como lo era su hogar por lo cual ya estaban acostumbradas a ellas.
—Estabas en la entrada de Yuuei, herido y te desmayaste —habló la azabache, cruzando sus brazos y acercándose—. ¿Cómo fue que terminaste así?
—Por unos bandidos —contestó, ciertamente era la verdad, sólo no les decía que la razón era porque querían llevarlo con su padre y cobrar una recompensa.
La mujer suspiró negando y miró el plato de comida que se encontraba intacto.
—Estabas demasiado débil así que come un poco, debes recuperar energías —mencionó—. Yoru puede darte un recorrido si no quieres permanecer todo el día en cama, y ella se encargará de cuidarte mientras te recuperas.
Todoroki asintió no muy seguro y seguido de unas indicaciones de parte de la mujer sobre el estado en el que se encontraba su hombro, ella tuvo que marcharse.
—No tiene nada, sólo es comida —comentó Hoshi ante la mirada que mantenía Shouto hacia la comida que ahora estaba en sus piernas—. Anda, pruebala.
Él era extraño, desde su apariencia hasta su actitud. Pero aún así, a Hoshi le parecía curioso.
—Bueno, ¿quieres quedarte aquí todo el día o conocer el lugar? —preguntó Hoshi cuando él terminó de comer.
Al salir de la habitación, caminó por lo que parecían ser los pasillos de un gran castillo siendo guiado por Hoshi y simplemente no podía evitar preguntarse dónde estaba.
Cuando salieron del castillo, Todoroki se percató de que se había perdido parte del recorrido al estar más en sus pensamientos que en los alrededores. Luego le preguntaría a Yoru cómo regresar a la habitación en la que estaba.
Mediante avanzaban, a lo lejos lograba observarse a más personas —la mayoría parecía tener la edad cercana a la suya— que al igual que Yoru parecían guerreros por su forma de vestir.
Algunas usaban un atuendo similar, otras simplemente no portaban algún elemento de metal y parecían viajeros o campesinos.
Pero lo que llamó la atención de Shouto en realidad fue el rugido que se escuchó, inmediatamente miró al cielo y por primera vez en él, su sorpresa fue notable en su rostro.
Figuras de gran tamaño volaban por los cielos, criaturas que creía que habían desaparecido de la faz de la tierra hace años...
—Dragones —le dijo Yoru divertida al ver su expresión—. Aquí hay muchos, se podría decir que Yuuei también es su hogar, no son peligrosos a menos que los provoques.
Todoroki estaba en silencio, admirando a las grandiosas bestias que parecían danzar libremente en el cielo. Había leído libros sobre ellos donde mencionaban que debido a que las personas solían cazarlos, llegó un momento donde simplemente habían desaparecido y por lo tanto, nunca pensó que los podria ver sin que fueran sólo dibujos.
—¿Cómo...?
Dejó la pregunta sin terminar al ver que ella sonreía divertida y señalaba un campo abierto, al acercarse podían observar a más dragones de distintos tamaños y colores, algunos portaban unas monturas lo que le parecía extraño a Todoroki. Habían algunas personas que debían estar jugando con ellos por las risas que escuchaban.
—Ellos son jinetes. —La azabache se acercó a un dragón que parecía ser más pequeño que los demás, ciertamente era del tamaño de un caballo adulto y era de color negro—. Él es Nyx.
El dragón lo miraba y cuando resopló, Shouto al instante, dio un paso atrás pensando que ya tenía suficiente con tener una quemadura, no quería tener otra y que ésta fuera de un dragón, aquella acción causó una risa de parte Hoshi al verlo.
—Tranquilo, no es peligroso —dijo acariciando a la criatura—. Ven, le gusta que lo acaricien.
—¿Y si me quema?
—No lo hará.
—¿Segura? —preguntó y ella asintió.
—Sí.
—... ¿Segura?
Yoru sabiendo que podían estar de esa manera lo que restaba del día, se acercó rápidamente y tomando la mano de Shouto, que no estaba lastimada, lo acercó al dragon lo suficiente para que tocarlo con sus propias manos.
Su piel era extraña y dudoso, lo acarició. A Nyx no pareció molestarle en cambio, ahora parecía un cachorro que disfrutando de los mimos.
—¿Ves? No es peligroso.
—¿Cómo es que puedes confiar en mí? —cuestionó en un murmullo, tomándola por sorpresa pero aún así, no dejaron que acariciar a Nyx—. Apenas me conoces, puedo ser un ladrón o algo peor, pero tú confías en mí. ¿Por qué?
—Sé que tú no le harías daño a nadie de aquí —contestó y sonrió—. Si fueras alguien malo no hubieras encontrado Yuuei. Sólo pocos son capaces de encontrarlo y siempre hay una razón, la mayoría es porque tiene ese sentimiento de no encajar en un lugar, sentirse distinto o distinta a los demás o puede haber otra razón. Así que, ¿cuál es tu razón?
No sabía qué contestar, desconocía la respuesta a su pregunta.
Al final de día, Yoru guió a Todoroki de regreso al castillo, en el camino, no estaban de más los saludos de las personas al pasar junto a ellas o las miradas curiosas hacia Shouto.
Con el pasar de los minutos, la oscuridad de la noche hacía acto de presencia en el lugar.“Todos cenamos juntos en el castillo” le había contestado Yoru cuando preguntó el por qué todos iban en la misma dirección, el castillo.
Entre el bullicio provocado por todas las personas en el lugar, llegaron a un salón el cual era tan espacioso que podrían estar todos ellos y aún así tendrían espacio de sobra. En el centro, había una mesa larga de madera con el número exacto de sillas para cada uno y el salón era iluminado por un candelabro que colgaba del techo. En la mesa estaban distribuidos copas de cristal, platos y cubiertos para cada asiento.
—Sólo piensa en lo que quieras comer y beber, y aparecerá —comentó Yoru a la vez que una sopa aparecía frente a ella y en su copa ahora había lo que parecía jugo de naranja—. Vamos, inténtalo.
Asintió y lo hizo, y en un instante tenía un plato de soba frío frente a él.
Todoroki observó en silencio la interacción que ellos tenían. Parecían una familia, de esas que fácilmente pueden brindar calidez. La misma que él sólo había sentido cuando estaba con su madre o con sus hermanos.
Ahora su madre no estaba, tenía tiempo que no veía a su hermana porque no se lo permitían, sucedía lo mismo con su hermano ¿ahora qué le quedaba? Su familia estaba en pedazos y todo por culpa de Enji Todoroki.
Pero ahí podía ser él mismo, no tenía que escuchar los gritos de su padre o tener que escapar del castillo constantemente.
Podía ser simplemente Todoroki Shouto debido que su nombre no tenía importancia estando con ellos y entonces, miró a Yoru, quien sonreía y soltaba una que otra risa debido a los comentarios que escuchaba.
Quería quedarse ahí, con ellos. Tener amigos, ser tratado como alguien normal.
—Todoroki Shouto —murmuró mirando el plato de soba, sin embargo, Yoru sí lo escuchó y volteó a verlo.
—¿Qué?
—Querías saber mi nombre antes ¿no? —dijo mirandola—. Mi nombre es Todoroki Shouto.
Hoshi sonrió.
—Un gusto conocerte, Todoroki.
Sin saberlo, ese fue el inicio de una amistad entre ambos. Entre un príncipe frío y de pocas palabras y una jinete, curiosa e hiperactiva.
Habían pasado algunas semanas desde que llegó, Todoroki y Yoru se volvieron amigos desde el primer día, por lo que era normal verlos juntos o siendo acompañados por Nyx. Pero ese día Hoshi había estado en la enfermería desde la noche anterior y no le habían permitido verla.
Pero cuando lo hizo, no fue recibido por buenas noticias, sino todo lo contrario.
“—Estoy muriendo y por lo que sabe Recovery girl, me queda poco tiempo antes de que pase.”
Al principio creyó que se trataba de una broma conociendo a la azabache pero al ver que mantenía su mirada baja, supo que no lo era. El resto del día Todoroki habló menos de lo normal o simplemente, no lo hacía.
Al siguiente día, Shouto pensó que nada de lo que había pasado el día anterior fue verdad pero aún tenía dudas por lo que fue en busca de Yoru, quien no había llegado a buscarlo a su habitación como era costumbre.
Cuando finalmente la encontró, ella estaba acariciando a su fiel dragon y aún no se percataba de su presencia en el lugar.
—¿Es verdad? ¿Estás muriendo? —preguntó avanzando hacia ella, deseando que sólo hubiera imaginado esa situación. Nyx acercó más su cabeza a Hoshi, dando a entender que no quería separse de ella. Parecía como si se tratara de un cachorro –de gran tamaño– triste que debía alejarse de su dueño.
—Sí, lo estoy —contestó a la vez que volteaba a verlo y le regalaba una leve sonrisa como si lo que hubiera dicho no tuviera nada que ver con que su vida estuviera llegando a su final.
Todoroki no dijo nada, sólo los miraba en silencio.
«¿Cómo alguien que sabía que iba a morir sonreía de esa manera? » pensó.
Hoshi lo miró curiosa, le era extraño que no mencionara nada al respecto. Normalmente, cuando alguien se enteraba de su situación cambiaba su manera de actuar con ella, como si fuera de cristal, tan frágil que con un sólo golpe fuera a romperse.
A ella no le gustaba eso, por lo mismo prefería que sólo pocas personas estuvieran enteradas.
—Shouto —llamó, rompiendo el silencio entre ellos—, ¿quieres dar un paseo?
Y con un asentimiento de parte de Todoroki, en unos minutos estaban volando por los cielos con Nyx.
Shouto no sabía cómo sentirse, ella iba a morir pronto y no parecía afectarle, simplemente parecía que ya había aceptado su destino.
Un destino que no era justo para alguien como ella.
“—¡Las buenas personas no pertenecen a éste mundo! Son débiles y sencillas de romper. Tú más que nadie debe ser fuerte, Shouto.” le había dicho su padre en una ocasión.
“—Las personas que son buenas son tan especiales y brillantes, como una joya o como un sol que ilumina a todos a su alrededor, pero tristemente a veces la vida no es justa con ellos y son los que más sufren.” esa vez, fue Fuyumi el día que falleció su madre.
«Ella es como Mamá, por eso a veces me recuerda a ella. »
—¿Quiénes lo saben? —preguntó el bicolor al bajar de Nyx, Hoshi imitó su acción.
Habían llegado a una colina que estaba un poco alejada del castillo, por lo cual cuando intentaban ver a las personas parecían ser unas pequeñas hormigas.
—Recovery girl, tú y yo—suspiró y continuó—, sé que es egoísta de mi parte ocultarles ésto a los demás, pero no quiero que cada vez que estén conmigo me miren con lástima por mi condición o que sea de lo único que se les ocurra decirme.
A lo lejos, el sol comenzaba a ocultarse. Pero no les importó y caminaron al árbol más cercano que había para descansar.
—Lo que tienes... ¿Fue hoy cuando te enteraste o ya lo sabias?
—Lo sabía, desde antes que tú llegarás y creía que tal vez encontraría alguna cura... Pero simplemente, no hay nada.
—¿Y con magia?
—Ya lo intente, antes solía viajar mucho —dijo y miró el cielo que comenzaba a oscurecerse—, mi primera opción fue en el reino de Endeavor, pero fue en vano. Así fue con todos los demás.
Nyx se acomodó junto a ellos y Todoroki creyó que ya era momento de decirle de dónde venía aunque no fuera importante pero sentía que al estar ella contándole todo eso, él también debía de hacerlo.
Cuando comenzó a hablar, él se mantenía observándolos con atención, ambos poseían ese color negro como la misma noche que estaba sobre ellos, les daba un toque misterioso, profundo. Si nos los conociera, a simple vista diría que ella era seria y Nyx un dragón enojon. Todo lo contrario a lo que son en realidad.
Y por un momento, Shouto quiso preguntarle qué tenía de importante él para que ella fuera honesta y le dijera todo eso. Pero no lo hizo.
Ese mismo día, Yoru le hizo una promesa pero esperaba tener el tiempo para cumplirla.
Fue un día de verano cuando sucedió lo que Todoroki temía, Yoru Hoshi falleció. Sabía que sucedería pero eso no podía evitar que no le doliera el ya no verla más.
Esa mismo día, recovery girl le dio un cristal mensaje diciendo que era de Yoru para él. Y con eso, al atardecer del día fue con Nyx al lugar donde solía estar con Hoshi la mayoría de veces.
Sabía cómo se usaban esos cristales pero quería escuchar lo que tuviera que decirle en un lugar pacifico como ese.
Fue a sentarse junto al árbol y tomó el cristal que desprendía una luz blanca entre sus manos, el objeto iluminaba la oscuridad que lo rodeaba y tomando el valor necesario, susurró su nombre.
—Hola, Shouto.
Sus manos temblaron al escucharla y una punzada en sus pecho se hizo presente, Nyx, que se encontraba acurrucado junto a él, levantó su cabeza para mirarlo.
—Es extraño hablar con ésto ¿sabes? —Hoshi rió y otra punzada apareció—. Pero sé que escucharás esto... ¿Recuerdas que prometí cantar esa canción para ti?... Cumpliré mi promesa aunque yo no esté presente en físico, porque estoy segura que aunque no puedas verme, estaré contigo.
» Pero antes... —suspiró—, sabía que ésto sucedería en algún momento pero aún así, decidí que quería estar contigo hasta el último día y no me arrepiento ni lo haré. El día que te enteraste sobre mi situación... Tú continuaste tratándome como si no pasara nada, y te lo agradezco.
» Ese día lloré por eso, pero no fue por tristeza, yo estaba feliz. Creía que tal vez cambiarías pero no, no lo hiciste y me alegré demasiado.
Sentía un nudo en su garganta, el pecho le dolía y sus ojos le estaban picando.
» Sé tú mismo ¿sí? no seas lo que las personas te dicen que seas, sólo sé el Todoroki Shouto que yo conocí y el único que puede decidir acerca de su vida...
Levantó su vista al cielo nocturno repleto de estrellas, al instante en que escuchaba la voz de Hoshi cantando y una tras otra, las lágrimas bajaban por su rostro.
«Está conmigo, ella está conmigo, ya no estás solo... » se repetía mentalmente.
Observó una estrella que parecía resplandecer más que las otras, opacandolas con su luz, le recordó a ella.
Ella fue esa luz que lo sacó de su oscuridad.
"—Siento aún el dolor que dejó tu despedida y ahora mi corazón no te podrá olvidar. El dolor será una sombra pues yo cuidaré de ti —” recordó cuando ella le cantó a su dragón y él estaba presente, fue el mismo día de su promesa.
—Buenas noches, Shouto.
—Aún en el cielo rodeada de estrellas, tu luz es la más brillante entre todas ellas —dijo y sonrió con tristeza a la vez que limpiaba sus lágrimas—. Buenas noches, Hoshi.
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