Nuestro lugar
—¿Piensas en mí?, ¿realmente lo haces? Dime Taehyung... se honesto conmigo. Dejemos las excusas, basta de mentiras.
—Esperaste mucho, ¿no es así? Lo siento, pero no debes preocuparte, porque seré sincero, de ahora en adelante, no pienso irme de nuevo. Es una promesa Rinnie.
•
•
•
•
Ojalá pudiera ver tu foto sin deseos de llorar, ojalá no te pensará todo el día, ojalá pudiera verte, al menos, una vez más.
Pero me resulta imposible no sentir cada lágrima saliendo de mis ojos, porque cada vez que veo tu sonrisa detrás de una pantalla, siento que puedo morir.
Y es que si muero, muero de amor, muero de rabia, muero de tristeza. Mori desde aquel momento en que quise verte y no pude hacerlo. Mori desde el momento en que comprendí que no te tenía. No podía.
Las palabras de Yon resuenan en mi cabeza: "Si lo quieres, lucha con todas tus fuerzas. Y si no, retén lo más bello de ese amor y déjalo fluir, porque lo que tiene que ser, créeme, será. Tal vez no hoy, quizás tampoco mañana, pero el futuro te sorprendera."
¿Qué más quisiera yo? Anhelo que está angustia punzante pueda ser reemplazada, sueño con ese momento. Aún mantengo esperanzas, excasas, pero aquí están.
Hace poco releí un artículo, y verlos llegar a los premios MAMA con esa expresión en sus rostros, realmente me quebro. Comprendí que, verdaderamente no se lo que debe sentirse estar en sus zapatos, poco a poquito demostrando el peso que se encuentran cargando sobre sus hombros. Me lástima no poder ser de ayuda o consuelo alguno.
Estos últimos años no han sido tan relucientes para ti como se aparenta en las revistas icónicas de Bilboard, has perdido familia, amigos y no pude, no tuve el valor para contactarte.
Si el verle a los ojos podría derrumbarme, no puedo imaginarme tenerlo frente a frente, no, no sería de ayuda; aún así, me despreció a mi misma por no haber sido más valiente.
En un parpadeo, nos encontramos en pleno diciembre, mi corazón se siente más frío que este nevado invierno. Mis pies se detuvieron, sentí el bombardeo sobre mi pecho, la fría respiración que chocaba directamente sobre la bufanda en mi cuello, se volvió muy tibia de repente.
—Tae... —mis ojos se abrieron de golpe, iluminados por la bella imagen enfrente de mí. No es posible, coincidir de tal modo, no podría ser real.
¿Qué deberíamos decir? Si lo sabemos todo, siempre lo supimos. La respuesta estuvo establecida desde un comienzo, nuestras mentes lo sabían, pero nuestros corazones no estaban dispuestos a renunciar.
Dos años pasaron, dos años en tortuoso silencio, donde lo único certero en mi cabeza, aferrándose a mi pecho, era el hecho de que ella se había ido, que la dejé ir y no volvería. Al final, no pude detenerla, aunque lo intenté, claro que me esforcé, hasta el último segundo, pero comprendí su dolor.
Ella no podía velar por un futuro para nosotros, temía las consecuencias. No podía culparla, porque le comprendí, su preocupación se antepone a mi carrera, pero lo que en verdad importaba, era el pesar que su corazón se encontraba atravesando. No podía permitirme que saliera lastimada a causa de mi egoísmo.
Así que si, la respuesta la conocía a la perfección.
—"Tú siempre serás mi bella mariposa, pero es hora de que vueles lejos. Es el final de nuestro recorrido, prometo no extrañarte por mucho tiempo, así que no te preocupes y... olvidame."
Pero a pesar de haber sido el valiente, el responder primero siempre será mucho más duro y difícil. La verdad es que aquella noche, quería llorar con fuerza, destrozando mi garganta sin pensarlo tanto.
No me levanté de aquella banca, solo contemple el agua frente a mí, cristalizada por las fuertes temperaturas.
—Es bueno verte.
¿Por qué sonrió dulcemente, cuando en mi soledad solo derramo lágrimas saladas? Porque aún puedo recordarnos con claridad.
¿Por qué debería entonces, romper esta calidez? Porque en verdad, nos resulto difícil, pero quise y quiero volverlo sencillo para ti. Aunque me siga arrepintiendo por ello.
—Fue lo mejor para ambos, ¿verdad? —su timbre sonó suave y bajo, casi inaudible, pero me tomó por sorpresa.
No solo añoraba ver aquel rostro angelical, deseaba apreciar ese timbre de voz tan exquisito y especial para mí. Pero nunca espere poder cumplir este sueño despierto, ni mucho menos, oír esa pregunta.
—Un adiós como ese...
Adiós, una sola palabra que representa tantas frases dolorosas, tantos recuerdos obligados a ser olvidados, y aún sigo odiando y repudiando más que la primera vez en que me vi obligado a pronunciarla.
Una palabra que representa cada desdichado momento, cual triste flashback.
Pero este sentimiento es diferente, el volver a escuchar esas cinco letras ser pronunciadas por ella, resulta fatal. Como ese momento particular en que una sola palabra fue repetida semanalmente en los pasillos de mi memoria, el momento en que nuestro enfoque se volvió tan irregular, el momento preciso en el que estalló por dentro.
Porque cuando al fin creó que vale la pena ir de frente, pelear por esta alegría y hasta cometer un delito por mi niña...
—"L-lo siento Tae, pero... este es nuestro final, adiós."
... me encuentro en medio de un peligro inminente.
Nuestro final se debió a cada una de las cartas hechadas por encima de la mesa, obligándonos a despacharnos mutuamente, y no precisamente porque así lo hubiéramos querido.
—En aquél momento, me había prohibido estrictamente llorar, pero hoy me arrepiento tanto. Debí haber llorado, no debía fingir, aparentar ser tan fuerte... porque no lo soy. Soy un debilucho de primera Yerin.
Sé que no debería, mejor dicho, no me está permitido reconocerlo en voz alta, porque soy un hombre jodidamente perfecto para cada una de las lentillas encendidas de las cámaras. Pero la verdad es que no lo soy, no soy perfecto, más bien soy un pobre debil y desventurado.
—¿Por qué no lo hiciste? —porque tu marcaste el principio y el desdichado final en mi corazón. Mi reencuentro y mi despedida.
—Porque me encuentro enfermo. Padezco una enfermedad incurable, que no se la desearía a nadie créeme, —aprecie la preocupación en su atenta mirada, para proseguir y aclarar— de separación. Soy consciente de que en el futuro el miedo se repetirá, causado únicamente por mi mismo y cada iluso intento fallido de ser el estereotipo perfecto. Aquel cantante que si vale la pena, el muchacho de sonrisa agradable, el de risa sencilla y constante; aquél al que suelen llamar Idol.
Quiero entenderle, anhelo entender, no quiero que el miedo me paralice está vez, han pasado dos años. Quiero un momento, solo uno, necesito entenderlo, aquel maldito destiempo, una vez más.
—Un mártir, solo eso... —el mero recordatorio de que era feliz, realmente feliz, y no lo sabía.
Una vez más para llorar por lo perdido, una vez más para entender porqué lo hicimos. Por favor, una vez más, solo una.
—¿Piensas en mí?, ¿realmente lo haces? Dime Taehyung... —sus ojos fijos en él, siguieron cada movimiento, hasta apreciarlo de pie, frente a frente— se honesto conmigo. Dejemos las excusas baratas de lado, basta de mentiras.
Se que lo nuestro nunca fue una fantasía, por ello nos reencontramos por mera casualidad en este mismo parque, nuestro parque. El mismo lugar al que decido acudir en momentos de tristeza, como cuando la nostálgia es demasiado alta, demasiado ancha. Demasiado profunda.
Pero como en aquél entonces, en este lugar, solo somos tú y yo. En un laberinto en el que me pierdo, porque lo se, nada importa, nada vale, nada queda sin tu amor. Por eso mismo, me encuentro deseando una nueva oportunidad, una vez más para cada beso que no pudimos darnos. Solo una vez más.
—"Cuando sientas que el mundo se vuelve en tu contra, y que todo es demasiado pesado... —palmeo su propio hombro un par de veces, con una bella sonrisa iluminando su rostro— puedes usarme. Seré tu consuelo, oppa."
—Esperaste bastante, ¿no es así? —aquella hermosa sonrisa cuadrada resultaba tan familiar, pero tristemente era ensombrecida por los rojizos ojos del muchacho— Lo siento mucho, pero no debes preocuparte, seré sincero y es que de ahora en adelante, no pienso irme de nuevo.
Las manos de Taehyung se elevaron, dispuestas para acariciar las mejillas sonrojadas de la menor. Esta sonrojada contenía sus lágrimas, y su pecho bombea con fuerza.
—Es una promesa Rinnie. Nuestra promesa. —sonrió— En nuestro lugar especial.
El amor cada uno lo vive a su manera. Para algunos, el mayor acto de amor es la entrega, renunciar a lo más preciado, tomar distancia y amar en silencio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top