roof

Hace dos semanas me mudé con mi perro a mi nueva casa. Es pequeña y de un solo piso, pero fue un gran logro para mí porque era la prueba de que podía superarme y lograr las cosas por mi propia cuenta. Estaba muy feliz por eso.

Sin embargo, algo extraño pasa desde hace unos días. Sonará loco, pero estoy seguro de que hay algo caminando allá arriba, en el techo.

No sé lo que es, nunca lo he podido ver, pero sé que está ahí. Sus pisadas son rápidas, a veces lentas, a veces no se escuchan, pero siempre puedo sentirlas.

¿Me sentirá a mí también?

Camina y camina en círculos al rededor de todo el techo. Es lo único que hace.

Le conté a mi familia, pero dicen que estoy demente y que sólo es algo que mi imaginación está creando para mantenerme entretenido. Al principio lo creí e incluso traté de convencerme de ello, no obstante, pasaban los días y las pisadas nunca disminuyeron.

¿Le molestaría mi presencia?

Las pisadas del ente iban incrementando, al igual que mi curiosidad por ello. Y me molestaba el hecho de que nadie parece prestarles atención, ni siquiera mi perro; Willy.

Es como si sólo yo pudiese escucharlas. Y sentirlas.

Ésta noche, después de un largo y cansado día, tomé de cena cereales con leche y me dirigí a la sala, donde encendí la televisión para despejarme un poco. Willy me siguió y se recostó junto a mis pies. Todavía no era hora de darle de comer. Un comercial sobre el último dispositivo de la marca iPhone comenzó a verse cuando volví a escuchar las pisadas pero, como las últimas veces, no les tomé importancia.

Unos momentos después, me llegó una notificación a mi celular. Era de mi mejor amigo; Javier.

Javier:
{Hola, ¿estás?

Hola, estoy, ¿qué pasa?}

{Mike, estos días he estado algo pensativo.
{Y quería preguntarte: ¿alguna vez has pensado qué es realmente "la vida"?

Me confundió un poco la pregunta, principalmente porque Trollino no era de las personas que van por la calle preguntándose ese tipo de cosas. Pero respondí después de darle otra cucharada a mi cereal, sin prestar atención a los demás comerciales.

Es lo que nos mantiene vivos, ¿no?}

{Si tonto jaja, pero me refiero a qué es lo que es.
¿

Realmente habrá algo después de la muerte?

No lo sé, nunca he estado allá.}

{Hace poco leí un artículo sobre el Multiverso.
{¿Crees que sea real, lo de mundos paralelos?

A decir verdad, nunca me he puesto a pensar en eso.}

{¿Por qué?

Supongo que prefiero creer en las cosas que veo.}

{Pero ¿nunca has tenido curiosidad por eso?

No lo sé.}

Mandé el mensaje y, casi de forma sincronizada, un golpe fuerte sonó desde el techo. Por instinto, volteé hacia arriba, sólo para darme cuenta de que había una zona ennegrecida a la altura del foco. Willy se sobresaltó y empezó a ladrar hacia la mancha que comenzaba a extenderse rápidamente.

Me levanté de golpe, asustado, y me acerqué alzando la cabeza. Una pequeña y fina gota negra de esa extraña sustancia se resbaló de la mancha y aterrizó en mi mano, causándome un terrible ardor.

Encerré a Willy, quien no dejaba de ladrar, en mi habitación. Sea lo que sea esa cosa, prefiero mantenerlo alejado de él. Una vez que me aseguré que estaba seguro, salí de la casa y destapé la escalera del garaje para subir al techo. Mis pies seguían descalzos, por lo que podía sentir la fría acera bajo mi caminar.

Recargué la escalera de madera en la pared, asegurándome de que no se fuera a caer, y después de lanzar un suspiro tembloroso, empecé a subir los escalones. A cada paso que me acercaba, sentía una vibra extraña y pesada que me iba debilitando. Pero no me detuve. A pesar de eso, me sentía algo ansioso.

¿Sería que al fin conocería al causante de esas pisadas?

Asomé mi cara sobre la cubierta, pero lo único que vi fue el cielo oscuro con algunas estrellas iluminando la atmósferas. Una decepción grande llegó a mí. Si no hay nada, ¿significa que me estoy volviendo loco, de verdad son alucinaciones de mi mente?

Terminé de subir los últimos escalones y busqué con la mirada alguna señal de la sustancia negra. Podía escuchar a Willy desde la planta de abajo ladrando. Fue un alivio inexplicable cuando la vi; justo en el sitio donde la había visto desde abajo, una mancha negra intenso.

Lucía como una mancha común y corriente de sopa quemada o algo por el estilo. Habría pensado que se trataba de eso, de no haber sido porque traspasó el concreto. Casi por instinto, volteé a ver la zona de mi brazo. Había una marca negra y dorada del tamaño de una araña, muy dolorosa. ¿Sería algún especie de ácido?

Di un último vistazo alrededor de la estancia, pero no había nada que pudiera considerarse "sospechoso" a parte de la mancha de ácido negro.

Detrás de mí escuché un estruendo, ¡la escalera había resbalado! Willy había aumentado la intensidad de sus ladridos. Cuando me acerqué a la orilla para ver qué podía hacer, yo también resbalé.

Y caí.

🌃

Desperté sobresaltado, con las puntas de los dedos de los pies congeladas.

Me quité el sudor de la frente y me froté los ojos. Mi corazón seguía latiendo desenfrenado. ¿Qué clase de pesadilla fue esa?. Sin embargo, mientras me iba despertando, me di cuenta de que no estaba en mi cama. Mucho menos en mi cuarto.

El cielo seguía estrellado, y eso me sorprendió. Willy había dejado de ladrar. Todo parecía indicar que me había quedado dormido en el techo. Busqué la mancha en el suelo, pero ésta había desaparecido.

Entonces me levanté, tambaleante y completamente confundido. Calculaba que habrían pasado apenas unos minutos desde que subí, ya quería irme y nunca más volver a subir, quizá incluso consideraría la idea de regresar con mis padres. Willy ya debería estar hambriento.

Ésta vez sin acercarme demasiado, tanteé al costado del techo para tomar la escalera, pero tal parecía que se había caído porque no estaba. Me asomé un poco, pero tampoco estaba en el suelo.

Quizá si escalaba por las rejillas de la ventana podría bajar sin problemas. Así que intenté acercarme de nuevo. Sin embargo, mi pie chocó con alguna especie de muro invisible al tratar de bajarlo.

Metí mi mano, pero fue el mismo resultado. Entonces traté de saltar. Fue lo mismo.

Estaba atrapado en mi techo.

Caminé, corrí y salté al rededor de toda la cubierta, pero no podía salir, no podía bajar. También gritaba, pero mi voz parecía haberse desecho.

¿Tendría que quedarme en mi techo para siempre?

Mi desesperación iba incrementando conforme pasaban los días. El sol me golpeaba en la cara y la luna parecía burlarse de mí cuando lo sustituía. No comía y no bebía agua, pero no me sentía afectado en lo absoluto.

Las personas entraban y salían de la avenida, pasaban enfrente de mi casa, pero no podían escucharme. Y tal parece que tampoco pueden verme.

¿Acaso dejé de existir?

Un día, más bien una noche, volví a sentir dolor físico. Eso me alegró en cierta parte, ya que el dolor es una muestra de que estamos vivos, ¿no?

Ni siquiera tuve tiempo de emocionarme porque el malestar se hizo mucho más fuerte. Examiné la procedencia del dolor, hasta que topé con el rastro de la salpicadura del ácido negro. A pesar de que la tenía desde hace unos días, quizá semanas, nunca se redujo. De hecho, ahora lucía incluso más negra que antes.

De pronto, la misma negra comenzó a sacar un líquido negro a través de mi piel. El dolor era insoportable, tanto que deseé volver a tener la duda de mi realidad.

No me había dado cuenta de que seguía caminando. Mis piernas ya se habían acostumbrado a hacerlo solas, pero de todos modos caí de un sentón. No pude levantarme, ese líquido era como mi sangre y, mientras más lo perdía, más me debilitaba. Poco a poco, empezó a escurrirse hasta caer en el suelo y formar una mancha. A lo lejos alcancé a escuchar el ladrar de Willy.

Un tiempo después, escuché un ruido desde abajo. Parecía provenir del garaje, pero la estructura de la casa no me permitió ver hacia allí. Al cabo de unos segundos, escuché algo arrastrándose por el suelo. Reconocí el ruido al instante; era mi escalera de mano.

Me arrastré en el suelo hasta esconderme un poco entre las sombras de los árboles, pues no sabía si ese ente que intentaba subir era bueno o malo. Además, ya estaba bastante débil como para arriesgarme.

Poco a poco, el ente se acercaba más, hasta que subió por completo.

A estas alturas, creo que ya sabes quien era el que subía.

No voy a negarlo, para mí fue muy sorpresivo. Sentía que me debilitaba aún más estando cerca de éste segundo Mike pero, aún así, hice lo posible para arrastrarme hacia las escaleras que Mike 2 había dejado recargadas.

Esa fue mi única salida, sólo así pude salir de ese campo que me mantenía encerrado. Willy no dejaba de ladrar.

Una vez abajo, de nuevo en el mundo, tiré las escaleras con toda mi fuerza, dejando a Mike 2 allá arriba.

Mi herida negra seguía e s c u r r i e n d o.

Ni siquiera guardé las escaleras, y entré directamente a la casa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top