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— ¡Por favor, enséñeme a cocinar! — le pidió Armin a la chica al día siguiente.
— ¿No sabes cocinar? Supuse que sabrías al venir de un mundo donde no hay mucha tecnología y eres independiente a una temprana edad.
— Sé lo básico, pero no sé nada sobre las cosas que hay en este mundo y si me quiero quedar tendré que aprender a usarlas. Por ejemplo esta cosa que desprende calor como un volcán. — señaló el horno.
— No creo que estés listo para eso todavía.... pero por ahora empecemos con algo simple ¿sí? ¿Qué tal si te enseño a usar la licuadora?
— ¡Sí, muchas gracias! — ella tomó la licuadora de uno de los estantes en la cocina, y luego sacó algunas frutas y leche del refrigerador; por último un cuchillo y comenzó a explicar.
— Muy bien, usar la licuadora en realidad es muy fácil. Todo lo que tienes que hacer es poner los ingredientes dentro y presionar el botón de encendido. — indicó.
— ¿Así? — ella lo detuvo antes de que pudiera continuar.
— Espera, primero tienes que lavar y cortar la fruta.
— Oh claro, claro. — se dio cuenta de su tonto error.
Hizo lo que le pidió con cuidado, y aunque ________ trataba de ayudarlo él se negaba diciendo que tenía que aprender a ser más independiente. Al final terminó haciéndose un pequeño corte en el dedo mientras cortaba la fruta, lo cual se puede resumir en llanto de Armin y _______ tratando de calmarlo mientras le curaba el dedo.
Bueno, al menos pudo lograr su objetivo a medias.
— Ahora sí puedes meter la fruta a la licuadora. — le dijo ella, a lo que él sólo se limitó a asentir y hacerle caso. — Lo único que falta es que le pongas leche; llena la licuadora hasta la mitad y con eso será suficiente. Después sólo presionas el botón de encendido de aquí. — señaló con el dedo.
Sí, quizás debió ser un poco más específica en sus indicaciones. Cuando Armin puso la leche en la licuadora se olvidó de un pequeño detalle: poner la tapa.
Presionó el botón de encendido y como era de esperarse todo terminó salpicado en cada rincón de la cocina.
— Lo siento...
— No te preocupes, — mantuvo la calma sabiendo lo sensible que él era. — yo debí ser más clara y decirte acerca de la tapa. Sólo intenta de nuevo ¿está bien? Pero primero hay que limpiar esto.
— ¿No está enojada?
— No, tranquilo.
(...)
— No estoy segura de que sea buena idea dejarte usar la estufa; te puedes lastimar.
— Pero ya ne dio todas las instrucciones necesarias para hacerlo y más específica no pudo ser.
— Lo sé, pero aún así me preocupa que te vayas a quemar.
— Por esa misma razón lo que cocinaré será un huevo.
— Bueno...
Armin, con mucho cuidado, encendió la estufa que funcionaba con gas y puso la sartén en su lugar; tomó el huevo y lo puso en la sartén con calma. Hasta ahí todo bien; ahora sólo tenía que esperar a que estuviera cocinado.
— Princesa, había algo de lo que quería hablarle.
— ¿Sobre qué?
— Bueno.... es algo muy importante y personal.
— Oh, ¿es algo muy serio? — él asintió.
— Estaba pensando sobre la vez en que usted me explicó acerca del amor y las relaciones en en éste mundo; ¿recuerda que le dije que usted era muy importante y especial para mí?
— Sí, te estaba explicando que era una pareja romántica y tú dijiste que yo iba de acuerdo a mi descripción, pero luego te aclaré que no somos pareja.
— Sí, es exactamente eso de lo que quería hablarle.
— ¿Por qué?
— Es que ese día no hubo ningún malentendido; yo de verdad pensaba y pienso de esa forma sobre usted.
— No entiendo... — ladeó la cabeza.
— Lo que quiero decir es.... que yo pienso en usted como alguien que quiero de forma romántica. Usted... tú me gustas y me haría muy feliz que fueras mi novia, _________.
— Yo... — con las mejillas sonrojadas por la sorpresa, ella no supo de inmediato qué responder. Quería a Armin, pero ¿lo quería de esa forma después de haber pasado tanto tiempo con él?
¿Y qué pasaría si lo rechaza? Él pensaba quedarse en ese mundo; si ella decía que no sentía lo mismo él probablemente querría irse.
— Está bien si no sientes lo mismo... — bajó la cabeza decepcionado al escuchar una respuesta, tomando su silencio como un “no.”
— Espera, yo.... sólo estoy muy sorprendida; creo que necesito pensar. — lo interrumpió, aún sin estar acostumbrada a escucharlo hablar de forma normal. — ¿Cómo fue que pasamos a esto de un momento a otro? — él se encogió de hombros mientras volvía a dirigir su vista hacia la sartén.
— No podía seguir ocultando más ese sentimiento; realmente lo llevo pensando desde hace mucho y la razón por la que quería quedarme era para estar contigo. — usó la espátula para sacar el huevo que ya estaba cocinado y lo puso en un plato para comerlo.
— Armin...
— Está bien, no te voy a presionar. — ella suspiró.
Pasaron el resto del día estando hundidos en un silencio muy incómodo; ambos perdidos en sus pensamientos y considerando todas las posibilidades que tenían.
— ¿Qué hago? — se preguntó la chica a ella misma recostada en la cama de su habitación. — Tal vez debería llamar a Annie; ella siempre es muy directa conmigo.
Tomó su celular y marcó el número de teléfono de su amiga, quien tardó varios intentos antes de contestar.
— ¿Hola? — se escuchó al otro lado del teléfono.
— Hola Annie...
— ¿Qué sucede?
— Tengo un problema amoroso y nunca pensé que lo tendría.
— Espera, ¿tiene que ver con ese chico que vive en tu casa?
— Sí...
— ¿Qué tanto pasó entre ustedes?
— Se me declaró.
📕 A mí el mundo me odia desde que nací y le faltaba una parte importante a mi estómago.
Por cierto, ya nada más falta un capítulo. Tenía planeado que esta historia fuera cortita.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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